Las campañas de ensilado de la hierba y del maíz, pero también el abonado o la siembra, así como la alimentación del ganado con carros mezcladores son hoy tareas que se realizan en buena parte de las ganaderías gallegas echando mano de los servicios de maquinaria de cooperativas, integrándose en cumas o contratando a empresas de servicios especializadas en trabajos agrícolas. Por eso, lograr una gestión eficiente de la maquinaria es uno de los desafíos que se presentan tanto a las ganaderías como al campo gallego hoy en día.
La gestión de la maquinaria fue también el tema central de la última jornada formativa organizada por Agaca dentro de su ciclo sobre oportunidades de negocio en el campo, una formación en línea que contó con la participación de profesionales del sector que trabajan en su día a día con servicios de maquinaria agrícola en Galicia.
Delegar determinados servicios de maquinaria en la granja
Atrás quedaron los tiempos en que cada ganadería se encargaba con maquinaria propia y exclusiva de la producción de forraje y de la alimentación del ganado. “La especialización e intensificación en la producción implica una demanda de servicios externos para avanzar en la gestión de los forrajes”, explica Santiago Sousa, director del servicio técnico de Maquinaria Durán y experto en gestión de maquinaria.
Así, en los entornos de mayor concentración de la producción ganadera, por lo general hay mayor número de parques de maquinaria en común, tanto de cooperativas como de cumas. “Se está viendo un aumento de la demanda de trabajo a empresas de servicios”, apunta Sousa.
Estos parques de maquinaria disponen sobre todo de aperos de labranza y cosecha de forrajes, así como del servicio de carro mezclador. Como el caso de la cooperativa Aira, que con 4 parques de maquinaria situados en Chantada, Pol, Sarria y Mesía, cuenta con 12 cosechadoras, 22 carros mezcladores, 34 tractores, 27 remolques, 16 segadoras, 27 sembradoras y 11 arados, entre otros aperos.
El aumento del número de cabezas reduce el tiempo disponible de los ganaderos para realizar tareas de cultivo de forrajes por medios propios
Además del incremento de la producción, el aumento del número de cabezas también condiciona que se compre menos maquinaria para la gestión de la tierra en la ganadería. Tener mayor número de cabezas implica mayor demanda de atención del ganadero a los animales y reduce el tiempo disponible para la mecanización por medios propios. “Las granjas posiblemente de media triplicaron su producción, pero siguen teniendo la maquinaria mínima. No se están desorientando de la producción de leche”, apuntan desde la Cuma Ganxabar, que agrupa a ganaderías de las comarcas coruñesas de Xallas y Barcala.
Las grandes inversiones necesarias para medios propios en la granja, como pueden ser los robots de ordeño, limitan que las granjas puedan asumir en solitario la compra de maquinaria. “Se está priorizando la compra de aperos como el robot de arrimado y se delegan los trabajos de cultivo y recogida de forraje”, apunta Sousa.
Las campañas son más cortas y las granjas delegan no solo el ensilado sino tareas como el abonado
El cambio climático y la inestabilidad meteorológica derivada que se está registrando en los últimos años están provocando que se concentren las labores en épocas muy cortas y se opte por contratar esos servicios. En cooperativas como Aira pasaron de hacer unas 17.700 pacas y bolas de forraje en el 2018 a más de 31.400 unidades en la pasada campaña. También en la cosecha del maíz experimentaron en ese mismo período un incremento del 21% y llegaron a cosechar más de 4.000 hectáreas.
Ya no es so el ensilado sino que cada vez más, las granjas también delegan trabajos como el abonado. “En este último año gestionamos unos 86.0000 metros cúbicos de purín, tuvimos un crecimiento del 113%”, ejemplifica Enrique Otero, director de suministros y servicios Campo en la cooperativa Aira, que cuenta en la actualidad con casi 3.000 socios y atiende a más de 1.200 granjas.
Las cooperativas Aira y Clun incrementaron notablemente las horas de los servicios de maquinaria en los últimos años
La evolución que experimentaron en cooperativas como Clun, en el parque de los Irmandiños en Ribadeo, evidencia también este incremento de los servicios. Así, el servicio de maquinaria pasó de facturar alrededor de unas 4.300 horas en el 2001 a registrar casi 24.600 horas en el 2019.
Los condicionantes legales
El aumento de la normativa que afecta a la actividad agroganadera también está convirtiéndose en un factor limitante para el empleo de maquinaria propia para determinadas labores agrícolas dentro de las ganaderías, debido a la compleja gestión en aspectos legales que suponen para las granjas.
“Los compromisos asociados a la PAC y a otras ayudas, implican el registro de un gran volumen de datos sobre la gestión de la superficie productiva, empleo de fertilizantes y fitosanitarios, sistemas de rotación de cultivos, calendario de pastoreo lo que hace que muchos ganaderos opten por derivar estos trabajos a empresas que gestionen también este volumen de datos”, explica Sousa.
Así, cooperativas como Aira están trabajando en programas especializados que puedan recoger esta información que se genera en la ganadería. “Estamos desarrollando un proyecto llamado Trac PLUS encaminado a generar y recopilar los datos de la ganadería, para poder darle la información que solicitan las Administraciones y para que el ganadero pueda tenerla disponible para la toma de decisiones”, explica Enrique Otero.
“A las cooperativas no nos queda otra que estar ahí para ofrecer esos servicios a nuestros socios ante las exigencias de la PAC. Además, ahora estamos también en un momento bueno porque todas las máquinas recogen datos. El reto está en tener todos los datos en una aplicación que pueda hacer la foto de la ganadería”, valora Ángel Miranda, director de la división agroganadera de la cooperativa Clun.
El aumento de los requisitos de carácter técnico y la necesidad de superar inspecciones técnicas (ITEAF) también derivó en un incremento de la demanda de servicios específicos como la aplicación de fitosanitarios.
La legislación medioambiental
A legislación medioambiental también resulta un condicionante para que se externalicen los servicios de maquinaria. “La legislación medioambiental condiciona cada vez con mayor presión la gestión de la superficie productiva, bien en forma de limitaciones de los usos o bien en cuanto a la aplicación de fertilizantes y fitosanitarios”, apunta Sousa.
Con todo, pese a que la tendencia sea a que las ganaderías echen mano cada vez más de estos servicios, también hay granjas que compran maquinaria para afrontar la producción de forrajes por su cuenta, dada la saturación que sufren estos servicios, una experiencia que en más de una ocasión finaliza con la maquinaria parada por un error de cálculo y ante la falta de tiempo de los propios ganaderos para asumir esa tarea.