La utilización de agrotóxicos en la agricultura, introducidos con la mal llamada revolución verde y ampliamente empleados en la producción de alimentos, especialmente en los sistemas más intensivos, se ha convertido en una amenaza para la salud de las mujeres campesinas, que enfrentan un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas y trastornos reproductivos. En Galicia, donde el sector agrícola es vital para la economía, esta problemática adquiere especial relevancia, afectando a miles de mujeres que trabajan en el campo.
Impacto del uso de pesticidas en la agricultura
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2021 se utilizaron más de 30.000 toneladas de productos fitosanitarios en el país. El manejo de pesticidas, fertilizantes y otros productos químicos puede causar intoxicaciones, quemaduras, irritaciones y enfermedades a largo plazo. Aunque existen regulaciones para controlar su uso, la exposición a estos químicos sigue siendo un riesgo latente para la salud de las personas campesinas, particularmente para las mujeres, quienes debido a factores biológicos y socioeconómicos, se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad.
Es importante destacar que existen otras formas de producir alimentos sin recurrir al uso de pesticidas químicos. La agroecología defiende una manera de producir basada en el respeto al medio ambiente, a las personas y a las relaciones entre ambos. Este enfoque promueve prácticas agrícolas sostenibles que cuidan los ecosistemas y favorecen la salud tanto de las productoras como de las consumidoras.
Hallazgos preocupantes
Diversos estudios científicos han revelado un aumento preocupante en la incidencia de enfermedades graves entre las campesinas expuestas a pesticidas. Investigaciones del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST, 2015) asociaron esta exposición con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama en comparación con la población general. Asimismo, la Revista Española de Salud Pública ha vinculado esta exposición con un mayor riesgo de cáncer de mama, abortos espontáneos y menopausia precoz.
Además, en varios estudios científicos se ha observado un incremento en los casos de enfermedades neurológicas, respiratorias y alteraciones hormonales entre las mujeres expuestas a estos químicos en el sector agropecuario. La exposición a disruptores endocrinos puede afectar gravemente la salud reproductiva de las mujeres, alterando la producción de hormonas sexuales como estrógenos y progesterona, reduciendo la reserva ovárica y la calidad de los óvulos, y aumentando el riesgo de padecer condiciones como endometriosis y síndrome de ovario poliquístico. Estas alteraciones no solo dificultan la concepción, sino que también elevan el riesgo de abortos espontáneos, subrayando la necesidad de abordar esta problemática desde una perspectiva de salud pública.
Estos hallazgos ponen de manifiesto la urgente necesidad de tomar medidas para proteger la salud de las mujeres campesinas mediante más investigación. La investigación adicional no solo será crucial para confirmar o refutar estas posibles diferencias, sino que también podría revelar los mecanismos subyacentes que las originan.
Profundizar en la investigación sobre las diferencias de sexo en la salud es un paso esencial hacia una atención médica más precisa y eficaz. Al comprender mejor cómo el sexo influye en las distintas enfermedades, los profesionales de la salud podrán desarrollar estrategias de prevención y tratamientos más adaptados a las necesidades de cada paciente, garantizando una atención de calidad para todos.
Para garantizar la salud de las productoras y de las consumidoras, es esencial avanzar hacia otros modelos de producción más sostenibles que no enfermen a las personas ni al territorio. La promoción de la agricultura ecológica y agroecológica, así como el fomento del consumo local y de proximidad, son alternativas que contribuyen a reducir el uso de pesticidas y la exposición a estos químicos.
Factores de riesgo y vulnerabilidad
Las mujeres campesinas pueden estar expuestas a pesticidas a través de diversas vías, como la inhalación, el contacto con la piel y la ingestión accidental. Pero es necesario destacar que existen riesgos específicos que aumentan su vulnerabilidad:
-La piel de las mujeres tiende a ser más fina y sensible que la de los hombres, debido en parte a la menor producción de colágeno y elastina, lo que la hace más susceptible a la irritación, las reacciones alérgicas y las quemaduras químicas.
-Durante el embarazo y la lactancia, la piel se vuelve aún más sensible y permeable, incrementando el riesgo de absorción de sustancias químicas que pueden afectar al feto o al bebé lactante.
-La exposición repetida a sustancias cáusticas y corrosivas puede provocar daños crónicos en la piel, como dermatitis, cicatrices y envejecimiento prematuro en ambos sexos, pero los efectos pueden ser más notorios en las mujeres debido a las diferencias hormonales y de estructura de la piel.
-La exposición prolongada a ciertos pesticidas y químicos agrícolas puede precipitar una menopausia precoz, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, trastornos cognitivos y problemas de salud mental.
La falta de acceso a equipos de protección individual (EPIs) adaptados y la insuficiente formación en el manejo seguro de pesticidas agravan esta situación. Además, la precariedad laboral y la informalidad en el sector agrario gallego aumentan la vulnerabilidad de las mujeres, quienes a menudo trabajan sin contrato y sin acceso a derechos laborales básicos, como la baja por maternidad o la atención médica adecuada.
Es preocupante la escasez de información clara y veraz sobre los efectos a corto y largo plazo de la exposición a pesticidas, tanto por inhalación como por consumo. Es fundamental promover la investigación independiente y la divulgación de los resultados para que los riesgos sean conocidos y abordados adecuadamente.
Medidas urgentes para proteger a las mujeres campesinas en Galicia:
Para proteger la salud de nuestras campesinas, es fundamental aplicar medidas específicas y efectivas. Algunas estrategias clave incluyen:
-Establecer programas de investigación que analicen los niveles de exposición a pesticidas en las mujeres campesinas gallegas.
-Impulsar un cambio hacia prácticas agrícolas que minimicen el uso de pesticidas químicos.
-Brindar formación sobre el manejo seguro de pesticidas y el uso correcto de equipos de protección personal.
-Asegurar que las mujeres agricultoras tengan acceso a EPIs diseñados específicamente para ellas.
-Aumentar la vigilancia y control del cumplimiento de las normativas sobre el uso de pesticidas y la protección de la salud de las campesinas.
-Garantizar que las mujeres agricultoras tengan acceso a servicios de salud de calidad, incluidos programas de detección temprana y tratamiento de enfermedades relacionadas con la exposición a pesticidas, es esencial. Avanzar hacia modelos de producción más respetuosos con el medio ambiente y la salud de las personas es imprescindible.
Es crucial que estas mujeres conozcan los riesgos específicos a los que están expuestas y tomen medidas preventivas para proteger su salud. A través de la formación, la información y el apoyo institucional, podemos contribuir a mejorar sus condiciones de trabajo y calidad de vida.