Radiografía del sector de la manzana de sidra en Galicia: Claves para que siga generando riqueza

A pesar de que el clima, el terreno y la calidad del fruto son óptimos, el sector de la manzana sidrera gallega no consigue alcanzar todo su potencial. Fue la principal conclusión de una jornada sobre la manzana como oportunidad de negocio organizada por AGACA y la Red Eusumo. Los aspectos agronómicos, burocráticos y de mercado fueron analizados por diferentes actores del sector. Todos ellos coincidieron en la necesidad de dar pasos hacia una mayor profesionalizació

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Especialistas y profesionales del sector frutícola aportaron información técnica y práctica sobre el cultivo de manzana de sidra en Galicia, abordando aspectos productivos, oportunidades de mercado, sostenibilidad e innovación. Fue en el marco de una de las 12 jornadas sobre oportunidades de negocio que promueven la Asociación Gallega de Cooperativas Agroalimentarias (AGACA) y la Red Eusumo, de la Consellería de Empleo.

Higinio Mougán, gerente de AGACA, dio comienzo al acto haciendo un llamamiento a crear sector, a aprovechar la tradición y el conocimiento científico y a determinar las posibilidades de diferenciación de la manzana sidrera gallega. Hace falta acompañamiento, dijo, para poder profundizar en la profesionalización.
Mougán habló de la enorme oscilación entre la cantidad de producción de unos años a otros, lo conocido como vecería.

Este fenómeno afecta a toda la cadena y a los precios. Y señaló que en Euskadi, Asturias y Cantabria hay planes para incrementar la producción y conseguir una mayor regularidad.
En ese sentido, Mougán señaló que, en su opinión, los contratos que se firmen entre productores y operadores deberían ser de carácter plurianual y no anual. Porque de ese modo se evitarían oscilaciones excesivas de los ingresos de los productores en cada ejercicio.

Hay margen para que la producción de manzana de sidra en Galicia tenga un mayor reconocimiento en la PAC (Higinio Mougán, gerente de AGACA)

Respecto a la PAC, el gerente de AGACA habló de ayudas de dos tipos: primero, las de desarrollo rural, especialmente las dirigidas a cultivos leñosos sostenibles (que en Galicia son la manzana, la castaña y la oliva). La extensión mínima para tener ayudas es de dos hectáreas, siempre que se mantengan con cubierta vegetal y sin aplicar fitosanitarios salvo en casos muy justificados. Por ahora la cuantía máxima es de 200 euros por hectárea, mientras que en otras CCAA llega a 600.

Por otro lado están las de Ayudas Básicas a la Renta. Para acceder a ellas es preciso comprar derechos o acceder a través de la reserva nacional. El problema es que normalmente solo las personas jóvenes tienen posibilidad de entrar en la reserva nacional.

En Galicia la mayor parte de los productores son de mediana edad. En este apartado están también las ayudas redistributivas, las complementarias para agricultores jóvenes o los ecorregímenes- Mougán también instó a analizar el cambio climático y especialmente las sequías que afectaron a Galicia en los últimos años. Además, agradeció a los ponentes sus aportaciones y a las entidades colaboradoras e insistió en la necesidad de analizar y fortalecer las estructuras comerciales de la manzana gallega.

Miguel López Sieiro, subdirector General de Coordinación de la PAC, de la Cadena y Calidad Alimentaria, analizó diferentes aspectos legales y económicos de la cadena alimentaria. Lo primero que hizo fue repasar los aspectos legales, tanto estatales como comunitarios, que rigen la cadena y los condicionantes que fijan. Las calificó de “aspiracionales” por los numerosos aspectos que abarca.

La calidad de la manzana gallega fue objeto de análisis en la jornada

La calidad de la manzana gallega fue objeto de análisis en la jornada

Uno de los aspectos más importantes –si no el que más– es el de la formalización de contratos. Tienen que ser por escrito, estar firmados por ambas partes, deben estar presentes en todas las fases de comercialización y deben ser firmados antes de que se produzca la prestación.

Los contratos firmados entre productores e industria están muy regulados y son la mejor garantía para las dos partes (Miguel L. Sueiro, Subdirector General de Coordinación de la PAC)

Sieiro citó el ejemplo de un productor de manzanas que compra árboles en un vivero. En ese caso, y si el importe sube de 1.000 euros, hay que firmar un contrato. Porque el agricultor no sería un consumidor final ya que lo que está adquiriendo es un medio para producir su mercancía.

