El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medioambiente (MAGRAMA) acaba de rechazar esta semana, una vez más, que en el etiquetado de la miel figure el país o países de origen, algo que es normal en cualquier producto alimentario, por las exigencias de trazabilidad y de información al consumidor, pero que en el caso de la miel parece ser una excepción.
Y es que la legislación europea, en concreto la Directiva de la Miel 2201/110/CE, recientemente modificada por la Directiva 2014/63/UE, permite a las empresas envasadoras etiquetar las mieles de fuera de la Unión Europea como «mezcla de mieles UE-no UE», sin especificar los países de procedencia.
Italia o Polonia sí obligan a incluir el país de origen en la etiqueta
Desde organizaciones del sector, como la Agrupación Apícola de Galicia, organizaciones de consumidores y sindicatos como COAG, vienen realizando una campaña para que el Gobierno cambie la normativa. Subrayan que la Directiva Europea de la Miel sí deja libertad a los estados miembros para adaptar la normativa nivel estatal.
«En Polonia e Italia ejercieron este derecho y es obligatorio detallar el país de origen de la miel en la etiqueta, con sanciones por incumplimiento, en el caso de Italia, de hasta 6.000 euros», explica Ángel Díaz, responsable del sector apícola de COAG.
La campaña llegó a las redes sociales y a la recogida de firmas por Internet. Y también llegó al Congreso de los Diputados, pero fue rechazada por la mayoría del Partido Popular con el argumento de que con esta medida se perjudicaría a parte del sector que importa miel de otros países y lo envasa en España.
Los grandes envasadores y China, los grandes beneficiarios
Y es que con un consumo de miel en alza tanto a nivel europeo como mundial, por sus reconocidas propiedades saludables, esta ambigüedad en el etiquetado tiene claros ganadores y perdedores. En concreto, Ángel Díaz asegura que «esta postura beneficia a la industria importadora de miel china, y perjudica de forma seria a nuestros apicultores, que no pueden diferenciar sus productos de calidad, y a los consumidores, porque limita su libertad de elección».
Esta situación está siendo aprovechada sobre todo por China para inundar el mercado español con su miel. Así, desde 2007 multiplicó por 5 sus exportaciones a España, superando la pasada campaña las 15.000 toneladas, a un precio miedo de 1,36€/kg, casi la mitad que el precio de la miel española.
Una importación masiva que, para la Asociación Galega de Apicultura, la otra gran agrupación de apicultores de Galicia, «supone una competencia desleal para los apicultores ya que la legislación china permite el uso de productos fitosanitarios y antibióticos en las colmenas que están prohibidos en la Unión Europea».
En Galicia los apicultores se benefician a corto plazo y perjudica a los envasadores de Mel de Galicia
Sin embargo, la realidad es que los apicultores gallegos, de momento, y dada la escasez de miel de calidad como el de Galicia, incluso se están beneficiando de esta situación de ambigüedad en el etiquetado, con unos precios al alza que incluso llegaron a aproximarse en la pasada campaña a los 4 €/kg.
Esto es así porque las grandes envasadoras del centro y del sur de la Península, e incluso de Alemania, compran cada vez más miel gallega que luego mezclan con la miel china para mejorar su calidad y poder etiquetarlo como «mezcla de mieles UE- no UE».
Desde la Indicación Geográfica Protegida Mel de Galicia, la marca de calidad de miel más importante a nivel estatal, su presidenta, Ester Ordóñez, reconoce que «es cierto que no nos estaría afectando mucho esta situación en el etiquetado porque estamos amparados bajo una denominación de calidad que garantiza el origen de la miel, y el consumidor diferencia nuestro producto», algo que no ocurre con la mayor parte de la miel española, que no cuenta con una identificación de calidad diferenciada.
A quien reconoce que sí está perjudicando esta situación «es a los envasadores acogidos a la IXP Mel de Galicia, puesto que, por el reglamento, no pueden comprar miel de fuera y les resulta difícil poder pagar la miel como lo pagan estos acopiadores de miel, que luego lo mezclan con la miel china, de muy baja calidad».
Ante esta situación de desinformación intencionada, la única garantía que parece que le queda al consumidor a la hora de saber el origen, y también la calidad, de la miel es comprando producto amparado bajo identificaciones de calidad, como la IXP Miel de Galicia.