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Marcos Conde, de 43 años, y Miguel Nogueira, su suegro, ejemplifican el boom que está teniendo la apicultura en la montaña de Ourense en los últimos años, favorecido por las buenas condións de flora de la zona y por los elevados precios que está alcanzando en el mercado la miel gallega de calidad.
En su caso comenzaron hace 5 años comprando 5 colmenas y hoy cuentan con 250 en producción repartidas por 9 apiarios, situados fundamentalmente en el ayuntamiento de Manzaneda, pero también en otros limítrofes como San Xoán de Río y Pobra de Trives.
“Trabajo a tiempo completo en la Cooperativa Amarelante, dedicada a la recogida y transformación de la castaña, pero viendo que otros amigos empezaban a poner colmenas me empecé también a interesar por las abejas, a formarme en la Asociación Gallega de Apicultura (AGA), y también con otros apicultores y por internet. Vimos que la inversión inicial no era muy grande nos animamos a empezar”, explica Marcos.
Desde entonces cada año fueron doblando tanto el número de colmenas como la producción, favorecidos por un contexto de mercado muy positivo para la miel gallega, con más demanda que oferta.
Miguel Nogueira, originario de Navea, una aldea de Trives en la que había más tradición apícola, fue el encargado de adquirir las primeras 5 colmenas a un apicultor de Quiroga y en los siguientes años fueron aumentando, tanto mediante la cría de enjambres propios como mediante la compra a un apicultor profesional de Zamora. “Este año compré 26 enjambres en Zamora, con su guía sanitaria y con su factura. Es un apicultor profesional que se dedica sólo a producir enjambres y vende más de 1000 al año, a unos 70 euros más IVA. Nos da unas garantías y los resultados están siendo buenos”, explica Marcos.
Las excelentes cualidades de la zona para la producción apícola permitieron que el año pasado sus 250 colmenas produjeran unos 3.500 kilos de miel. Así, afirma que “en esta zona a una colmena buena con 80.000 abejas en buena producción puedes sacarle 60 kilos de miel. Pero el promedio baja pues hay colmenas viejas que producen mucho menos”.
La clave para estas buenas producciones están en la buena orientación de Manzaneda, un ayuntamiento expuesto al naciente y protegido de los vientos del norte, y sobre todo en la riqueza floral de la zona: “Tenemos un paraíso para la apicultura -reconoce-: las abejas comienzan pecoreando en abril y mayo en el brezo rosa, luego en el blanco, siguen en junio con la flor de la zarza, y en julio con las candelas del castaño, con distintas variedades que permiten tener una floración escalonada, y ya en agosto tenemos el mielato del rebollo. Y a esto tenemos que añadir la multitud de plantas medicinales que hay en nuestros montes”.
Las buenas produccións también se ven favorecidas por la ausencia de la vespa velutina por estas montañas y por el casi nulo uso de pesticidas y herbicidas. “El año pasado detectamos algún nido en el río Navea de vespa velutina, que seguramente llegó siguiendo el curso del río desde el valle de Quiroga, pero de momento no avanzó más”, afirma Marcos.
Miel multifloral natural y sin pasteurizar
La miel Nogueira-Conde busca conservar estas propiedades naturales, poniendo en el mercado una miel multifloral y sin pasteurizar, siendo el único proceso al que se somete la extracción mecánica, el decantado en un bidón durante unos 15 días y el envasado.
La comercialización la realizan por dos vías: la venta a granel, en este caso a la empresa Apícola González Carballal, de Ourense, unos 2.500 kilos, con unos precios que el año pasado llegaron a los 5 euros más IVA el kilo, y la venta directa de la miel envasada, con un límite de 1.000 kilos que establece a normativa de venta de producción primaria de la Xunta de Galicia, al no tartarse de apicultores profesionales.
En cuanto a la miel envasada, Marcos explica que “la vendemos tanto en ferias, en la propia Manzaneda a vecinos y visitantes que vienen de vacaciones en verano y también hacemos envíos fuera de Galicia, alguno hasta Barcelona”. El precio es de sobre 7 euros el kilo, una cantidad que considera “que de ahí no debería bajar porque es un producto de grandísima calidad”.
La miel también va para amigos y familiares y como pago por el alquiler de las fincas en las que tienen los apiarios. “Es una forma tradicional de pago y creo que está muy bien”, remarca este joven apicultor.
En cuanto a los cuidados, rara es la semana del año en la que Miguel y Marcos no revisan las colmenas: “En primavera tienes que ir más veces para ver como están y colocar alzas. Y después de castrar, en septiembre, le ponemos un almíbar como alimento complementario para de esta forma estimular la reina a que ponga y así haya abeja nueva para pasar el invierno. También en esa época colocamos las tiras contra la varroa, que no quitamos hasta enero o febrero, época en la que volvemos a abrir las colmenas para echar un vistazo y ponerle una comida sólida, más proteica y con vitaminas, para fortalecerlas y empezar a trabajar bien en primavera”.
De cara al futuro, tanto Marcos como Miguel no prevén incrementar la cabaña apícola pero sí mejorar en el rendimiento por colmena. “Queremos mantenernos en esas 250 colmenas porque para nosotros la apicultura es una actividad complementaria pero queremos tener las abejas que podamos atender bien. La clave es que las colmenas que tengas estén bien atendidas y sean productivas”, concluye.
Por último, anima a la gente joven a emprender en la apicultura, “pero siempre formándose previamente y empezando con pocas colmenas, sin olvidar que les hay que dedicar tiempo”. “Y por supuesto, comprar las colmenas a profesionales de confianza que ofrezcan garantías tanto sanitarias como de la reina”, subraya.
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