¿Podría ser el cultivo de remolacha una alternativa en Galicia?

Nueva Zelanda, Irlanda, Bélgica, Holanda o las Azores apuestan por este forraje para alimento tanto para el ganado de leche como de carne. La falta de maquinaria específica frena su introducción en nuestra comunidad. Hablamos con ganaderos que la han sembrado

Campo de remolacha plantado este ano na gandería Mosquera Vaamonde SC en Ordes

Campo de remolacha plantado este año en la ganadería Mosquera Vaamonde SC en Ordes

Con rendimientos que llegan a multiplicar hasta por tres los obtenidos con el maíz, el uso de la remolacha forrajera podría ser una alternativa interesante en Galicia tanto para alimentación de vacuno de leche como para el cebado de ganado de carne, pero el cultivo en nuestra comunidad no acaba de arrancar, entre otros motivos, por la ausencia de maquinaria específica para su recogida.

El cultivo de la remolacha forrajera se abre camino como alternativa al maíz en otros países productores de leche como Nueva Zelanda, Irlanda, Bélgica, Holanda o las islas Azores en Portugal. En España sigue estando muy vinculado a la industria azucarera, principalmente en dos zonas productoras, Castilla y Andalucía. En Galicia se trata por ahora de un cultivo tradicional a pequeña escala en muchas casas, en huertas y pequeñas fincas familiares, con la finalidad de la alimentación del ganado, cerdos y vacas principalmente.

Pero en los últimos años se han realizado algunas pruebas y ensayos con vistas a fomentar una mayor producción. Las dificultades para la mecanización de los procesos de recogida y ensilado (por ausencia de maquinaria específica, que sí hay en zonas como Castilla) y los problemas para la rotación con el raigrás (para lograr un rendimiento óptimo, la remolacha hay que sembrarla antes que el maíz, lo que hace que no sea posible compatibilizar su cultivo con varios cortes de hierba) son dos hándicaps importantes para su implantación en Galicia.

Es un cultivo de ciclo más largo que el maíz del que se obtienen hasta tres veces más kilos por hectárea

Las primeras experiencias en nuestra comunidad de cultivo de remolacha forrajera para alimentación de ganado vacuno de leche se llevaron a cabo hace 6 años en varias explotaciones de las provincias de A Coruña (la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña la plantó en la zona de Ferrolterra) y de Lugo (SAT Gomelle en Guntín y SAT Romualdo y Grancorona SL en A Pastoriza). La dificultad para el control de las malas hierbas (hoy solucionado con una nueva variedad que admite un sulfatado específico en una sola aplicación), los problemas de conservación del silo y la pérdida de nutrientes en los lixiviados que emite fueron algunas de las razones que echaron para atrás a estos ganaderos a la hora de continuar con el cultivo.

Dificultades de conservación en los silos

SAT Gomelle, del ayuntamiento lucense de Guntín, echó en el año 2014 un total de 9 hectáreas. Eran tierras de maíz que habían estado paradas en invierno. Cristóbal Rodríguez, uno de los cinco socios de esta SAT, cuenta que «los rendimientos por hectárea son buenos y da más kilos que el maíz» pero aun así considera que «aquí en Galicia no compite con el maíz».

Esta explotación, que ordeña 250 vacas, sembró este año 85 hectáreas de maíz, unas 15 menos que en años anteriores, en los que llegaban a las 100. De ellas, entre 20 y 30 hectáreas las destinaron en los últimos dos años a grano húmedo, que asegura que es «una opción que va muy bien si tienes excedente de maíz». Este año han perdido algo de superficie porque llevaban unas fincas en alquiler que ahora han sido vendidas e irán más justos en la cosecha.

Los rendimientos son buenos pero con el trabajo que da pienso que aquí en Galicia no compite con el maíz

La idea de probar con la remolacha fue del nutrólogo de la explotación y Cristóbal considera que «como alimento iba bien y las vacas lo comían de maravilla» pero explica que «tiene dificultades para su conservación en el silo». «El almacenaje es muy complicado, porque escurre mucho y se te escapa mucho líquido de la pila, nosotros la mezclamos en el silo con paja, pero aun así escurría muchísimo y se perdía mucho alimento y mucho azúcar en los lixiviados», dice. La remolacha iba picada en capas superpuestas a otras de paja pero las dificultades para el prensado hace que una vez abierto el silo sea de difícil conservación también. «La remolacha no va molida, va picada en trozos y en la capa de arriba una vez abierto el silo se estropeaba mucho», recuerda.

