«¿Quieres buenas novillas?: retrasa la inseminación para evitar el pico de lactación de la vaca»

El veterinario Juan Francisco Sánchez Madueño explica cómo la epigenética influye en la recría. Un balance energético negativo de la madre o situaciones de estrés por calor hacen que la ternera no desarrolle todo su potencial genético

Juan Francisco Sánchez Madueño, durante su intervención en las Jornadas organizadas por Seragro en Lugo

Juan Francisco Sánchez Madueño, durante su intervención en las Jornadas organizadas por Seragro en Lugo

¿Por qué ciertos animales que heredan una determinada genética no desarrollan todo su potencial o no tienen las características morfológicas o productivas esperadas? La explicación puede estar en la epigenética, es decir, en cómo una serie de factores influyen en que un gen se acabe activando o no.  

Juan Francisco Sánchez Madueño, veterinario y presidente de Usías Holstein, el concurso ganadero que se celebra en la localidad de Dos Torres (Córdoba), explicó en las Jornadas Técnicas de Vacuno Lechero organizadas por Seragro cuáles son algunos de estos mecanismos que actúan a modo de interruptores en las cadenas de ADN.

En griego, epi significa “por encima”, por lo que la epigenética estudia los procesos químicos que, en último término, activan o silencian la expresión de genes para la síntesis de proteínas específicas, permitiendo que ejerzan o no su expresión. De este modo, la fórmula clásica de la genética sumaría un nuevo elemento: Fenotipo = genotipo del individuo + influencia ambiental del presente + epigenética (situaciones del pasado que influyen en la expresión genética).

La epigenética es una ciencia reciente que en el campo de la producción animal

Estos fenómenos de activación de genes son los que utilizan las células para su diferenciación, de manera que a partir del mismo material genético se obtienen múltiples fenotipos celulares. A veces ciertas reacciones químicas o mecanismos epigenéticos provocan modificaciones en la cadena de ADN que hacen que las enzimas no puedan entrar a realizar su función y por tanto no se expresan esos genes.

Los cambios epigenéticos son mecanismos flexibles y ágiles para conseguir una adaptación al medio más rápida que la propia genética

Algunos de los factores ambientales que provocan cambios epigenéticos son la alimentación, ciertos componentes que lleva el agua de bebida, tóxicos como los pesticidas, hormonas de estrés, radiaciones ultravioleta, etc.

Programación epigenética

Existen ciertos periodos (prenatales y posnatales) durante el desarrollo de  la ternera en los que se producirá una programación epigenética como un recurso de adaptación a cambios en el medio ambiente.

Los cambios epigenéticos se trasmiten a la siguiente generación en lo que se denomina herencia epigenética

Los problemas o el descenso del rendimiento en la producción animal surgen cuando se produce un desajuste en la descendencia entre la programación intrauterina y su vida adulta posnatal. Por ello, si las condiciones intrauterinas son insuficientes o inadecuadas (estrés, malnutrición), aunque las condiciones mejoren en su fase productiva, no será capaz de desarrollar todo su potencial genético.  

Los efectos epigenéticos en la cría en animales de producción se desencadenan en diferentes fases biológicas:

  • Periodo periconceptual: el intervalo de tiempo comprendido entre los 60 días anteriores y los 60 días posteriores a la fecundación, etapa que incluye la maduración del ovocito dentro del folículo y la gestación temprana.
  • Gestación tardía: principalmente el último tercio de gestación.
  • Periodo posnatal: cuando se producirá una programación metabólica positiva.

Influencia del número de partos sobre la descendencia

Los efectos de la edad materna sobre el rendimiento productivo y reproductivo de la descendencia también se trasmiten mediante epigenética, de modo que las novillas más productivas proceden de vacas más jóvenes o con menor número de partos.

“El semen sexado ofrece la posibilidad de seleccionar a las vacas que queremos que sean nuestras madres de las futuras terneras porque nos permite no tener que criar de todos nuestros animales. Pero además de los criterios de selección genética, bien por progenie o por índices genómicos, tenemos que tener en cuenta también los factores epigenéticos para no silenciar esos caracteres de mérito genético”, defiende Juan Francisco.

