Productores y particulares de Agolada están alzando la voz contra los daños causados por los jabalíes en sus parcelas de maíz forrajero y huertas de autoconsumo, un problema que se ha intensificado en los últimos días. Según informaron desde Unións Agrarias, la situación actual es producto de la insuficiente acción por parte de la Delegación Provincial de la Consellería de Medio Ambiente de Pontevedra, que no autorizó las medidas de caza por control de daños solicitadas por las sociedades de caza locales.
Estas sociedades solicitaron permisos para poder realizar cacerías que ayuden a controlar la población de jabalíes que frecuentemente invaden los cultivos, pero la administración solo concedió permisos para usar perros con traílla, una medida que los productores consideran insuficiente y que no resuelve el problema de fondo, ya que solo desplaza los animales de una parcela a otra.
Los afectados señalan que la campaña de siembra de este año sufrió retrasos significativos debido a las condiciones climatológicas adversas, especialmente las lluvias persistentes de esta primavera. Esto retrasó no solo la siembra sino también la emergencia de los cultivos, haciéndolos especialmente vulnerables a los ataques de los jabalíes.
Galicia es la principal región de España en cuanto a la siembra de maíz forrajero, con aproximadamente 71.000 hectáreas dedicadas a este cultivo, que es esencial para la alimentación del ganado de leche y carne. El control efectivo de los jabalíes es crucial en las próximas semanas, ya que la germinación del grano está en marcha y cualquier daño en esta fase puede tener repercusiones significativas en la producción.
Los productores y las sociedades de caza urgen a la Consellería de Medio Ambiente a que tome medidas más efectivas y autorice acciones de caza ordinaria o extraordinaria necesarias para proteger los cultivos en las próximas semanas críticas. Asimismo, demandan una mayor coordinación con la administración y un enfoque proactivo para garantizar que los daños no se repitan con el avance de la campaña del maíz. La situación requeriría una respuesta ágil que permita a los cazadores intervenir eficazmente, evitando así la repetición de los daños y asegurando la viabilidad de los cultivos que son vitales para la economía agraria de la zona.