Cristóbal añade otros factores que les hizo desistir en el cultivo: las dificultades para el control de las malas hierbas y la ausencia de maquinaria específica para recoger y procesar la remolacha. «Es un cultivo trabajoso, había que dar varios tratamientos contra las malas hierbas y después para ensilarla había tenido que venir una máquina de fuera, porque aquí no las hay. Era una picadora móvil que también lavaba la remolacha para sacarle la tierra y las piedras, venía montada en una plataforma de un camión, es una máquina que tenía Azucarera para usar en las fincas, venía desde Páramo en León», explica Cristóbal.

Estudo de CAP Coruña y del CIAM

El mismo año que la cultivaron en SAT Gomelle, también echaron remolacha en dos explotaciones de A Terra Chá, SAT Romualdo y Grancorona SL, y en la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña, que repetirían también al año siguiente. Un ensayo similar fue realizado también en el CIAM de Mabegondo.

El investigador César Resch explica que fueron dos años de proyecto en el que se testamentaron en siembra de primavera y verano variedades de remolacha forrajera haciendo después silos para medir la capacidad nutricional de estas remolachas. «Se probaron 9 variedades en pequeñas parcelas tanto en Mabegondo como Brollón, sembradas en dos épocas, en febrero-marzo para recoger en otoño y en otoño para recoger en primavera. Funcionó mejor lo que sembramos en primavera y recogimos en otoño, como casi todos los cultivos en Galicia, por cuestión de luz, temperatura, etc. En Andalucía cultivan más en otoño por cuestión de temperaturas y en Castilla se labra en primavera y se coge en noviembre, y se deja a la lluvia para que se lave», cuenta César.

La remolacha es un cultivo energético, no proteico, por lo que encaja mal en raciones con maíz de por medio

A grandes rasgos los resultados de aquel ensayo habían sido que «un par de tipos de variedades no funcionaron y hay variedades que tienen mucho agua y poca materia seca, que anda alrededor del 20%», dice. «La remolacha es un cultivo energético, no proteico, la mayoría de las variedades tienen solo un 5-6% de proteína bruta, por lo que encaja mal en raciones con maíz de por medio porque las raciones que tenemos en Galicia, con maíz, son deficitarias en proteína, no en energía. Con el silo de maíz meter remolacha es diluir aún más la ración, lo que nos interesa aquí en Galicia es meter cultivos proteicos, no energéticos», añade.

«Para mí el principal problema es la falta de conocimiento en cuanto a cultivo, variedades adaptadas, etc, porque hubo alguna variedad atacada por hongos que había en la tierra en alguna parcela, pero, sobre todo, hay el problema de la falta de maquinaria adecuada para cultivo y mayormente para la recolección. La remolacha hay que lavarla, despedregar porque sino una piedra del tamaño de la remolacha va para dentro, se usa para eso una piscina con agua para lavar, la remolacha queda flotando y las piedras van para abajo, y no es anecdótica la cantidad de piedra que se junta. Luego la máquina pica la remolacha y la apila para ensilarla, pero el problema a la hora de ensilar es que había variedades que tenían una cantidad de fluyentes muy alta al tener poca materia seca y eso es un problema», explica César.

Que aporta nutricionalmente la remolacha?

La energía de la remolacha proviene del azúcar, y nutricionalmente el azúcar tiene el mismo valor energético que el almidón de los cereales, por lo que el alto contenido en azúcar de la remolacha hace que sobre materia seca tenga la misma Energía Neta que los granos de cereales (1 kg de MS de remolacha equivale a unos 4 kg de remolacha fresca). Pero a diferencia del almidón, la asimilación del azúcar es mucho más rápida. Por eso es necesario un período de transición de unas 2 semanas hasta introducir la cantidad máxima de remolacha en la dieta, que puede ser de unos 15 kg vaca/día en lactancia, y hasta 20 kg en vacas secas, incluso más en ganado de cebo. «Si no haces una transición adecuada puedes generar problemas en las vacas», advierte Javier Fuertes, de la empresa de semillas KWS.

