«La leche es hoy uno de los alimentos más controlados a nivel de presencia de antibióticos, la mejora ha sido muy grande en ese campo, igual que en el de la calidad higiénico-sanitaria de la leche», afirma María Luisa Barreal, directora técnica del Ligal, el Laboratorio Interprofesional Gallego de Análisis de la Leche, que cumple 30 años.
Según la legislación comunitaria vigente en la actualidad (Reglamentos UE 852/2004, 853/2004 y 854/2004 por los que se establecen los criterios de higiene y seguridad alimentaria), el titular de la explotación es el responsable de garantizar la seguridad de la leche que produce. Esta seguridad incluye bacteriología, recuento de células somáticas y presencia de antibióticos, un problema sanitario en aumento para el que se prevé un endurecimiento a corto plazo de la normativa que permite su uso.
La normativa europea hace responsable al ganadero de la calidad de la leche que produce
Según los datos aportados por la directora técnica del Ligal en las últimas jornadas técnicas de vacuno lechero organizadas por Seragro, en el año 2018 (el último ejercicio con los datos de detección de antibióticos publicados en la memoria anual del Ligal) se hicieron en Galicia analíticas a un total de 7.907 explotaciones lecheras, de las que solo el 8% dieron algún positivo en presencia de inhibidores en las más de 1,3 millones de muestras realizadas. De esas 630 explotaciones que tuvieron algún positivo, un total de 87 (el 14%), fueron reincidentes, es decir, tuvieron más de 2 positivos en el año.
Segundo explica María Luisa, «los inhibidores son cualquier tipo de sustancia que evita que se desarrollen bacterias en la leche, por lo que pueden ser restos de antibióticos procedentes de tratamientos mal aplicados o en los que no se respeta el periodo de supresión o residuos de productos de limpieza empleados en concentraciones muy altas».
La presencia de antibióticos en la leche es 10 veces menor hoy que hace 20 años
Por los datos que se desprenden de las analíticas de detección de inhibidores, la presencia de antibióticos en la leche es 10 veces menor hoy que hace 20 años. Si en el año 2001 el 0,59% del total de muestras tomadas daba positivo en presencia de inhibidores, en el año 2018 este dato se situaba en el 0,056%. Aunque la bajada en el uso de antibióticos en las explotaciones aún tiene cierto margen de mejora, es difícil que los positivos en las analíticas de la leche puedan disminuir mucho más y, de hecho, nos últimos dos años los positivos prácticamente están estabilizados. «Se deben a pequeños descuidos que siempre puede haber en las explotaciones», explica.
En 2018 solo el 8% de las explotacions gallegas tuvieron algún positivo por presencia de inhibidores, que se debe en la mayor parte de los casos a descuidos a la hora de separar la leche de vacas tratadas
En cuanto al tipo de antibióticos detectados, el 97,4% son betaláctámicos, solos o asociados, y la causa principal de la presencia de antibióticos en la leche son los tratamientos para la mamitis (61% de los casos detectados), seguidos del uso de cánulas de secado (23% de los positivos).
La causa principal de la presencia de antibióticos en la leche son los tratamientos para la mamitis (61% de los positivos), seguidos del uso de cánulas de secado (23%)
«Una de las cosas de las que podemos presumir en Galicia es que el 84% de las explotaciones tienen muestras de pago por calidad con cada recogida, lo que implica que cada vez que se les recoge la leche también se les hace análisis de presencia de antibióticos», afirma María Luisa. En el Ligal se analizan un promedio de 12.000 muestras al día y en base a ellas se efectúa el pago por calidad al ganadero, se toman los datos para el control lechero y se efectúa la detección de antibióticos.
Límites legales muy estrictos
El Reglamento comunitario 37/2010 relativo a las sustancias famacolígicamente activas y su clasificación establece límites máximos de residuos en los productos alimenticios de origen animal, entendidos como el contenido de residuos resultante de la utilización de un medicamento veterinario legalmente autorizado por la UE y considerado como admisible desde el punto de vista de la seguridad del consumidor.
