SAT O Chope: una unión para optimizar la granja y ganar calidad de vida

Esta ganadería de Silleda resultó de la fusión de dos granjas familiares de vacuno de leche y de porcino para afrontar la falta de tierra y de tiempo. Hoy ordeñan unas 215 vacas y ceban alrededor de 7.000 cerdos siendo cada vez más autosuficientes y sostenibles

SAT O Chope: una unión para optimizar la granja y ganar calidad de vida

Los hermanos Manuel e José Ramón Iglesias Canda y José Ramón García Iglesias en la granja de vacún, en Escuadro, Silleda.

«Éramos muy conscientes de que, por nuestra situación, no podíamos crecer ni disponer de más tierra en esta zona por lo que sólo podíamos optimizar al máximo nuestros recursos», explica Manuel Iglesias, uno de los socios de la SAT O Chope, de Escuadro (Silleda, Pontevedra). Este fue uno de los principales motivos por el que decidieron formalizar la sociedad en el 2006, después de años de colaboración entre ambas familias.

De este modo, consiguieron hacer frente a algunos de los retos más habituales que se le presentan a los ganaderos a día de hoy en el campo gallego, como la dificultad para disponer de tierra o el relevo generacional de las dos ganaderías. También les permitió convertirse en autosuficientes en la producción de forrajes, consiguieron reducir la carga de trabajo y organizar turnos que les posibilitan disponer de tiempo libre, además de diversificar su actividad ganadera.

«Éramos conscientes de que, por nuestra situación, no podíamos crecer por lo que sólo podíamos optimizar nuestros recursos»

Hoy ordeñan 215 animales de un rebaño de más de 400 vacas frisonas, con unas 40 vacas secas y el resto recría. Ceban alrededor de 7.000 cerdos al año y trabajan por ser cada vez más autosuficientes y sostenibles. Aunque comenzaron 7 socios, los progenitores y los hijos, después de que se hayan ido jubilando, ahora quedan al frente tres socios: los hermanos Manuel y José Ramón Iglesias Canda y José Ramón García Iglesias.

Uno de sus objetivos es optimizar la granja para conseguir ser más eficientes por lo que en estos últimos años están introduciendo nuevos sistemas robotizados tanto en el ordeño como en la alimentación. Además están realizando otras mejoras para conseguir ser más sostenibles y participan en programas internacionales para conocer los avances que se llevan a cabo en ganaderías europeas.

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En la granja cuentan con 4 robots de ordeño.

Robots de muxido: fuente de información de los animales

Uno de los principales cambios que han hecho en los últimos tiempos ha sido la incorporación del sistema de ordeño robotizado, con cuatro robots. Instalaron los dos primeros en febrero del 2018, con los que comenzaron a sustituir la sala de 2×8 puntos de ordeño con la que contaban. En agosto de ese mismo año vinieron los 2 últimos robots con los que complementaron la instalación.

«Cuando en el 2013 instalamos en la granja de porcino el sistema robotizado de alimentación vimos que si estas tareas las hacían las máquinas eran más precisas y regulares y los resultados mejores. Teniendo constancia en la vigilancia resulta más sencillo supervisar a las máquinas, por eso comenzamos a valorar la instalación de los robots para lo ordeño», comenta Manuel. También reconoce que, antes de decidirse por la instalación de los robots, visitaron muchas ganaderías para conocer en profundidad los prós y contras del sistema.

En el primero año de ordeño con los robots redujeron en un 65% el uso de antibióticos y este año esperan llegar al 80%

Tienen una producción de unos 38 litros por vaca al día, con un promedio de 157 días en producción de leche, unas calidades de 3,6 de grasa y 3,10 de proteína y un recuento 220.000 células somáticas. Desde la instalación de los robots realizan un promedio de 3,2 ordeños. La necesidad de realizar un tercero ordeño fue otra de las razones para decidirse por la instalación de los robots. «Veíamos que había animales con buenas producciones que horas antes del ordeño ya perdían la leche por lo que era preciso hacer un tercero ordeño pero no podíamos asumir pasar más horas en la granja y encontrar quien haga este ordeño es también muy difícil», recuerda el ganadero.

Paralelamente a la reducción de la carga de trabajo, con la incorporación de este sistema también aseguran que redujeron los problemas en la granja. «Para nosotros fue muy positivo la liberación del ordeño, no solo por solucionar el problema de realizar el tercero ordeño, sino por toda la información que nos aporta este sistema», concreta Manuel.