Las remolachas, sobre todo las de alta MS, se deben picar y mezclar con otros forrajes, para evitar altas concentraciones de azúcar en el rumen. También por eso, la remolacha debe aportarse a lo largo de todo el día, mezclada en la ración, no solo como aporte extra por la mañana o por la tarde, para de este modo poder mantener estables las condiciones del rumen.

La remolacha no debe sustituir a los forrajes en la ración de las vacas, sino a la energía neta equivalente del concentrado

En la ración diaria, la remolacha no debe sustituir a los forrajes, sino a la Energía Neta (EN) equivalente del concentrado, es decir, la remolacha no debe sustituir en la mezcla diaria a los forrajes, sino parte de los concentrados, pero hay que suplementar la proteína del concentrado. Javier, que participó en las experiencias llevadas a cabo hasta ahora en explotaciones gallegas, explica que «muchos ganaderos piensan que la remolacha es un forraje cuando en realidad actúa como un concentrado, pues tiene la misma composición casi que un grano de trigo o de maíz, por eso cada 5 kg de remolacha forrajera que come la vaca tienes que sacarle un 1 kilo de concentrado y teniendo en cuenta que podría comer hasta un máximo de 20 kilos, eso supondría restarle 4 kilos al pienso, que a 300 euros que está la tonelada son mucho dinero en una explotación», argumenta.

Adicionalmente, la remolacha contiene pectinas, betaína y fructo-oligo-sacáridos que contribuyen al buen funcionamiento del rumen por su efecto probiótico. También tiene un alto contenido en potasio que favorece la producción lechera en condiciones de tensión térmica. Pero al igual que la remolacha es muy rica en potasio, tiene sin embargo bajos niveles de calcio y fósforo, por lo que tienen que suplementarse también estos elementos, sobre todo en vacas de alta producción. La remolacha genera además un efecto positivo en el aumento del extracto seco de la leche, sobre todo de la grasa, algo que comprobaron las granjas gallegas que echaron remolacha.

Posibles combinaciones con veza, paja o maíz

La recomendación de la mezcla con forrajes en la ración y la necesidad de emplear algún acompañante capaz de absorber parte del líquido azucarado que suelta la remolacha en el ensilado hace que se empleen distintas combinaciones a la hora de hacer los silos. CAP Coruña ensayó con éxito la mezcla de la remolacha con veza y en Guntín y en A Pastoriza optaron por la mezcla paja-remolacha.

«Mezclada con veza va de maravilla o con paja picada también, para que tenga fibra», asegura Pablo Llorente, nutrólogo de la empresa leonesa de alimentación animal Inatega, que participó también en los ensayos realizados en Galicia. Pablo incluso propone la opción de ensilar la remolacha sola, «en un silo donde puedas recoger el azúcar que suelta, con una fosa o una canalización a un depósito para recogerlo, bombeando directamente después ese azúcar líquido al carro, porque en muchas explotaciones se está comprando ese azúcar que se añade a la ración», razona.

En Bélgica por cada cuatro hectáreas de maíz echan una de remolacha para ensilarla en capas con el maíz

Pero en otros países se hacen combinaciones diferentes a las que se ensayaron en Galicia. En Bélgica, cuenta Javier, se hacen muchos silos de maíz y remolacha. «Cada 4 hectáreas de maíz siembran una de remolacha y luego con una pala picadora van echando capas de remolacha cuando hacen el silo de maíz. Para que los dos cultivos vengan al mismo tiempo siembran un mes o dos antes la remolacha que el maíz, porque la remolacha ya se puede echar en el mes de febrero si viene buen tiempo para poder entrar en las fincas, porque la remolacha con 4 grados ya se puede labrar», explica.

Esta es también la manera de sacarle el máximo rendimiento al cultivo. «Aquí la gente espera a sacar el raigrás para sembrar la remolacha y así obtienes muchos menos kilos. Si siembras la remolacha en mayo a la vez que el maíz puedes sacar unos 70.000 kilos por hectárea, pero si lo haces en febrero sacas 120.000 kilos. Es decir, te va a dar mucho más que vale el corte de hierba», asegura.

