Las grandes bodegas de España se lanzan a invertir en Galicia: Luces y sombras

El prestigio y la gran demanda conseguida por los vinos gallegos, especialmente los blancos, están favoreciendo el desembarco de grandes bodegas foráneas en Galicia, que están comprando tanto bodegas como viñedos y realizando nuevas plantaciones. Analizamos con 4 expertos las luces y las sombras de este proceso

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Las grandes bodegas de España se lanzan a invertir en Galicia: Luces y sombras

Bodega que el grupo Vega Sicilia tiene previsto contruír en el ayuntamiento pontevedrés de Crecente

El vino gallego, especialmente el blanco, tiene un creciente prestigio y demanda en el mercado, lo que se traduce también en unos precios históricamente altos tanto para los viticultores que venden la uva como para la venta del vino elaborado por las bodegas. Es la cosecha de décadas de esfuerzos de todo el sector vitivinícola gallego y de una apuesta clara, impulsada en su momento desde la Xunta de Galicia, por la diferenciación y por la calidad (recuperación de variedades autóctonas de Galicia, modernización de las bodegas y de los viñedos y una fuerte campaña de promoción). Pero no siempre fue así: Atrás quedan los años 70 y 80 del siglo pasado donde primaba la cantidad y tanto la uva como el vino de Galicia estaban entre los más baratos de España.

Este éxito del vino gallego está atrayendo en los últimos años a grandes bodegas de fuera de Galicia que se están lanzando a la compra de viñedos y de bodegas y realizando nuevas plantaciones. Las últimas compras que trascendieron fue la venta de la bodega Crego e Monaguillo, un buque insignia de la Denominación de Origen Monterrei, al fondo Sherpa Capital, y la adquisición de bodegas La Val, una de las impulsoras de la Denominación de Origen Rías Baixas, por la riojana Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE).

Pero el reciente desembarco de capital de fuera de Galicia en el sector del vino gallego es extenso: Compra de la bodega Valdamor, en Meaño, por el Grupo Torres; nueva bodega y y viñedos de Vega Sicilia en Rías Baixas; nueva bodega y viñedos de la familia Palacios en Valdeorras; compra de la bodega Virxen de Galir, también de la misma DO, por parte de CVNE, o la adquisición de Bodega San Clodio, en el Ribeiro, por el grupo Matarromera, que también creó una nueva bodega en Rías Baixas, Viña Caeira. Y sin duda las operaciones de entrada de grandes bodegas del resto de España en el sector vitivinícola gallego seguirán en los próximos años.

Analizamos las luces y las sombras de este proceso con Alfonso Losada Quiroga, experto en viticultura y enología; Roberto Ribas, viticultor y bodeguero de la DO Rías Baixas y presidente de la Asociación Galega de Viticultura; Luis Paadín, sumiller y alma mater de la “Guía de Vinos, Destilados y Bodegas de Galicia”, y Carlos Basalo, responsable del sector del vino en Unións Agrarias.

Alfonso Losada: “Sobra vino tinto en el mercado y las grandes bodegas vienen a Galicia para diversificar, pues nuestros blancos tienen gran demanda”

Alfonso Losada explica este proceso por el contexto general en el que “hay un exceso de producción de vino tinto a nivel mundial”. “?En la Rioja están hablando de reducir la producción y en Burdeos van a arrancar casi 10.000 hectáreas de viñedo para combatir la crisis de ventas. Y estamos hablando de que mas del 90% de la producción de vino en España es de tintos, mientras que los blancos se concentran sobre todo en Galicia, y en menor medida en Canarias, Rueda y en la Rioja”, explica.

“Vinos blancos de calidad hay pocos a nivel mundial y está aumentando su consumo. Eso lleva a las grandes bodegas a diversificar y a poner su foco en Galicia, donde por clima, suelo y variedades autóctonas producimos unos vinos blancos de calidad, que representan casi el 90% de la producción gallega de vino”, añade Alfonso Losada.

Roberto Ribas: “Va a provocar la desaparición de pequeñas bodegas gallegas y será un golpe para la producción de vino tinto en Galicia”

El presidente de la Asociación Gallega de Viticultura considera que “todo lo que está pasando evidencia que lo hicimos bien hasta lahora, pero a partir de aquí tengo dudas”.