Respecto al contenido de los contratos, como mínimo, debe constar la identificación de las partes, el objeto —indicando categorías y referencias contratadas—, el precio (incluyendo descuentos, bonificaciones y similares), las condiciones de pago y de entrega y los derechos y obligaciones de las partes.

Asimismo, deben constar la información que intercambian las partes, la duración (entrada en vigor, renovaciones y modificación), las causas y efectos de extinción, los medios de resolución de conflictos (juzgados u otras vías), las penalizaciones y las excepciones por causa de fuerza mayor.

Además, los contratos tienen que registrarse (desde junio de 2023) en el Registro Digital de Contratos Alimentarios en la página web www.aica.gob.es. Y el registro tienen que hacerlo los operadores que compren a productores primarios o a agrupaciones de estos.

Las normativas contemplan excepciones a la hora de firmar contratos. Unas excepciones que, actualmente, son muy comunes en el sector de la manzana de sidra en Galicia por la escasa cantidad de producto que suelen aportar los dueños de los manzanos. Son las siguientes:
La firma de contratos homologados es un paso fundamental para la profesionalización del sector
• En el caso de transacciones por valor inferior a 1.000 euros. No es obligatorio formalizar contratos, pero sí que existe la obligación de pagar en plazo, que son 30 días desde la entrega en los productos perecederos y 60 días en los no perecederos.
• En situaciones de pago al contado de los productos alimenticios
• Las empresas de transporte (los camiones o remolques que transportan la manzana si no lo hace el productor)
• El canal HORECA
• Consumidores finales
• Las entidades asociativas. Especialmente las cooperativas. En ese caso, aunque no haya contratos, es preciso que se recoja en los estatutos o en los acuerdos el valor del producto entregado por los socios y el calendario de entregas y que estén aprobados por los órganos de gobierno.
Pero lo más importante, en este caso para los productores de manzana de sidra, son los precios y la medición de los costes de producción que figuran en los contratos. Tienen que cumplir escrupulosamente estos requisitos:
• Incluir todos los pagos, descuentos, primas y similares
• Si son fijos y/o variables
• Que se fijen por factores objetivos, verificables por las partes, no manipulables y que consten expresamente en el documento
• Que no sean manipulables por los sucesivos operadores o hagan referencia a precios participados
• Que los precios sean superiores a los costes asumidos por el productor primario

Respecto a este último punto el técnico explicó que se deben contabilizar todos los costes que el productor asume para poder entregar el producto acordado. En relación con los productores de manzana sidrera, deberán computarse las semillas y plantas de vivero; los fertilizantes, fitosanitarios y pesticidas; combustibles y energía; maquinaria y reparaciones; costes de riego; amortizaciones e intereses de productos financieros y trabajos contratados, mano de obra asalariada o el trabajo del propio productor y su familia.

Firmar contratos con la industria es la mejora garantía para los productores, según los ponentes

Firmar contratos con la industria es la mejora garantía para los productores, según los ponentes

El cálculo de costes de producción no está ajustado a parámetros estandarizados.

Con todo, Sueiro reconoció que tanto el cálculo de los costes de producción como su plasmación en los contratos se ha visto muy condicionada por las sucesivas sentencias judiciales que calificaban de excesivamente generalista la normativa a la hora de calcular los costes e incluso que podría perjudicar a los operadores en situaciones puntuales.

Para el caso de la manzana, podría darse en el futuro una situación semejante a la de la uva adscrita a DOP o IXP. Es el tema de la validación de cosecha, es decir, un pago posterior a la entrega del producto que vendría a recompensar la calidad añadida que presente el fruto. En todo caso, esa posibilidad debe constar previamente en el contrato. A día de hoy, ni siquiera la manzana adscrita al Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica cuenta con la figura de la validación.

Además –algo habitual en la manzana sidrera– está el concepto de almacenamiento. Por ejemplo, un productor entrega manzanas que precisan de un almacenamiento para finalizar su maduración. En ese caso, el contrato se firma una vez que finaliza el almacenamiento y se tiene en cuenta el coste que supuso para el comprador.
Sueiro recordó que los productores, en caso de detectar alguna irregularidad o incumplimiento en los contratos, pueden realizar denuncias tanto ante la administración estatal como autonómica y que ya hay formularios específicos a tal efecto que, además, garantizan el total anonimato del denunciante si este así lo desea.