Javier propone hacer un manejo más sencillo aprovechando las nuevas variedades de remolacha existentes. «Si labramos una variedad lisa, que coge menos tierra, evitamos tener que lavar, porque la remolacha no coge mucho agua pero es un proceso que supone un coste añadido y si el porcentaje de tierra es inferior al 5% no pasaría nada», opina.

Aprovechamiento directo en pastoreo

En otros países productores de leche y con tradición de pastoreo incluso hacen un aprovechamiento directo de la remolacha, que puede aprovecharse en fresco a partir del mes de agosto, arrancando la planta completa, hojas y raíz, para su uso posterior un máximo de 2 o 3 días después de sacarla de la tierra, pues más tiempo en pleno verano se conservan mal las hojas (en otoño y en invierno, la conservación es mejor y se puede almacenar durante más de una semana).

La remolacha tipo forrajera de baja MS tiene un 50% de la raíz fuera del suelo y se arranca muy bien. En Nueva Zelanda, por ejemplo, los ganaderos arrancan estas remolachas directamente con la pala del tractor a nivel de suelo, con un rendimiento muy superior al de una cosechadora de 2 líneas de remolacha azucarera. También practican el pastoreo directo de la remolacha por las vacas, con un pastor eléctrico para controlar la ingesta. Son los propios animales los que empujan y arrancan la remolacha sin problemas, comiendo hojas y raíz con un aprovechamiento del cultivo superior al 95%.

Las variedades bajas en materia seca son aptas para pastoreo directo o recolección con la pala del tractor, ya que tienen la mitad de la raíz al aire

«Con este sistema, se dispone de remolacha fresca desde agosto hasta febrero. En Nueva Zelanda echan 80.000 hectáreas de remolacha, que se ha convertido en el forraje de invierno. Tienen raigrás para pacer las vacas en primavera y verano y en invierno pacen en la remolacha y les dan paja a libre disposición para completar la fibra. Con ese sistema están alimentando a las vacas de leche, que comen hasta 40 kilos diarios de remolacha, y cebando los terneros», explica Javier.

Igual que en Nueva Zelanda, donde la Universidad de Lincoln tiene realizados numerosos estudios, en las islas Azores portuguesas, también se cultiva la remolacha para pastoreo directo en invierno. «En las Azores se sembraba remolacha tradicionalmente para la industria azucarera local, pero hace 4 años cerró la fábrica y esa remolacha se siguió echando y se le da al ganado vacuno de leche», cuenta. Con este cultivo, lugares como San Miguel o Illa Terceria han logrado paliar en parte la falta de superficie agraria, uno de los hándicap existentes en la actualidad para el crecimiento de la producción de leche en las Azores.

Otro país donde se emplea bastante la remolacha para alimentación animal es en Irlanda. Allí también cerró la industria azucarera, 10 años antes que en las Azores. «Irlanda se vió afectada por la primera oleada de cierres de la industria azucarera en Europa. En ese momento se echaban en el país unas 6.000 hectáreas de remolacha azucarera, el cultivo se mantenía gracias a las subvención para poder mantener la fábrica funcionando. Hoy, sin fábrica, se echa el doble de hectáreas que entonces, todas para alimentación del ganado y sin ninguna subvención», destaca Javier.

Efecto do herbicida sobre a nova variedade de remolacha resistente

Efecto del herbicida sobre la nueva variedad de remolacha resistente

Importantes posibilidades en la cornisa cantábrica

Esa presencia previa del cultivo destinado a la industria azucarera ha sido fundamental tanto en Irlanda como en las Azores para que la remolacha se mantenga hoy, aunque su destino final cambiara. «En Irlanda había maquinaria, sembradoras y cosechadoras específicas y una cultura y tradición previas», destaca Javier, que considera que «el mayor problema que se detectó en Galicia por parte de las explotaciones que probaron el cultivo es que es un proceso complicado porque no tienes maquinaria adaptada, el problema del manejo es precisamente lo que hace que esto no acabe de despegar, el cuello de botella está en el manejo, el maíz es muy cómodo porque hay quien te haga esos trabajos», compara.