La edad de la madre en vacas holstein de alta producción juega un papel importante en la capacidad productiva de las hijas: la mejor descendencia es la del primer parto

Una de estas condiciones sería la de criar terneras nacidas de primeros partos, preferentemente a partir de novillas gestantes. En caso de decidir recriar de una vaca parida, se recomienda retrasar la primera inseminación para evitar que la concepción coincida con el pico de lactación y un balance energético negativo.

Otra recomendación clave, teniendo en cuenta cómo actúa la epigenética, sería evitar inseminar en momentos de estrés por calor. Finalmente, se debería poner el énfasis en maximizar el crecimiento de la ternera en la fase de lactación: encalostrado, leche de transición y ganancia media diaria hasta el destete.

Condiciones intrauterinas

El período periconceptual, que se inicia dos meses antes de fecundación y se prolonga hasta dos meses después, es una etapa crítica en la que se desarrolla la placenta, lo que va a determinar las etapas posteriores.

Existen numerosos estudios en animales de producción que demuestran el efecto de las condiciones ambientales intrauterinas sobre la productividad de la descendencia

Es un momento muy sensible a condiciones de estrés, carencias nutricionales o presencia de tóxicos, donde la ternera es capaz de programar cambios genéticos para adaptarse a las condiciones previstas.

La vaca utiliza los recursos nutricionales de que dispone (energía) en función de una serie de prioridades, que son, por este orden: mantenimiento de las funciones vitales, producción láctea, sistema inmunitario, reproducción y reservas (almacenamiento en el tejido adiposo).

En momentos de balance energético negativo se produce una influencia del estrés metabólico de la madre sobre la descendencia mediante la epigenética

“El estrés metabólico (balance energético negativo) y el estrés por calor producen una subnutrición en el ambiente uterino, porque si la sangre de la vaca está destinada a producir leche o a regular la temperatura corporal en momentos de altas temperaturas no va a poder estar destinada a las funciones reproductivas y a la gestación de la ternera”, asegura el veterinario andaluz.

Retrasar el momento de la inseminación

Público asistente a las Jornadas Técnicas de Vacuno Lechero de Seragro

Público asistente a las Jornadas Técnicas de Vacuno Lechero de Seragro

“Existe la creencia popular que una vaca que produce mucha leche no cría buenas hijas”, relata Juan Francisco, que aporta una explicación científica a esta realidad: “El pico de lactación (que coincide con el período periconceptual) tiene un efecto negativo sobre la descendencia cuando la madre se encuentra en balance energético negativo, algo que ocurre habitualmente en vacas de alta producción, por lo que las demandas nutricionales que se establecen para el funcionamiento de las glándulas mamarias entran en competencia directa con la placenta, que queda relegada en el orden de prioridades”, detalla.

Los animales más productivos son los que provienen de una inseminación en torno a los 150 días en leche

Existen estudios que concluyen que las terneras descendientes de vacas de alta producción que son concebidas después de los 150 días en leche producen más que las concebidas antes, coincidiendo con el pico de lactación de la madre, por lo que Juan Francisco recomienda a los ganaderos que retrasen la inseminación de aquellas vacas paridas de las que pretenden criar para garantizar que el futuro de su descendencia no se vea comprometido al coincidir el momento de la concepción con una situación de estrés metabólico de la vaca. “Si buscamos buenas novillas es recomendable retrasar la inseminación de la vaca para que la concepción de la cría no coincida con el pico de lactación”, indica. 

Estrés por calor

Del mismo modo, recomienda también no inseminar en los meses de verano u otros momentos con condiciones de alta temperatura y humedad que puedan estar provocando estrés por calor en los animales, una situación que hace que la vaca derive recursos energéticos a la regulación térmica y al mantenimiento de las funciones vitales, en detrimento de los aportes nutricionales a la cría a través de la placenta.

