¿Qué condicionantes hay que tener en cuenta a la hora de diseñar un establo para robot de ordeño?

Alberto Jurado, ingeniero agrónomo responsable de instalaciones ganaderas de COVAP, aporta algunas claves sobre cómo han de ser las naves, las dimensiones de los pasillos o la zona de entrada y salida

Alberto Juado, responsable de instalaciones ganaderas de la cooperativa COVAP, durante el seminario celebrado en Asturias

Alberto Jurado, responsable de instalaciones ganaderas de COVAP, durante el seminario celebrado en Asturias

¿Sirven todos los establos para colocar un robot de ordeño? ¿Qué condicionantes hay que tener en cuenta a la hora de dimensionar pasillos y cubículos? ¿Cómo varía el comportamiento de las vacas? ¿Han de situarse ventiladores y bebederos al lado del robot?

Alberto Jurado, responsable del diseño de los establos de los ganaderos socios de la cooperativa COVAP en el Valle de los Pedroches (Córdoba), ha participado en el último seminario organizado por la Asociación Nacional de Especialistas en Medicina Bovina (Anembe), aportando algunas claves sobre cómo deben ser las naves para ordeño robotizado.

En granjas robotizadas cobran más importancia todos los detalles porque los problemas también se agravan

Contar con espacio suficiente delante del robot, así como su disposición y facilidad de acceso, la longitud de la nave, la anchura de los pasillos o incluso la luminosidad son factores que influyen en que una vaca decida o no ir voluntariamente a ordeñarse. Otras cuestiones como la salud podal del rebaño o el número de animales por robot también tienen un peso determinante a la hora de que haya más o menos retrasos. “En granjas robotizadas cobran más importancia todos los detalles, porque los problemas también se magnifican”, reconoce Alberto.

Evitar la sobrepoblación

La primera recomendación que hace es evitar la sobrepoblación de animales en los lotes. “Si tenemos una sobrepoblación eso nos afectará a las visitas al robot y a la calidad de la cama”, asegura. “Hay que evitar los problemas de sobrepoblación, que si son puntuales en algún momento del año por acumulación de partos, se pueden compensar con manejo”, matiza.

Las novillas y las vacas frescas esperan más para acceder al robot

Un estudio de la Universidad de Wisconsin (EEUU) no existen diferencias entre el tiempo que las vacas deben esperar para entrar a ordeñarse al robot entre sistemas de ordeño robotizado en tráfico libre y en tráfico guiado. La media de espera se sitúa en 1,5 horas y esperan más tiempo las novillas que las vacas adultas.

“También pasa lo mismo que en una sala convencional, esperan más las vacas frescas que las que están en cola de lactación. De ahí la importancia de los permisos de ordeño”, añade Alberto.

Amplitud y accesibilidad al robot

Uno de los dilemas más frecuentes a la hora de instalar un robot de ordeño es el tamaño de la sala de espera. “Si son muy grandes las vacas se pierden y si son muy pequeñas las vacas se pelean, hay más problemas de jerarquía y se reducen las visitas al robot”, explica.

No me gustan los bordillos muy altos para acceder al robot, procuro diseñarlos con pendientes ascendentes

Por eso, más que en el tamaño, Alberto pone el foco en la facilidad de acceso. “Es muy importante que haya espacio antes y después del robot, sobre todo el espacio antes de entrar”, destaca. “No me gustan tampoco los bordillos muy grandes para acceder al robot. Procuro diseñar bordillos con pendientes ascendentes, que vayan de menos a más, orientados en función del paso de la arrobadera”, indica.  

En cuanto a las dimensiones de los pasillos, es necesario encontrar también el punto medio, es decir, no deben ser ni muy estrechos ni excesivamente anchos, “para que no se sequen y resbalen en ellos las vacas”, argumenta.

Nuestra recomendación con robot es pasar la arrobadera como mínimo cada 3 horas

¿Cada cuánto pasamos la arrobadera? La recomendación que hace Alberto en establos con robot es pasarla mínimo cada 3 horas pero sin abusar tampoco. “En una sala se molesta menos a las vacas si la pasamos cuando están en la sala de espera para el ordeño”, evidencia.

Tamaño de los cubículos

La dimensión de los cubículos y la calidad de la cama están íntimamente relacionados con la producción y la calidad de la leche por sus efectos sobre la salud de ubre.

“A la hora de establecer las medidas de los cubículos la primera duda que surge es para quién diseño el cubículo. En una granja puede haber vacas de tamaños muy dispares, pero yo prefiero sobredimensionar un poco el cubículo pensando en la vaca grande, aunque las novillas y las vacas pequeñas nos manchen un poco más”, argumenta.

