¿Es posible reducir la gran dependencia actual de la importación de soja? Un reciente webinar organizado por la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (Cesfac) ha analizado las posibilidades existentes de disminuir de la proteína en las raciones y cómo aumentar el nivel de autoabastecimiento gracias al uso de nuevas materias primas.
«Tenemos una alta dependencia de materias primas, especialmente proteicas como la harina de soja, por la escasa producción en la UE. Además, nuestra disponibilidad de materias primas es menor que en otros países europeos y eso nos hace más dependientes y vulnerables», afirmó María Victoria Navas, jefa de área de la Subdirección General de Medios de Producción Ganadera del Ministerio de Agricultura.
España es el principal productor de piensos de la UE y su alta dependencia de la importación de materias primas hace a las empresas fabricantes de productos para alimentación animal tremendamente vulnerables ante subidas bruscas como las que se están produciendo desde principios de septiembre en la cotización mundial de cereales como el maíz, el trigo o la cebada y de oleaginosas como la soja o la colza.
Se importa el 13% de trigo, el 50% de maíz y el 100% de la soja utilizados en la fabricación de piensos
A los puertos españoles llegan anualmente cuatro millones de toneladas de soja procedentes de países como Brasil, Argentina o EEUU (de ellas 750.000 toneladas desembarcan en los puertos gallegos de A Coruña, Marín y Vilagarcía). Las importaciones suponen el 100% de la soja utilizada en la producción de piensos (en España, donde las condiciones climáticas no son adecuadas para este cutivo, sólo se producen 3.200 toneladas en comunidades como Castilla y León, Castilla La Mancha y Extremadura, destinadas en su totalidad a fabricación de bebidas de soja).
El peso de la avicultura y el sector porcino
En el global de piensos en España las oleaginosas representan, dependiendo de la especie, entre el 15 y el 18%. El porcino y la avicultura tienen mayores necesidades proteicas que los rumiantes, por lo que la importancia de estos sectores (España exporta por ejemplo el 52% del porcino que produce, que va para países europeos como Francia o países extracomunitarios como China) equivale a mayor consumo y, por tanto, también mayor importación de soja.
La producción anual de piensos en España ha pasado de 31,3 millones de toneladas en 2015 a los 37,4 millones de 2019, de los que el 10% (3,1 millones) se producen en Galicia. Del total, 11,5 millones se destinan a ganado porcino (el 72% a cebo) y 4,5 millones a aves (48% a avicultura de carne).
España es el primer productor de piensos de la UE y está entre los 10 principales fabricantes mundiales
«Antes se usaban más las leguminosas, cuando la producción no era tan intensiva, pero en la actualidad cuanto más pienso se produce más soja se consume. Ha habido un periodo de tiempo en el que no se trabajaba con tanta proteína, pero se ha ido incementando por efecto de la competencia, pero no todo lo que aparece etiquetado con más proteína necesariamente es mejor. En la formulación habría que plantearse si los niveles mínimos con los que estamos trabajando realmente no se pueden reducir», afirma María Victoria.
Los beneficios de reducir proteína
En el seminario online organizado por Cesfac participaron también responsables de formulación de varias empresas fabricantes de piensos, como Eugenio Cegarra, de De Heus, o Braulio De la Calle, de Coren, que recogieron el guante lanzado por la representante del Ministerio.
En cerdos de más de 70 quilos sería posible hacer una fórmula sin soja sin mayores incrementos de costes, sustituyéndola por colza (Eugenio Cegarra, De Heus)
«La soja la consideramos estratégica porque tiene unha alta digestibilidad y disponibilidad y un gran contenido en aminoácidos, por lo que es una materia prima indispensable, pero en cerdos de más de 70 quilos sería posible hacer una fórmula sin soja sin mayores incrementos de costes, otra cosa es en cerdos de 20 o 25 quilos o en pienso para acabado de pollos. El pienso de acabado de cerdos tiene ya poca soja y si se la sacas de todo no pasaría nada. Se podría substituír por colza, de hecho, ya está entrando colza francesa, canadiense o polaca», respondió Eugenio.
