Las vacas que basan su alimentación en el pastoreo, sea en ecológico o en convencional, emiten hasta un 45% menos de gases de efecto invernadero que aquellas que están estabuladas y que ingieren como forraje único el silo de maíz. Sin embargo, si se mide por litro de leche, las vacas que pastan tienen mayor huella de carbono, hasta un 35% más, al ser menos productivas.
Esta es una de las conclusiones del proyecto EUREL, una investigación que busca medir la huella de carbono en las ganaderías de vacuno de leche de Galicia. El estudio está coordinadado por la Asociación Gallega de Cooperativas Agroalimentarias (AGACA) y participan el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM-INGACAL) y la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña.
Para medir la huella de carbono o GWP (acrónimo del inglés Global-warming potential) se estudiaron durante los años 2018 y 2019 algo más de 1100 vacas de 10 ganaderías de vacuno de leche de Galicia y pertendentes a 5 sistemas de manejo y de alimentación: 1 granja en ecológico, 2 en pastoreo en convencional, 2 con las vacas estabuladas y alimentadas en base a silo de hierba; otras 2 granjas con estabulación y con una ración de silo de maíz y de silo de hierba y otras 3 ganaderías con las vacas estabuladas pero con el silo de maíz como forraje único.
Huella de carbono por vaca:
Las conclusiones revelan que si se mide la huella de carbono por animal, las granjas en pastoreo y en ecológico son las que salen mejor paradas, con un promedio de unos 7900 kilos de CO2 equivalentes por animal. Las que alimentan las vacas en un sistema estabulado y en base a silo de hierba y silo de maíz son las segundas con menores emisiones contaminantes, con un promedio de 9.427 kilos de CO2 equivalentes al año, mientras que las ganaderías que basan la alimentación de sus animales solo en base a silo de hierba o silo de maíz son las que tienen mayor huella de carbono: 10.743 y 11020 kilos de CO2 equivalentes, respectivamente.
Por litro de leche, las vacas en pastoreo tienen mayor huella de carbono
Sin embargo, si se analiza la huella de carbono por litro de leche los resultados se invierten. En concreto, las granjas con una alimentación basada en el pastoreo son las más contaminantes, hasta un 35% más de huella de carbono, al tener un promedio de producción de leche por vaca más reducido (de media un 40% menos).
De este modo, las ganaderías en las que las vacas están estabuladas y son alimementadas en base a silo de maíz y silo de hierba son las más eficientes en huella de carbono, con un promedio de 832 gramos de CO2 equivalentes por cada litro de leche producida. Le siguen en segundo lugar las que basan la alimentación en silo de maíz, con 859 gramos, y las en ecológico, con 1013 gramos por litro de leche. Las que realizan pastoreo en convencional son las que más huella de carbono tendrían por litro de leche, con un promedio de 1125 gramos.
“La clave para reducir la huella de carbono es mejorar la eficiencia”
La tendencia de estas ganaderías analizadas en el proyecto EUREL revelan que entre 2018 y 2019 mejoraron su eficiencia al reducir su huella de carbono, medida en GWP, por animal un 3% y un 4,25% por litro. Otro dato que muestra la mayor eficiencia en el uso de los recursos es que las 10 ganaderías gallegas de vacuno de leche analizadas aumentaron un 8,80% su producción de leche este año con respecto a 2018, pero empleando la misma superficie agraria y con sólo un 1,44% más de vacas.
“Se puede reducir la huella de carbono de las ganaderías de vacuno de leche manteniendo la eficiencia productiva. Si lo logro seré más eficiente, no solo en términos medioambientais, sino también en términos económicos, y por lo tanto seré más competitivo”, destacó Mario Fernández Redondo, técnico de AGACA, durante la jornada de presentación de los resultados.
“El correcto cálculo de la Huella de Carbono es una fase de diagnosis en la que el sector lácteo deberá poner todo su empeño. No tanto para comparar los valores entre explotaciones, sino pensando en ser más eficientes”, subraya.
¿Cómo se reparte la huella de carbono en una ganadería de vacuno de leche de Galicia?
El proyecto EUREL también analizó como se reparte la huella de carbono, medida en porcentaje de GWP por litro de leche, en las ganaderías analizadas.
En este sentido, la mayor parte, el 48,%, corresponde a todo lo que es los cultivos de los forrajes y piensos para la alimentación del ganado, y el 47% a la fermentación entérica dentro del rumen de la vaca.
La ganadería sólo es responsable del 5% de las emisiones de gases contaminantes de la Unión Europea
Para situar la responsabilidad de cada sector en la problemática del calentamiento global, hay que recordar que la agricultura y la ganadería son responsables del 9,58% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea, correspondiendo a la segunda sólo 5% de esas emisiones.
Más información:
Las medias verdades sobre el impacto ambiental de la ganadería