Intentamos trabajar con plataformas anchas y con mucho espacio delante para el balanceo de la vaca

Y aunque el tamaño y anchura del cubículo es importante, “casi más importante es el espacio que la vaca tiene delante para el balanceo”, asegura. “Nosotros intentamos trabajar con plataformas anchas y con espacio delante, porque cuando tenemos plataformas pequeñas con poco espacio delante las vacas lo que tienden es a ladearse y cruzarse en los cubículos, independientemente de la anchura de la plataforma”, explica.

Encamar dos veces a la semana es la forma de gastar menos arena

“Por eso también si colocamos mucha cantidad de material de cama delante del cubículo la vaca se ladea más, sobre todo si tiene una barra de cubículo flexible”, describe. “Encamar dos veces a la semana es la forma de gastar menos arena y se aporta mucho más confort a las vacas”, añade.

El ingeniero de COVAP asegura además que “no son recomendables estructuras fijas de hormigón en los cubículos, salvo en la plataforma, para de este modo poder variar las medidas a medida que nuestro rebaño cambie”.

Se tienen que poder mover las barras delanteras de los cubículos, porque en 4 años todas nuestras vacas serán diferentes y pueden ser más grandes

“Cada 3 o 4 años hay que revisar y mover las barras delanteras de los cubículos, porque con una tasa de renovación del 25 o el 30% en ese tiempo todas las vacas de nuestro establo serán diferentes, y si hemos hecho bien la recría y en función del semen elegido, nuestras vacas pueden ser más grandes y no caber en los cubículos”, razona.

Para calcular la anchura y longitud de los cubículos se debe medir a las vacas, tanto la anchura de los huesos traseros como la altura a la cruz. “Multiplicando esa anchura de la vaca por 0,8 nos daría un rango de entre 1,22 y 1,32 metros de ancho para el cubículo”, calcula.

Material de la cama

“En nuestra zona tenemos mucha cama fría de compost, pero el objetivo de que la cama esté seca es más difícil de lograr con el compost que con otros materiales como la arena, por eso estamos recomendando cubículos de arena a las granjas con robot”, reconoce.

Además, añade, “el problema para el manejo de cubículos con robot es que no puedes entrar todos los días con maquinaria para hacer mantenimiento, por eso estamos recomendando arena en vez de compost”, reitera.

El problema para el manejo de cubículos con robot es que no puedes entrar todos los días con maquinaria para hacer mantenimiento

En cambio, Alberto descarta por completo la colchoneta: “la colchoneta es lo mejor para el ganadero, porque trabaja menos, pero para la vaca es lo peor. En nuestra zona sólo pusieron colchoneta 2 granjas y la retiraron, porque con el sol una colchoneta negra que quema no invita a las vacas a acostarse”, cuenta.

En cuanto al manejo, “intentamos que no entre ningún tractor por los pasillos para preparar las camas para molestar lo menos posible a las vacas, por lo que preferimos trabajarlos con maquinaria menos pesada”, indica.

Salud podal

Las camas y cubículos son clave para la salud podal, defiende, “y todos sabemos que el hecho de que las vacas anden y no haya cojeras es imprescindible para que quieran ir a ordeñarse al robot”, recuerda.

Recomienda hacer el recorte de pezuñas cuando se secan las vacas y sobre “la pregunta del millón”, dónde poner el pediluvio, opina que “nunca se deben poner a la entrada o a la salida del robot”. “Nosotros hemos hecho un diseño para colocarlos en los pasillos de cruce”, propone.

Si las vacas no andan porque están cojas no irán a ordeñarse al robot

Alberto es partidario de acortar las distancias que las vacas tienen que recorrer para ir al robot, evitando naves excesivamente largas. “Con robot recomendamos diseñar establos con tres filas de cubículos porque se acortan las naves y las vacas tienen que andar menos, unos 50 metros como máximo”, detalla.

El diseño varía en función de si es un establo de nueva construcción o una reforma, que obliga en ocasiones a adaptarse a lo ya construido. “En una nave nueva estándar para 2 robots lo que hacemos es colocarlos en el centro de la nave; si es una reforma de una nave antigua normalmente van en las cabeceras”, indica.

Con robot recomendamos acortar las naves y colocar tres filas de cubículos

En cuanto al número de cubículos que poner en cada lote por robot, recomienda entre 65 y 70 “para no hipotecar el futuro, porque no sabemos cuántas vacas llegaremos a tener en el robot, debido a la selección genética que hagamos, la mejora tecnológica del robot o por otros motivos”. De esta forma, además, al contar con mayor número de cubículos, “estarán más descansados y será más fácil su mantenimiento en buen estado”, argumenta.  