“¿Nuestros vinos van a poder soportar el incremento de la oferta con las plantaciones masivas que se están haciendo?, ¿Como va a repercutir tanto en el precio de la uva como en el de venta del vino?, ¿Van a traer estos nuevos operadores los vicios adquiridos en sus zonas de origen?, ¿Que pasará con los pequeños productores de uva cuando las nuevas plantaciones de estas bodegas entren en plena producción?”, se pregunta Roberto Ribas.

En el corto plazo reconoce que “para los viticultores es bueno porque los precios de venta de la uva están siendo muy elevados, de hasta mas de 3 euros por kilo en Rías Baixas en la última campaña”. A medio plazo lo que sí tiene claro es que “va a desaparecer una buena parte de las pequeñas bodegas gallegas que compraban uva porque no aguantarán estos precios”.

Además, el presidente de la Asociación Gallega de Viticultura considera que el desembarco de estos grandes grupos foráneos “va a ser otro golpe a nuestra producción de tintos porque a ellos no les va a interesar, que ya los tienen en sus lugares de origen”.

La Asociación Gallega de Viticultura tiene previsto mantener una reunión a finales de abril con sus socios para debatir la situación actual en la que se encuentra el sector.

Luis Paadín: “La Xunta debe mantener su labor de supervisión y control para que no haya tropelías”

Luis Paadín considera que este proceso de entrada de grandes bodegas foráneas “a la larga va a beneficiar a todo el sector”. “Entiendo que en algunas partes del sector genera inquietud, pero haciendo un análisis de lo que aconteció en otras zonas no estaría preocupado, aunque pueda perjudicar a alguien en un momento determinado”, añade.

“Estas grandes bodegas tienen capacidad de llegar a grandes mercados, como los asiáticos, abriendo el camino también para las pequeñas y medianas bodegas, situando a Galicia como un país productor de vinos de calidad. Son grandes bodegas que saben lo que hacen, no especuladores ajenos al sector, y el precio medio de los vinos gallegos no va a bajar”, pronostica Luis Paadín.

Por otra parte, considera que una de las carencias del sector del vino gallego es que no se produce suficiente uva para atender la demanda. “Estas bodegas están plantando viñedo en zonas buenas para producir vinos de calidad, algo que los gallegos no hicimos y no podemos reprocharles nada. Es algo del que nos vamos a beneficiar todos”, subraya.

No obstante, Luis Paadín incide en que “es fundamental que este proceso tenga un control de la administración y que no haya tropelías”. “Si se deja que las bodegas dispongan lo que quieran plantarán variedades foráneas, aumentarán los rendimientos máximos admitidos…etc. Debe haber un control y tutela de la Xunta”, advierte.

Carlos Basalo: “Es un cambio de modelo de la viticultura familiar, debería haber más control”

Carlos Basalo, representante del sector del vino en el sindicato Unións Agrarias reconoce que “a corto plazo, la entrada de capital de fuera en el sector, es positivo para los viticultores pues hay mayor competencia por la uva y los precios suben”. Asimismo, destaca que “se va a vender más vino amparado por las Denominaciones de Origen gallegas pues estas grandes bodegas están presentes en más mercados”.

Sin embargo, advierte de que “estos inversores tienen menos apego a la tierra, al territorio, por lo que igual que vienen ahora marcharán cuando les interese”. Igualmente, llama la atención sobre el riesgo de “crear monopolios que acaben haciéndose con el mercado, obligando a cerrar las pequeñas y medianas bodegas, y luego acaben bajando el precio de la uva”.

En este sentido, el representante de Unións Agrarias reclama que “debería haber más control por parte de la Xunta, porque lo que está habiendo es un cambio de modelo, de una viticultura y de unas bodegas familiares apegadas al territorio, a grandes bodegas foráneas que vienen aquí a acaparar viñedos y hacer grandes plantaciones, metiendo trabajadores en condiciones laborales no siempre dignas”.

“A corto plazo es positivo, pero a largo plazo este proceso lo vemos problemático, por lo que la Xunta debería tener mayor control sobre las inversiones que se hacen aquí”, concluye Carlos Basalo.

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