El subdirector remató su intervención recomendando a los productores y asociaciones de productores de manzana que se dirijan al Fondo Gallego de Garantía Agraria en caso de que deseen que se amplíen las líneas de ayudas adscritas a la PAC para este sector o incluso que se abran otras nuevas. Sueiro señaló que sería útil presentar un documento en el que se indiquen la situación actual y las líneas en las que se quiere actuar. Pero también recalcó que cualquier novedad ya iría con cargo al próximo período de la PAC y no al actual.

Enrique Dapena, del Servicio de Investigación y Desarrollo Agroalimentario de Asturias (SERIDA), habló de la selección de variedades de manzana por su adaptación al clima y al suelo. Recordó las primeras prospecciones hechas en Asturias para la identificación de variedades y de la creación del primer banco de germoplasma pomológico.
Dichos trabajos se basaron en cuatro acciones fundamentales:

• Evaluación agronómica y tecnológica: enfermedades y plagas, capacidad productiva, época de floración-maduración y composición
• Mejora genética de variedades: resistencia a dolencias y plagas, regularidad en la producción, variedades amargas de maduración tardía
• Caracterización morfológica: frutos, flores, hojas, brotes y árboles.
• Caracterización molecular: marcadores moleculares microsatélites, identificación varietal, diversidad genética

Uno de los primeros pasos en la evaluación de las variedades de manzana previa a su plantación consiste en identificar aquellas que mayor capacidad de resistencia muestran hacia los hongos patógenos. Los más habituales en todo el norte de España son el oídio, el moteado, el cancro y la monilia.
El trabajo genético se centra en buscar fórmulas –a través de las variedades– que presenten resistencias frente a las plagas.

El segundo paso es evaluar la capacidad de cada variedad para producir sidra. Esto se determina analizando el contenido de azúcares, el rendimiento en mosto, el grado de acidez y la presencia de fenoles y taninos. En tercer lugar, hay que buscar que los árboles produzcan en cantidad suficiente y que la producción sea lo más regular posible todos los años.

Dapena explicó que el problema de vecería también es muy acusado en Asturias, siendo los años impares los de alta producción y los pares los de baja. Así, se ha dado el caso de llegar a 45.000 toneladas en un año impar y caer hasta 15.000 en el año siguiente. El trabajo del SERIDA consistió en realizar cruces tendentes a reducir esa vecería y a crear ejemplares más resistentes a los hongos, a las bacterias y a insectos como el pulgón ceniciento.

El trabajo de recuperación genética dio en Asturias resultados mejores de los esperados. (Enrique Dapena, técnico del SERIDA)

Teniendo en cuenta que la recogida se hace en tres tandas —segunda quincena de octubre, primera de noviembre y segunda de noviembre— también fue preciso trabajar con hibridación y recuperación de las variedades que presentaban el amargor necesario para elaborar sidra y que se podían recoger en esos tres períodos.

La falta de profesionalización lastra al sector de la manzana de sidra

La falta de profesionalización lastra al sector de la manzana de sidra

El aumento en la producción fue el gran logro del programa de mejora genética. Porque antes de aplicar las mejoras tan solo 5 variedades superaban las 10 toneladas por hectárea en el 5º y 6º año de cultivo. Después del trabajo genético, hasta 24 variedades superaban esas 10 toneladas y dos de ellas superaban las 20 toneladas en esos mismos 5º y 6º años.

Prueba de la importancia que la manzana tiene en Asturias la tenemos en que el SERIDA realiza estudios de campo en las provincias de León y Lleida para prevenir dolencias y plagas que puedan llegar a territorio asturiano. Es el caso del “fuego bacteriano”.

Sobre esos núcleos de bacterias, Dapena señaló que hay riesgo de que afecte a corto plazo a los manzanos de Ourense y Pontevedra a causa de la subida de temperaturas. Para combatirlo, ya se elaboraron cruces de las variedades Meana y Florina que arrojaron resultados alentadores.

Respecto a la influencia del cambio climático en el cultivo de la manzana, Dapena presentó un estudio basado en porciones de frío, un valor indicativo del frío acumulado en cada ubicación geográfica en un tiempo determinado.
Así, señaló que la media histórica en Asturias era de 96 porciones anuales. Pero en el año 2020 ya bajó a 87,3 y podría ser que en 2040 esté en 79,6.

Una ausencia de frío que pone en riesgo la viabilidad del cultivo. Con todo, el trabajo genético dio como resultado –aunque no era ese el objetivo– variedades que pueden completar la floración a pesar de que se reduzcan las horas de frío anuales.