La reducción de proteína tiene efectos beneficiosos en la salud de los animales, logrando disminuir las emisiones sin afectar al crecimiento
El director de formulación de De Heus destacó los efectos beneficiosos que tendría aminorar los porcentajes de soja en algunos piensos. «Con la reducción de la proteína en pollos o cerdos reducimos las emisiones sin afectar al crecimiento y evitamos problemas sanitarios, ya que el exceso de proteína en estos animales genera una serie de grasas y sustancias tóxicas que puede dar lugar a enfermedades y problemas diarreicos por los efectos de la proteína sobre la microbiota y la salud intestinal. La reducción de la proteína no solo tiene un efecto sobre la sostenibilidad, sino que tiene otras ventajas que se logran sin perjudicar los parámetros productivos de los animales.», afirmó.
Nutrición de precisión
La reciente normativa española ya camina en esta dirección de la reducción del porcentaje de proteína en las raciones y piensos. El Real Decreto 306/2020 sobre normas básicas de ordenación de las granjas procinas intensivas establece que «para reducir el nitrógeno total excretado y las emisiones de amoniaco, así como las emisiones de gases de efecto invernadero satisfaciendo al mismo tiempo las necesidades nutricionales de los animales, deberán utilizar una estrategia nutricional y una formulación de piensos que permitan reducir el contenido de proteína bruta de la alimentación, y administrar una alimentación multifase dependiendo de los diferentes requisitos nutricionales según la etapa productiva».
El Real Decreto 306/2020 sobre normas básicas de ordenación de las granjas procinas intensivas establece la necesidad de reducir el contenido de proteína bruta y una alimentación multifase que se adapte a los requisitos nutricionales según la etapa de crecimiento
«Bajar un punto la proteína bruta en la formulación de piensos para cerdos equivaldría a ahorarse un 3% de harina de soja, es decir, 119.000 hectáreas de superficie de cultivo», aclaró. Eugenio defendió lo que calificó de «nutrición de precisión», adaptando más los piensos a cada una de las fases de crecimiento de los animales. «Hay que ajustar la alimentación al ciclo productivo y nivel de crecimiento y modificar con rapidez las matrices de formulación y adecuarlas a las materias primas disponibles en cada momento mediante analíticas de su valor nutricional», indicó.
Dentro de este concepto de nutrición de precisión incluyó el sistema de alimentación en explotaciones lecheras con ordeño robotizado, ya que el robot suplementa el concentrado incluído en la ración en función de la producción de cada animal. «Cuando se usa solo ración con carro unifeed en pesebre se le da el mismo pienso a una vaca próxima al secado que produce 20 litros que a otra que está en el pico de lactación con 40 litros», evidenció.
El papel de los aminoácidos en rumiantes
Eugenio recordó que «un estudio realizado hace unos años por el CIAM concluía que para vacas de 30 litros se podrían hacer raciones sin torta de soja sin afectar significativamente a parámetros productivos», mientras, por su parte, Braulio aclaró que «el pollo es una máquina de eficacia de conversión de energía frente a la vaca» pero, aún así, aseguró que «es posible formular para vacas de producción de 14.000 litros de leche sin un gramo de soja», dijo.
Es perfectamente factible formular para vacas de alta producción de leche sin un gramo de soja (Braulio De la Calle, Coren)
En opinión del director de formulación para rumiantes, tanto de leche como de carne, de la cooperativa ourensana Coren, «los aminoácidos son en este momento la piedra angular de la formulación para poder bajar los niveles de proteína y de nitrógeno expulsado». Se podría hacer pienso con menores niveles de proteína en base a la utilización de estos aditivos, dijo, ya que «mediante la formulación con aminoácidos reduciendo la proteína bruta en la ración podemos mantener la produción lechera y mejorar la eficiencia de nitrógeno, con efectos positivos en aspectos añadidos como la fertilidad», aseguró, aunque para ello sea necesario suplementar determinados aminoácidos porque, por ejemplo, «en vacas de leche si eliminamos la soja tenemos que subir mucho la lisina; de otro modo tendremos pérdidas de leche por no cubrir los niveles de aminoácidos necesarios», advirtió.
