«Nuestra ilusión era tener algo moderno para que la gente que viene detrás lo vea atractivo y se decida a seguir con esto». Alfonso Lodos define así la motivación que llevó a esta explotación familiar, SAT Lodos e Pérez, a construir un nuevo establo con todas las innovaciones tecnológicas disponibles en el mercado para facilitar el trabajo en la granja y la comodidad del ganado.
«Teníamos hecha en esta finca una fosa de purín desde hacía 7 años con la previsión de construir aquí un establo nuevo, pero no había relevo y no nos acabábamos de decidir. Sin embargo, desde que tuvimos a la niña eso fue un incentivo para meternos a esto. Mi hermano tiene dos hijos, Cándido y David, y nosotros una niña, María. Ahora les queda esto cómodo para seguir si quieren, para nosotros sería una felicidad que alguno de los tres continuara», dice.
La inversión hecha fue elevada pero las instalaciones cuentan con mejoras tecnológicas y numerosas innovaciones que hacen más eficiente su funcionamiento
Después de una importante inversión hecha, en el mes de diciembre de 2019 comenzaban a ordeñar a las primeras vacas en las nuevas instalaciones, situadas en la parroquia de Lousada, a un kilómetro de la explotación antigua, que a partir de ahora acogerá la recría de la granja.
Colaboración de tres hermanos
Como todas las decisiones que se toman en esta explotación, el diseño del nuevo establo también fue meditado y muy pensado. Y eso se nota en muchos detalles que al final marcan la diferencia. Los tres hermanos Lodos aportaron sus conocimientos y su experiencia, cada uno en su ámbito (Manuel es arquitecto, Juan Carlos veterinario y Alfonso ganadero), para lograr funcionalidad en el resultado final. «Mi hermano Juan ha viajado y visto cosas y detalles que luego aplicamos aquí, el hecho de que la construcción haya sido supervisada por un veterinario fue importante», afirma Alfonso.
La SAT está formada por Alfonso, su mujer María del Mar y su hermano Juan Carlos y cuentan a mayores con dos trabajadores a jornada completa (uno está siempre en la nave nueva y otro atiende la explotación antigua y hace las raciones de alimentación. «El nuevo establo fue pensado ante la expectativa de la poca mano de obra disponible que hay, de manera que una persona sola sea capaz de encargarse de atenderlo», cuenta Alfonso.
Además de los robots, en esta explotación cuentan también con arrimador automático y amamantadora para las terneras
Apostaron por la robotización, tanto en el ordeño como en otras tareas, como la alimentación del ganado, y cuentan con arrimador automático y amamantadora para las terneras. «Es otra manera de trabajar, no quiere decir que no tengas que estar aquí pero es otro sistema de trabajo. Horas quizás echemos tantas ahora como antes, pero es un trabajo diferente, más de supervisión, porque llegas por la mañana y mientras metes cuatro retrasos haces las camas de las vacas y repones la paja de las terneras. Ningún sistema te saca de trabajar, la robotización tampoco, pero es un trabajo distinto. Aunque yo pienso que esto es todo cuestión de ilusión e interés y si te gustan las vacas las cosas, aunque de vez en cuando salgan torcidas, al final salen bien en un sistema o en otro», añade.
Altura máxima permitida
Lo primero que llama la atención es la altura de la nave, superior a la mayoría de las que se construyen en Galicia. «Nos fuimos a lo máximo que permite la Ley del Suelo autonómica y la normativa urbanística del Ayuntamiento, que son 7 metros, más 3,60 de diferencia al punto más alto, es decir, la estructura tiene 7 metros en la parte baja y alcanza los 10,60 metros de altura máxima en la cumbre en la parte central, cuando lo que se hace normalmente es ir a 7 metros pero en el punto más alto», detalla Alfonso.
La nave tiene 7 metros en la parte más baja y llega a los 10,60 metros en la cumbre
De esta manera, al ser una nave abierta por sus cuatro lados, con aperturas cenitales y muy ventilada no tienen problemas de estrés por calor del ganado en verano ni han tenido que adoptar ninguna medida correctora. «Aquí no hay ventiladores, no hacen falta. A la hora de construir son unos metros más de hierro pero después al ser tan alta no notas acumulación de aire caliente ni corrientes, porque el aire igual que entra sale porque tiene por donde salir», dice.