Finalmente, José Antonio López y Jesús Rodríguez explicaron sus experiencias cultivando manzana de sidra en A Estrada y Alfoz respectivamente. López explicó cómo hace cuarenta años arrancó los manzanos para tener más terreno para la producción de forrajes para sus vacas de leche y cómo ahora está acometiendo el proceso a la inversa.

Actualmente maneja 16 hectáreas en propiedad y otras 10 en alquiler. También está haciendo ensayos en una parcela que tiene en el monte, donde plantó 2,5 hectáreas a 650 metros de altitud y con patrones M-25. A pesar de estar colindantes con eucaliptos, el estado sanitario y de crecimiento de los árboles es óptimo. Anualmente pone en el mercado entre 400 y 500 toneladas de manzana.

López ve un problema muy grande en los precios de la manzana. Así, señaló que los márgenes de beneficio eran mucho mayores hace diez años, cuando comenzó a vender, que ahora. Y recordó que en el último ejercicio tanto en Francia como en Euskadi el precio en origen subió un 5%. Algo que a él no le aceptan los compradores.

Señaló también que en los últimos tres años los gastos en fertilizantes y fitosanitarios subieron un 43% y los costes laborales también se incrementaron en un 7%. Por eso, mostró su decepción con el desarrollo de la Ley de la Cadena Alimentaria y cómo las sentencias judiciales tumban los objetivos de la misma. “Para pagar un café en un bar tengo que vender cinco kilos de manzana”, dijo.

El productor de A Estrada asegura que en su comarca se pierden todos los años alrededor de 300.000 kilos de manzana que quedan en el suelo porque las industrias no la quieren. El motivo es que cada año maduran antes –sobre todo variedades como la Solarina o la Clara– y no son válidas para que las sidrerías las compren. López cifra en un 30% la cantidad de cosecha que queda sin vender.

Por su parte, Rodríguez hizo un llamamiento a que se hagan estudios de variedades, terrenos y clima para que los manzanos gallegos alcancen todo su potencial productivo. Y es que, señaló, con el mismo terreno, la misma variedad y el mismo marco de plantación, en zonas como el Bierzo o Asturias obtienen mejores resultados que aquí.
Ahora proyectan una plantación de dos hectáreas y están haciendo todo tipo de análisis para que salga lo mejor posible. “La tierra es profunda y de mucha calidad, con una riqueza de un 10% y rica en turba. Y en nuestra zona no hay ni heladas tardías ni tormentas de granizo. Esas condiciones deberían ser suficientes para garantizar el éxito. Ya veremos”, dijo.

El productor de Alfoz cree necesaria una mayor comunicación entre los productores de manzana y la industria de la sidra para que se seleccionen las variedades más útiles para ambas partes. E indicó que las sidrerías prefieren y pagan mejor las variedades tardías. O pueden penalizar que se les sirvan manzanas de mesa que atascan las prensas en las que se hace la sidra.

La actividad se enmarcó en el programa de actuación 2025 de la Red Eusumo, que es una red de colaboración impulsada por la Secretaría General de Empleo y Relaciones Laborales de la Consellería de Empleo, Comercio y Emigración para el fomento del cooperativismo y la economía social que cuenta con la financiación del Ministerio de Trabajo y Economía Social.

 

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Con un manejo y una selección de variedades y parcelas adecuados se puede hacer rentable el cultivo de la manzana sidrera

 

La sostenibilidad y las prácticas ecológicas en el cultivo de manzana fueron el objeto de la intervención de Marcos Vázquez Marey, del Museo Vivo e Integrado del Campo y Locomoción Agraria (MUVICLA), que explicó la labor que desarrollan en Casa de Vázquez —en Trasliste, Láncara—, el grupo de casas de labranza adscritas al proyecto, en relación con la manzana.

Vázquez explicó el modelo de producción de manzana que aplican en su explotación e insistió en que sin grandes esfuerzos físicos y sin exceso de horas de trabajo se pueden obtener unos excelentes resultados en cuanto a producción. Eso sí, teniendo en cuenta la vecería, que conlleva años de poca cosecha.

Como ejemplo citó una de sus fincas, en la que obtienen en solo 550 m2 y con 15 manzanos rendimientos por encima de los 2.000 kilos en los años buenos. Teniendo en cuenta que cada persona recoge unos 600 kilos de manzana en un día y que en esa finca también hacen pastoreo y sumando los trabajos de poda, resulta que solo hay que dedicar cuatro días de trabajo al año para obtener un rendimiento óptimo en la parcela. Un ejemplo de que la profesionalización lleva a buenos resultados.