«Los límites legales son muy estrictos», asegura la directora técnica del Ligal. Pone un ejemplo: «una única cánula de penetamato que le pongamos a una vaca que da 10 litros de leche si luego entregamos esa leche a la industria, contamina una cisterna entera de 10.000 litros de leche con una concentración de residuo en leche que va a ser cuatro veces superior a lo que la legislación permite que haya de ese antibiótico», explica.
Una única cánula de penetamato que le pongamos a una vaca que da 10 litros de leche contamina una cisterna entera de 10.000 litros de leche con una concentración de residuo en leche cuatro veces superior al permitido
Para la detección de estos residuos de antibiótico procedentes de los tratamientos es necesaria la realización de analíticas. El Real Decreto 1728/2007 sobre muestreo diferencia tres tipos de pruebas para la detección de inhibidores de bacterias en la leche: en la explotación, es decir, en el tanque antes de ser cargada la leche en el camión de recogida; en la propia cisterna antes de su descarga en la planta de transformación; y en laboratorio.
El laboratorio de referencia en Galicia desde el año 1990 es el Ligal, que analiza anualmente más de 3,3 millones de muestras, la mitad para el Control Lechero de las explotaciones efectuado a través de los Africor y la otra mitad para el pago por calidades que realizan las industrias. Estas pruebas tratan de detectar también los principales antibióticos, entre otros amoxicilina, ampicilina, oxitetraciclina y quinolonas.
Protocolo para la inmobilización de explotaciones
En el análisis que se realiza en el Ligal para el pago por calidades por parte de las industrias a los ganaderos se incluye un test lento para la detección de inhibidores cuyo protocolo determina que en caso de producirse un positivo este será comunicado tanto a la industria como al ganadero mediante un mensaje SMS.
Las muestras de leche son tomadas por las industrias en las distintas explotaciones y mantenidas a una temperatura inferior a 8ºC, pues en caso contrario son rechazadas. El Real Decreto 1728/2007 obliga a los tomadores de muestras, tanto en las explotaciones como en las industrias, a pasar un curso que deben renovar cada 4 años para lograr unos protocolos que hagan que las muestras tomadas sean fiables.
Las muestras refrigeradas llegan al Laboratorio Interprofesional de Galicia, donde son analizadas a primera hora del día siguiente. En caso de que haya un positivo se comunica en ese mismo momento y un inspector se desplaza ese mismo día a la explotación para la realización de un test rápido con el objetivo de poder liberar lo antes posible a la ganadería para que pueda seguir entregando la leche. Se permite o no la entrega de esa leche en función de si se mantiene o no el positivo detectado en el tanque del día anterior. En caso de que persista el positivo se inmoviliza la ganadería y se coloca una pegatina roja que impide la entrega de la leche a la industria.
Un positivo en antibióticos supone la baja del Recaldi durante seis meses
El objetivo de la rapidez en la comunicación y en la detección es garantizar, por un lado, la seguridad alimentaria y, por otro, que los ganaderos no se vean obligados a tirar leche apta para el consumo. También se remite comunicación a la Consellería de Medio Rural, ya que este positivo implica la baja de la explotación en el Recaldi (Registro de Explotaciones de Calidad Diferenciada) por un periodo de 6 meses. En caso de persistir el positivo durante dos días sucesivos, los servicios oficiales de la Consellería de Medio Rural acudirían a tomar muestras a esa granja para control oficial.
«Los periodos de supresión de medicamentos pueden variar»
Para evitar la contaminación de la leche con antibióticos procedentes de los tratamientos al ganado la normativa establece unos tiempos de espera mínimos para la entrega de la leche una vez aplicado un medicamento a la vaca, aunque existen una serie de factores que pueden modificar estos tiempos de espera fijados en los prospectos, explica María Luisa.