«Las vacas no notan frío, lo notamos nosotros, pero ellas no lo notan y se van a acostar siempre donde da el aire. Hasta ahora se buscaba temperatura en los establos porque se buscaba la comodidad para el ganadero pero no para las vacas. Pero ellas agradecen y compensan con leche estas condiciones, que están pensadas para ellas», añade.
Las vacas agradecen y compensan con una mayor producción de leche estas condiciones, que están pensadas para ellas
La estructura es de hierro pero está toda galvanizada para evitar la aparición de óxido. «Si fuera pintada ahorrábamos dinero, pero así hay menos problemas de corrosión», argumenta Alfonso, que explica otra de las ventajas del material que han elegido: «meter la estructura en hierro nos ha permitido hacer la obra a medida, a nuestra manera y meterle las aperturas en el techo del tamaño que nosotros queríamos», indica.
El único inconveniente de una nave tan alta es su menor protección contra la lluvia, algo que han resuelto colocando una malla cortavientos en la parte orientada al sur para evitar que la lluvia moje las camas.
Comedero y separadores de cubículo flexibles
Entre otros elementos innovadores de confort para el ganado que ha incorporado esta explotación se encuentran tanto separadores de cubículo como en el comedero flexibles. En este caso no se trata de una cornadiza convencional, sino que carece de trabantes o barra limitadora superior, lo que permite mucha mayor libertad a las vacas, reduciendo su nivel de estrés a la hora de alimentarse.
«Los separadores de cubículo flexibles están bien porque evitan golpes de las vacas, pero a mí me gusta incluso más el sistema del comedero, creo que ha sido un gran acierto. Tengo que reconocer que yo tenía alguna reticencia inicial, pero a mi hermano le gustaba y lo pusimos y pienso que ha sido el mayor acierto que tuvimos, porque la vaca está libre totalmente. El comedero gira además 30 centímetros hacia delante, lo que permite a la vaca llegar comiendo también más adelante», explica Alfonso.
El hecho de no tener trabantes se suple con una manga en cada lote que facilita la aplicación de tratamientos, inseminaciones y saneamiento
El hecho de no disponer de trabantes que faciliten la inmovilización de las vacas se suple con la presencia de una manga integrada en el interior de cada lote. La manga cuenta con una puerta con trabadiza y con un foso para acceder a la ubre para el secado. Con este sistema se aplican los tratamientos al ganado, se realizan las inseminaciones y se hace el saneamiento.
Capacidad para 160 vacas en producción
Lodos e Pérez cuenta en la actualidad con 262 cabezas totales, de las que 140 son vacas en ordeño. Las nuevas instalaciones han sido construidas para contar con 3 robots y una capacidad máxima de 160 animales en producción, aunque por el momento solo tiene instalados dos robots. «Queremos poner el tercero mediante un plan de mejora», explica Alfonso.
En este momento aún ordeñan en el establo viejo algunas vacas, sobre todo aquellas que peor se han adaptado a los robots instalados en la nave nueva. «En este momento tenemos funcionando los dos robots con 115 animales y ordeñamos otras 25 vacas en la sala en el otro establo. Podríamos tener todas las vacas aquí, pero el hecho de mantener la sala en las instalaciones antiguas te permite seleccionar el ganado que tienes en los robots y seguir aprovechando las vacas que tienen dificultades de adaptación este primer año, aunque es un poco rollo tener que ordeñar en los dos sitios y hace más lioso el manejo el hecho de que no tengamos todos los lotes de producción juntos con los tres robots funcionando», reconoce.
