Previsiones de «muy buena» cosecha de patata en A Limia

Las lluvias recurrentes durante la primavera y el verano propician un crecimiento excelente de los tubérculos. Se espera buena producción y de calidad y un adelanto de la recogida. Preocupa el incremento de costos para productores y mayoristas por las limitaciones en los antigerminantes

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Previsiones de «muy buena» cosecha de patata en A Limia

Las plantaciones de patata de A Limia (Ourense), principal comarca productora de este tubérculo en Galicia, están ya en la recta final, a poco más de un mes del inicio habitual de la recogida. Este año las previsiones iniciales hacen pensar que habrá una buena producción, con patata de calidad y en cantidad. Con todo, los productores se muestran por el momento cautos, ya que los rendimientos se comprobarán cuándo se comiencen a arrancar.

Aunque el fuerte de la campaña de recogida tardará, ya hay productores de la zona de Monterrei (Ourense) que están recogiendo las variedades más tempraneras. También se prevé que la recogida se adelante este año y pueda comenzar ya a mediados del mes de septiembre, sin esperar a finales, como suele ser habitual.

La campaña de recogida puede adelantarse y comenzar ya a mediados del próximo mes en algunas parcelas

«Puede que este año comencemos a arrancar la patata ya alrededor del 15 de septiembre en algunas parcelas, parece que va a venir un poco adelantada la campaña», apunta Amador Díaz Penín, productor de patata y presidente de la Asociación de Productores de Patata de A Limia.

Pendiente del tramo final del cultivo, hasta el momento la evolución de las plantas se ha producido sin mayores incidentes. La meteorología resultó favorable y ha permitido no sólo un adecuado crecimiento sino que no se produjeran incidencias o hayan proliferado plagas.

Lluvias que favorecen el crecimiento

«Está siendo un año muy tranquilo en el cultivo de la patata», apunta Servando Álvarez, responsable del Centro Agroganadero del Inorde en Xinzo. La siembra pudo realizarse en las fechas más idóneas, entre los meses de marzo y abril o comienzos de mayo. «Poder hacer la siembra en plazo ofrece tranquilidad, ya que las patatas van a poder cumplir el ciclo con una relativa comodidad», argumenta Álvarez.

A excepción de las últimas semanas, en las que se han producido episodios con olas de calor, las temperaturas moderadas que acompañaron esta campaña también han propiciado el desarrollo de las plantas y de los tubérculos. «El clima suave favoreció el proceso de tuberculización y que las matas de patatas se hayan formado con normalidad»,explican desde el Inorde. Tampoco hubo este año problemas por las altas temperaturas, que provocan la paralización del crecimiento de la planta cuando se superan los 30 grados y pueden ocasionar daños como el corazón hueco o segundos crecimientos. «Los muestreos que estamos realizando ya en campo nos revelan que, a priori, este año no tenemos estas alteraciones», concreta Álvarez.

Las temperaturas suaves y el aporte constante de agua hacen prever una buena producción de patata

Las frecuentes precipitaciones que protagonizaron tanto la primavera como buena parte del verano resultaron también muy idóneas para el crecimiento de las patatas. «Las lluvias han hecho que las plantas y las patatas hayan ido creciendo con mucha rapidez y haya habido que regar menos», comenta Amador Penín. A diferencia de las restricciones que tuvieron en campañas como la del año pasado, con fuertes episodios de sequía y dificultades para proporcionar agua abundante al cultivo, esta campaña las lluvias propiciaron que muchas veces ni siquiera haya sido preciso recurrir al regadío. «En el período de tuberculización, la etapa más crítica, la planta tuvo un aporte de agua constante, eso también hace pensar que va a haber muy buena producción», destaca el responsable del Inorde.

Aunque este año casi no han tenido que echar mano de los riegos, los productores esperan las mejoras anunciadas por la Consellería de Medio Rural al lograr la colaboración del Gobierno Central para afrontar la inversión. Segundo anunciaron hace menos de un mes, han previsto destinar 12 millones de euros para la limpieza de los canales y de los caminos paralelos y otros 15,9 millones para mejorar la eficiencia y la sostenibilidad del propio sistema de regadío. La Xunta contempla, además, una aportación de otros 4 millones para aumentar la red de pozos operativos. «Las mejoras en el sistema de regadío es una demanda que llevamos mucho tiempo haciendo y que esperamos ahora se acometa», valora Amador Díaz.