Con todo, Javier destaca las importantes posibilidades que ofrece la cornisa cantábrica española para el cultivo de la remolacha. «Nueva Zelanda, con menos de la mitad de la superficie total de España cultiva 80.000 hectáreas de remolacha, en España se echan 30.000 en total, sumando Andalucía y Castilla y León, y toda tiene como principal destino a la industria azucarera, pero esa cifra podría multiplicarse y llegar a cultivarse tranquilamente 200.000 hectáreas, porque la cabaña ganadera española absorbería perfectamente el resto», argumenta.

En España se cultivan 30.000 hectáreas de remolacha azucarera pero el uso como forraje podría multiplicar esa superficie

También opina que la remolacha es «una alternativa de cultivo fantástica, y sobre todo en la cornisa cantábrica, donde se da fenomenal» Pablo Llorente, nutrólogo de la empresa leonesa Inatega. Ellos comenzaron a probar con el cultivo de la remolacha a partir del 2011 a consecuencia de la subida del precio del maíz y participaron en los ensayos realizados en Galicia hasta ahora. «En Galicia logras más de 60.000 kilos por hectárea sin regar ni hacer nada con un 23% de materia seca, lo que equivale a unos 15.000 kilos de materia seca por hectárea, cuando el maíz te puede dar 40.000 kilos por hectárea, equivalentes la unos 12.000 kilos de materia seca, pero en el caso del maíz la mitad es planta mientras la remolacha es todo azúcar», enfatiza.

En Castilla, destaca, «la remolacha sigue siendo el cultivo que más da, porque se paga a entre 36 y 40 euros la tonelada y en las fincas de regadío se obtienen entre 110.000 y 120.000 kilos por hectárea, lo que equivale a unos 2.800 euros por hectárea de rendimiento», explica. En Galicia las posibilidades de producción de remolacha azucarera se inviabilizan por los portes debido a la mayor distancia a la fábrica, pero Pablo considera que es una opción interesante en nuestra comunidad la producción para alimentación animal. «Pero tiene que ser un cultivo local, porque no compensa traer la remolacha desde Castilla», asegura.

Jabalí y sequía

Hasta ahora los problemas para cultivar remolacha en Galicia eran principalmente dos: uno, el de la falta de maquinaria –»que se resuelve con hectáreas de cultivo», asegura Pablo–, y otro, el del control de las malas hierbas –»nosotros no seguimos con el cultivo porque en aquel momento las malas hierbas y la eficacia de los herbicidas eran un problema»–, dice.

Ahora esta cuestión estaría solventada con la nueva combinación de variedades resistentes de remolacha y herbicidas específicos. «En la actualidad hay una línea de variedades que solo llevan una aplicación de herbicida, es una combinación en la que se vende ya la semilla adaptada y el herbicida correspondiente y que lleva el nombre de CONVISO ® SMART, ya que combina el herbicida Conviso One, de Bayer, con las variedades de remolacha Smart KWS tolerantes a este producto. El coste del cultivo es un 20% más caro que el del maíz, porque el herbicida es más caro, pero en una hectárea de remolacha obtienes un 40% más de energía neta que con el maíz», asegura Javier Fuertes, de KWS.

El coste del cultivo es un 20% más caro que el del maíz, porque el herbicida es más caro, pero en una hectárea de remolacha obtienes un 40% más de energía neta que con el maíz

La viabilidad del cultivo pasaría por hacer más sencillo el control de las malas hierbas y también las labores de recogida. Para labrar la remolacha se pueden emplear las mismas sembradoras que para el maíz, cambiando únicamente los discos y las ruedas, ya que el maíz se labra a 75 centímetros y la remolacha a 40 o 50 centímetros, pero la necesidad de cosechadoras especiales no está resuelta en Galicia, donde las empresas de servicios no disponen de esta maquinaria.

De resolverse ese otro problema, la remolacha podría ser una buena alternativa en zonas del interior y del sur de Galicia, donde el maíz sufre por falta de agua y altas temperaturas durante el verano, ya que la remolacha resiste la falta de precipitaciones mejor que el maíz, pues aunque pierde crecimiento, al estar enterrada no se seca como le pasa al maíz. La remolacha sembrada en primavera es capaz también de resistir el invierno. De hecho, explica Pablo, en los ensayos realizados en Galicia se sembraba en marzo y se recogía en la primavera siguiente. «Pasaba un año prácticamente en la tierra, pero da mucho más un único cultivo de remolacha que una rotación de raigrás y maíz», afirma.

