Ence Pontevedra parece haber entrado en una cuenta atrás de cierre definitivo, salvo que prospere su recurso contra la sentencia de la Audiencia Nacional que anula la prórroga de la concesión de Lourizán. Es un escenario que abre muchas incógnitas para el sector forestal. El eucalipto gallego perdería uno de sus compradores de referencia, a la espera de una reconfiguración en la Península de la industria de la celulosa. Analizamos las posibilidades.
Aumento de compras de Navia y del mercado portugués
La posibilidad de la apertura de una nueva planta en Galicia, en sustitución de la de Pontevedra, es descartada por Ence, que sostiene que técnicamente no se le ofreció ningún emplazamiento viable. Si llega a cerrarse Pontevedra, la compañía apuesta por aumentar la capacidad de producción de su planta de Navia por lo menos en 340.000 toneladas, con lo que superaría el millón de toneladas anuales.
Esa ampliación de Ence Navia, junto con un posible aumento de envíos de madera a Portugal, principalmente a Navigator, que cuenta con plantas relativamente próximas al sur de Galicia en el distrito de Aveiro (Cácia) y en Figueira da Foz, permitiría dar salida a buena parte del consumo actual de Ence Pontevedra, que en el último año produjo algo más de 400.000 toneladas de pasta.
Desde la perspectiva de los propietarios forestales, ese cambio de destinos produciría una leve caída de precios en monte, por los mayores costos de transporte de la madera, pero no existe especial preocupación. Se percibe que hay demanda de eucalipto y que la madera gallega tendrá mercado tanto en Navia como en Portugal, así como en otros posibles destinos, vía marítima.
Pérdida de transformación de materia prima en Galicia
Galicia exporta en la actualidad en rollo, sin transformar, alrededor de un 30% de la madera que corta en monte, principalmente eucalipto con destino a Navia y a Portugal, pero también pino enviado a otros puntos de la Península. Con el posible cierre de Ence Pontevedra, el porcentaje de madera en rollo enviada fuera de la comunidad podría pasar a más del 50%.
Es un escenario que dejaría a buena parte del sector forestal como productor de materia prima, en tanto que el empleo y el valor añadido asociado a los procesos industriales se generaría en otros territorios. Hablando en plata, a nivel forestal Galicia pasaría a tener el perfil tradicional de un ‘país en vías de desarrollo’. Productor de materia prima que se transforma en otro territorio.
La puesta en marcha de una empresa pastera que contribuyera a la transformación industrial de la madera gallega había sido un objetivo político desde la Segunda República, presentándose el primer proyecto en 1937. En aquel momento, la idea era procesar el pino para obtener pasta de fibra larga -la destinada hoy en día a la elaboración de cartón-, pero no fue hasta décadas después en que se impulsó el proyecto de Ence Pontevedra, que comenzaría a funcionar en 1963 con pino para, posteriormente, a partir de 1969, ir sustituyendo el pino por el eucalipto, orientándose la factoría a la fabricación de pasta de papel de fibra corta.
El cierre de Ence Pontevedra -con independencia de los legítimos intereses ecologistas y vecinales- dejaría a Galicia con escasos destinos industriales para el eucalipto, más allá de usos menores en tableros y en el aserrado.
¿Nuevas factorías en Galicia?
En Galicia existe una oferta suficiente de eucalipto que justificaría la puesta en marcha de una nueva planta de celulosa, en sustitución de la de Pontevedra. Es un escenario que baraja el propio conselleiro de Economía, Francisco Conde, que apela a destinar fondos Next Generation para impulsar dos plantas en Galicia ligadas a la madera: una para un proyecto de viscosa, fibras textiles derivadas de la madera, y otra para sustituir a Ence Pontevedra.
La cuestión es que Ence a su vez aspira a fondos Next Generation para la ampliación de su planta de Navia, por lo que resulta complicado que haya fondos europeos para ambos proyectos.
Las iniciativas de transformación del eucalipto que propone la Xunta se harían por medio de una colaboración público – privada. De llegar fondos Next Generation, bien para la planta de viscosa, bien para los dos proyectos (viscosa y celulosa), la Administración tendría que definir con qué socios industriales contaría. Ence y los portugueses de Navigator estarían previsiblemente interesadas en la iniciativa, si bien desde el sector de los propietarios forestales se apuesta por la llegada de nuevas empresas que rompan con el duopolio de facto que ejercen en Galicia ambas compañías.
La planta de viscosa, según apuntan fuentes del sector forestal, se debería acompañar además de aprovechamientos complementarios en una biorrefinería, de cara a obtener el mayor valor añadido posible de las partes de la madera que no se utilizaran en el proceso. La viscosa es un mercado con demanda en aumento, pero el reciente cierre de la factoría cántabra de Sniace, orientada a viscosa, demuestra la necesidad de afinar en la competitividad del proyecto gallego.
¿Empleo de otras especies forestales?
Cuando la Xunta anunció el proyecto de una planta de viscosa que opta a fondos Next Generation, eludió concretar la materia prima a emplear en la planta, más allá de apuntar que se podrían aprovechar diversas especies forestales e incluso material para reciclar “como papel y cartón” -según el presidente de la Xunta-. Las perspectivas apuntan a que el eucalipto sería en la práctica la principal materia prima para la planta, pero se abre también el escenario de un posible uso complementario de otras especies forestales.
El pino, la segunda especie en volumen de talas en Galicia, tiene en la actualidad una demanda disparada, tanto para usos de sierra, en los aserraderos gallegos, como para usos de trituración -principalmente en Finsa, biomasa y en la planta de celulosa de fibra larga de Viana do Castelo (Portugal)-. Con una demanda de pino en aumento y una oferta en retroceso en los últimos años, el uso de pino en nuevas industrias gallegas de celulosa – viscosa parece poco probable.
Aparte del eucalipto, la alternativa que quedaría sería el empleo de frondosas caducifolias como el abedul, que es una de las principales materias primas empleadas por la industria escandinava de la celulosa, competidora de Ence en el mercado europeo.
El abedul, frente al eucalipto, presenta desventajas a nivel forestal e industrial. Su crecimiento en monte es menor, con lo que se alargan turnos de tala, y la cantidad de madera que se precisa para lograr una tonelada de pasta es mayor, lo que apunta a menores precios. En Escandinavia, el abedul para pasta de papel se paga en el entorno de los 16 euros / tonelada, por lo que no es competitivo a nivel económico frente al eucalipto. Otra cuestión son las ventajas ambientales y paisajísticas que podría aportar en el monte, de posicionarse como un cultivo forestal complementario en Galicia asociado a una demanda industrial.