Impacto del diseño de las instalaciones en la ingesta

Nave de xovencas coa ración seca que lles sirve Aira

La zona de alimentación cobra una importancia fundamental en la producción de leche, junto con la zona de descanso (cubículos) y la de ordeño. “El espacio de comedero debe ser de entre 70 y 75 centímetros por vaca para animales en lactación y de 75 centímetros en el lote de vacas secas y postparto”, aclara.

La diferencia de altura entre el suelo en el que pisan las vacas y el suelo del comedero debe situarse entre 10 y 15 centímetros y la anchura del muro que separa el comedero de la zona en la que se encuentran las vacas debe ser inferior a 20 cm. “Las cornadizas más antiguas, colocadas hace más de 10 años, están muy bajas, y nos encontramos también muchas veces con muros muy anchos que impiden que las vacas coman”, asegura.

En los comederos flexibles no se ocupan todos los huecos, por lo que no se deben contar los huecos existentes como plazas de alimentación, ya que normalmente se ocupa uno sí y otro no. “En una cornadiza convencional con trabantes o barra corrida superior en un hueco de 5 metros entran 7 vacas; en una cornadiza flexible igual, porque cada vaca ocupa dos espacios de comedero”, aclara.

Dentro de su rutina diaria, una vaca en lactación pasa entre 3 y 5 horas comiendo repartidas entre 9 y 14 tomas

La superficie del comedero debe ser fácil de limpiar. “Yo prefiero el acero en vez de la resina, que es más difícil de mantener y de limpiar. La desventaja del acero es que escapa más la comida porque resbala más”, explica. La anchura varía entre 1,10 y 1,20 metros para el acero y 1,30-1,50 para la resina, en función del volumen de comida que se vaya a almacenar (depende de las veces que preparamos la ración y de si hay 1 o 2 filas de cornadiza).

En cuanto a la pendiente del suelo que pisa la vaca a la hora de comer, ésta debe ser inferior al 1%, para que los animales no tengan problemas en las patas delanteras como consecuencia de la presión que ejercen sobre ellas al comer. “Si la pendiente es mayor tienden a girar las pezuñas y se producen lesiones”, indica Alberto.

Manejo del comedero

El objetivo, respetando estas dimensiones óptimas, elaborando una ración apetecible y con una composición balanceada y realizando un manejo idóneo del comedero, es lograr un alto consumo de materia seca en el tiempo adecuado. Una vaca en producción pasa entre 3 y 5 horas al día comiendo (entre 9 y 14 veces), lo que representa el 16% de su tiempo diario.

“Es la segunda actividad que más tiempo le lleva a la vaca en el día”, detalla el técnico de COVAP, que considera contraproducente en vacas de alta producción restar tiempo de ingesta con permisos de ordeño exagerados. “Más de 4 o 5 ordeños diarios me parece innecesario, porque esas vacas pierden tiempo para comer y descansar”, afirma.

Más de 4 o 5 ordeños diarios me parece innecesario, porque esas vacas pierden tiempo para comer y descansar

Las novillas tardan más en comer e ingieren menor cantidad de materia seca que las vacas. “Una vaca dedica entre 200 y 220 minutos a comer, mientras que las novillas tardan 250 minutos”, calcula.

Para lograr una ingesta óptima, insiste, el manejo del comedero es clave. “El manejo del comedero es para mí lo más importante, porque una cosa es la ración que prepara el nutrólogo, otra la que el carro mezclador pone en el comedero y otra la que come realmente la vaca”, ha diferenciado.

Con robot de ordeño no es necesario echar comida en toda la cornadiza

Contar con arrimador garantiza comida disponible en el comedero las 24 horas del día, lo que favorece la estabilidad ruminal, reduce la competencia en el comedero y ahorra carga de trabajo en las granjas. “Es el empleado más rentable de la ganadería, porque arrimar es una de las tareas más importantes en un establo y que menos gusta hacer a los empleados”, ha insistido. “En naves con robot de ordeño y 3 filas de cubículos no pasa nada por tener menos plazas de cornadiza si tenemos arrimador y arrimamos con frecuencia”, considera.