Estado sanitario

En cuanto al estado sanitario de la planta también ha sido un gran año. «Hasta el mes de julio, este estaba siendo un año excepcionalmente bueno, casi sin afectación de plagas», indica Servando Álvarez. Sin embargo, en las últimas semanas de julio y estos primeros días de agosto han detectado daños por mildiu, lo que obligó a los productores a dar tratamientos fitosanitarios con los que proteger las plantas y la cosecha. «Salvo casos puntuales, este fue un año de muy buena sanidad», ratifican también desde la Asociación de Productores de Patata de A Limia.

Salvo casos puntuales, este fue un año de muy buena sanidad para el cultivo de la patata, casi sin ataques de mildiu

Tampoco la crisis sanitaria por la Covid-19 hizo modificar las plantaciones y pese a la inestabilidad de la hostelería, uno de los principales mercados para una parte importante de la cosecha, los productores mantuvieron las siembras habituales. A día de hoy, la superficie de patata de A Limia se encuentra cerca de las 3.500 hectáreas que se venían contabilizando en los últimos años.

El coronavirus provocó que el año pasado muchos productores que plantan patata compaginado el cultivo con otra actividad hayan decidido o no hayan podido hacerlo, pero los grandes productores profesionales no vieron alterada la siembra en ninguna de las dos campañas. «Los productores de patata, al igual que otros agricultores o ganaderos, nunca dejaron de trabajar. No pararon en ningún momento su actividad», reivindican en el Inorde.

Aún con la campaña por comenzar, es también temprano para abordar los precios que se manejarán en el sector, tal y como apuntan los productores. La evolución de la pandemia y el levantamiento de las restricciones de la hostelería puede ser uno de los condicionantes para fijar precio. La capacidad de almacenamiento que tengan este año los mayoristas, después de que se haya restringido el uso de uno de los antigerminantes más empleados, es otro de los factores que puede determinar la evolución de los precios en la campaña.

Primer año sin Clorprofan

Esta será también la primera campaña sin que se pueda emplear el Cloprofan como antigerminante, luego de la prohibición europea que restringe la utilización de este producto, muy utilizado para evitar que la patata germine y prolongar de este modo su conservación en excelentes condiciones para la venta. «Esta prohibición ataca directamente una de las principales fortalezas de los productores de A Limia: la capacidad de proporcionar patata en perfectas condiciones hasta los meses de marzo y abril y mismo casi mayo», comenta Servando Álvarez.

Garantizar que la patata no germine es imprescindible para usos como la producción de frito, a lo que se destina la mayor parte de la patata producida en A Limia de variedades como la Agria o Fontán. La prohibición supondrá importantes costos para los productores y mayoristas. Las alternativas disponibles a día de hoy en el mercado tampoco muestran la misma eficacia, tal y como señalan los expertos. «Actualmente, las opciones que hay son emplear aceite de menta o etileno, y en ambos casos no se adaptan bien a la producción de la patata de A Limia y no ofrecen la misma eficacia que se estaba logrando hasta ahora», apunta Álvarez.

Aguardan la posible autorización del antigerminante DMN, que pueda resultar una alternativa más viable y menos costosa

El sector, no solo gallego, sino a nivel estatal, mira ahora a una posible autorización del antigerminante DMN, cuyo uso está prohibido actualmente en España, pero se emplea en el resto de Europa.

Las otras alternativas supondrían un importante desembolso para los grandes mayoristas de A Limia, ya que para la aplicación de las alternativas es preciso contar con infraestructuras más costosas que favorezcan el aislamiento de las patatas. «El cambio va a suponer importantes costos para los grandes productores y mayoristas que van a ser inasumibles para los pequeños y medianos productores, e incluso se pueden llegar a vender las patatas por debajo de los costos de producción», indican desde el Inorde.

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