«Contábamos con una sala de ordeño de 10 puntos que tenía más de 20 años, iba muy bien y era rápida, pero se había quedado pequeña. Era cuestión de poner una sala nueva o meternos a los robots». Así justifica Miguel Fernández Leizán su decisión de instalar tres robots de ordeño en su explotación, SAT Romepen, ubicada en el lugar de Rosende, perteneciente al ayuntamiento de Sarria pero rayando ya con el de Samos.
Miguel se incorporó en el año 2011 a esta SAT formada en el año 1989 por cuatros socios del pueblo y que desde hace cuatro años es una ganadería familiar, al quedarse con ella su padre José Ramón y su madre Orieta. Ahora acaba de incorporarse también su hermana Lorena, aprovechando su incorporación para ampliar y modernizar las instalaciones.
Con 320 cabezas totales, tienen 155 animales en producción en este momento, pero esperan estar ordeñando en unos meses, en enero y febrero, entre 170 y 180 vacas, completando prácticamente de este modo la capacidad de los tres robots. «Nuestra idea es crecer hasta ponernos entre 180 y 200 vacas en producción, ya veremos el número que somos capaces de meterle a los robots», indican.
Un crecimiento planificado que empezó hace dos años, en el mes de noviembre de 2018, con la construcción de una nave para la recría. «La hicimos para poder sacar a las terneras de la nave de producción de cara a hacer la ampliación», explica Miguel. Luego vino la construcción de la tercera fila de cubículos en verano de 2019 para poder acoger el aumento del número de cabezas en producción y la instalación de los tres robots, los dos primeros en el mes de septiembre del año pasado y el tercero en febrero de este año.
«Los dos primeros los pusimos en el lote de las vacas de segundo y tercer parto y durante esos meses ordeñábamos a las multíparas en los robots pero seguíamos ordeñando en la sala a las primerizas hasta que instalamos también su robot. En todo caso, ni las vacas ni las novillas, una vez que empezaron en el robot, han vuelto a ordeñarse a la sala», cuenta.
Buena adaptación a los robots
La adaptación al nuevo sistema de ordeño automatizado ha sido buena, dice Miguel. «Era algo que no me asustaba, porque sabía que había que tener mucha paciencia porque tenían que adaptarse las vacas al robot y también nosotros a otra manera de trabajar y a otro manejo distinto. Pero si lo hacías bien en la sala no tienes por que hacerlo mal con los robots», argumenta.
Mantuvieron el sistema de dos lotes en los que ya habían repartido el ganado cuando ordeñaban en la sala. «Hace años empezamos haciendo un lote de alta producción y otro de baja porque las vacas salían a pacer y en el 2011, cuando hicimos el cambio a la ración húmeda, comenzamos con los dos lotes actuales, uno de primerizas y otro de adultas. Fue una buena decisión dividirlas así, porque de este modo no hay vacas que intenten abusar de las más pequeñas, que están más relajadas. A nosotros nos fue bien así y decidimos mantenerlo en los robots», explica.
Hay que tener paciencia pero si lo hacías bien en la sala no tienes por que hacerlo mal con los robots
En el lote de las primerizas la entrada al robot es frontal y los animales están en tráfico libre. «Las novillas son más vivas y curiosas y también más ágiles y se adaptan mucho mejor, entran desde el primer día», dice. Pero los dos robots instalados en la zona de las multíparas están situados en posición lateral y con selección previa. «La sala de espera nos ayudó mucho en la adaptación, porque el sistema selecciona previamente a cuál le toca ordeñarse y qué vaca no tiene que entrar», indica.
El modelo de robot por el que optaron, un GEA Monobox R9500, que permite hacer colocación manual de las pezoneras, les ha permitido no tener que hacer muchos descartes de animales en la transición al ordeño automatizado. «Vacas que tenían los pezones juntos, por ejemplo, las aprovechamos durante esa lactación y después no las volvimos a reproducir», cuenta.
Penalización en la reproducción por culpa de las obras
Pero a pesar de que la adaptación a los robots fue buena, siguen arrastrando aun hoy problemas derivados de las obras que fue necesario acometer en el establo tanto para ampliar la zona de cubículos como para instalar los robots. «Estamos en este momento con los días en leche muy altos, con un promedio de 210 días, cuando siempre estábamos en 170. Las obras coincidieron con el verano y la fertilidad bajó mucho. Este año en los meses del verano anduvimos en un promedio del 40%, pero el año pasado bajamos a la mitad, al 20%, y eso es algo que nunca lo pagas en el momento, lo estamos pagando ahora, un año después, porque quedaron muchas vacas retrasadas en la reproducción», indica Miguel.
