Recomendaciones para ensilar maíz afectado por la sequía

Factores como la altura de corte, el pisado y compactación, el uso de inoculantes o el plástico empleado para tapar condicionan una buena conservación del forraje en años críticos como este, en los que se incrementa el riesgo de pérdidas

pisado silo millo ensilado

El momento de la cosecha del maíz es uno de los más importantes del año, tanto que condiciona después los resultados de la explotación en los 12 meses próximos. Por eso, en años como este, especialmente complicados en algunas zonas, poner énfasis en un adecuado proceso de ensilado, cobra vital importancia.

Analizamos, con la ayuda de Gonzalo Flores, del departamento de Pastos y Forrajes del CIAM, algunos consejos útiles, que resume de manera abreviada: “picado fino, uso de aditivo, compactación a tope y sellado con plásticos con barrera de oxígeno”.

Este año que va a haber poco silo es importante minimizar las pérdidas, por lo que hay que hacer un llamamiento a extremar los cuidados durante el proceso de ensilado

“El maíz tiene mucha importancia en la alimentación de las vacas de leche y, por lo tanto en la viabilidad del sector”, asegura Gonzalo, que hace un llamamiento a “extremar el cuidado durante el proceso de ensilado”.

“No es necesario que veamos hongos en la superficie para que haya pérdidas de un 20% no apreciables a simple vista en los primeros 70 centímetros. Este año que va a haber poco silo es importante minimizar las pérdidas”, afirma.

  1. Recoger el maíz en unas condiciones óptimas

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Debido a la falta de precipitaciones durante el verano, en algunas zonas de Galicia este año se está ensilando maíz en un estado de desarrollo inferior al recomendable. “Estamos viendo plantas bastante estresadas térmicamente, planta pequeña y con la mazorca poco desarrollada», dice Gonzalo.

La cantidad de precipitaciones y las horas de sol acumuladas son los factores determinantes para que el maíz logre completar su ciclo. Pero el investigador del CIAM aclara que «lo que condiciona el grado de madurez de una planta de maíz es suma de temperaturas diarias por encima de un umbral de 6º C. La temperatura lo que te marca es el paso de una fase fisiológica a otra, es como si tuviese un reloj que va acumulando los grados diarios pero temperaturas superiores a 30 grados no aceleran ese reloj. Por eso, hay plantas que pueden estar secas pero estar en un estado anterior al óptimo. A simple vista vemos la planta muy seca y pensamos que la materia seca es muy alta e igual no llega al 30%”, explica Gonzalo.

  1. Altura de corte

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La parte vegetativa (caña y hojas) de la planta de maíz en estado normal de madurez tiene mayor humedad y menor digestibilidad comparado con la espiga. Consecuentemente, una altura de corte superior a la habitual (entre 20 y 30 cm), aumenta el contenido en materia seca y el valor nutricional del forraje cosechado, pero reduce al mismo tiempo el rendimiento por hectárea. “Este año hay plantas que como subas a 40 cm la altura de corte ya no coges nada”, reconoce.

La parte inferior tiene un valor nutritivo inferior al de los estratos superiores de la planta

No siempre compensa una mayor calidad del forraje la merma de rendimiento causada por la elevación de la altura de corte. En los ensayos llevados a cabo tanto en el CIAM como en otros centros de investigación, se observa que el corte alto del maíz puede aumentar la producción diaria de leche hasta en un litro por vaca, pero el porcentaje de grasa de la leche se ve habitualmente reducida debido a la mayor concentración de almidón en la dieta.

“Como norma general, no se encuentra una clara justificación para incrementar la altura del corte en cultivos de maíz para ensilar que tuvieron un desarrollo normal”, asegura Gonzalo, que llama la atención sobre el “riesgo” de elevar la altura de corte en maíces con MS alta, superior al 34-35%.

  1. Evitar llevar hongos al silo

Ensilando en GANXABAR (Mazaricos)

El punto de equilibrio idóneo entre cantidad y calidad, que viene determinado por la altura de corte, puede variar dependiendo de numerosos factores, entre ellos el estado de madurez y las condiciones ambientales, particularmente la disponibilidad de humedad.