También defendió que «hay que acostumbrarse a mirar la huella de carbono que tienen los piensos» y a empezar a hacer la selección de los animales en una granja en función de su grado de eficiencia, medida en el caso de ganado vacuno, como gramos de metano por litro de leche o quilo de carne producido, ya que, insistió, «la genética explica entre un 8 y un 14% de las emisiones de CH4».
El enorme potencial de las algas
Tanto Braulio como Eugenio hablaron de las distintas alternativas existentes que se abren paso poco a poco en estos momentos como consecuencia de las limitaciones y condicionantes que la UE previsiblemente impondrá a la soja en los próximos años y otras que como las algas o los insectos (moscas soldado) se encuentran en un estado más incipiente.
Braulio consideró «super interesantes» las algas, ya que aportan «altos niveles de proteína a unos costes asumibles», dijo. «En Guadalajara no van a alimentar con alga, pero en Galicia si. El problema es la variabilidad», insistió. Aclaró además que Coren tiene ya experiencia en trabajar con este tipo de productos en fábrica, que se pueden presentar en distintos formatos, tales como harina de algas, algas secas, aceites de algas o extractos de algas.
En Guadalajara no van a alimentar con alga, pero en Galicia si. Aportan altos niveles de proteína a unos costes asumibles; el problema es la variabilidad
Las especies más interesantes para su aprovechamiento en alimentación animal serían: Alaria esculenta, Lamirnaria digitata, Pelvetia canaliculata, Cladaphora rupestris, Ulva sp., Mastocarpus stallatus, Porphyra so. y Palmaria palmata. Su contenido en proteínas es variable: algas rojas entre el 30 y el 40%, verdes sobre el 20% y marrones en torno al 8%.
Destacó también la lenteja de agua (Lemna minor), una especie exótica que no está regulada legislativamente y que puede alcalzar un 30% de contenido en proteína, y las microalgas, que para piscifactorías ya está muy avanzado pero «para vacuno aún va a tardar bastante por el tema de costes», aseguró. Las microalgas son un grupo heterogéneo de microorganismos que sería posible cultivar en tanques y que en el caso de especies como la Spirulina platensis puede alcalzar valores de entre el 60 y el 70% de proteína bruna. La principal ventaja de las microalgas radica en su perfil de aminoácidos, ya que en algunas de las especies estudiadas es comparable a las mejores fuentes de proteínas tradicionales.
Productos estacionales
Todos los participantes en el webinar abogaron por complementar la soja con otras fuentes de proteína alternativas para reducir la dependencia de la importación (el autoabastecimiento de harina de soja en la UE es solo del 3%). Entre otras posibilidades estarían otras materias primas de origen vegetal, como los guisantes, veza, yeros, almortas o algarrobas, que permitirían impulsar el cultivo en el área de influencia de fabricación y consumo, aunque para reemplazar la soja importada por semillas proteicas uno de los desafíos es mejorar su digestibilidad para obtener un rendimiento equivalente a la harina de soja de referencia.
En relación al uso de estas materias primas proteaginosas para la fabricación de piensos, impulsadas desde Bruselas, Eugenio indicó que «la política de la UE en los últimos años ha hecho que en el mercado haya ya guisantes, pero otras leguminosas como habas o altramuces son más difíciles de encontrar».
La política de la UE en los últimos años ha hecho que en el mercado haya ya guisantes, pero otras leguminosas como habas o altramuces son más difíciles de encontrar
Para Braulio, muchos productos de proximidad son estacionales y muchos de ellos no se pueden almacenar fácilmente. «Es imposible meter bagazo de cerveza, que es un producto con un contenido en proteína de entre el 20 y el 30%, en una fábrica de piensos pero si pueden ser administrados a nivel de granja, el problema es la dosificación por animal y día y la variación en su función nutricional», aseguró.
Dentro de los subproductos de la industria alimentaria se encontraría también la pulpa de tomate (con un contenido proteico de entre el 18 y el 22%), la pulpa de manzana procedente de la fabricación de sidra, la pulpa de remolacha o el soluble de melaza condensada (mosto de la fermentación aeróbica de melaza con una proteína bruta del 44%) procedentes de la industria azucarera, la harina de galleta, los sueros lácteos procedentes de la fabricación de quesos y la torta de limón de la industria química, aunque a excepción de la pulpa de tomate y el soluble de melaza condensada son materias primas con bajos contenidos proteicos (inferiores al 10%).