Considero que la profesionalización y la incorporación de maquinaria y tecnología que lleva aparejada son el camino que debe seguir la manzana de sidra. (Marcos Vázquez, MUVICLA)

MAREY

Mediante el programa Excel, llevan 25 años recogiendo los datos de producción y de ingresos por venta de manzana en la explotación. Esa acumulación de datos les permite hacer una proyección altamente fiable de la cosecha que van a tener cada año.

Vázquez también se mostró partidario de los contratos registrados. En su caso, llevan años entregando la manzana al principal operador gallego e insistió en que de todos los contratos que se firman por los productos que venden en la explotación (carne, trigo, paja…), el más detallado y riguroso es el que les ofrece el operador de manzana sidrera.

Para tener una buena plantación de manzanas, es preciso que la tierra sea buena y que esté bien abonada. Bajo esa premisa, Vázquez señaló que esa tierra buena y bien abonada también requiere de cuidados frente a las malas hierbas. En su caso, las tienen controladas todo el año y las suprimen de forma manual. Porque es más barato y eficaz hacerlo así que usar herbicidas cuando ya están descontroladas. También señaló que aplican ese modelo por convencimiento y no solo por estar en un modelo ecológico.

Desde el año 2006 en Casa de Vázquez decidieron destinar a manzanos todas las parcelas inferiores a 3.000 m2, dejando las de mayor tamaño para que paste el ganado. En aquel momento hicieron plantaciones con un metro cúbico de fosa para cada árbol.

Una diferencia de esta explotación respecto a otras de manzano es que dejan crecer la hierba hasta que incluso llega a competir con los manzanos por los nutrientes del suelo. Eso se debe a que aprovechan esa hierba bien para ensilar, bien para que pasten las vacas cuando se ponen a la sombra. Eso sí, pastan siempre fuera de la época de floración.

En Casa de Vázquez cuentan con un sacudidor que diseñaron y construyeron ellos mismos para agitar los árboles y favorecer la caída de la manzana. La fruta se recoge en big bags que luego son descargados en un remolque mediante un tractor capaz de llevar dos big bags en cada traslado.

El traslado hasta la sede del operador lo hacen en tractor (a pesar de ser cerca de 70 kilómetros) con un remolque con capacidad para cerca de ocho toneladas. Este sistema les permite reducir las mermas puesto que las manzanas son transportadas en el mismo día o al siguiente de ser recogidas. Como las entregas se hacen a las siete de la mañana, tanto la maquinaria como el personal pueden dedicar el resto del día a seguir con la recogida.

Para reducir las mermas, transportamos las manzanas hasta la sede del operador el mismo día que se recogen o, como mucho, al día siguiente.

En muchas de las parcelas, los manzanos están pegados a antiguos vallados. Así, se obligan a mantener limpios esos vallados. En caso contrario, las zarzas y otras malas hierbas crecerían entre las piedras por no ser precisa una limpieza continua.

En la explotación apuestan por no sobrecargar de árboles el terreno, por lo que apuestan generalmente por un marco de plantación de 6×6 o incluso de 6×7. Las variedades de manzana que más cultivan son la Regona y la Da rega. Ahora también están intentando reproducir variedades antiguas que había en la zona como la Mel e manteiga, la Reineta y la Pel de Touro.

Por el modelo ecológico y por tradición de la casa, los tratamientos fitosanitarios son algo excepcional en Casa de Vázquez. Si, por ejemplo, detectan un brote de cancro lo primero que se hace es cortar y retirar de la plantación las partes dañadas en lugar de recurrir a plaguicidas.

Si bien la retirada de hierbas se hace de forma manual, ahora están inmersos en un proyecto de investigación con la USC en el que realizan quemas. Vázquez indica que en el quemado hay que ser muy preciso porque, si no se hace correctamente, puede dar lugar a una aparición masiva de acederas.

Por tener también explotación de vacuno de carne, el abonado se hace con el estiércol de las vacas. Generalmente con una esparcidora y, sobre todo, en los años en que se hace poda y la maquinaria accede con más facilidad. Al mismo tiempo que se abona, realizan el encalado para tener controlado el PH. Según dijo Vázquez, es suficiente con echar unos baldes de cal por encima del estiércol.

En las fincas donde no se puede fertilizar empleando maquinaria utilizan estiércol de granjas avícolas que almacenan en big bags y que van repartiendo a lo largo del año con una pala y una carretilla. Un trabajo que realizan en las horas muertas.

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