“En el caso de cultivos afectados por la sequía y que tengan una baja proporción de grano en la materia seca total, puede ser interesante aumentar la digestibilidad y el contenido de almidón del forraje cosechado, por lo que el corte alto puede ser una opción a considerar”, defiende Gonzalo.

La altura de corte puede emplearse para regular el contenido de materia seca hasta acercarse a los valores recomendados del 32-33%

Aumentar la altura de corte puede tener, en años secos como este, otra ventaja. “Lo que no queremos es meter en el silo material deteriorado y lleno de hongos”, afirma Gonzalo. Por eso, “es recomendable aumentar la altura de corte para descartar la parte deteriorada y evitar llevar al silo hongos, que estarían en mayor proporción en las hojas bajas que están secas. Incrementamos de esa manera también el contenido de materia seca, porque la mazorca y la zona alta tiene más MS que la inferior”, indica.

  1. Picado y pisado

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Una de las primeras estrategias para reducir el deterioro aeróbico del silo sería obtener una alta densidad en la masa del silo (longitud de partícula, compactación y nivel de MS). Las cosechadoras actuales aseguran un picado fino pero este trabajo debe ser completado después con un buen extendido y pisado de la masa en el silo.

“El pisado es una fase en la que cada vez hay que poner más énfasis, aunque el maíz venga bien picado. La importancia de una correcta compactación del forraje en el silo es fundamental para reducir las pérdidas por deterioro aeróbico durante el almacenamiento, apertura y consumo del ensilado”, destaca Gonzalo.

La densidad recomendable, de entre 650 y 700 kilos por metro cúbico, lo que equivaldría a una porosidad menor del 40%, es muy difícil de conseguir si se apuran los trabajos en el silo.

Se deben pisar capas como mucho de 10-12 centímetros y con tractores lo más pesados posible funcionando continuamente sobre del silo

“Es un error echar espesores grandes y pisar poco, porque el volumen de aire que queda en la masa es muy elevado y el problema no es el aire que queda en el silo, sino el espacio que deja para que entre aire después”, explica.

Para lograr el nivel de compactación idóneo, Gonzalo recomienda echar capas de 15 centímetros de espesor como máximo y estar pisando continuamente con tractores lo más pesados que sea posible.

Esa forma de extender y pisar condiciona la velocidad de llenado del silo, que no debe ser muy rápida para dar tiempo a extender y pisar bien. “Es de especial importancia en circunstancias como las de la presente campaña, donde se puede estar ensilando planta de maíz con valores de materia seca elevados y hojas secas con elevada presencia de hongos”, destaca Gonzalo.

  1. Aditivos frente al deterioro aeróbico

Das 138 hectáreas que manexan destinan 30 a botar millo para ensilado

Otro aspecto que merece atención es el uso de aditivos para combatir el deterioro aeróbico. Este tipo de aditivos con propiedades antifúngicas pueden ser de dos tipos: bien ácidos orgánicos, bien productos biológicos a base de bacterias lácticas (Lactobacillus buchneri), que normalmente son más económicos.

“Si algún año está indicado el uso de estos inoculantes, que son una especie de seguro para la calidad del silo, sería este año”, afirma Gonzalo, que recomienda “poner un inoculante a base de bacterias lácticas que nos proteja frente al deterioro aeróbico”.

Nunca el uso de un aditivo es capaz de corregir una mala praxis en el ensilado

Los inoculantes con lactobacillus buchneri producen ácido láctico y cepas que producen ácido acético y precursor de propiónico. Pero estas cepas necesitan dos meses para funcionar, advierte. “Un silo que hagas hoy y abras el mes que viene no está protegido porque el producto no tuvo tiempo de actuar”, dice. En este caso, si el ensilado se va a consumir en breve, es preferible la opción de usar ácidos orgánicos en una dosis adecuada.

Con todo, Gonzalo subraya que “nunca el uso de un aditivo puede corregir una mala praxis en el ensilado, simplemente puede ayudar a alcanzar el objetivo final, que sería el de reducir las pérdidas de MS a un mínimo del 10-12%”.

  1. Tipo de plástico

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El polietileno de baja densidad usado tradicionalmente para cubrir los silos tiene una permeabilidad al oxígeno relativamente alta, por lo que Gonzalo aconseja emplear plásticos con barrera de oxígeno fabricados mediante técnicas de coextrusión o copolímeros de etilen-vinil-alcohol (EVOH).

