La gran dependencia del sector ganadero de las importaciones de soja como fuente de proteína vegetal para la elaboración de piensos compuestos motiva a buscar alternativas con las que suplir esa carencia, más aún en un contexto como el actual, en el que las materias primas están registrando una gran demanda y subida de precios. La soja ha experimentado en los últimos meses un importante incremento del valor, pasando de los 320 euros por tonelada en verano de 2020 a cotizarse a 500 euros a comienzos de este mes de febrero. Este incremento está dejando completamente expuesto al sector ganadero, con aumentos significativos de los precios de los piensos. Hace falta recordar además, que Europa tiene una dependencia del 70% de proteína vegetal.
El grupo operativo Proteinleg apunta a otras leguminosas, algunas de ellas variedades autóctonas y ya adaptadas al clima gallego, como una opción para cubrir esa necesidad, tal y como explicaron este martes durante la presentación del proyecto y los primeros resultados que están obteniendo, en una sesión online en la que participaron algunos de los miembros de esta iniciativa liderada por la Fundación Empresa-Universidad Gallega (Feuga).
El objetivo de Proteinleg es procurar nuevos alimentos ricos en proteínas vegetales a partir del cultivo sostenible de variedades tradicionales de leguminosas
Los principias objetivos de este grupo operativo, que incluye a 14 entidades, es procurar nuevos alimentos ricos en proteínas vegetales a partir del cultivo sostenible de variedades tradicionales de leguminosas. Además, buscan desarrollar cultivos innovadores, rentables y eficientes en el empleo de recursos. También están trabajando para mejorar la calidad y la cantidad de proteína procedente de leguminosas.
Ventajas del cultivo de las legumbres
Los trabajos del grupo operativo se centraron en 5 tipos de leguminosas: judías, alubias, garbanzos, guisantes y altramuz. A nivel medioambiental estos cultivos, que pueden ser fuente de proteína vegetal, tienen importantes ventajas para los productores. Así, las leguminosas tienen unas bajas necesidades de fertilizantes, gracias a su capacidad de fijación de nitrógeno en la tierra, lo que resulta también de interés con los elevados precios que están alcanzando los fertilizantes nitrogenados, por la escasez de gas.
Desde el punto de vista agroambiental, las leguminosas son también una vía para incrementar la producción en cultivos rotativos. Además, disminuyen la degradación de la tierra.
Procurar variedades adaptadas
Una de las primeras fase del proyecto Proteinleg se centra en seleccionar las variedades de leguminosas mejor adaptadas a diferentes condiciones y zonas climáticas de España, así como en mejorar la productividad de las leguminosas mediante enfoques sostenibles. Este trabajo de selección de las variedades se está desarrollando por parte del Grupo de Genética para el Desarrollo de las Plantas (Devoleg) de la Misión Biológica de Galicia (MBG), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Así, echaron mano de los recursos genéticos con los que cuenta el centro, reconocido a nivel europeo por su importante colección de semillas, para hacer una selección de variedades tradicionales de leguminosas.
Para las primeras plantaciones experimentales seleccionaron 122 variedades, en especial de judía y guisante
En la primera criba seleccionaron un total de 122 variedades para sembrar. En concreto fueron 70 variedades de judías, ya que es también la leguminosa de la que cuentan con mayor diversidad, al contabilizar un total de 2.279 variedades locales cultivadas y 122 tipos silvestres procedentes de diferentes orígenes geográficos. A ellas se añaden 9 variedades de alubia, 20 variedades de guisante tanto de grano como de vaina, 6 de garbanzo y otros 17 tipos de altramuz, entre las que se incluyen 3 especies que crecen de manera espontánea en Galicia.
Las variedades seleccionadas fueron plantadas en Almería, en dos turnos (abril y septiembre de 2021), así como en Ourense y Pontevedra, donde se sembró solo en el mes de junio de ese mismo año. Para este cultivo contaron con la colaboración de otros de los socios del proyecto como el Centro Tecnológico de la Carne (CTC), situado en Ourense; y con la firma Ramiro Arnedo, especializada en la investigación de cultivos y con un amplio catálogo de variedades, buena parte de ellas propias, entre las que se encuentra la judía.
