En la parroquia de Sabadelle, en Chantada, se encuentra una ganadería inusual en Galicia, donde el 80% de la leche es producida en base al cultivo de maíz, sobre todo en las explotaciones de mayor tamaño.
En SAT Sabadelle están ordeñando en la actualidad alrededor de 120 vacas en dos robots, pero prescinden por completo del silo de maíz en la ración. Son dos decisiones, la de automatizar la granja y la de dejar de cultivar maíz, que han tomado en base a las características propias de la explotación.
“La adaptación que nosotros hicimos está motivada por dos factores: por un lado, tenemos ya más de 50 años y uno de los trabajos en los que más se sufre físicamente es en la sala de ordeño, por eso pusimos los robots; y por otro lado, debido a la ubicación y a las condiciones de clima y suelo en las que nosotros estamos, cultivar maíz era problemático. Pero cada granja tiene que hacer su propia evolución, porque las circunstancias en cada una no son las mismas, y evidentemente si estuviésemos en el norte de Lugo la estrategia tendría que ser distinta”, razona Lois Lareu, uno de los tres socios actuales de la SAT.
A punto de cumplir 20 años
La granja comenzó a funcionar en 2002, por lo que está a punto de cumplir 20 años. Es el resultado de la fusión de tres explotaciones familiares. “En aquel momento hubo un boom de las SATs, pero yo veo que después, con el paso de los años, dejaron de producirse fusiones de este tipo. No sé si es porque las explotaciones familiares crecieron y no se ve necesario juntarse con el vecino o porque las ganaderías han ido desapareciendo y no queda con quien juntarse”, argumenta Lois.
José Manuel Fernández, María Suárez y Lois Lareu son los tres socios actuales de la SAT
De las tres familias iniciales, a día de hoy quedan dos. “En la actualidad somos tres socios y un empleado. En el inicio trabajábamos entre 7 y 8 personas, pero cuando uno de los socios fundadores tuvo que abandonar la SAT (lo hizo por enfermedad hace 12 años), se produjo una reducción tanto en el número de trabajadores como de animales”, explica.
2 robot desde marzo de este año
A pesar de haber pasado ya dos décadas desde su construcción, el establo está en buenas condiciones y simplemente hicieron en estos años inversiones en eficiencia energética y obras de adaptación para la instalación del nuevo sistema de ordeño con robot.
“La nave que se hizo en el 2002 prácticamente es la misma que tenemos en la actualidad. Hubo un esfuerzo económico importante en el inicio para tener unas instalaciones nuevas y modernas para aquel momento y que están aún en buen uso a día de hoy”, cuenta Lois.
En los últimos años hicieron inversiones en ahorro energético, tanto placas solares como intercambiador de calor
Pero con miras a enfrentar los próximos años, tomaron la decisión de invertir en la automatización del ordeño. “Este año sustituimos la sala, que era rápida y estaba bien, por 2 robots. El motivo principal fue que uno de los socios tiene 60 años, y los otros dos tenemos 54 años y comenzábamos a notar los achaques típicos de la edad a la hora de ordeñar, puesto que las piernas y hombros se resienten teniendo que pasar tres horas en la sala a la mañana y tres a la tarde. Y otra de las razones es la dificultad de encontrar mano de obra cualificada”, reconoce.
La adaptación de los animales al robot fue “rápida y fácil”, dice. Para eso, antes de comenzar a ordeñarse en el robot las vacas se fueron acostumbrando a comer en él el pienso durante dos semanas.
La ración de producción lleva 30 kg de silo de hierba, 1,5 de paja, 1,5 de alfalfa y 9,5 de pienso, más el punteo del robot (6 kg máximo)
El paso al robot les supuso un incremento de unos 8 litros de leche por vaca y día. “Antes estábamos en unos 32 litros de media y desde la instalación del robot alcanzamos los 40 litros”, dice. La composición media de la leche es de un 3,6% de grasa y un 3,1% de proteína. “La grasa y proteína nos descendió muchísimo con la implantación del robot”, admite Lois.
Lote de ganado en pastoreo para reducir costes

Lote de vacas secas y novillas, con salida al pasto
La robotización de la granja les llevó a modificar alguna rutina de manejo del ganado, sobre todo en lo relativo al secado. “Con el robot hay un incremento de gasto en concentrado, por lo que nosotros si vemos que una vaca que está en el robot no tiene la producción idónea y no nos compensa tenerla en el lote de producción lo que hacemos es secarla y pasarla al lote de pastoreo, donde el coste de alimentación es bajo”, dice.
Para minimizar el gasto en concentrado adelantan el secado en las vacas que pierden producción
Disponen de unas 20 hectáreas alrededor de la granja que pastorean con las vacas secas y novillas. “Eso nos ayuda a reducir de manera significativa el coste de alimentación de ese gasto”, afirma Lois.
“Hacemos un carro mezclador para novillas y vacas secas, que llevan la misma alimentación. Y si en el mes de agosto, cuando no hay pasto, tenemos que hacer un carro diario, cuando hay pasto ese mismo carro dura tres días”, ejemplifica. No es un carro estrictamente seco, porque le echan hierba seca de la que ellos cosechan, más unos kilos de silo de hierba de segundo corte, más el concentrado.
Beneficios en la recuperación de las vacas