Podíamos tener todas las vacas aquí, pero el hecho de mantener la sala en el establo viejo nos permiten selecionar más el ganado que tenemos en los robots y aprovechar este primer año las vacas que no se adaptan
De este modo, dice, «la adaptación ha sido extraordinaria, casi han tardado más en adaptarse al sistema de limpieza y al paso de las arrobaderas que al robot. En ese sentido, no ha habido mucho que pelear con ellas, también porque como nuestras vacas han sido criadas en un centro de recría estaban acostumbradas a pasar por mangas y entraron bien a los robots desde el primer momento. Las novillas son las que mejor entran, en una semana ya están totalmente acostumbradas, el resto de las vacas que van pariendo siempre hay alguna que tienes que ir a buscar, nosotros les damos de plazo 11 horas desde el anterior ordeño antes de meterlas al robot, salvo que estén recién paridas, siempre se les da un tiempo para dejar que sean ellas las que tomen la iniciativa de venir», cuenta.
Altas producciones con promedios de 45 litros
SAT Lodos e Pérez entrega a Naturleite desde esta primavera y, aunque contaba ya con altas producciones en la explotación antigua, han logrado incluso incrementarla en unos 5 litros diarios por vaca con la puesta en funcionamiento del nuevo establo. «Nosotros veníamos de producciones medias de 40 litros ya en la otra cuadra y ahora con los robots y con más ordeños tenemos también más producción. En el establo nuevo tenemos a las vacas más productoras, con medias de 48-49 kilos por día y en el viejo obtenemos medias de 32 litros de los animales que allí tenemos. En conjunto el promedio por vaca es de 45 litros con 3,60% de grasa y 3,20% de proteína», detalla Alfonso.
No por sobrecargar los robots sacas más leche, muchas veces con menos vacas haces más ordeños y obtienes la misma leche
Con los 115 animales en producción actuales que tienen repartidos en los dos robots logran medias de más de 3 ordeños diarios. «No por sobrecargar los robots sacas más leche, muchas veces con menos vacas haces más ordeños y obtienes la misma leche», considera. Con esa filosofía piensan completar los tres robots sólo con 160 vacas.
Vacas secas en cama de compost
La nueva nave de SAT Lodos e Pérez ha sido pensada para acoger, además de los tres lotes de producción, el lote de las vacas secas y el de las terneras hasta el destete. «Las vacas secas las teníamos fuera y ahora están en cama de compost en una zona con capacidad para 39 animales y los metros necesarios correspondientes a ese número de animales. Fresamos el compost dos veces al día y en invierno echamos además algo de carbonato. En verano llegaría con fresar sólo una vez al día pero en invierno es necesario airear dos veces para que seque, porque los días húmedos se notan mucho», reconoce.
Tenían la recría externalizada en el Rancho Las Nieves de Zaragoza por falta de espacio pero ahora ya han comenzado a hacerla ellos directamente
Las camas de los animales en producción son ahora de arena en las nuevas instalaciones y mantienen las camas de paja en el establo viejo. «La otra cuadra tiene 22 años pero ya era una explotación moderna en aquel tiempo, con estabulación libre y un sistema de limpieza innovador, ya que se limpia con el agua de la fosa de purín, que va a unos depósitos que hay en las cabezas de los pasillos y cuando se le abre a ese agua limpia por arrastre y lleva lo que hay. Ahora funciona muy bien porque hay pocos animales, pero es un sistema bastante trabajoso», explica Alfonso.
Aunque en la nueva nave hay arrobaderas automáticas para la limpieza, también han dejado instaladas unas llaves de paso en los laterales para poder humedecer los pasillos con agua y facilitar de este modo la limpieza en épocas secas. «Se ha metido un sistema de canalización desde el pozo de purín para poder regar los pasillos y que de esta forma no se resequen tanto y limpien mejor las arrobaderas», cuenta.
Debido a la falta de capacidad en el establo viejo, Lodos e Pérez había optado por mandar la recría al Rancho Las Nieves de Zaragoza, con el que venían trabajando desde hace 17 años. «Aún tenemos allí 55 novillas, pero ya hemos dejado de mandar las terneras que nacen y hemos empezado a hacer nosotros la recría. Hasta destetar las tenemos con amamantadora, están unos 79 días y luego pasan a otro lote en la nave nueva otros 70 días y después van para el establo viejo, que queremos dejar a partir de ahora para la recría», avanzan.