En el primer año con el sistema de ordeño robotizado consiguieron reducir en un 65% el uso de antibióticos y este año esperan llegar a una reducción del 80% de tratamientos con respeto al 2017. «Los robots te están proporcionando una cantidad de datos importante que te permiten una mayor anticipación. Es más sencillo controlar, revisar y actuar frente a los problemas que vayan teniendo los animales. Puedes tener la granja controlada en todo momento, aunque no estés en ella», indica el ganadero.

Las guardias de la granjas se encarga de hacerlas un solo trabajador, con una persona de apoyo

También comprobaron que la productividad de los trabajadores era más alta al contar con los robots de ordeño. «Percibimos que los operarios se liberaron de la presión que suponía el ordeño ya que al disponer de todos los datos, basta con supervisarlos para comprobar que todo está correcto», concreta el ganadero. Ahora las guardias de la granjas se encarga de hacerlas un solo trabajador, con una persona de apoyo para cuestiones puntuales. Su objetivo es conseguir tener turnos de jornada intensiva, para intentar hacer más atractivo el trabajo, ya que en los últimos años también acusan la falta de mano de obra.

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Junto al robot de ordeño también incorporaron un robot de aproximación de la comida.

Así, en la ganadería se reparten el trabajo los tres socios y otros seis trabajadores repartidos por parejas para atender la granja de porcino, la de vacuno y para encargarse de los trabajos en el campo, aunque, esto varía durante las campañas, en función de las necesidades que vayan surgiendo.

Ser autosuficientes y eficientes

La disponibilidad de tierra es una de las limitaciones que más acusan en esta ganadería. En el mismo lugar de Sestelo, donde se asienta la granja de las vacas en producción, hay también otras ganaderías de vacuno de leche similares por lo que la demanda de tierra es muy elevada. Tanto es así que en esta pequeña aldea se contabilizan cerca de unas 1.000 vacas. «La otra granja, donde tenemos las novillas a partir de los 6 meses, está en una zona con menos ganaderías lo que nos permite disponer de tierra e incluso, en determinadas épocas, darle hierba verde», apunta Manuel.

En esta aldea se contabilizan alrededor de 1.000 vacas y el precio medio de la tierra en alquiler es de 262 euros por hectárea

Las granjas, aunque próximas, están separadas por unos 3 kilómetros y la tierra se localiza también en ese radio. Así, repartidas entre las dos zonas, disponen de unas 110 hectáreas, 45 de ellas en propiedad y el resto alquiladas con un precio medio de alrededor de 262 euros por hectárea. Tienen 55 hectáreas dedicadas permanente a hierba raigrás de distintos tipos, en las que realizan 3 cortes (2 de silo y 1 de hierba seca), y en el resto alternan la pradera con el cultivo de maíz, por lo que obtienen dos cortes de hierba.

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Buscan producir forrajes muy digestibles.

«Al disponer del abono de la granja de los cerdos y de las vacas apenas empleamos fertilización química, sólo puntualmente algo de nitrógeno para la hierba y el maíz», indica el ganadero. Con la siembra del maíz hacen un abonado de fondo con el abono de las parideras que mezclan con el abono que traen de dos granjas de 45.000 pollos próximas, con el que realizan un abonado de 30-35 metros cúbicos de abono por hectárea.

En el maíz consiguen un promedio de 40 toneladas por hectárea, con uno coste de 34,51 euros por tonelada en materia fresca, mientras que, en la hierba obtienen unos rendimientos de 11 toneladas por hectárea que suponen un gasto de 38,37 euros por tonelada. En la campaña pasada las calidades del maíz rondaron el 34% de materia seca y 32% de amidón, y en la hierba la materia seca es del 30% y con un 15,44 de proteína.

«Para nosotros, el secreto para que los robots funcionen bien es conseguir forrajes muy digeribles»

Reivindican que la producción de los forrajes, de la que se encargan personalmente, es otra de las claves para lograr una mejor productividad de los animales. «Para nosotros, el gran secreto para que los robots funcionen bien es conseguir unos forrajes muy digeribles para favorecer la circulación de los animales. De este modo logramos que las vacas no estén muy saciadas, tengan apetito y se levanten. La rutina que vemos en la mayoría de los animales es que se levantan, comen, se ordeñan, beben y se vuelven a tumbar por lo que la clave está en que se levanten muchas veces de comer y ordeñarse», detalla el ganadero.

La ración de las vacas en producción la realizan con un carro mezclador y se compone de 25 kilos de silo de maíz, 22 kilos de silo de hierba, 5 kilos de concentrado en el carro y alrededor de otros 5 en el robot, en función de la producción de cada vaca. Entretanto, para las vacas secas la ración es de 16 kilos de silo de maíz, otros tantos de silo de hierba y 4 de pienso. Para las novillas, la cantidad de silo de maíz y de hierba se reparte equitativamente y se completa con 2 kilos de pienso. La ración se modifica cuándo disponen de hierba verde en primavera.