Otra teórica ventaja es la mejor defensa ante los ataques del jabalí. «En Castilla el jabalí come el maíz pero a la remolacha no va porque quedan a campo abierto, en el maíz están más ocultos y resguardados. No es que no les guste la remolacha, pero pasa como con las patatas, que son ataques mucho menos frecuentes que en el maíz», asegura.

«Hace un cebado para los terneros muy bueno»

Jesús Amil tiene una explotación de carne en la parroquia de Condes, en el ayuntamiento lucense de Friol, con 90 vacas nodrizas de raza Blonde de Aquitana y 145 cabezas totales contando a los terneros. Lleva cinco años echando remolacha para cebarlos.

Sembró este año una hectárea. Antes echaba más, pero la falta de maquinaria que facilite la recogida le hizo reducir superfice. En su caso la recoge casi a diario a demanda de sus animales. «La echo en febrero-marzo y en junio-julio estoy empezando a recoger y la voy a buscar todos los días hasta que la acabo. Es un cultivo que dura mucho tiempo en la tierra, yo la dejo todo el año, aunque de este modo hay más pérdidas porque una parte se pudre», explica.

Si tienes alguien que te la recoja y te la triture estoy seguro que funcionaría, el problema es que la gente se convenza

Jesús echa también 30 hectáreas de maíz para ensilar. «Es lo que tienen las vacas de comer todo el año, en verano y en invierno, pero con el maíz sacas 50.000 toneladas por hectárea como mucho siendo un año muy bueno y con la remolacha forrajera logras muchísimo más, hay mucha diferencia con el maíz, yo tuve alguna remolacha de un metro de largo», cuenta. Además, dice, «la remolacha hace un cebado muy bueno». «Las vacas la comen en el pesebre entera y a los terneros se la corto. Mi idea es meter uno cazo triturador para eso», indica.

Ensilada entera

Jesús labra la remolacha con la sembradora del maíz. «Es una sembradora regulable que trae disco para remolacha», explica, por lo que los problemas únicamente están en el proceso de recogida. «Un año traje una máquina de Castilla y lo que hice fue apilarla toda y ensilarla sola. No la piqué, porque cuando la trituras tienes que mezclarla con algo porque da más agua y si la trituro y se me van los azúcares para eso ya traía pulpa de remolacha, que viene sin ellos. Si en otros países como en Bélgica la ensilan entera por algo será», razona.

Además de ganadero, Jesús tiene también una empresa de servicios agrícolas y forestales y si hubiese demanda no dudaría en comprar una máquina específica para arrancarla. «Tendría que ser una máquina grande, que fuera capaz de levantar 20 o 30 hectáreas en un día. Si tienes alguien que te la recoja y te la triture estoy seguro que funcionaría, el problema es que la gente se convenza», argumenta.

Imaxe da remolacha labrada o 28 de marzo pola gandería Mosquera Vaamonde SC en Buscás (Ordes)

Imagen de la remolacha labrada el 28 de marzo por ganadería Mosquera Vaamonde SC en Ordes

«Probaré a meterla en el carro una semana para ver qué efecto hace en la ración, creo que será más apetecible»

Pablo Mosquera tiene una explotación de leche en la parroquia de Poulo, en Ordes, con 31 vacas en ordeño. Este año probó por primera vez a echar una finca de remolacha de unos 4.000 metros cuadrados en la parroquia de al lado, en Buscás, donde también siembra el maíz. «Trabajo 32 hectáreas y voy muy sobrado, así que decidí probar. Es una zona que quedó sin ganadería y hay superficie disponible», cuenta.

Pablo labra 16 hectáreas de maíz y en las otras 16 tiene pradera permanente de raigrás. Ahora está pensando echar también alfalfa. La calidad de los forrajes y la busca de nuevas alternativas para la alimentación de su ganado es una de sus prioridades y por eso ha decidido probar también con la remolacha. «Cuando la recoja probaré a meterla en el carro una semana para ver qué efecto hace en la ración, pero creo que la hará más apetecible porque la remolacha, al tener azúcares, le dará buen sabor», argumenta.

