La pasada semana un grupo de 17 estudiantes holandeses visitaron Galicia para conocer como trabajan las explotaciones lácteas de la comunidad. Los jóvenes son estudiantes de cuarto curso de Ganadería de Vacuno de Leche de la Universidad de Dronten y en un 90% son hijos de ganaderos que realizan esta carrera universitaria para tomar el relevo en sus explotaciones familiares.
En su primera visita a Galicia conocieron el Centro de Promoción Rural EFA Fonteboa o el Centro de Investigacións Agrarias de Mabegondo (CIAM), y visitaron ganaderías de la comarca del Xallas; la planta de fabricación de piensos de la cooperativa AIRA en Taboada y ganaderías en pastoreo como Outeiro SC en Chantada; Casa Codesal, en Friol; Carteiro de Trasar, en Carballedo (Lugo); Arqueixal, en Palas de Rei; la ganadería de Xosé Luis Fernández Segade, en Arzúa, o Ganadería Patalarga y Ganadería Maire, en A Pastoriza. Pero también conocieron otras granjas en estabulación convencional como SAT San Antonio, en Palas de Rei, o Hermanos Valiña Irimia S.C, en A Pastoriza, entre otras.
Recogemos las valoraciones de algunos de estos futuros ganaderos holandeses:
Leanne Bastiaansesn Aantjes: “Nos sorprenden los resultados económicos de las ganaderías gallegas, a pesar de tener fincas pequeñas y dispersas”
Leanne Aantjes es investigadora y profesora de Gestión de Pastos y Ciencia del Pastoreo en Aeres Hogeschool Dronten, el centro educativo en el que se forman este grupo de estudiantes.
Para ella también es la primera vez que visita Galicia y que conoce granjas gallegas y su primera impresión es compartida con el resto del grupo: “Nos sorprenden que las ganaderías gallegas sean competitivas produciendo leche teniendo Fincas tan pequeñas y desperdigadas. Sin embargo, por lo que vimos, sus resultados económicos, a pesar de esta limitación, son bastante buenos”, asegura.
Además de profesora, Leanne también lleva una ganadería en la localidad de Groot Ammers. Cuentan con 95 vacas en ordeño, de las que 85 son Holstein Roja y 15 Holtein Negra, y 80 novillas y becerras de recría. Además, crían 15 toros para emplearlos cómo sementales en la propia granja y también para vendérselos a otras explotaciones. También cuenta con 120 ovejas para producción de carne.
La base territorial de su granja es de 77 hectáreas, de las que 60 son praderas permanentes, 7 de praderas naturales, 8 de pastos arbustivos y 1,5 hectáreas para el cultivo de maíz forrajero.
Al igual que el 80% de las vacas holandesas, las vacas de Leanne Aantjes salen a pastar, en este caso 200 días al año. La industria láctea los prima por el pastoreo -un mínimo de 120 días al año o 6 horas al día- con 2 céntimos más por litro de leche, dentro de una estrategia de márketing de cara a los consumidores para asociar la leche y el queso de Holanda a pastoreo y a la sostenibilidad.
Por último, en la granja de Leanne las vacas producen un promedio de 8.300 kilos de leche, con un 4,4% de grasa y un 3,60% de proteína, la media en producción y sólidos de las ganaderías de Holanda.
Piet Hoogeveen: “La mayoría de las granjas en Holanda son familiares, sin empleados, no como en Galicia”
Piet Hoogeveen es un estudiante de Wieringerwert, en el noroeste de Holanda. Este verano prevé licenciarse e incorporarse a la granja familiar, en la que cuentan con 140 vacas en ordeño de raza Holstein, y 60 becerras y novillas. Su producción es algo superior al promedio holandés: 10.400 litros por vaca y lactación de 305 días -34 litros diarios-, con un 4,3% de grasa y un 3,5% de proteína. La ración de concentrado en esta granja, unos 300 gramos por litro de leche, también es más alta que el promedio holandés.
Cuentan con una base territorial de 50 hectáreas, de las que 38 son praderas permanentes y 12 hectáreas que cultivan para maíz forrajero. Le gustaría ampliar su base territorial pero el precio de la tierra agrícola en Holanda es de los más caros del mundo: unos 100.000 euros por hectárea.
Al igual que buena parte de las ganaderías holandesas, los padres de Piet le venden la leche a la cooperativa Campina, que se lo paga a un precio medio en este momento de 0,36 euros el litro. A este respecto, destaca que “una diferencia importante con Galicia es que en Holanda la leche se paga por los kilos de grasa y de proteína, no por litros”.
Y al igual que la gran mayoría de las granjas de vacuno de leche de su país, y en virtud del llamado Acuerdo de los Pastos que obliga en 2020 a que todas las granjas de vacuno de Holanda hagan pastoreo, en esta ganadería las vacas volvieron este año a pastar en los prados. “Los ganaderos tenemos que volver a aprender a manejar el pastoreo. Los consumidores quieren ver las vacas fuera, y ahora en Holanda el 80% de las vacas ya hacen pastoreo”, explica Piet, que, al igual que sus compañeros, en el futuro le gustaría poder incrementar las horas que las vacas salen al prado.
Por lo demás, la ganadería de los padres de Piet Hoogeveen es una granja que cuenta con 2 robots de ordeño de Lely, una tendencia, la de la robotización, que está implantándose con fuerza en aquel país.