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Parte de la recría más joven de la ganadería.

En el afán de ser más eficientes intentan mejorar la genética de los animales y emplean un 30% del semen sexado en las novillas y entre el 10 y el 15% en las vacas adultas. Sobre todo procuran animales con buenas ubres, sin mucho temperamento y con buenas característas de salud, que les permitan optimizar la producción de la ganadería.

Además, para incrementar el confort de los animales redujeron la altura de los cubículos y tienen siempre una cama por animal. También aumentaron la ventilación de la granja y el espacio de los pasillos de cruce para facilitar la circulación de los animales y evitar problemas con las vacas dominantes.

Reconocen que la instalación de los robots contribuyó a que los animales estén más tranquilos.»Antes cuando te acercabas a los animales entendían que era para molestarlos por algo y eran mucho más ariscos. Ahora las vacas están más tranquilas y eso se nota también en la producción», concreta el ganadero. Estos cambios comenzaron a verlos ya en los primeros tiempos cuando convivían los dos sistemas de ordeño. Manuel también recuerda que la adaptación inicial implicó una vigilancia constante de 24 horas, con turnos de 8 horas, que se prolongaron durante los dos primeros meses, para conseguir acostumbrarlos al nuevo sistema.

Balsa de decantación y separación de sólidos y líquidos del purín para su aprovechamiento.

Balsa de decantación y separación de sólidos y líquidos del purín para su aprovechamiento.

El reto del futuro: la sostenibilidad ambiental

A la par de estas mejoras en las instalaciones, en la ganadería tienen como meta ser también más sostenibles. «Cada vez quieren hacernos más responsables a las ganaderías de la contaminación del planeta por eso tenemos que ser muy respetuosos con el medio ambiente», reconoce. Así es que en esta línea están trabajando en un proyecto, junto con la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca), para la separación de los purines y su aprovechamiento en la granja.

Por una parte pretenden depurar la parte líquida a través de una balsa con plantas de macrófitas y bacterias para poder emplearla luego en la limpieza de la granja. Mientras, la parte sólida la emplearían en las camas de las vacas, luego de un proceso de secado, con el que sustituirían las camas de carbonato y fibra de madera que tienen en la actualidad.

«La European Dairy Farmers nos permitió ver ganaderías de otros países con las que competimos y valorar qué lugar ocupamos y cómo mejorar»

También buscan estar al tanto de las novedades que incorporan otras ganaderías europeas por lo que forman parte de la asociación European Dairy Farmers (EDF). «Uno de nuestros vecinos acudía a reuniones y encuentros con otros ganaderos europeos a través de ella y veíamos que era una oportunidad para conocer cómo trabajan los ganaderos en Europa, que a fin de cuenta son competidores nuestros, por lo que es importante estar al corriente de lo que hacen y valorar qué lugar ocupamos y cómo mejorar», valora Manuel. De hecho, a la par de conocer otras ganaderías, también acogieron el año pasado la visita de miembros de la asociación, en uno de los encuentros anuales que celebran.

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Quisieron aprovechar el nicho de mercado que suponía la venta directa de cerdos a particulares.

Una granja de porcino enfocada a la venta directa

Junto con la granja de vacuno, la ganadería cuenta con una granja de porcino con la que diversifican la actividad. «Cuando en el 2000 decidimos ampliar la granja de las vacas que teníamos también valorábamos diversificar nuestra actividad y barajamos tanto el porcino como el avícola, por eso cuando decidimos formar la sociedad ya aprovechamos que la otra familia tenía una granja de cerdos y experiencia en ese sector», indica Manuel.

El 35% del cebo de la granja lo venden de manera directa a particulares y el resto a una fábrica de embutidos local

Sin embargo, también decidieron reorientar la producción de la granja de porcino, que hasta ese momento funcionaba a través de una integradora, para centrarla en la venta directa. «Vimos que había un nicho de mercado que estaba quedando desatendido y que se centraba en la demanda de cerdos por parte de particulares para la crianza en las casas», detalla el ganadero.

En la actualidad tienen unas 250 madres y ceban unos 7.000 animales al año. El 35% de su producción la dedican a abastecer la demanda de particulares por lo que los cerdos los venden desde los 40 hasta los 120 kilos, en función de lo que solicite el cliente. El resto de la producción se la venden a una fábrica de embutidos locales. Su apuesta se centra en la calidad de la carne así es que trabajan con distintos cruces de razas y mejoran la alimentación a través de la fábrica de piensos Producciones de Porcino de Silleda (Proporsi) de la que también son socios.

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