En revisión el uso de PATs
Actualmente no está permitido en la Unión Europea para la alimentación de ganado la utilización de Proteínas Animales Transformadas (PATs), prohibidas en mayo de 2001, a raíz del mal de las vacas locas, a través del Reglamento 999/2001 por el que se establecen disposiciones para la prevención, control y erradicación de determinadas encefalopatías espongiformes transmisibles.
Sin embargo, si se permite la importación de productos cárnicos y pesqueros procedentes de animales alimentados con PATs derivadas de no rumiantes y la inclusión de proteínas derivadas de leche, huevos, gelatinas y proteínas hidrolizadas en todas las especies así como las harinas de pescado y de sangre de no rumiantes en la alimentación de no rumiantes.
La reintrodución de las proteínas animales, prohibidas a raíz del mal de las vacas locas, es vista como parte de la solución a los actuales problemas de dependencia de la soja
«En estos momentos está en revisión la normativa sobre uso de Feed Ban y PATs de no rumiantes para alimentación animal, algo se está moviendo en Europa en este sentido», avanzó María Victoria. La reintrodución de las proteínas animales es vista como parte de la solución a los actuales problemas de dependencia de la soja. A partir de 2014 se autorizaron en la acuicultura y la Comisión Europea estudia en estos momentos la posibilidad de dar luz verde a la utilización de PATs de no rumiantes en la alimentación de aves y cerdos, evitando la alimentación con harinas de la misma especie.
Otra normativa en discusión desde hace años en la Unión Europea es la relativa a los transgénicos. «A los Organismos Modificados Genéticamente no hai que tenerles miedo, pueden ser una buena solución. Desde el Ministerio pensamos que no se deben demonizar los OGM ni rechazarlos en nuestro día a día, esa es la posición del Gobierno de España desde hace años, pero hay determinados países europeos que no son partidarios de los OGM», ha reconocido la representante de la Subdirección General de Medios de Producción Ganadera del Ministerio de Agricultura.
Escenario futuro con escaseza de materias primas, mayor demanda y normativa europea de sostenibilidad de importaciones
Después de los cereales, la segunda fuente de proteínas en Europa está representada por la harina de colza, soja y girasol, que suponen el 26% de las fuentes de proteína en piensos en el conjunto de la UE, donde el año pasado se produjeron 10,7 millones de toneladas de colza, 1,1 millones de toneladas de soja y 3,9 millones de toneladas de girasol. Con estas producciones, la UE logra un nivel de autoabastecimiento del 79% de colza y un 52% de girasol pero solo de un 3% en el caso de la soja. De los 34 millones de toneladas de soja importadas anualmente por la UE, 13,5 proceden de Brasil, 7,2 de Argentina, 8,5 de EEUU, 1,3 de Paraguay, 1,1 de Canadá y 0,7 de Ucrania.
La Comisión Europea se encuentra en fase de elaboración en estos momentos de nueva normativa en relación a la importación de soja, que obligará a mayor trazabilidad a los fabricantes para garantizar que esta materia prima no procede de zonas deforestadas para su cultivo. Se espera que el proceso de redacción de la nueva regulación europea vaya rápido y que el nuevo marco legislativo se apruebe en 2023.
A nivel europeo un tercio de los alimentos que consumen los animales de granja son piensos
«Están por llegar nuevos elementos normativos que van a ingresar al marco legislativo comunitario en 2023. La comunicación salió de la Comisión este año, estamos en los inicios. Nos van a imponer comprobar si nuestras materias primas proceden de deforestación o no. Las autoridades comunitarias quieren llegar a cadenas de abastecimiento libres de deforestación pero la CE no sabe tampoco realmente como hacerlo, ya que acabar con la deforestación es un objetivo muy conceptual, pero después hay que hacerlo operacional. No sabemos todavía lo que va a proponer la Comisión el año que viene, que es cuando hará la primera propuesta de nueva normativa», explica Anton van den Brink, de la Federación Europea de Fabricantes de Alimentos Compuestos (Fefac), que añade que «el 77% de la soja importada no está ligada a deforestación».
