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En su día a día, las ganaderías manipulan diferentes tratamientos tanto para la higiene como para la salud de los animales que son considerados como residuos peligrosos a la hora de su recogida y tratamiento. La presencia habitual en las granjas hace que, muchas veces, los ganaderos no sean conscientes de la contaminación que puede provocar un tratamiento inadecuado de este tipo de deshechos, una vez que se terminan de emplear.
«Estamos produciendo un alimento y debemos ser muy cuidadosos», apunta el veterinario Román Habela
«Tenemos que tener siempre presente que en las ganaderías estamos produciendo un alimento, por lo que tenemos que ser muy cuidadosos en todo el proceso», apunta Román Habela Gruart, veterinario y responsable de la empresa Aplicaciones Ambientales y Residuos (AAR), especializada en el tratamiento de residuos de tipo ganadero.
¿Qué residuos se generan en la granja?
El veterinario y gestor autorizado, que participó recientemente en los Encuentros Ganaderos organizados por la ADS Xundeva, en Lalín, incide en la importancia de que los ganaderos sean conscientes de que muchos de los productos que emplean en la ganadería precisan de un tratamiento específico. «Aún es muy habitual encontrar en las granjas garrafas de detergente viejas tiradas o frascos de medicamentos vacíos o ya caducados acopiados en algunos rincones», comenta.
Los principales residuos peligrosos en las granjas son los frascos de medicamentos, las agujas de los tratamientos o los productos de limpieza del tanque de ordeño
El experto insiste en que los ganaderos, al emplear estos productos tienen el deber de procurar su correcto tratamiento, ya que desde el momento en que entra en sus instalaciones son responsables de ellos.
El Decreto 38/2015 sobre Residuos Sanitarios de Galicia es lo que regula el tratamiento a seguir para los productos que se emplean en las granjas y que se consideran como residuos peligrosos. En concreto, en las ganaderías los principales productos que llevan esta clasificación son los recipientes de medicamentos vacíos, los productos de limpieza específicos empleados para instalaciones como el tanque de ordeño y el circuito de la leche, así como los residuos punzantes y cortantes.
Residuos punzantes en una ganadería.
Habela Gruart recuerda que las ganaderías, al producir este tipo de residuos, deberían estar inscritas en el registro de pequeños productores de residuos peligrosos para poder llevar un control adecuado de los productos que se emplean y de la recogida que se hace de ellos. Como indica el gestor, este trámite tiene en la actualidad un coste único de unos 180 euros. Las ganaderías gallegas se incluyen dentro de la categoría de pequeños productores de residuos peligrosos, al producir menos de 10 toneladas de este tipo de basura al año.
En la propia ganadería, los residuos peligrosos de origen sanitario deben almacenarse, antes de su recogida, en contenedores homologados, rígidos y opacos. En el caso de estos residuos peligrosos sanitarios no pueden superar los 60 litros de capacidad máxima.
¿Dónde terminan los residuos?
Los gestores especializados en el tratamiento de residuos peligrosos son los únicos que deben encargarse del tratamiento de este tipo de basura. Con estos requerimientos, tal y como explica el gestor, se busca evitar contaminación por productos químicos tanto de los suelos como de las aguas, y también minimizar, en la medida de lo posible, las resistencias bacterianas a los antibióticos, que provocan que cada vez sea más difícil la cura de muchas enfermedades infecciosas que sufren tanto los animales como las personas.
«La trazabilidad de los residuos peligrosos que se generan en la granja es fundamental para evitar contaminación en el entorno»
«La trazabilidad de los residuos peligrosos que se generan en la granja es fundamental para evitar la contaminación del entorno», concreta el veterinario. Las empresas gestoras son las que se encargan de llevar a cabo el registro de los residuos en la Plataforma Gaia, donde la administración realiza un control de estos productos. En concreto, los residuos que se generan en las granjas se identifican con el Código L.E.R. de 6 cifras, que comienza por 1802, como residuos sanitarios de origen veterinario.
Una vez que se recogen de la granja, los residuos peligrosos se someten a distintos tratamientos en función de sus características. Una parte de ellos se incineran, mientras otros pasan por un proceso de esterilización para conseguir una neutralización química, lo que permite que luego sean trasladados a una escombrera para su procesamiento.
La gestión en la granja
Pese a que en todas las ganaderías se generan diversos tipos de residuos peligrosos, derivados de los tratamientos veterinarios de los animales o de las rutinas de limpieza, existen pocos gestores especializados en los residuos ganaderos en Galicia. El procedimiento habitual por parte de los gestores es proporcionar a las granjas los recipientes idóneos para la clasificación de los residuos para luego proceder a su retirada dentro de los plazos acordes con el tamaño de la ganadería.
Las granjas deben disponer de contenedores específicos para los envases vacíos de medicamentos y de los residuos cortantes
Lo más habitual, como explica Habela Gruart, es que las granjas dispongan de contedores específicos para los envases vacíos de medicamentos y de los residuos cortantes, y un ‘big bag’ para la acumulación de las garrafas de los detergentes. Hay ayuntamientos que incluso permiten que las garrafas de este tipo de productos se recojan en el punto limpio, aunque hay ciertas dudas sobre el tratamiento idóneo que se puede hacer de ellas, ya que muchas veces estos servicios municipales carecen de la autorización para el tratamiento o acumulación de residuos peligrosos.
Lo mismo ocurre con vendedores o cooperativas agroganaderas que gestionan su recogida. «Existe cierto vacío legal y una alta permisividad con estas prácticas puesto que, en principio sólo se deberían encargar tanto de su traslado como almacenamiento los gestores habilitados», concreta Román.
«El lugar donde se vacía el medicamento es donde se deben retirar los restos»
Los residuos deberán permanecer acumulados hasta su traslado para el tratamiento en el mismo punto donde se consuman. «El lugar donde se vacía el medicamento es dónde se deben retirar los restos. Lo mismo ocurre con las garrafas de los detergentes», explica el especialista. «Ni el veterinario, ni el ganadero estarían autorizados para realizar el traslado de este tipo de residuos, aunque se siguen a constatar este tipo de prácticas», indica Román.
En una estimación de los costes que supone la gestión de este tipo de residuos para una ganadería, el veterinario apunta que suele establecerse en alrededor de un euro por vaca al año. En el caso de ganaderías de un tamaño pequeño, basta con que la recogida se haga una vez al año. Mientras, en el caso de grandes ganaderías, la recogida de los residuos se hace con mayor frecuencia, siendo lo normal cada 6 meses, segundo indican los protocolos de la normativa de residuos peligrosos, que especifícan que sólo pueden estar como máximo 6 meses en posesión del productor, siendo necesaria su recogida una vez transcurrido este período de tiempo.