70 hectáreas de superficie
Uno de los principales factores limitantes para esta SAT, igual que para muchas otras en Galicia, es el hecho de no contar con superficie disponible en la zona. «Aquí hacerse con terreno es algo casi milagroso. Como no tenemos muchas hectáreas tenemos que hacer que las que hay sean productivas. Todos los años se encalan las fincas y cada dos años les aportamos también fósforo», detalla.
La base del abonado es el purín que sale de la propia explotación, aunque Alfonso admite que a partir de ahora la calidad del purín va a empeorar. «Está claro que para el purín la arena no es lo mismo que la paja, porque la materia orgánica no es la misma, cambia mucho la cosa», opina.
Sin unos buenos forrajes no tienes producción de leche, es algo imprescindible
En total cuentan con 70 hectáreas, 10 con pradera permanente de raigrás inglés y 60 en rotación anual de maíz con dos cortes de raigrás. «La base de una buena producción son unos muy buenos forrajes, sin eso no tienes litros», asegura Alfonso.
Disponen de carro propio para elaborar las distintas raciones de alimentación y esta circunstancia les permite hacer la mezcla dos veces al día para las vacas de leche, algo que ya hacían también antes, pero ahora con raciones diferenciadas para los animales que se ordeñan en el robot (con menos pienso al suplementar después el concentrado el robot según producción hasta un máximo de 8 kilos) y los que se siguen ordeñando en la sala en el establo viejo.
La ración de robot incluye 28 kilos de silo de maíz, 12 de silo de hierba, 6 kilos de pienso y 1 de paja y para las de sala la hacen con 30 kilos de silo de maíz, 12 de silo de hierba, 10 kilos de pienso y sin paja. Las vacas secas tienen también una ración diferenciada, mientras que las terneras pequeñas comen la ración de robot y en las de más de 8 meses usan la ración de las secas pero con más soja.
«A la hora de hacer obras y mejoras muchas veces echa para atrás el papeleo con las Administraciones»
Las obras de las nuevas instalaciones de SAT Lodos e Pérez duraron un año pero los trámites para su inicio comenzaron mucho antes y los gastos imprevistos también se multiplicaron. «Estuvimos un año entero pagando un grupo electrógeno para poder hacer la obra porque no nos daban puesto la luz. Tardaron un año y medio en ponérnosla y eso que habíamos pagado ya. Fueron 40.000 euros por poner tres postes y un transformador, un robo», denuncia Alfonso.
Para reducir el consumo eléctrico de la granja instalaron además placas solares para una potencia máxima de 20Kw que les hace, en buena medida, autosuficientes. «En verano se abastece la cuadra de sobra y con los excedentes pusimos un termo y calentamos el agua que usamos para lavado y limpieza del sistema de ordeño y del tanque de la leche», explica.
Pero además del coste, Alfonso denuncia la excesiva burocracia a la que se enfrentan las explotaciones que, como ellos, se deciden a mejorar y ampliar sus instalaciones. «Echa para atrás el papeleo y los trámites con las Administraciones, con el Ayuntamiento, con la Xunta, con Medio Ambiente», enumera.
Tuvimos que recurrir a una empresa de gestión de purines porque nosotros, por impacto ambiental, teníamos que tener 400 hectáreas de terreno para que nos autorizasen la obra
«Nosotros, por impacto ambiental, teníamos que tener 400 hectáreas de terreno para que nos autorizasen la obra y como no las tenemos tuvimos que incluir la gestión de purines mediante una empresa autorizada para que nos aprobasen la obra», cuenta.
Pero los problemas se volvieron a repetir tan sólo dos años después de hacer la solicitud para la construcción de la nave. «Pedimos un plan de mejora para cubrir la fosa de purín y nos volvieron a pedir todas las cosas que habíamos presentado sólo dos años antes para hacer la nave. Es absurdo, digo yo que en dos años no habrán cambiado las fincas de sitio», razona.
En esta SAT reclaman una necesaria simplificación y agilización de los procedimientos para la concesión de ayudas por parte de las Administraciones pero también una mayor valoración por parte de las industrias lácteas del esfuerzo y las inversiones hechas por parte de los ganaderos. «Es una lástima que no tengamos un precio de la leche un poco decente para ayudar a pagar esto en menos años», concluye Alfonso.