Naves ganaderas en madera: 15 años de la experiencia pionera de Mabegondo

En 2010 se levantaron en el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo tres naves para ganado que contaban con parte de su estructura hecha con madera de pino gallego. Transcurrido ese tiempo, la construcción se mantiene en perfecto estado y abre la puerta a pensar en más instalaciones de este tipo en las explotaciones ganaderas de Galicia. Hablamos con técnicos del CIAM y de CIS-Madera, que colaboró en el proyecto.

ESTRUTURA MADEIRA CIAM 3

José A. Veiga, técnico de apoyo y divulgación de la investigación agraria del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM), fue una de las personas que participaron en el inicio y el seguimiento de lo que se hizo hace tres lustros con madera gallega en instalaciones ganaderas. Hablamos con él para conocer el estado y evolución de esta iniciativa edificada en Mabegondo.

“Son dos naves de estructura independiente pero adosadas, y una tercera que se construyó más tarde. Se utilizan para albergar ganado vacuno. En las dos primeras, animales de recría, de distintas razas tanto lecheras como cárnicas; y en la tercera, vacas en producción lechera”, explica.

Entonces, los pilares de las naves se hicieron de hormigón, y las partes superiores y parte de los laterales, de madera. “Se emplearon piezas ensambladas y encoladas de 31,80 centímetros de ancho y hasta 30 metros de largo, todas de madera de pino del país (‘Pinus pinaster’). De esta forma se construyeron las cerchas, los elementos estructurales que sostienen la cubierta. En los laterales también hay una parte baja de hormigón y, por encima, un entramado de madera”, dice Veiga.

La capacidad de resistencia de la madera y el estado de las piezas son los mismos que el día en que se instaló la estructura. (José Veiga, técnico del CIAM)

Pese al éxito constructivo alcanzado, los comienzos del proyecto no fueron fáciles. “Estábamos en plena crisis económica y muchos aserraderos no tenían disponible lo que necesitábamos. Además, la normativa no permitía certificar la resistencia del ‘Pinus pinaster’ para las longitudes con las que pretendíamos trabajar. Aun así, la intención siempre fue usar madera gallega porque, si se traía de fuera, el proyecto perdía el sentido.”

Finalmente, se logró utilizar madera de la zona del Barbanza y se construyeron las vigas y cerchas mediante la técnica del Finger Joint, que consiste en encajar unas piezas con otras.

Las naves acogen animales para recría y vacas en producción de leche

Las naves acogen animales para recría y vacas en producción de leche

“Lo que hicimos entonces hoy sería mucho más sencillo. Porque ahora ya hay empresas gallegas que trabajan con madera laminada de Galicia apta para estos usos. Entonces solo se hacía algo parecido con maderas nórdicas”, explica el técnico del CIAM, quien también señala que ha mejorado mucho la técnica de uso y la calidad de los encolados.

Superados todos esos obstáculos, hoy el proyecto se ha mostrado como todo un éxito. “El único cambio visible respecto a hace 15 años es que las cerchas han oscurecido por el efecto de la luz solar. Y eso que no se les aplicó ningún tratamiento. Al inicio se les dio un barnizado con un producto profesional y, hasta hoy, nada más.”

Como en cualquier construcción con madera, aparecieron pequeñas fisuras que ya estaban previstas. “Ya desde el inicio se sabía que la madera buscaría su posición natural. Técnicos de CIS-Madera certificaron que era algo normal y que la resistencia no se veía afectada en absoluto”, valora.

La humedad y la proximidad al mar en Mabegondo podían hacer pensar en un deterioro constante de la madera. Pero no fue así. “La ventilación es la clave. El diseño de las naves hace que la madera esté muy aireada y conserve sus propiedades. Lo de la ventilación se pensó sobre todo para las vacas, pero también acabó beneficiando a las estructuras”, asegura Veiga.

Tanto desde el CIAM como desde CIS-Madera señalan que, en el momento en que comenzó el proyecto, no se hizo un cálculo de la vida útil que podrían tener las estructuras de madera. “Lo que se suele hacer en otro tipo de obras es fijar un plazo de 50 años, no fue nuestro caso. Habrá que ver la evolución, aunque, con el estado actual de las estructuras, podemos pensar que se puede superar ese plazo sin problema.”

La intención siempre fue utilizar madera gallega porque, si se traía de fuera, el proyecto perdía el sentido.

Veiga cita, como anécdota que refuerza la calidad de la madera, que el pasado invierno hubo un canalón desbordado que estuvo echando agua sobre una cercha durante meses. Cuando cambiaron la bajante, comprobaron que la pieza de madera estaba intacta.

Posibilidades de extender el modelo

Consultado sobre la posibilidad de que haya explotaciones ganaderas que usen este modelo, el técnico del CIAM considera que, por el momento, las estructuras de hormigón son más baratas y sencillas de instalar, pero cree que a medio plazo las estructuras de madera pueden ser muy ventajosas para quienes decidan optar por ellas.