El estrés por calor de nuestras vacas reduce el futuro productivo de nuestras terneras

“Múltiples estudios han demostrado que el estrés por calor experimentado durante el período periconcepcional se asocia con una producción reducida de leche de la descendencia resultante, debido a la influencia y adaptaciones que sufre el ovocito o el embrión durante el desarrollo temprano”, explica Juan Francisco.

Los embriones o gametos sometidos a procesos de reproducción asistida sufren durante su proceso de manipulación estrés que reducen su tasa de éxito

Por eso, recomienda “evitar la concepción en épocas de estrés por calor en las madres de la futura reposición” y mejorar el confort térmico y el bienestar general en las instalaciones, tanto de las vacas en lactación como en los lotes de vacas secas y preparto. “De este modo conseguiremos mejorar la producción en la siguiente lactación y la productividad de la descendencia”, asegura.  

Cuidado de las vacas secas

En el último tercio de la gestación es cuando se producen los mayores efectos epigenéticos debido al crecimiento exponencial del feto y las elevadas demandas nutricionales que ello conlleva. “Por eso debemos intentar que no exista un balance energético negativo que provocaría un estrés metabólico”, indica.

Un estudio llevado a cabo en Irlanda demostró que existe una correlación negativa entre la producción láctea, en los dos últimos trimestres de la gestación y la producción láctea, salud y fertilidad de la descendencia, por las altas necesidades en la fase de crecimiento exponencial.

Se debe cuidar la alimentación del período seco y evitar cualquier situación o patología que provoque una disminución en la ingesta de materia seca

“Por ello, una posible estrategia de manejo sería proponer un retraso de la inseminación para aumentar el intervalo parto-fecundación de las vacas que vamos a destinar como madres de las futuras reproductoras para hacer coincidir el segundo tercio de gestación con una etapa en la que la curva de lactación es más baja y, por tanto, no tan demandante en energía”, propone Juan Francisco.

Del mismo modo, defiende “se debe cuidar la alimentación del lote de vacas secas y evitar cualquier situación, manejo o patología que provoque una disminución en la ingesta de materia seca  (hacinamiento, comida en mal estado, cojeras)”, ejemplifica.

El estrés por calor en las vacas secas deriva en una menor producción y absorción de calostro y hasta 5 litros menos de producción en la siguiente lactación

También se debe evitar el estrés por calor de las vacas secas, que provoca una programación fetal negativa por una menor circulación sanguínea a la placenta, así como menor producción y calidad de calostro y menor capacidad de absorción por parte de la cría al nacer, lo que deriva en menor inmunidad, longevidad y producción futura.

Medidas tras el nacimiento

El último período de programación epigenética se corresponde con las diez primeras semanas de vida de la ternera. En esta fase son dos los momentos fundamentales en los que un manejo adecuado de la recría influirán en su metabolismo futuro: la fase de encalostrado y leche de transición (fundamentales para la inmunidad y el crecimiento) y las restantes semanas de lactancia hasta el destete, cuyo objetivo será maximizar la ganancia de peso diaria.

Al suministrar 4 litros de calostro a la ternera en vez de 2 se aumenta entre un 10 y un 15% su producción de leche en la primera lactación

“Las 12 horas posteriores al nacimiento representan una ventana de oportunidad que se abre y se cierra que tenemos que aprovechar para lograr una programación metabólica positiva. Debemos revisar los protocolos de encalostrado (cantidad, calidad y condiciones de administración como temperatura, higiene e intervalos entre tomas) para mejorar la capacidad de absorción de la ternera y mejorar su ganancia media diaria de peso”, indica el veterinario cordobés.

Una segunda toma de calostro 6 horas después de la primera optimiza la curva de crecimiento y la ganancia media diaria durante el período de lactación

La velocidad de crecimiento de las terneras durante el período predestete está a su vez relacionado con la producción de leche durante la primera lactación. “Las novillas con mayor ganancia de peso diaria tienen hasta un 40% más de células epiteriales mamarias, consiguiendo una producción de leche a mayores en la primeira lactación de 225 kg por cada 100 gramos de ganancia media diaria”, concreta Juan Francisco.

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