No nos debemos conformar con el plástico negro de toda la vida porque con eso no llega

“El plástico negro de 600 galgas de toda la vida no llega, no nos podemos conformar solo con eso para tapar el silo. Debemos irnos a plásticos nuevos con barrera de oxígeno. No debemos escatimar en la calidad del plástico que se pone”, recomienda.

Del mismo modo, aconseja proteger el plástico con red o malla para evitar daños mecánicos o por parte de pájaros, roedores u otros animales.

  1. Tiempo mínimo de espera antes de la apertura del silo

Los últimos estudios recomiendan esperar entre 2 meses y dos meses y medio para abrir los silos de maíz para favorecer que la vaca pueda aprovechar de forma más eficiente el almidón y la proteína del silo y transformarlos en leche.

En muchos casos la fecha de apertura está supeditada a la disponibilidad de forraje de la explotación

Un periodo de espera de dos meses y medio proporciona un buen equilibrio entre la degradabilidad del almidón y la solubilización de parte de la proteína que protege el endospermo (zeína) del grado de maíz. Estas proteínas interfieren con la digestión del almidón, pero son solubilizadas gradualmente por los ácidos de fermentación y van liberando gránulos de almidón para ser digeridos por los microorganismos del rumen.

El punto óptimo entre la solubilización de la zeína y la disponibilidad de almidón para ser aprovechado por el rumen de la vaca comienza a partir de las 8-10 semanas de ensilado

La digestibilidad del almidón se incrementa hasta un 9% a medida que madura el silo y alcanza un nivel constante a partir del quinto o sexto mes de almacenamiento, mientras la pared celular no se ve modificada con el tiempo que el forraje permanece en el silo.

  1. Precauciones una vez abierto el silo

A maquinaria da CUMA encárgase dos ensilados e o carro mesturador acode todos os días a facerlles as distintas racións de alimentación

Las precauciones durante la utilización del ensilado tras la apertura del silo son fundamentales también para reducir las pérdidas. “Una gran parte del esfuerzo hecho para obtener altos rendimientos por hectárea de un forraje con alto valor nutricional puede ser inútil si sucede deterioro aeróbico intenso”, indica Gonzalo.

Es fundamental un diseño del silo adecuado al consumo para lograr un avance uniforme del frente del silo que evite el deterioro aeróbico

Cuando se reintroduce aire en el silo tras la estabilidad de la fermentación, las levaduras comienzan a crecer e inician el deterioro del silo consumiendo azúcares residuales y ácidos de fermentación, elevando el pH. Conforme aumenta el pH, los bacilos y otras bacterias aeróbicas se multiplican, aumentando la temperatura. Finalmente, los hongos completan el proceso, dando paso a una visible descomposición del forraje, con pérdidas muy elevadas de MS y una probable aparición de micotoxinas.

“Las pérdidas pueden ser muy altas, sobre todo en las áreas periféricas, de hasta el 70% de la MS”, indica. El conteo de hongos o el incremento de la temperatura del ensilado se correlacionan negativamente con la ingesta voluntaria y la producción de leche. La alimentación con ensilado inestable, aunque no se vea visualmente deteriorada, reduce la producción de leche en unos 3 litros por vaca y día.

Dos tercios de la leche en Galicia se produce a base de silo de maíz

producion de leite por tipo de dieta

Analizando el sistema de alimentación de las explotaciones gallegas, se ve claramente la importancia de la producción de maíz forrajero. Tanto, que dos tercios del total de la leche producida en Galicia procede de dietas donde el ensilado de maíz es el forraje más importante. Es decir, con los casi tres millones de toneladas de leche producidos en Galicia en el último año, dos millones dependen de la producción de maíz.

La presencia e importancia del maíz en la dieta aumenta a medida que se incrementa el tamaño de las explotaciones

La superficie de maíz forrajero en Galicia es de cerca de 70.000 hectáreas, lo que representa el 64% del total español. Una tipificación de las explotaciones gallegas llevada a cabo por el CIAM muestra que el 80% de los animales que producen leche en Galicia están confinados y alimentados a base de ración en la que el maíz tiene una importancia muy relevante en la conformación de la dieta, que aumenta a medida que se incrementa el tamaño de la explotación.

forraxes nas explotacions de leite galegas

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