Lo hemos notado en la reproducción, porque la tasa de fertilidad nos cayó a la mitad el verano pasado, y estamos pagando ahora las consecuencias
Además de estar ordeñando en este momento un número de animales que está por debajo de la capacidad total de los robots, las vacas que están dando leche están paridas de más tiempo y eso se nota en la producción. «Estamos en un promedio de 38 litros por vaca y día, por debajo aún de la producción que teníamos cuando ordeñábamos en la sala, que lográbamos entre 39 y 40 litros de promedio en tanque con dos ordeños. Pero en cuanto consigamos estabilizar la reproducción contamos con superar esas cifras. Con los robots la intención es subir entre 3 y 4 litros una vez pasado el periodo de adaptación y la vuelta a la normalidad en cuanto a la fertilidad», dice.
Estamos con los días en leche muy altos porque tenemos 20 vacas que en vez de estar en el pico de producción están en la cola de lactación
Esperan muchos partos en los próximos meses pero, mientras tanto, están aguantando animales que de otro modo habrían pasado ya al lote de vacas secas. «Tenemos en este momento 20 vacas que en vez de estar en el pico de producción están en la cola de lactación, pero como tenemos sitio en los robots estamos aguantando vacas sin secar que en otras circunstancias ya estarían secas. Nunca me gustó secar muy temprano, suelo aguantarlas bastante para reducir los días de secado y tratar de maximizar la rentabilidad del rebaño. Secamos normalmente dos meses antes de parir, nunca antes», detalla.
Instalación de un tanque vertical de 25.000 litros
Con los robots holgados, como están en este momento, el número de ordeños se sitúa en promedios de 2,8 y 2,9 ordeños por vaca, pero Miguel no espera que esos parámetros empeoren en cuanto le empiecen a parir vacas. «Cada robot está en stand by casi 4 horas al día, así que estoy tranquilo en eso porque sé que van a tener capacidad para hacer frente a la mayor demanda que vamos a tener con las vacas recién paridas», dice.
Estoy tranquilo, sé que vamos a subir en cuanto normalizemos la reproducción. La idea es estar entre 3 y 4 litros por encima de la producción que teníamos cuando ordeñábamos en la sala
Han instalado también un tanque vertical de 25.000 litros de capacidad que comenzó a funcionar cuando lo hicieron los robots y entregan la leche a Río desde hace cuatro años. «Habíamos estado ya con ellos 17 años, después echamos 3 en Lactalis y ahora volvimos a Río», cuenta. En cuanto a calidades, en invierno tienen medias del 3,80% de grasa y 3,30% de proteína y bajan en verano al 3,50% de grasa y 3,20% de proteína.
Cambio a cama de carbonato y serrín
Además del tanque, los robots y la ampliación de la nave, la modernización de las instalaciones ha incluído la construcción en el año 2016 de una fosa de purín con capacidad para 2,3 millones de litros, que se suma a la que ya tenían para 1,5 millones de litros de purín.
Otro de los cambios que introdujo SAT Romepen fue en el material empleado en las camas. «Desde que yo me incorporé en el año 2011 se habían cambiado los cubículos, que estaban en paja, y se habían pasado a arena y ahora volvimos al carbonato con serrín. Para las vacas es mejor la arena, pero por desgaste de pasillos y robots decidimos pasar a carbonato. Lo que vamos a hacer es volver a rayar los patios para evitar que las vacas resbalen. Antes teníamos el seguro de accidentes, pero lo sacamos al meter la arena porque no se caía ninguna y no hacía falta», explica Miguel.
La mezcla de carbonato con serrín sale un poco más cara que la arena pero también lo ahorras en las tierras porque no hay que encalar
En las camas emplean ahora una mezcla con el 60% de carbonato y el 40% de serrín. «No tenemos problemas de mamitis ni de células, y eso que le teníamos miedo por el estrés que siempre se genera en el ganado por las obras y los cambios, pero nos movemos entre 150.000 y 170.000 células. Como cama es espectacular pero sale algo más cara que la arena, pero también lo ahorras en las tierras porque baja el PH y no hace falta encalar como antes», razona.
Datos que permiten atajar antes los problemas
En esta explotación trabajan cuatro personas: Miguel, Lorena, su madre Orieta y un empleado. La instalación de los robots les permitió ahorrar en mano de obra, ya que antes de la incorporación de Lorena trabajaba en la ganadería su padre, José Ramón, ahora ya jubilado, y dos empleados.
Además de reducir personal, el nuevo sistema les permite tener un horario más flexible. «Madrugamos menos, antes ordeñábamos a las seis y media de la mañana y ahora estamos llegando sobre las ocho porque casi no tenemos retrasos al no estar saturados los robots», explica.
Evitas enfermedades post-parto como la cetosis y de este modo las vacas no pierden kilos ni producción
Otra de las ventajas que Miguel les ve a los robots son los datos que aportan. «Nosotros veníamos de una sala sin informatizar y ahora los robots nos permiten tener datos individualizados de ingesta, rumia, celos o inactividad. También es muy cómodo para no tener que monitorizar las vacas de postparto y problemas como los de cetosis logras atajarlos mucho antes y de este modo las vacas no pierden kilos ni producción», asegura.
