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«Todo mi apoyo a las mujeres detrás de la tractorada, las que quedaron ordeñando las vacas. Porque de eso no hay huelgas» escribía estos días en el twitter @shakesphobic. Estos días de abundancia de información sobre la tractorada de Lugo y la crisis del sector lácteo, su twit fue uno de los pocos recuerdos en internet para las mujeres, las manifestantes silenciosas que estos días están haciendo posible con su trabajo que sus maridos participen en las movilizaciones del sector lácteo.
Ángeles Neira es una de ellas. Vive en la parroquia lucense de Poutomillos donde, junto con su marido, Antonio Vázquez, llevan una explotación de leche con 120 vacas, de las que 60 están en ordeño. Para ellos, como para tantos otros ganaderos, los tiempos son difíciles con un precio de la leche a 26 céntimos que fija Leche Río.
Antonio reconoce con admiración el sobreesfuerzo que está haciendo su mujer estos días para que él pueda participar en las movilizaciones. «Es de justicia hacerles un homenaje a las manifestantes silenciosas, como mi mujer, que durante estos días están haciéndose cargo del doble de trabajo. Mi mujer estos días tuvo que hacer las tareas de la casa; cuidar de su madre, que tiene Párkinson; de la abuela, de 93 años, que tiene demencia senil, y hacer mucho más trabajo en la explotación porque yo estaba en Lugo en la manifestación y en las asambleas», asegura.
Ángeles asegura que «lo peor fue los primeros días porque nos cogió de improviso y no sabíamos como iba a terminar, pero ahora ya nos vamos organizando mejor». Reconoce que «estos días estamos todos mucho más cansados de lo normal» pero afirma que «merece la pena porque los ganaderos estamos haciendo frente común por una buena causa».