Es consciente de que para que las vacas produzcan es necesario que coman más cantidad y calidad. Por eso, para ganar en digestibilidad, por ejemplo, corta alto el maíz. Y también lo selecciona en función de su estado. «Escojo las fincas y eso me da la opción de tener siempre muy buena calidad de forraje, porque el maíz que tiene la caña seca lo aprovecho para grano húmedo y de esa forma ensilo solo el maíz que está impecable, aunque si la planta llega verde siempre tendrá también mejor espiga, por eso con una máquina autopropulsada le meto nitrógeno al maíz en el mes de agosto y así se me mantiene más verde. De momento aquí se da bien el maíz, pero si cambia el tiempo por el efecto del cambio climático igual la remolacha es una buena alternativa para determinadas parcelas más secas», explica.

Sembré de una variedad que se puede sulfatar con un herbicida específico y me ha dado menos trabajo que el maíz

Pablo probó este año por primera vez con la remolacha. La sembró el 28 de marzo en una finca que había tenido maíz el año pasado y estuvo vacía durante el invierno. «No la eché antes porque llovió, sino por temperatura quizás se hubiese podido echar antes. Probé dos variedades, una lle ellas se puede sulfatar con un herbicida específico, y que va perfecto, la remolacha no sufrió nada y murieron las malas hierbas. Quizás me haya dado menos trabajo que el maíz, y ni le afectó el gusano ni nada. Lo único que la eché con la sembradora del maíz pero con discos de sorgo y el problema es que me sembró a 10 centímetros y tendría que ir a más, así que tuvimos que clarearla, pero han llevado todos los vecinos para trasplantar. Nació muy bien porque germina muy bien aunque haga frío», explica.

La explotación con la mayor producción por vaca de Galicia

Su ganadería, Mosquera Vaamonde SC, es la primera en producción por vaca de Galicia, con 15.620 kilos de promedio al año, según el ranking de Fefriga del 2019. Es un galardón en el que repite ya por quinta vez desde que lo hubiese logrado por primera vez en el 2013. «Lo normal es que un año estés muy bien pero luego bajes, por eso lo importante es el hecho de mantenerse ahí, porque eso significa que las cosas que haces funcionan», razona.

«Al tener pocas vacas las manejas de otra manera, las estudias de manera individual, sabes si la puedes inseminar antes o esperar, por eso yo hago lactancias muy largas y les alargo mucho la leche. Pero eso tienes que saber en qué casos lo puedes hacer y en cales no, hay que conocer el ganado de manera individualizada, porque so das un año mucha leche y luego la vaca no te empreña no has hecho nada. A mí me gustan las vacas pero me tienen que dar para vivir, por lo que trato de sacar la máxima rentabilidad y no por tener más cabezas ganas más si lo tienes más descontrolado», argumenta.

Son pequeñas cosas que yo hago y que puede que sean las que marquen la diferencia: en verano reduzco volumen y concentro la ración porque las vacas comen menos y en invierno les atempero la temperatura del agua que beben

«Son pequeñas cosas que yo hago y que puede que sean las que marquen la diferencia», dice. «En verano las vacas comen menos, así que reduzco el volumen de la ración y concentro la cantidad, subiendo la soja y bajando la hierba, así la vaca ingesta lo mismo pero con menos volumen, de este modo la vaca no te baja tanto a la leche en verano y en invierno les atempero el agua a las vacas para que así beban más porque si no beben también hay menos ingesta. Lo de templar la temperatura del agua en invierno o no hacerlo es como el día o la noche, lo aprendí con una vaca que daba 82 litros diarios y desde entonces se lo aplico a todas», ejemplifica.

Pero además de estos detalles, hay otras cuestiones en las que Pablo pone énfasis: «Mejoré el protocolo de las vacas en postparto, porque son muy importantes los 15 días después de parir, igual que el secado y el preparto, previniendo cosas; mejoré el forraje porque eso te da estabilidad durante la lactación, porque si tienes un problema puntual con los ensilados y las vacas pierden producción luego es muy difícil de recuperar ese nivel de leche; y mejoré en comodidad. Con estas cuestiones en esta explotación se secan primerizas con 40 litros, y vacas con más de 45. Y la genética también es importante, porque hay vacas que comen lo mismo y no dan lo mismo que las otras. Igual que el nutrólogo y el veterinario, es importante que sientan el establo como si fuese suyo», concluye.

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