Tras su caracterización agronómica y de evaluar los rendimientos y la calidad, así como la adaptación y respuesta a diferentes tipos de estrés, como la tolerancia a la sequía o la resistencia a enfermedades, la selección se redujo a 23 leguminosas (3 variedades de garbanzo, 4 de altramuz, 6 de judía, 6 de guisante y otras 4 de alubia). Con estas variedades hicieron nuevas plantaciones a finales del año pasado, cuyos resultados evaluarán en los próximos meses.
Las legumbres más viables para la alimentación animal
Entre las leguminosas que más posibilidades presentan para poder convertirse en alternativas a la soja en la alimentación del ganado se encuentran los guisantes, las alubias y los altramuces, no solo por su aporte proteico sino por ser alternativas con un precio competitivo como para emplearse en la fabricación de piensos compuestos sin que esto dispare los precios finales. Así es que, mientras los garbanzos y las judías alcanzan un precio medio de más de un euro, los guisantes se sitúan alrededor de los 30 céntimos.
El Centro Tecnológico de la Carne, que ya llevó a cabo pruebas en microparcelas, está encargándose de evaluar las leguminosas que presentan mayores posibilidades para sustituir, bien sea por completo o solo de forma parcial, a la soja en la alimentación del ganado. En este primer año de estudio, ya pudieron también seleccionar 4 variedades de guisante adaptadas al clima gallego y con las que lograron calidad del grano y alta productividad, con entre 2.500 y 2.124 kilos por hectárea.
Seleccionaron 4 variedades de guisante adaptadas al clima gallego y con producciones superiores a los 2.000 kilos por hectárea, que van a probar en cultivos en extensivo
También destacan los resultados obtenidos por variedades de alubia procedente de Andalucía y Extremadura, dos variedades con las que lograron productividades de más de 1.800 kilos por hectárea, lo que motivó que fueran seleccionadas para nuevas plantaciones en extensivos. “Al estar centrados en procurar alternativas para la alimentación del ganado precisamos cultivos en extensivo y que puedan ser mecanizados para ser una opción real”, detalla Lucio García, responsable del área de Producciones Agroalimentarias en el CTC.
En estos próximos ensayos en extensivo también incluirán una variedades de judía caupí, originaria de Galicia, en concreto de Pontevedra, con la que lograron una producción de 1.533 kilos por hectárea. Además, incluirán 3 variedades de guisante silvestre, con las que en las primeras fases tuvieron problemas de germinación, sin que llegara a producirse floración, pero que pudieron deberse a una siembra tardía, por lo que al tratarse todas ellas de variedades gallegas, decidieron continuar investigando.
Con las variedades que presenten mejores resultados tienen previsto elaborar piensos específicos para alimentación de cerdos y pollos, criados en extensivo. De la fabricación de los piensos se encargará la firma Almacenes Gamallo, situada en Ourense y con una trayectoria de más de 20 años. “La formulación del pienso se hará teniendo en cuenta también la disponibilidad de alimentos que tengan estos animales criados en extensivo”, comentan desde el CTC. Las primeras pruebas se harán con pollos de Mos y con cerdos de raza Duroc por Cerdo Celta.
En estos primeros meses, en Almacenes Gamallo ya han estado haciendo pruebas con la elaboración de harina y granulados que incluían las leguminosas y por el momento está resultando más satisfactoria la mezcla presentada en granulado. Aunque las pruebas continuarán en los próximos meses.
Otras líneas del proyecto
Al margen de analizar las posibilidades que ofrecen las leguminosas para la fabricación de piensos y como alternativa a la soja, el grupo operativo Proteinleg también está evaluando las oportunidades que ofrecen estos cinco tipos de leguminosas en la alimentación humana, como fuentes de proteína vegetal, toda vez que la sociedad está reclamando alternativas a las proteínas de origen animal que sean sostenibles y saludables.
En esta línea, la firma Mimic SeaFood, especializada en procurar alternativas veganas, apuntó las posibilidades que pueden ofrecer las legumbres para elaborar alimentos que proporcionen proteína vegetal de calidad.
El grupo operativo Proteinleg, que comenzó en el 2021, cuenta con un presupuesto de 556.947,36 euros y con una subvención de 552.147,36 euros, el 80% procedente de fondos Feader y los 20% con fondos nacionales.