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El pasado día 23 se celebró en el marco del Atlante Wine Forum una mesa redonda sobre “El enoturismo en Galicia, el enfoque necesario para desarrollar un diamante en bruto”.
Detrás de este título lo que se intentó fue quitar conclusiones para desarrollar un sector, el del enoturismo y el de las rutas del vino, que en Galicia no está funcionando como se preveía, a pesar de las importantes inversiones de fondos públicos.
La mesa estuvo moderada por la periodista Cristina Alcalá y contó con tres expertos en el mundo del vino: Rafael de él Rey: Director general de la Fundación Observatorio Español del Mercado del Vino; Fernando Gallardo: periodista y analista de tendencias y nuevos conceptos en turismo, y Ferrán Centelles: jefe de Sumilleres de El Bullí desde el 2000 hasta la actualidad, donde colabora con El BulliFoundation.
He aquí un resumen de las reflexiones de cada uno de estos expertos:
Rafael del Rey:
«Como punto a favor del enoturismo en Galicia destacaría la historia, tener vinos conocidos y un entorno extraordinario. Hay, eso sí, una necesidad de profesionalización aplicada al mundo del enoturismo».
«Las rutas del vino no funcionan porque no se plantean desde el punto de vista del cliente. Hay cuatro locos que sólo van a visitar bodegas. Lo que sí puede funcionar es una zona donde se pueda hacer un plan de visita de 3,4, 5 días con un conjunto de ofertas: arte, cultura, gastronomía y, además, visitar bodegas».
«El planteamiento que se hace de las rutas del vino es muy institucional y poco empresarial».
«A las bodegas les interesa el enoturismo para mejorar el conocimiento de su marca, con o sin pernoctaciones. También les interesa por la venta directa de vino en la bodega y porque se puede hacer de los aspectos turísticos (restaurante, estancia en el hotel de la bodega, visita guiada…) un negocio en sí mismo».
«Las zonas con mejores rutas del vino partieron de iniciativas privadas: Freixenet y Torres en Cataluña o González Biass en Andalucía. También y La Rioja se están haciendo las cosas bien».
Fernando Gallardo:
«El gran punto a favor del enoturismo en Galicia es el Camino de Santiago. Como debilidad diría que el sector turístico está muy atomizado y hace difícil generar marca y acercarse a los mercados exteriores».
«Un ejemplo de enoturismo a seguir son las bodegas Marqués de Riscal, en La Rioja: miles de norteamericanos van allí para ver la arquitectura de la bodega».
«El 90 % del turismo del mundo no es de rutas; por eso no veo necesidad de una ruta del vino. El turismo enológico es turismo industrial, y si no hay visitas a fábricas de Coca Cola no tiene porqué haberlas a fábricas de vino. Otra cosa diferente es hacer del enoturismo una experiencia sensorial a nivel de la arquitectura de las bodegas y de todos aquellos elementos que la conviertan en una experiencia sensorial en sí».
«Para potenciar las rutas del vino lo ideal es que una bodega se fije en los elementos básicos de la industria turística. Y la base está en las pernoctaciones, si no hay estancias es difícil desarrollar una industria turística. La bodega debe fijar el hotel, la pernoctación, como base. En este sentido, lo ideal sería darle una vuelta y convertir las bodegas en hoteles experienciales».
Ferrán Centelles:
«La gente que va a visitar bodegas son cuatro. El enoturismo es muy específico y minoritario. La gente hace turismo, y luego visita una bodega».
«La experiencia enoturística puede desarrollarse en el propio viñedo. Como por ejemplo, comer o desayunar en el viñedo. En algunos sitios se está haciendo con mucho éxito».
«El enoturismo en Galicia hay que vincularlo a la gastronomía, es el punto fuerte de esta tierra y hay que aprovecharlo».