Por último, un aspecto que le llama la atención de las ganaderías que visitó en Galicia es que “mientras que la mayoría de las granjas en Holanda son familiares, en la que trabajan sólo los padres y un hijo, sin embargo en Galicia se ven más granjas de varios socios (SAT) y empleados, como una empresa”.
De cara al futuro, cuando tome el relevo en la granja familiar, Piet prevé renovar las instalaciones para la recría y las del almacén de forrajes, así como aumentar la base territorial tanto para cultivar maíz forrajero como para pastoreo.
Robert Jan Engberts: “Esperaba que en Galicia hubiera más vacas en pastoreo”
Robert Jan Engberts es hijo de una familia ganadera de Vriezenveen que cuenta con un rebaño de 85 vacas Holstein en ordeño y 45 terneras y novillas, en una base territorial de 35,5 hectáreas, de las que 32 son en propiedad y 3,5 alquiladas, a un precio medio que llega hasta los 1.500 euros al año.
Al igual que en la mayoría de las granjas holandesas, la mayor parte se dedica al cultivo de hierba (28 hectáreas) el forraje más productivo en este país húmedo y de temperaturas suaves, mientras que el maíz forrajero ocupa 5 hectáreas, debido a que la falta de luz y de calor juega en contra de este cultivo.
En la granja de los padres de Robert las vacas salen a pacer 180 días al año, o lo que es lo mismo, un promedio de 7 horas al día, y producen 9.600 litros de leche de media, con un 4,5% de grasa y con un 3,7% de proteína.
A este estudiante le gustaría cuándo se incorpore seguir aumentando su cabaña ganadera hasta las 100 o 110 vacas en ordeño, mejorar la genética del rebaño hasta conseguir un promedio de producción de 10.500 litros y, como no, aumentar la base territorial.
En cuanto a su visita a Galicia, lo que más le llamó la atención es que “los ganaderos gallegos intentan ser muy eficientes y hacer el manejo más sencillo”. “También esperaba que en Galicia hubiera más granjas haciendo pastoreo”, reconoce.
Robbin Teunissen: “Me sorprende que haya ganaderos en Galicia con 50 vacas en ordeño que sean rentables y que vivan bien”
Robbin Teunissen es de la localidad holandesa de Halle, donde sus padres cuentan con una ganadería de vacuno de leche con 90 vacas en ordeño -con un promedio de 5 partos por vaca- y 40 becerras y novillas. Disponen de una base territorial de 35 hectáreas, todas en propiedad, de las que 28 son praderas permanentes -en las que las vacas pastan un promedio de 7 horas al día- y 7 las dedican al cultivo de maíz forrajero.
Su promedio de producción está en 8.800 kilos de leche por lactación, con un 4,78% de grasa y un 3,72% de proteína. Este nivel de sólidos se debe en parte a que 16 vacas del rebaño son Jersey, una raza de la que Robbin se declara fan y que prevé seguir incrementando en el futuro. “Las Holstein cada vez son más grandes en tamaño y producen demasiada leche, cuando el mercado lo que demanda son vacas que produzcan más sólidos. Además, los costes de producción de las Jerseys son más bajos, por su menor consumo de concentrado y de alimento en general, mayor longevidad y menos problemas de podología”, razona.
La impresión que se lleva Robbin Teunissen de Galicia es positiva: “A pesar del problema de ordenación del territorio, vimos que hay granjeros que son rentables y están contentos con 50 vacas en ordeño, algo que en Holanda sería muy difícil, ya que los granjeros quieren incrementar la cabaña continuamente”.
Ernst Jan Dvim: Ganadería de porcino en ecológico
Ernst también es hijo de ganaderos, pero en este caso de porcino. Sus padres cambiaron hace 4 años de la producción en convencional a en ecológico, una decisión que tomaron principalmente por razones económicas.
Cuentan con 195 cerdas madres y ceban unos 1.400 cerdos al año, que venden directamente a las carnicerías, con un peso canal medio de 95 kilos. “El porcino en ecológico tiene mayores costes pero también mayor precio de venta: en este momento se paga el kilo a un promedio de 2,5 euros, mientras que en convencional suele estar a 1,5 euros, aunque en los últimos meses subió hasta los 1,9 euros, debido a la alta demanda de China, que vio hundirse su producción a causa de la peste porcina africana”, explica este futuro ganadero.
La alimentación de los animales es en base a cereales ecológicos y alfalfa, una nutrición que compran pero que a Ernst le gustaría probar a cultivar en el futuro.
Lennart Slager: Futuro ganadero de caprino
Lennart Slager es de Staphorst, una localidad holandesa en la que sus padres cuentan con una ganadería de caprino de leche, con 500 cabras en ordeño de la raza Dutch White Goat, estabuladas en régimen intensivo. Cuentan con una base territorial de 40 hectáreas, en las que cultivan los forrajes para el rebaño: silo de maíz y silo de hierba. El resto de la alimentación de las cabras son cereales y pulpa de remolacha, que tienen que comprar.
“Antes teníamos vacas pero no teníamos espacio suficiente para crecer y el caprino es una ganadería más fácil y barata. Es un buen negocio: el precio de la leche está estable desde haCE unos 2 años en alrededor de 0,70 euros por litro”, explica. La leche se la venden a HGM, una industria láctea que elabora formulas infantiles, principalmente para exportar a China.
De cara al futuro, a Lennart le gustaría empezar a alimentar las cabras en el establo con hierba fresca, “y si funciona bien, empezar a hacer pastoreo”.