¿Por qué aumentan los casos de la enfermedad del ‘ojo blanco’ en Galicia?

El veterinario Raúl Martínez recoge algunas claves para entender y actuar frente a la queratoconjuntivitis infecciosa en el ganado vacuno. Esta enfermedad que merma la visión, también afecta otros aspectos de la salud del animal. Su presencia en granjas gallegas se ha incrementado en los últimos años

¿Por qué aumentan los casos de la enfermedad del ‘ojo blanco’ en Galicia?

Una res afectada por queratoconjuntivitis.

Conocida popularmente como la enfermedad del ojo blanco, la nube en el ojo o el ojo rosa, que son algunos de sus efectos; la queratoconjuntivitis infecciosa es una enfermedad cada vez más presente en las ganaderías gallegas. “Con el aumento del tamaño de las granjas se ha visto un incremento de los casos de esta enfermedad en las granjas de vacuno en Galicia”, explica el veterinario Raúl Martínez (Syva), que habló sobre este problema en las recientes jornadas de la ADS Xundeva.

La mayor presencia de la enfermedad en las ganaderías también la constató la veterinaria y coordinadora de la Agrupación de Defensa Sanitaria de Vacuno (ADS) Xundeva, de Deza y Tabeirós Terra de Montes (Pontevedra), Gloria Martínez: “En los últimos años hemos detectado un aumento de los casos en las ganaderías que atendemos”, apunta la coordinadora.

Con el aumento del tamaño de las granjas se han incrementado los casos de queratoconjuntivitis en Galicia

Aunque inicialmente la enfermedad suele infravalorarse por parte de los ganaderos, puede terminar por ser un problema sanitario que no solo afecte a la visión del animal, sino que repercuta en otros aspectos de la salud del animal y en su producción, al mermar su confort. El veterinario Raúl Martínez aportó algunas claves para atajar la incidencia de la enfermedad en la granja y reducir el número de animales infectados, ya que es una patología muy contagiosa.

La combinación de 3 factores

Hay tres factores que están detrás de esta enfermedad: la presencia de la bacteria, la irritación de la cornea del animal y los vectores, que contribuyen a su propagación. “La presencia de uno o dos de estos factores no será determinante para que se desarrolle la enfermedad, pero si coinciden los tres el riesgo se dispara”, explica el veterinario.

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Los tres factores que propician la aparición de la enfermedad.

La Moraxella bovis y la Moraxella bovoculi son las dos bacterias que provocan la queratoconjuntivitis en el ganado de vacuno y se concentran en las secreciones oculares y nasales del animal. Las reses pueden ejercer de portadores sin desarrollar la enfermedad, si no llegan a darse otros condicionantes para que aparezcan los síntomas.

Las alpacas de paja o el polvo de las camas contribuyen a la irritación de la cornea, que favorece el desarrollo de la enfermedad

Una de las causas que contribuye a la enfermedad es la irritación de la cornea, que puede producirse de muchas maneras en la granja. Martínez incide en que la presencia de alpacas de paja en zonas a las que el ganado tenga acceso aumenta el riesgo de que se terminen irritando los ojos.

El encamado con sistemas que generen polvo en el ambiente, como los sistemas mecánicos de esparcido de paja es otro de los factores que provoca lesiones en el ojo. “Hay granjas que estaban utilizando encamadoras mecánicas y decidieron volver a utilizar sistemas manuales, que implican más trabajo, por la irritación que les causaba a los animales”, concreta el veterinario.

El riesgo de irritación en los ojos se incrementa en las zonas con polvo y viento así como en las razas con párpados más claros, ya que la incidencia de la radiación solar les afecta en mayor medida.

Las moscas y zonas como comederos y bebederos sirven de vectores para la transmisión de la infección

Si a la ecuación se suma la presencia de vectores, como las moscas, el riesgo se incrementa. Además de ser muy habituales en las granjas, las moscas suelen posarse en los lagrimales y secreciones nasales de los animales, lugares en los que se localiza la bacteria. “En las moscas el patógeno puede aguantar hasta 4 días con lo que el riesgo de contagio aumenta”, explica Martínez.

Hay otros lugares, como los comederos y abrevaderos, zonas en las que los animales suelen rascarse, y que también pueden servir como vectores para la enfermedad. Aunque, como puntualiza el veterinario, en estos lugares las bacterias solo sobreviven unas horas.

