“Las ovejas son auténticas bomberas forestales”

Hablamos con Roi López Carmona, un joven de 33 años que decidió incorporarse al campo para seguir con la ganadería familiar de ovino en la aldea de Trigás, en el ayuntamiento lucense de Pantón

“Las ovejas son auténticas bomberas forestales”

Roi López Carmona junto a su rebaño

Roi López Carmona es un joven de 33 años que hace dos se incorporó para seguir con la ganadería familiar de ovino en la aldea de Trigás, en el ayuntamiento lucense de Pantón.

Después de estudiar Relaciones Laborales y de trabajar en otras actividades decidió tomar el relevo a sus padres, Carmen Carmona y Xosé Manuel López, socios fundadores en el año 1994, junto a otros 12 ganaderos, de la Asociación de Criadores de Ovino y Caprino de Galicia ( OVICA).

Una vez que se jubiló su madre, los motivos que llevaron a Roi a incorporarse fueron, como él reconoce, “porque desde pequeño fue en lo que fui criado, pero sobre todo porque me permite tener una libertad de horarios, para conciliar con la vida familiar, soy mi propio jefe y soy autor de algo para mí maravilloso, como asistir a todo el proceso de crianza desde que nace el cordero hasta que se vende”. “Es cierto -asegura- que también es un trabajo atado, y que los precios no son los que debieran ser, pero globalmente estoy satisfecho del paso dado y de poder continuar con lo que empezaron mis padres”.

En la actualidad cuenta con un rebaño de unas 220 ovejas madres, de raza mestiza, como la mayoría de las existentes en Galicia. “Es una oveja no excesivamente grande, rústica para poder andar, que cría y amamanta bien, y que se adapte a nuestro medio, porque aquí no le vamos a dar pienso, a no ser un poco después del parto para que dé más leche a las crías”, explica.

Con la ayuda de incorporación que recibió decidieron vallar las fincas para poder hacer una rotación de pastoreo por las distintas parcelas y aprovechar mejor el pasto, la base principal de la alimentación. En total manejan algo más de 40 hectáreas a efectos de PAC.

Con la ayuda de incorporación cerraron las fincas para poder hacer rotación de pastos

Otro cambio que introdujeron fue a hacer ensilado de hierba en una finca de unas 4,5 hectáreas en la que sembraron una mezcla de raigrás italiano e inglés. “En esta zona del sur de Lugo hay una importante sequía estival, por lo que tienes que tener forrajes almacenados. Y además de la hierba seca decidimos hacer silo de hierba para mejorar la alimentación del rebaño. Fue un silo con baja proteína, digamos que una bala de hierba seca gourmet, para evitar problemas de timpanismo o de basquilla”, explica Roi.

La otra compra que hicieron fue un remolque esparcidor de abono, ya que con el que contaban en la Cooperativa Lemos, de la que son socios, era demasiado grande para su tractor, ocasionando problemas de seguridad.

Corderos de entre 8 y 12 kilos alimentados en base a pastoreo y leche de las ovejas

El sistema de manejo de las ovejas está simplificado: durante el día están en el pasto y por la noche se recogen para dar de mamar a los corderos. Para Roi una de las claves para una buena gestión de una ganadería de ovino “es llevar un registro de cada uno de los animales, para saber si tuvo alguna enfermedad, las veces que parió, si hay que venderlo o no”. “De lo contrario, puedes encontrarte con un rebaño de 200 ovejas, pero donde realmente son productivas sólo 150”, advierte. Y por supuesto, preocuparse de atender los partos, para minimizar las bajas.

En su caso el registro es tradicional, en libreta, donde anotan todo el historial de cada oveja. Los partos suelen concentrarlos separando los carneros, para que coincidan con las épocas de mayor demanda: Navidad, las fiestas del verano y también para la vendimia, donde es tradicional en la Ribeira Sacra encargar un cordero para la comida en común. “En Galicia el consumo de carne de cordero aún está muy vinculado a las fiestas. Es una materia pendiente la de desestacionalizarlo para que se consuma durante todo el año, incorporándolo a las cartas y a los menús de los restaurantes”, asegura.

 Los corderos son finos, con un máximo de 12 kilos y peso y con poca grasa

Una vez que paren, las ovejas permanecen con el cordero – suelen criar sólo un cordero al año, para aumentar así su longevidad- hasta los 5 días en una paridera individual. Luego los corderos pasan a un lote donde reciben como alimento la leche materna y hierba seca, y cuando ya son más grandes salen al pasto con el resto del rebaño.

La carne que produce Roi es muy apreciada en la comarca tanto por el sistema tradicional de crianza, común en el resto de ganaderías gallegas, y que ahora está amparado por el sello Pastores de Galicia, como por la conformación de la canal. “Aquí el cliente lo que nos pide es un cordero fino, de entre 8 y 12 kilos de peso canal, incluida la cabeza y los pulmones, y con poca grasa”, destaca.

Lo contraponen a los “corderos de los cebaderos de Castilla y de otras partes, donde están siempre estabulados, y sólo se alimentan en base a lactoremplazantes en las primeras semanas y posteriormente solo con pienso, lo que hace que estén recubiertos con una capa de grasa y la carne sea más blanca”.

“Permitir la venta directa en la propia explotación ayudaría mucho a los ganaderos”

Roi viene comercializando algo más de 150 corderos al año, fundamentalmente en el entorno comarcal. En este sentido, denuncia que “uno de los grandes obstáculos que tenemos los ganaderos de ovino y de caprino es que la Administración no permite que hagamos venta directa al consumidor final, cuando la legislación de la UE lo permite, de forma que en países como Francia llevan años haciéndolo”.

Y es que en la situación actual sus alternativas que la legislación española les ofrece a estas pequeñas ganaderías familiares son o bien enviarlos a un matadero, en este caso el de Taboada, o habilitar una sala de despiece en la propia explotación.

“Pero si lo envías al matadero tiene un coste muy alto que no puedes repercutirle al cliente, por no hablar de los problemas de estrés que genera en los corderos, y en el segundo caso te exigen lo mismo que para un gran matadero industrial, teniendo que estar presente también un veterinario en cada sacrificio. La Xunta y el Ministerio deberían facilitar vías intermedias, como mataderos portátiles, o salas de despiece más adaptadas, con controles aleatorios de los veterinarios, siempre y cuando el rebaño esté saneado y cumpla todos los requisitos sanitarios”, explica.

Su conclusión es que “desde Madrid no se quiere entender como funciona el campo gallego, donde no hay grandes latifundios y las explotaciones son de carácter familiar y de tamaño más pequeño”.

Por último, reclama de la Xunta de Galicia un mejor trato cara el sector del ovino y del caprino, tanto en las ayudas de incorporación como en los planes de mejora, así como formación específica para este colectivo mediante una escuela de pastores.

“La administración debe prestarnos más atención, porque los ganaderos de ovino y caprino no sólo creamos riqueza y fijamos población en el rural, con gente joven e incluso de origen urbano que se está incorporando al sector, pero también porque las ovejas y las cabras son las auténticas bomberas del monte gallego para prevenir incendios forestales”, concluye.

Roi cos seus pais

Roi con sus padres: Carmen Carmona y Xosé Manuel Lopez, socios fundadores de OVIC

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