“Todas las administraciones públicas están apostando por la sostenibilidad y la bioconstrucción. Es muy probable, por tanto, que acabe primándose económicamente o de otro modo la construcción de naves con estructura o parte de la estructura de madera.”

La ventilación es la clave para la conservación de la madera

La ventilación es la clave para la conservación de la madera

Desde el punto de vista estrictamente medioambiental, Veiga señala que “el hormigón se hace con materiales que vienen de lejos y que tienen una huella de carbono elevada por su producción y transporte. Aparte de que son elementos artificiales y no biodegradables, como el clínker. Cuando se derriba una cuadra no se pueden eliminar esos elementos sin impacto en el medio ambiente”.

“Por el contrario, la madera puede tener usos posteriores, es un material casi de kilómetro cero y garantiza una resistencia y durabilidad como mínimo iguales a las del hormigón. Y se puede reciclar y reutilizar si se derriba la nave. Por eso lo normal será que se prioricen estas prácticas.”

Veiga analizó la situación actual en Galicia para la elaboración de estructuras. “Sigue habiendo un problema de falta de silvicultura, que hace que las vigas aserradas sean muy cortas porque hay que quitarles los nudos. En cambio, con la madera laminada ha habido muchos avances por el uso de nuevas tecnologías y productos muy profesionalizados. En cualquier caso, es posible hacer estructuras para estabulación con cualquiera de las dos —aserrada y laminada— porque el laminado y el encolado de vigas dan estructuras muy estables”, valora.

El análisis de CIS-Madera

Desde CIS-Madera, un centro de investigación público vinculado a la Agencia Gallega de la Industria Forestal XERA (Consellería de Economía e Industria), hacen una valoración muy positiva de la evolución en estos 15 años de las naves ganaderas de Mabegondo.

El cuidado de la construcción fue clave, en aspectos como aislar los puntos de apoyo para que la madera no esté en contacto directo con el hormigón, lo que mejora su resistencia.

También coinciden desde el organismo público en la importancia que tuvo la ventilación para lograr unos resultados óptimos. Se puede conseguir una larga duración y conservación con algo tan simple como que la estructura esté bien aireada, señalan. Al tratarse de madera para cubierta, al ser tan ligera va bien para estructuras que cubren grandes luces. E insisten: beneficia también a los animales que alberga.

La madera no toca directamente con el hormigón en los puntos de apoyo

La madera no toca directamente con el hormigón en los puntos de apoyo

Para intentar implementar en Galicia otros proyectos similares, desde CIS-Madera están desarrollando un intenso trabajo de formación en el uso de estructuras de madera para distintos fines constructivos. Retoman así actividades formativas que se pusieron en marcha hace años con estudiantes de ingeniería agraria, centradas en los cálculos de uso de vigas y cerchas de madera en obra.

Lo que sí recalcan es la necesidad de optimizar los recursos. Hay que usar la menor cantidad posible de madera, pero resolviendo eficazmente. Por eso, cada especie de madera y cada pieza que se haga debe destinarse al uso más adecuado, con una buena planificación.

Reducción del tiempo de obra

En CIS-Madera subrayan el enorme avance que ha supuesto la creciente profesionalización de las empresas madereras gallegas. Dicen que hoy muchas tienen la capacidad de montar íntegra o parcialmente las estructuras en sus propias instalaciones con una precisión milimétrica.

De este modo, el trabajo en obra se reduce mucho, ya que solo consiste en colocar las piezas en los lugares indicados. Con ello se ahorra tiempo de trabajo, se reducen los costes y no se generan residuos que luego haya que recoger. La prefabricación, con aserrados o laminados, no tiene más que ventajas, aseguran.

Las estructuras ensambladas en fábrica reducen el tiempo de trabajo en obra, los residuos generados y los costes totales de construcción.

En cuanto a las posibilidades que ofrecen las naves con estructura de madera a los ganaderos, desde el organismo público recuerdan que se adaptan bien a los entornos rurales, que es un material que tienen cerca de sus explotaciones, que son materiales ligeros de fácil colocación y, sobre todo, que tienen una enorme resistencia.

El inconveniente, por ahora, es que, mientras que las naves de hormigón solo requieren contratar una empresa instaladora, para las que incluyen partes de madera hay que acudir a especialistas en esas estructuras, junto con otros profesionales de la construcción. Aun así, ponen el ejemplo de Francia, donde la presencia de naves como las que llevan 15 años en el CIAM es cada vez mayor.

Otro aspecto a tener en cuenta es que, como en casi todos los sectores vinculados directa o indirectamente con la construcción, hay escasez de mano de obra, sobre todo cualificada y especializada. Por eso, CIS-Madera sigue desarrollando una importante labor formativa.

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