Alimentación mediante catering
SAT Romepen es una de las 40 ganaderías socias que alimentan a su ganado con la ración húmeda que les sirve diariamente la cooperativa Aira desde la planta de forrajes que tiene en San Xulián da Veiga. La escasez de superficie agraria y las malas condiciones para el cultivo de maíz en esta zona llevaron a esta explotación de A Pena a introducir el catering para las vacas en producción en el año 2011.
«Contamos con 58 hectáreas en total en la PAC, de las que solo unas 15 son propias y no podemos echar maíz porque no es una buena zona para eso y el maíz es un cultivo que donde no se da bien no se puede echar porque no compensa», explica Miguel. La ración de las vacas de leche les sale a 12,8 céntimos por kilo y el pienso que suplementa el robot, unos 4 kilos y medio, a 25,8 céntimos el kilo más IVA, detalla. Aira les lleva también una ración específica para las novillas y las vacas en preparto que les sale a unos 17 céntimos.
Esta no es una buena zona para el maíz y ese es un cultivo que donde no se da bien no se puede echar porque no compensa
La cooperativa les recoge la hierba para ensilar y la lleva para la planta de San Xulián y luego durante todo el año les sirve la ración húmeda adaptada al actual sistema de ordeño de la ganadería y a los demás lotes en los que tienen divididos a sus animales. Como prácticamente no hacen trabajo agrario, «casi no tenemos maquinaria, tenemos solo lo básico», explica Miguel.
Recría primero en Castragude y después en el pasto
SAT Romepen echa mano también de la cooperativa Aira para sacar adelante a la recría mientras las terneras son pequeñas. «De los 15 días de vida a los 11 o 12 meses las terneras las mandamos al centro de recría que tiene la cooperativa», explican. El centro se encuentra en Castragude, en el municipio de O Incio. Podrían estar allí hasta el momento del parto, pero en esta explotación prefieren traerlas antes de vuelta para de este modo tratar de ahorrar algo en el coste de la recría.
Nosotros tenemos las novillas fuera porque pacer es lo más barato que hay. Así tratamos de compensar la desventaja de no poder echar maíz abaratando la recría
«En el centro de recría podrían estar hasta los 24 meses pero me interesa traerlas para aquí lo antes posible porque ahorro mucho. Allí me salen a 2,69 euros/día más Iva y aquí las echo fuera y me salen casi gratis, porque están solo con pasto y hierba seca», explica Miguel. «Pacer es lo más barato que hay y de este modo le ahorro mucho a la recría. Así la desventaja de no poder echar maíz tratamos de compensarla abaratando la recría», dice.
Cuando las terneras llegan de vuelta a la explotación al cumplir el año Miguel las lleva para la nave que construyó para ellas hace dos años y de la que pueden entrar y salir cuando quieren. Con 13 meses, si tienen la talla idónea, ya las insemina y una vez que están positivas pasan a estar siempre fuera en el mismo lote junto a las vacas secas, excepto en días de mucha invernada, en los que no salen.
Inseminan el 30% con carne
Miguel se encarga también de hacer la inseminación, tanto de la recría cuando vuelve de Castragude, como de las vacas. «A las novillas les pongo sexado en el 80 o 90% de los casos, en el segundo parto pongo normalmente convencional en todas las vacas medias a no ser en las mejores vacas o en las que considero que tienen más potencial, que pueden ser un 10 o un 20%, donde vuelvo a poner sexado, y a partir del tercer parto ya uso mucho cruce con limusín, yo calculo que el 30% del semen que usamos es de carne, porque con el sexado de las primerizas ya aseguro mucha recría», explica.
Casi no tenemos maquinaria, tenemos solo lo básico
Las novillas acaban de criarse mezcladas con las secas en pastoreo. «Al final es lo más barato y lo que más me gusta para la recría y para las secas, porque cuanto más ejercicio hagan mejor están», opina. SAT Romepen dedica más de 40 hectáreas de superficie a esto, en las que van rotando el ganado en el tiempo del ensilado para poder recoger el forraje que entrega a Aira.
En esta zona comienzan a tener también problemas con el lobo y por eso han introducido mastines para tener con el ganado en las praderas. «El año pasado en el mes de junio el lobo nos mató una ternera y otras tres a un vecino. Nos la cogió fuera y a partir de ese hecho hemos criado tres mastines para que anden con ellas fuera», explica Miguel.
El año pasado en el mes de junio el lobo nos mató una novilla y otras tres a un vecino
Cuando tanto las vacas secas como las novillas se acercan al momento del parto les dan una ración de preparto que también les suministra Aira. «Los animales que están en el lote de preparto los traemos de vuelta para la nave de producción con un mes o 20 días antes de parir para que así se vayan acostumbrando de nuevo a estar dentro», indica.