Por ejemplo, cuando la vaca tiene mamitis se produce un daño en la barrera hematomamaria, lo que hace que los antibióticos presentes en la sangre, por ejemplo el celtiofur, pasen a la leche. Del mismo modo, cuando el animal tiene cetosis se produce un fallo en la función hepática, por lo que la degradación del antibiótico se retarda y este permanece más tiempo en el organismo.
En el caso de la aplicación combinada de tratamientos intramusculares y intramamarios el tiempo de espera será como mínimo de 7 días
El periodo de espera también varía si la medicación no se aplica según está pautado (número de dosis, tiempos de aplicación, cantidad) o se mezclan varios tratamientos. En este caso, el Real Decreto 109/1995 establece que en caso de mezclas de productos veterinarios así como en el uso de productos en los que no esté indicado el periodo de espera, este será como mínimo de 7 días. Es el caso de la aplicación combinada de tratamientos intramusculares e intramamarios para el tratamiento de determinadas enfermedades.
Regulación de las quinolonas
La directora técnica del Ligal aboga por un «uso prudente» de los antibióticos para «garantizar su eficacia». «Hay antibióticos que están produciendo muchas resistencias bacterianas y nos tenemos que concienciar todos en su uso responsable», pide.
Aunque asegura que «la mejora ha sido muy grande en este campo en los últimos años», no se conforma con la reducción conseguida y afirma que «aún tenemos que seguir mejorando más, aunque soy consciente de que es difícil, pero mejorar las pautas de manejo en las explotaciones va a incidir en la disminución del uso necesario de antibióticos», asegura.
Solo se va a autorizar el uso de quinolonas si hay un antibiograma que indique que no hay otros antibióticos idóneos para el tratamiento de esa infección
Se prevé en los próximos años una regulación más estricta del uso de determinados antibióticos en las granjas a nivel europeo. «Las quinolonas son antibióticos que se van a regular, de hecho en muchos países ya está regulado su uso, de manera que solo se va a autorizar su utilización si hay un antibiograma que indique que no hay otros antibióticos idóneos para el tratamiento de esa infección», explica.
El Ligal lleva ya tres años haciendo control de quinolonas en todas las muestras que dan positivo en antibióticos y también controles aleatorios de quinolonas a un 10% de las explotaciones que dan negativo «porque el test lento detecta bastante mal las quinolonas y por eso hacemos este otro control», indica Maria Luisa.
«Recomiendo a los ganaderos que tengan mucho cuidado cuando hacen los tests en las explotaciones»
Para la detección de la presencia de inhibidores en la leche, en los laboratorios interprofesionales se realizan tests microbiolóxicos, los llamados tests lentos. En el Ligal se emplea el Delvotest, mediante la incubación a 64ºC de la bacteria Bacilus stearotermophilus en las placas donde se depositan las muestras de leche. La elección fue realizada por parte de la Junta Directiva del laboratorio, en la que las decisiones se toman al 50% entre los representantes de la industria y los representantes de los ganaderos. Se optó por este test porque se consideró el más adecuado para la detección de los antibióticos que exige la legislación.
Una vez que es detectado un positivo en una placa, en el Ligal realizan después a esa leche test rápidos (que funcionan por reacción mediante la unión del antibiótico a un receptor) para la detección de presencia de antibióticos betalactámicos, tetraciclinas y quinolonas. En el Ligal se optó por el Rosa Charm como test rápido.