Junto a estos tres factores que propician la aparición de la enfermedad, hay otras circunstancias que pueden favorecer tanto el contagio como el desarrollo de la infección. La falta de vitamina A en la dieta del rebaño debilita la salud del animal y contribuye a aumentar los riesgos. En esta misma línea, las infecciones circulantes de IBR o incluso el uso de vacunas vivas frente a IBR en época favorable de trasmisión, también incrementa las posibilidades de aparición de la enfermedad.

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Las moscas actúan como vector de la bacteria favoreciendo el contagio de la enfermedad.

Martínez apunta también que el hacinamiento del ganado en espacios reducidos es otro elemento que contribuye a la aparición de un brote de queratoconjuntivitis. Precisamente, esta es una de las causas que ha favorecido la aparición de la enfermedad en aquellas granjas con un crecimiento rápido, ya que en ocasiones pueden llegar a tener el rebaño, aunque sea puntualmente, en un espacio más reducido del que debiesen.

También la ausencia de planes para combatir las moscas es uno de los factores determinantes, ya que la mayor presencia de vectores incrementa notablemente los riesgos.

Consecuencias en la granja

A la hora de valorar las consecuencias en la granja, Raúl Martínez echa mano de un estudio realizado en una granja gallega que ha registrado una gran incidencia de esta enfermedad tras incrementar su rebaño en apenas 3 años hasta situarse en 500 animales. En esta ganadería, los primeros casos aparecen entre los 4 y los 9 meses y afectan casi el 90% del ganado de esa edad. Además de afectar al ojo, los animales también presentaron cuadros respiratorios y digestivos. “Al reducirse la visión, los terneros tienden a dejar de comer y eso afecta directamente a su desarrollo”, explica el veterinario.

Entre los 10 y los 18 meses, observaron que se producía una reducción de los casos, quedando afectado el 70% de los animales. “Aunque se produce una mejoría, es en este punto cuando la enfermedad comienza a cronificarse”, indica. Desde este momento, el número de casos desciende y en los animales de entre 19 y 24 meses cae hasta la mitad y a partir de los 2 años, apenas el 30% está afectado.

Si se trata en las dos primeras fases de la enfermedad, el ojo puede recuperarse por completo

¿Por qué se produce un brote tan virulento y que afecte a tantos animales? Martínez tiene claro que, en este caso hubo dos factores claves: el tamaño de los lotes de la recría, ya que los animales contaban con poco espacio; a lo que se sumó la ausencia de planes específicos de limpieza y desinfección. El veterinario apunta a que estos son factores que pueden darse en muchas ganaderías.

Aunque la enfermedad puede provocar que el animal termine ciego, en los casos más graves; Martínez puntualiza que, si se trata en las dos primeras fases de la enfermedad, el ojo puede recuperarse por completo. “Es una enfermedad muy contagiosa y puede llegar a causar pérdidas graves, por lo que son fundamentales los tratamientos tempranos y los planes preventivos”, concreta el veterinario.

Medidas preventivas

Una vez desarrollada la enfermedad, una de las claves es reducir las secreciones para también atajar los contagios entre animales. Inicialmente se recurre a la aplicación de tópicos. Martínez apunta que no existen pomadas oftalmológicas específicas y recomienda recurrir a tratamientos con pomadas oleosas que resultan más eficaces que las soluciones líquidas. También advierte que deben evitarse las soluciones en polvos, ya que irritan aún más el ojo.

Otras soluciones, como la aplicación de subconjuntiviales, requieren de una aplicación más específica que debe realizarla un profesional. “Es un tratamiento muy eficaz, pero muy laborioso, y si no se realiza cómo debe puede ser contraproducente”, reconoce el experto.

Más allá de los tratamientos Martínez aporta una serie de pautas preventivas con las que reducir el riesgo de contagio de la enfermedad:

-Contar y aplicar un plan preventivo para moscas. En este procedimiento debe incluirse una gestión adecuada del establo, así como prácticas higiénicas y de limpieza y la aplicación de larvicidas.

-Es recomendable separar los animales afectados de los sanos dado que se trata de una enfermedad muy contagiosa.

-Disponer de espacio suficiente por animal y proporcionarle una alimentación equilibrada.

-Proteger a los animales del viento y el polvo.

-Realizar vacunación adecuada de los animales para que cuenten con un sistema inmunológico fuerte. Por el momento, solo en América se están utilizando vacunas específicas para esta enfermedad que se presentan como una solución sólo cuando se constata una alta incidencia de casos.

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