Recomendaciones del Ciam para la fertilización de prados y praderas

La salida del invierno es el momento para realizar el abonado de mantenimiento para prados y praderas. Investigadores del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo ofrecen las siguientes recomendaciones generales para abonar estas parcelas

Recomendaciones del Ciam para la fertilización de prados y praderas

Pradera sembrada en el Ciam

Los prados y las praderas desempeñan un papel fundamental para la sostenibilidad de las explotaciones ganaderas gallegas de ganado vacuno. Los últimos datos de la Consellería de Medio Rural, correspondientes al año 2009, revelaban que en Galicia había más de 280.000 hectáreas de prados y unas 230.000 de praderas.

En este sentido, para realizar un abonado racional y eficiente de las mismas el punto de partida es disponer de análisis de suelo de las distintas fincas. Estos datos permitirán una optimización del uso de Nitrógeno, Fósforo y Potasio, los tres elementos principales dentro del grupo de los macronutrientes, que serán tratados en este artículo. Para macronutrientes secundarios y micronutrientes se recomienda buscar la asesoría directa del laboratorio de análisis.

Nitrógeno

El nitrógeno es imprescindible para el desarrollo de todas las plantas forrajeras y pratenses, con excepción de las leguminosas, que son capaces de utilizar el nitrógeno del aire a través de su asociación simbiótica con los rizobios.

Se distinguirán:
1) Cultivos forrajeros de solo gramíneas plurianuales (raigrás inglés, dactilo, festuca etc.) y especies anuales no leguminosas (cereales de invierno, girasol, maíz forrajero). El objetivo de la fertilización nitrogenada es atender las extracciones estimadas, teniendo en cuenta las posibles aportaciones al suelo del cultivo anterior.

2) Especies leguminosas anuales asociadas a cereal o a raigrás italiano anual (veza, guisantes forrajers y tréboles anuales) y plurianuales (alfalfa). No recibirán fertilizante nitrogenado, salvo una pequeña dosis en la siembra en suelos pobres en nitrógeno.

3) Prados y praderas. Los prados y praderas suelen tener una componente leguminosa, principalmente tréboles, con capacidad para fijar nitrógeno del aire, lo que deberá tenerse en cuenta. El trébol desempeñó un importante papel en las praderas hasta la mitad del siglo XX. Como consecuencia de la comercialización masiva de abono nitrogenado de síntesis en Europa, aparecieron en el mundo dos tendencias diferenciadas en cuanto al abono nitrogenado:

a) Aplicación de dosis muy elevadas, de hasta 450 kg/ha de N, con el objetivo de maximizar las producciones con base en el crecimiento de la componente gramínea, que responde muy bien al nitrógeno. Esta tendencia, que significó la desaparición del trébol en muchas praderas, se consolidó principalmente en el oeste y en el centro de Europa.

b) Seguir contando en el trébol como fuente de nitrógeno para el sistema de producción, que se mantuvo y desarrolló con éxito sobre todo en Nueva Zelanda, como base principal de un sistema de producción a bajo coste para poder competir en el mercado mundial.

Europa empezó a revisar su tendencia hacia finales del siglo XX porque aparecieron altos contenidos de nitratos en las aguas, con el consiguiente riesgo para la salud humana y para el equilibrio medioambiental.

Fósforo y potasio

La dosis de fertilizante fosfatado y potásico depende de la riqueza en el suelo de estos nutrientes. El primer objetivo es alcanzar un determinado nivel de fertilidad, estimado como adecuado, y el segundo, conseguir que se mantenga permanentemente este nivel. En el primer caso, las dosis de fertilización serán superiores a las extracciones, de modo que se consiga subir paulatinamente la riqueza del suelo hasta conseguir el nivel idóneo, mientras que en el segundo se utilizarán dosis que compensen-aproximadamente- las extracciones del sistema de producción.

“En las ganaderías de vacuno de leche no debe aplicarse fertilizante fosfatado”

Los análisis del suelo, con una frecuencia recomendable de cuatro o cinco años, indicarán si las dosis recomendadas son correctas o si, por el contrario, necesitan ser ajustadas. En la actualidad, la riqueza en fósforo de bastantes explotaciones de leche de vacuno es muy alta. En este caso, no deben aplicarse fertilizantes fosfatados para evitar la contaminación de las aguas.

