La Asociación de Criadores de Ganado de Ovino y Caprino de Galicia (Ovica) alerta sobre los problemas que está causando la presencia de perros sueltos a los rebaños de ovejas y cabras. En los últimos tiempos detectaron un incremento de los incidentes, que en los casos más graves acaban por suponer la pérdida de las crías más jóvenes. Los ataques también generan otros problemas como lesiones o episodios de estrés para el ganado e incluso la muerte de ejemplares adultos por complicaciones derivadas de los ataques o al ser atacados en momentos como el parto.
«Es un problema que está afectando a buena parte de nuestros socios de muy distintas zonas de Galicia, tanto en áreas próximas a núcleos rurales como en lugares más lejanos, pero a los que la gente acude a pasear con sus perros y estos van sueltos», apuntan desde la asociación. Así, estos ataques se están produciendo en parcelas cerradas donde el ganado permanece pastando y en las que los perros irrumpen o asustan a los animales.
La presencia de perros suelto también está suponiendo, en ocasiones, enfrentamientos con los perros de muchas ganaderías de ovino y caprino. «Muchas veces la gente desconoce lo importantes que pueden llegar a ser los perros de la ganadería para la gestión del ganado y para prevenir ataques de la fauna salvaje», apuntan desde la asociación de criadores.
En este sentido, para lograr un mayor entendimiento, en otras comunidades autónomas, tanto la Administración como diferentes colectivos incluso han impulsado campañas con carteles informativos que avisan de la presencia de estos perros y de su papel en el cuidado de las ganaderías de ovino y caprino. Desde Ovica señalan que este tipo de estrategias puede ayudar a favorecer la convivencia entre las ganaderías de ovino y caprino y los propietarios de los perros.
Documentar el ataque
Junto con los ataques, los ganaderos también tienen que hacer frente a la complejidad que supone en muchos casos documentar y acreditar las incursiones en la parcela. Mismo en aquellos casos en los que los perros causan bajas entre las crías, resulta difícil al tratarse de animales de tan pequeño tamaño, en muchas ocasiones es muy difícil o incluso imposible, conseguir localizar restos del animal en la parcela.
Esta situación se suma a las dificultades que los ganaderos están teniendo para documentar los ataques de la fauna salvaje, como el lobo o el zorro, en los que es imprescindible una localización de los restos para lograr optar a una compensación por parte de la Administración. «Los ganaderos están teniendo que afrontar procedimientos muy estrictos para documentar los ataques y luego perciben ayudas que no son suficientes para afrontar las pérdidas», detallan desde Ovica, a la par que solicitan procedimientos que se ajusten más a la realidad de este tipo de ganaderías.