Un tercio de la soja importada por la UE procede en la actualidad de zonas deforestadas
La Unión Europea intenta dar respuesta de este modo a una preocupación social cada vez mayor que demanda decisiones a la comunidad internacional en pro del medio ambiente y el mantenimiento de la biodiversidad en el planeta. De hecho, Naciones Unidas se ha fijado como objetivo en su Plan Estratégico para los Bosques 2030 aumentar en un 3% la superficie boscosa mundial.
Siguiendo este objetivo, en la Estrategia de la Granja a la Mesa, presentada por la Comisión Europea el pasado mes de mayo, se busca incentivar el consumo de productos de cadenas de suministro libres de deforestación y reducir la compra de materia prima internacional.
Aumento de la población mundial y sostenibilidad
El imparable crecimiento de la población mundial, que ha pasado de 2.000 millones de habitantes en 1930 a 4.000 millones en 1975, 5.300 millones en 1990, 7.300 millones en 2015 y seguirá aumentando exponencialmente, según las previsiones de la ONU, hasta llegar a los 9.700 millones en 2050 y los 11.200 millones de personas en 2100, está incrementando las necesidades de alimentación, tanto humana como animal.
La FAO estima que el consumo de carne aumentará en un 76% para el año 2050, duplicándose el consumo de carne de aves e incrementándose un 69% la de vaca y un 42% la de cerdo. También se prevé un incremento en el consumo de proteína láctea del 58%.
En base a los rendimientos actuales y las necesidades en materias primas como la soja, satisfacer la demanda futura de alimentación animal requeriría de 280 millones de hectáreas de tierra adicional
El incremento de las explotaciones ganaderas y el aumento de la necesidad de materias primas supone un aumento de la superficie de cultivo y de la necesidad de fertilizantes. Todo ello contribuye a aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero y a la contaminación de acuíferos. Según los cálculos de la ONU, el sector agroganadero será responsable en 2050 del 45% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, triplicando el 15% actual.
En base a los rendimientos actuales y las necesidades en materias primas como la soja, satisfacer la demanda futura de alimentación animal requeriría de 280 millones de hectáreas de tierra adicional para poder pasar de los 360 millones de toneladas de soja de produción prevista en todo el mundo en 2020 a los 520 millones toneladas en que se estiman las necesidades futuras.
Competencia entre alimentación humana, animal y biocombustibles
En 1987 Naciones Unidas empieza a hablar de sostenibilidad en el Informe Brundtland, alertando sobre las consecuencias negativas de la globalización y los problemas derivados de la industrialización y el aumento de la población mundial.
El índice de precios de los alimentos de la FAO, que se publica mensualmente, hace un seguimiento de los precios y existencias internacionales de los productos alimenticios más comercializados. En su último informe se prevé una utilización mundial de cereales en 2020/21 de 2.744 millones de toneladas, un 2% más que en el año anterior. Más de la mitad de esa cifra corresponde a los cereales secundarios, cuya utilización se prevé que se situará en 1.477 millones de toneladas, mientras que se estima que la utilización de trigo alcanzará los 757 millones de toneladas, con un aumento impulsado por un mayor consumo en China y la India. También se prevé que la utilización mundial de arroz alcance un nuevo récord de 510,5 millones de toneladas.
Con la demanda de utilización de materias primas en máximos históricos motivado por el aumento de necesidades tanto para alimentación humana como animal, se incrementa la demanda social y de los Gobiernos de distintos países de cara a emplear productos para fabricar piensos que no entren en competencia directa con la alimentación humana, así como la aceptación del uso de subproductos y la reutilización de antiguos alimentos procedentes de la industria y la distribución alimentaria para dar de comer a los animales.
La reducción del uso de combustibles fósiles y su sustitución por fuentes renovables ha supuesto además un nuevo elemento de competencia a mayores por la utilización de determinadas materias primas y tierras de cultivo destinadas a combustibles verdes. La Directiva Europea sobre biocombustibles ha provocado, por ejemplo, un aumento en la producción de harina de colza y harina de girasol y ha llevado a procesar 6,5 millones de toneladas de maiz y 3,3 millones de toneladas de trigo para producir biodiésel y etanol.