Corrección de la acidez del suelo

El aluminio del complejo de cambio del suelo es el principal causante del escaso crecimiento de las plantas en suelos ácidos.

En la tabla 3 se recogen las dosis de encalante recomendadas para corregir la acidez. En caso de utilizar materiales muy activos, como es el óxido o hidróxido de calcio, se recomienda repartir en dos veces las cantidades superiores a 1.500 kg/ha de óxido de calcio.

Niveles de acidez y dosis recomendadas de encalante (expresado en forma de óxido de calcio, kg/ha) para corregirla, en función del aluminio presente en el complejo de cambio del suelo: 

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Recomendaciones de fertilización nitrogenada para praderas y prados

Alfalfa
La alfalfa no recibirá abono nitrogenado. En suelos pobres en nitrógeno se podrán aplicar 30 kg/ha de nitrógeno (N) en la siembra para favorecer el establecimiento en la fase previa a la nodulación.

Praderas
La recomendación de abono nitrogenado se hace para una producción anual estimada de 10 t/ha de materia seca. La cantidad de nitrógeno aplicado incluye de forma decisiva en el equilibrio gramínea-leguminosa. Dosis altas de nitrógeno, asociadas normalmente a aprovechamientos para ensilar, favorecen el crecimiento de la gramínea, de modo que la presencia de leguminosas puede llegar a ser insignificante.

Dependiendo de la orientación productiva de la explotación, el nitrógeno aplicado puede ir desde cero, en las praderas en que se confía a las leguminosas la entrada de N en la explotación, a hasta 450 kg/ha de N , en aquellas en las que la producción se basa exclusivamente en las gramíneas.

1) Fertilización de establecimiento. Las praderas suelen establecerse en el mes de septiembre, época en la que se recomienda aplicar de la orden de 40 kg/ha de N, con excepción de las praderas ecológicas, que no recibirán nitrógeno de síntesis.

2) Fertilización anual de mantenimiento:
Praderas ecológicas. No recibirán nitrógeno de síntesis en ningún momento. Praderas con presencia importante de leguminosas. Las leguminosas no expresan su potencial hasta bien entrada la primavera. Por esto, se suele abonar con unos 30-40 kg/ha de N a la salida del invierno, un mes antes de que el ganado salga al pastoreo.

En el resto del año se confía una buena parte de la producción a la leguminosa. Puede haber una segunda aportación de 30-40 kg/ha después del primer pastoreo.

Praderas con muy pocas leguminosas. En este caso se confía la producción a las gramíneas, que necesitan de altas aportaciones de nitrógeno para dar buenas producciones. Se recomienda aplicar 60-70 kg/ha de N a la salida del invierno, un mes antes de la salida del ganado al pasto, y 60-70 kg/ha después de cada pastoreo hasta mediados de junio, época en que suele empezar a disminuir el crecimiento a causa de la sequía en la España Húmeda.

Se completará con otra aportación de 60-70 kg/ha a principios de septiembre para el crecimiento de otoño. En las fincas con regadío el abonado puede seguir en verano.

Praderas para ensilar. Se aplicarán 80-90 kg/ha de N a la salida del invierno, mes y medio antes del corte, y otros 80- 90 una semana después del primer corte, en el caso que se hagan dos para ensilar. Si hubiera un despunte de la hierba, por siega o pastoreo, al inicio de la primavera, el primer nitrógeno se aplicará después del despunte.

Cereales de invierno y raigrás italiano. Para una producción estimada de 5 t/ha materia seca se aplicarán 100 kg/ha de N, 30 en la siembra y 70 a la salida del invierno. En caso de que el cultivo anterior sea una pradera rica en leguminosas o una mezcla de veza o guisantes con cereal, pueden eliminarse los 30 kg/ha de la siembra.

Mezclas de cereal de invierno con veza o guisantes forrajeros o de raigrás italiano anual con tréboles anuales. No recibirán abono nitrogenado. En suelos pobres en nitrógeno podrán aplicarse 40 kg/ha de N en la siembra. Un exceso de nitrógeno sólo favorecería el encamado de estas mezclas, que suele producirse de forma natural de cara al final del ciclo si las producciones son elevadas.

