Quinta de Ventozelo es una bodega perteneciente al grupo Gran Cruz, la mayor empresa exportadora de vino de Oporto. Está situada en el Val do Douro, una región vitícola carectizada por la viticultura en pendientes y por las elevadas temperaturas y sequía en los meses de verano.
Tiago Maia, responsable de Quinta de Ventozelo, explica que realizan siembras de cubiertas vegetales con semillas de Fertriprado entre las líneas de vides desde el año 2005, con buenos resultados. «Hay numerosas ventajas de estas cubiertas vegetales, entre las que destacaría la reducción importante de la erosión, y por tanto de la pérdida de suelo y nutrientes, especialmente en las viñas en pendiente, y también el aumento de la biodiversidad, con mucha más fauna auxiliar, tanto de insector polinizadores como incluso de especies de pájaros como la perdiz», destaca.
El responsable de Quinta de Ventozelo reconoce que «es cierto que las cubiertas vegetales tienen un coste de mantenimiento, pero las ventajas son mucho mayores que los inconvenientes». El manejo es sencillo: «Hay que realizar una serie de cortes, en función de las precipitaciones, para manejar bien la cubierta». «La siembra -añade- también fue sencilla: en el caso de Quinta de Ventozelo pasamos la escarificadora, a continuación realizamos la siembra manualmente y luego realizamos un pase de rodillo triturador de vides, con unas pesas encima para enterrar bien la semilla. En cuanto al abono, solamente utilizamos superfosfato de calcio como fertilizante de cobertera».
En cuanto al temor a que las cubiertas vegetales compitan por el agua con la viña, Tiago Maia asegura que «es infundado, pues lo que favorecen son una mayor infiltración y capacidad de retención de agua en los suelos». «Nunca noté ningún déficit hídrico anormal en la viña debido a estas cubiertas vegetales», destaca.
Esto es así gracias a que Fertiprado dispone de mezclas biodiversas con variedades de ciclos muy cortos que permiten implantar cubiertas vegetales que no hacen competencia hídrica con el viñedo e incluso mejoran su resistencia a la sequía en una zona como el Valle del Duero.