Los ganaderos trabajan a tiempo fijo, normalmente con 3 horas de incubación, pero eso no es fiable del todo e induce a engaños y sorpresas desagradables, porque a ellos les da negativo y luego sale positivo en el Ligal
María Luisa alerta sobre el uso inadecuado de los test por parte de los propios ganaderos. En caso de usar test lentos recomienda siempre trabajar a tiempo variable mediante la introducción en las placas de testigos positivos y negativos, que serían los que determinarían cuando ha finalizado el tiempo de incubación. «Yo hago un llamamiento a los ganaderos para que tengan cuidado cuando realizan estos test, porque además de controlar la temperatura es muy importante el tiempo de incubación, y trabajar a tiempo fijo, en la mayoría de los casos a 3 horas, puede inducir a errores y a engaños porque el tiempo varía en función del nivel de actividad de las bacterias, que son seres vivos y no están siempre igual de activas, les pasa lo mismo que a las personas, por lo que estos tests hechos en las explotaciones no son del todo fiables y luego hay sorpresas desagradables porque al ganadero le ha dado negativo y luego sale positivo en el Ligal», afirma.
En caso de dudas yo recomendaría a los ganaderos que manden la muestra a analizar al Ligal porque los tests que puedan hacer ellos en casa no van a tener la misma sensibilidad ni la misma especificidad que los que hacemos nosotros
No recomienda tampoco hacer esta prueba en tanque porque «la presencia de antibiótico se diluye y la detección es muy diferente y pueden llevarse uno después una sorpresa», por lo que considera que únicamente podría ser útil hacer este tipo de analíticas a una vaca concreta. En el caso de emplear test rápidos en las explotaciones dice que «la lectura nunca debe ser visual, siempre con fotómetro, porque si es un positivo dudoso a ojo no se va a ver». Por eso, dice, «en caso de duda yo recomendaría a los ganaderos que mandasen la muestra a analizar al Ligal, ya que pueden hacerlo, para estar seguros, porque el test lento hecho en las explotaciones no tiene la misma fiabilidad que el nuestro y el test rápido sin fotómetro tampoco», concluye.
Mejora de la calidad de la leche en los últimos 20 años
Con la entrada de España en la CEE en el año 1986 la calidad de la leche pasa a no estar fijada solo por el contenido en grasa y proteína, sino también por la calidad higiénica de la leche (recuento de microorganismos), para lo cual se fomenta la creación de laboratorios interprofesionales (Real Decreto 1462/1987). El Ligal es el laboratorio de referencia para las muestras que se toman en las explotaciones y de las que depende después el pago por calidad a los ganaderos.
El Ligal es una asociación sin ánimo de lucro creada en el año 1989 y declarada de utilidad pública, en la que están representados paritariamente las industrias lácteas, a través de la Asociación de Empresas Lácteas de Galicia (AELGA), y os productores a través de las organizaciones agrarias y de las asociaciones de cooperativas. El laboratorio comenzó a funcionar en el año 1990 y desde el 2009 presta sus servicios al sector desde su localización en el Edificio de Laboratorios Agrarios del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo.
El Ligal es una asociación sin ánimo de lucro con representación paritaria de las industrias y los productores
La puesta en marcha del Ligal permitió a las explotaciones y a las industrias disponer de una información hasta entonces prácticamente inexistente de los parámetros contemplados en la actual legislación sanitaria como son la calidad bacteriológica, relacionada con la higiene y limpieza en los procesos de ordeño y conservación de la leche, el recuento de células somáticas, relacionado con la situación sanitaria del ganado y en particular con la presencia de mamitis en las vacas, y sobre el control de residuos de productos veterinarios en la leche, consecuencia de la prevención y tratamiento de las enfermedades del ganado.
La creación del Ligal supuso una adaptación progresiva de las explotaciones gallegas a una nueva manera de trabajar que pasó a tener en cuenta a bacteriología, algo hasta entonces secundario
Dese entonces, la mejora da calidad higiénica y sanitaria evolucionó en Galicia de forma rápida y continuada. El promedio del recuento celular en tanque pasó en nuestra comunidad das 373.000 células/ml en el año 1995 a las 196.000 que dieron como media del año 2019 todas las analíticas efectuadas por el Ligal con las muestras recogidas en las ganaderías. En cuanto a la bacteriología, el promedio del año pasado en Galicia fue de 19.000 unidades formadoras de colonias por ml, cuando solo 10 años antes, en 2009, esa cifra se situaba en las 42.000.