El arrimador garantiza una actividad ruminal estable, incluso con estrés por calor es más constante

En caso de no disponer de arrimador, Alberto considera que “con robots de ordeño, al no acudir todas las vacas al mismo tiempo a comer, como ocurre al salir de la sala de ordeño, en comederos muy largos con una sola fila de cornadizas, no es necesario echar comida en todas las plazas, es preferible amontonar más la comida en una parte del comedero y dejar el resto sin comida en vez de echar un cordón más estrecho en todo el comedero para así no tener que arrimar tanto”, justifica.

Bebederos

En cuanto a los bebederos, debe garantizarse al menos 10 cm de bebedero por vaca. “En nuestra zona nosotros estamos trabajando ya con más de 10 cm/vaca de bebedero, normalmente con 12 cm o incluso con 15”, indica.

Debe haber varios bebederos, separados entre sí más de 15 metros, para reducir el efecto de las vacas dominantes. Deben estar situados a una altura de entre 65 y 80 cm desde el suelo y tener un caudal de agua de entre 10 y 20 litros por minuto.

La ubicación dentro del establo es otro de los aspectos a analizar, en función del tipo de nave. “Si los ponemos en los pasillos de cruce, ese pasillo debe tener más de 5 metros de anchura”, asegura. En todo caso, aclara “no debemos colocarlos nunca cerca de los cepillos ni cerca del comedero, porque se manchan más”.  

El bebedero hay que colocarlo cerca del robot, pero no justo a la salida para no atascar el tráfico

En explotaciones con robot de ordeño, “el bebedero hay que colocarlo cerca del robot, porque la vaca quiere beber al salir de ordeñarse, pero no debe situarse justo a la salida del robot para no atascar el tráfico”, recomienda. Por el contrario, los cepillos si deben estar en la zona de entrada al robot, para atraer a las vacas hacia él.

Luminosidad

Alberto asegura que “en los robots en los que hay mucha claridad y mucha luz, hay menos visitas”. “A las vacas no les gusta el sol nunca, ni aunque sea invierno y no haga calor; siempre va a buscar la sombra porque es su comportamiento natural en la naturaleza para ser menos visible a los posibles depredadores”, argumenta.  

En los robots en los que hay mucha claridad y mucha luz, hay menos visitas

Que el sol incida de forma directa en el comedero, en la zona de cubículos o en el robot de ordeño es algo a evitar cuando se diseña un establo. “Por eso intentamos trabajar con naves cada vez más bajas en los laterales pero con más pendiente de tejado hacia la zona central. De esa forma evitamos que el sol entre y ayudamos a la ventilación y la salida del calor por la zona de cumbrera”, explica.

Intentamos trabajar con naves cada vez más bajas en los laterales para que no entre el sol pero con más pendiente de tejado hacia la zona central para favorecer la ventilación

Alberto recomienda también colocar mallas antipájaro en todos los laterales de las naves para minimizar así la entrada da palomas, gorriones y otros pájaros al establo. «Hay que concienciar a los ganaderos porque se pierde comida y puede generar un problema sanitario», indica. 

Estrés por calor y estrés por viento y frío

Para combatir el estrés por calor, “primero hay que mojar bien a las vacas, no sirve solo con humedecerlas un poco, hay que empaparlas bien, y después secarlas rápido”, recomienda. “Esto es fundamental en lugares como Galicia, con una alta humedad ambiental. Para ello debemos usar una velocidad del aire de entre 3 y 7 m/s. En Galicia, a diferencia de Andalucía, lo que hacemos es mojar menos a las vacas y poner más tiempo el aire”, detalla.

El aire siempre merece la pena, tanto en el comedero y en las camas como en el robot, porque hace que no haya moscas

“No se pueden poner los ventiladores sólo donde están los robots y no ponerlos en el resto de la nave. Lo que pasa muchas veces cuando hay estrés por calor es que las vacas se nos acumulan y atascan en la zona de entrada o salida del robot, porque es la zona más fresca y oscura de la nave. Para evitarlo, se debe colocar un ventilador justo donde está el robot, es decir, dentro del box, para sacar a las moscas y que la vaca no patee, pero no en la zona de entrada y salida, para que no se nos queden allí las vacas”, indica.

Debemos diseñar y construir ganaderías versátiles que sean válidas para cualquier época del año

Teniendo en cuenta las condiciones climáticas de la zona donde se vaya a instalar el establo, Alberto defiende que se deben diseñar y construir “ganaderías versátiles” que sean válidas para cualquier época del año. “En establos orientados al norte, a veces las vacas pueden llegar a tener frío y dejar de comer en función de la temperatura y la velocidad del aire. Existe el dicho de que las vacas nunca tienen frío, pero depende de donde estén”, opina.

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