Recomendaciones de fertilización fosfatada y potásica

Para conocer las cantidades de fósforo y potasio existentes en el suelo es necesario disponer de un análisis proporcionado por un laboratorio especializado.

En la tabla 4 se recogen los niveles de fertilidad en función del contenido en nutrientes asimilables.

 Niveles de fertilidad del suelo según contenido en fósforo (P) y potasio (K) asimilables, expresados en miligramos por litro de suelo: 

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Fertilización fosfatada (kg/ha de P2O5) de establecimiento y mantenimiento, para prados, praderas y alfalfa, según nivel de fertilidad y modo de aprovechamiento, para una producción estimada de 10 t ha y año de materia seca. se estima una extracción por las cosechas de 80 kg/ha de P205: 

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Fertilización potásica (kg/ha de K2O) de establecimiento y mantenimiento para prados, praderas y alfalfa, según el nivel de fertilidad y modo de aprovechamiento, para una producción estimada de 10 t por ha y año de materia seca. se estima una extracción por las cosechas de 250 kg/ha de K20: 

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En las explotaciones de leche se hacen, normalmente, dos cortes para ensilar en primavera y un corte de limpieza o pastoreo en otoño. Las dosis superiores a 100 kg/ha de K2O deben repartirse en dos o tres veces. Una dosis muy alta a la salida del invierno hace que la concentración del potasio de las gramíneas sea muy alta, lo que da lugar a lo que se denomina “consumo de lujo”, sin repercusión en el nivel de producción. Como consecuencia puede haber escasez de potasio en el suelo en los cortes siguientes, lo que afecta negativamente al desarrollo de los tréboles, que compiten muy mal con la gramínea en una situación de escasez de potasio.

Con más de 3 vacas por hectárea no es preciso comprar abonos de síntesis

En las granjas de vacuno de leche el reciclado de los nutrientes contenidos en el purín y abono sería suficiente para satisfacer las necesidades en fertilizantes fosfatados y potásicos de los cultivos forrajeros a partir de una carga ganadera superior a 2,5 vacas/ha y producción de leche por encima de 7.000 litros/vaca/año.

Si la carga ganadera fuera superior a tres vacas/ha tampoco sería necesario utilizar fertilizantes nitrogenados de síntesis. Curiosamente, el valor del reciclado de nutrientes se ignoró bastante en los últimos años. Como consecuencia, bastantes explotaciones de vacuno de leche tienen en este momento un exceso de nitrógeno, de fósforo y de potasio en su ciclo de nutrientes, al no tener en cuenta el valor fertilizante del purín y del abono.

En los análisis de suelo de parcelas de explotaciones de vacuno de leche gallegas se detectan, en la mayoría de los casos, altos niveles de fósforo y potasio, lo que indica una acumulación excesiva de nutrientes y un gasto innecesario en la compra de abonos químicos, con el consiguiente riesgo de contaminación ambiental.

 

Programa informático de recomendaciones de abonado con purín (RAX) para cultivos forrajerros

Fruto de la colaboración entre el CIAM y la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña, se desarrolló un programa informático (RAX) que permite calcular la recomendación de abonado del maíz y de las praderas basándose en el uso del purín como fertilizante principal, y el abono químico como complemento, sólo en caso de que el abono orgánico no fuese suficiente.

El programa permite introducir tanto los datos de los análisis de suelo, como los del purín, teniendo en cuenta para el caso en que no se disponga del análisis del purín, este puede calcularse a partir de su densidad, si se conoce. En caso de que tampoco se disponga del valor de la densidad se puede optar por utilizar el valor medio de la tabla 9.

El programa también permite almacenar en la base de datos las recomendaciones de años pasados, para ajustarlas se fuese necesario, mediante gráficos de evolución de la fertilidad del suelo de cada parcela.

Actualmente están disponibles las siguientes versiones del programa: 1) Maíz forrajero, 2) Fertilización anual de praderas, y 3) Fertilización de establecimiento de praderas.

A estos programas, de uso público, se puede acceder a través de la página www.ciam.gal

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