La plaga de la avispilla del castaño, que ya el año pasado había llegado a casi toda Galicia, está experimentando este año un crecimiento generalizado. El problema se expande con precisión matemática, pues cada avispilla se calcula que pone entre 100 y 200 huevos, con lo cual en pocos años su población puede dispararse si no hay un adecuado control biológico. Este año, la presencia de la plaga ya es alta en zonas de Ourense y Lugo como el Courel o la ribera del Miño, según valoran desde la IGP Castaña de Galicia.
Los productores dan por seguras pérdidas en la producción de castaña en las zonas más afectadas, si bien aún es temprano para hacer un balance, pues la cosecha no comenzará en las comarcas más productoras hasta finales de octubre. «La preocupación es grande. Sabemos que el primer año en que la avispilla llega a una comarca no hay problemas, pero en 2-3 años afecta a todos los castaños y si no se hace un adecuado control, acaba con todo», explica el presidente de la IGP Castaña de Galicia, Jesús Quintá.
Caurel
En el 2017, el impacto de la avispilla ya fue alto en castaños de zonas sin tradición productora, pero este año el problema está aumentando en comarcas tradicionales de la castaña, como el Caurel. «El año pasado teníamos poca presencia de la plaga, pero este año en los valles del Caurel hay una afección grande» -explica Verónica Núñez, de la empresa Caurelor (Quiroga, Lugo).- «Los castaños están con erizos, pero se ven débiles, a algunos ya les está cayendo la hoja y no sabemos lo que va a pasar. Estamos a la expectativa. En Folgoso, la afección es total, aunque el problema no llegó aún a zonas de mayor altitud, como A Seara (Quiroga)».
Ancares
Más al norte, en los Ancares, donde ya el año pasado se detectó la avispilla, la plaga se está expandiendo y esta campaña llegó a buena parte de la comarca. «El año pasado era raro, verla en algunas zonas, pero este año llegó incluso a las zonas de mayor altitud» -explica Román Sánchez, de la cooperativa A Carqueixa-, «si bien sí que es cierto que se hicieron sueltas del parásito de la avispilla, el ‘Torymus’, para tratar de frenar la plaga.», destaca.
Con todo, el problema más grave en los Ancares viene derivado de los fuegos del pasado año, pues parte de los castaños afectados no se han recuperado. «También hay que decir que a la gente a la que se le quemaron los castaños tuvo unas ayudas ridículas, con un máximo de 150 euros por afectado, cuando el pasado año hubo quien perdió miles de kilos de castaña», subraya.
Oriente ourensano
En Ourense, en el oriente ourensano, donde se produce la mayor parte de la castaña gallega, este año se generalizó el impacto de la avispilla. «El año pasado tuvimos unos primeros síntomas, pero este año hubo una expansión grande. Concellos como Verín o Laza están muy afectados y en Riós y en A Gudiña la avispilla ya se extendió a todo el territorio», repasa José Manuel Guerra, un productor de castaña de A Gudiña.
«Este año ya va a haber pérdidas y el problema no son sólo las pérdidas, sino que la avispilla debilita mucho a los árboles» -valora José Manuel.- «Donde menor impacto tuvo la plaga por el momento es en A Mezquita y en las zonas más de montaña».
Sueltas de ‘Torymus sinensis’
La esperanza del sector es que la lucha biológica contra la avispilla del castaño consiga limitar los daños a pocos años vista. El problema es que hasta este año no se generalizó la suelta del insecto que combate a la avispilla, el ‘Torymus sinensis’, pues el Ministerio de Agricultura no concedía autorizaciones para sueltas masivas.
Un segundo problema fue que no existe suficiente «Torymus sinensis» en el mercado. Para este año, la Xunta tenía anunciada la suelta de 1,6 millones de «Torymus», pero sólo pudo adquirir alrededor de la mitad. «Se hizo lo que se pudo. Otros países también tienen una demanda alta de ‘Torymus’ y para el 2019 esperemos estar ligeros y lograr suficientes parásitos de la avispilla», valora Jesús Quintá.
Entre los productores, hay reconocimiento de las sueltas realizadas este año por la Consellería, si bien también se considera que se actuó «tarde».
Perspectivas de la campaña
Al margen de la avispilla, las perspectivas para la campaña de este año son mejores que las del pasado, cuando las heladas primaverales y la sequía habían causado una gran merma en la producción. «En Ourense, en general hubo una buena floración y el fruto está creciendo bien. En Lugo tenemos zonas con buena floración y otras donde se registraron problemas», valora Jesús Quintá.
Los productores señalan que resta al menos un mes para el comienzo de la cosecha, por lo que es todavía temprano para hacer pronósticos. «Si no viene agua de aquí en adelante, la perspectiva es mala. De momento la castaña está creciendo bien, pero tendrá que llover más. Será lo que marque. De momento es temprano para saber seguro lo que va a pasar» -valora José Manuel Guerra, de A Gudiña-. «También hay que tener en cuenta que este año tuvimos en algunas zonas problemas puntuales por alguna helada o por cambios bruscos de temperatura que debilitaron a los árboles», apunta.
En los Ancares, Román coincide con el análisis de José Manuel en el sentido de que aún tiene que llover. «Ya lo dice el refrán, «Agosto arder, septiembre beber», y por el momento los árboles bebieron poco en septiembre».