Las vacas recién paridas o con algún tipo de problema están también fuera
Lois considera que los periodos de pastoreo, además de ahorrar costes, mejoran la salud de los animales y alargan su vida útil. Antes de ordeñar con el robot las vacas en producción salían a fuera y en este momento siguen manteniendo esta práctica para determinados animales.
Cuando hay una vaca con problemas, al echarla fuera mejora mucho más rápido
“Tenemos un pequeño grupo de vacas adultas que salen fuera, bien sea por problemas de pies o porque están recién paridas y vemos que de este modo mejoran más rápidamente su estado sanitario y podal”, asegura.
El invierno aquí no es extremo, pero el verano sí que es duro para el pastoreo en esta zona
En la zona de Chantada los inviernos no son extremos, pero es habitual que la sequía afecte de lleno en verano. “Nuestros suelos son arenosos y se secan mucho en los meses de julio, agosto y septiembre”, explica Lois. Por eso, la alimentación del ganado en SAT Sabadelle se sustenta a base de ensilados de hierba, una vez que han ido dejando paulatinamente de echar maíz.
Abandono del cultivo de maíz

Desde hace 13 años apuestan exclusivamente por las praderas para la producción de forraje para la ración
“El cultivo de maíz para nosotros era un sufrimiento. Obteníamos unas producciones muy bajas y cuando había buena cosecha teníamos problemas con el jabalí, además del trabajo que nos suponía. Yo no discuto que el maíz sea interesante para la producción lechera, pero cada uno tiene que analizarlo en sus circunstancias”, argumenta Lois.
“En la zona en la que nosotros estamos, cuando durante varios días la temperatura pasa de 30 grados, que fue lo que sucedió este año, el maíz ya no era capaz de recuperarse aunque viniese después tiempo húmedo y lluvioso”, dice.
El maíz para nosotros era un sufrimiento, cuando no era la sequía era el jabalí, los cuervos o la rosquilla
Hace 13 años que dejaron definitivamente de echar maíz y apostaron por las praderas permanentes. Son básicamente de raigrás italiano y tréboles que poco a poco se van introduciendo y colonizando de forma espontánea las parcelas de pastoreo.
Gestión del minifundio

Las fincas son de pequeño tamaño y el suelo es arenoso y se seca en verano
SAT Sabadelle choca con una de las dificultades habituales en Galicia, la del minifundio. “Gestionamos una superficie de 120 hectáreas distribuidas catastralmente en 427 parcelas, lo que supone un esfuerzo no solo físico, sino también mental para poder gestionar todas esas fincas”, dice Lois.
Trabajamos 427 parcelas en tres ayuntamientos: Chantada, Taboada y Carballedo. Supone un esfuerzo físico y mental importante
El tamaño real de las parcelas de trabajo se fue incrementando a base de juntar fincas. “Con el paso del tiempo han ido cerrando explotaciones en nuestro entorno y eso nos permitió tener piezas de 5 o 6 hectáreas, pero con una salvedad, por el medio está lleno de marcos que tenemos que respetar en el laboreo para no modificar la estructura de propiedad de la tierra”, indica.
La superficie en propiedad es de unas 40 hectáreas y el resto, unas 80, son alquiladas y están muy dispersas, lo que dificulta su gestión. “Manejamos fincas en varios ayuntamientos y teníamos personas que nos pastoreaban esas fincas en invierno y eso nos servía para hacer el corte de limpieza y tenerlas disponibles para el abonado de enero. Pero hoy esas pequeñas explotaciones están cerrando y nos vemos ya obligados a triturar una parte de ellas”, admite.
Manejo de las praderas de siega para lograr la resiembra sin laboreo
SAT Sabadelle hace una gestión forrajera de las praderas enfocada a lograr un corte para silo a finales de abril o principios de mayo y un segundo corte para silo o hierba seca a partir del 15 de julio .
Para eso, la estrategia de abonado consiste en la aplicación de purín en el mes de enero en toda la superficie, tras el corte de limpieza del invierno, y una fertilización con NAC del 27% a mediados de marzo.
“Abonamos con purín en enero y nitrógeno en marzo. Habitualmente echábamos unos 250 kg/ha de abono químico, pero este año reducimos a 150 kg/ha por el coste del fertilizante y se notó, la producción de las praderas no fue la misma”, admite Lois.
Con el abono de enero-febrero de purín y el nitrógeno de marzo es suficiente para la producción de hierba de todo el año
“En el segundo corte, si el tiempo es propicio, a veces volvemos a fertilizar con purín. Pero si sube la temperatura, como pasó este año, dejamos de echar purín, porque consideramos que hacemos más daño a la pradera que beneficio”, razona.
Silo en alpacas

Hacen bolas de hierba seca y alpacas para silo con el segundo corte
El primer corte coincide normalmente a finales de abril o comienzos de mayo, en función de como venga la climatología. “Ensilamos todo junto a través de una empresa de servicios, de manera que en 3 días tenemos todo el forraje ensilado, lo que nos permite que no haya variaciones en la composición del silo y en la ración durante todo el año”, destaca.
El segundo corte se reparte entre hierba seca y silo empacado. “Empezamos a hacerlo en alpacas porque ese segundo corte para ensilarlo en trinchera teníamos problemas de conservación por las bolsas de aire, porque era hierba que era difícil de pisar. Así, al ensilarlo en alpacas no tenemos ningún problema”, dice. Con ese método hacen unas 200 alpacas de silo de hierba, que emplean para el carro de las novillas y vacas secas.
Semilla de raigrás

Recogen la simiente de raigrás con una cosechadora para resembrar con ella unas 20 hectáreas cada año
Pero en el segundo corte la protagonista es la hierba seca, tanto por el tipo de forraje como como método de resiembra natural de las praderas. “Cogemos bolas de hierba seca en unas 100 hectáreas, pero de ellas elegimos siempre un par de hectáreas, las que tienen más calidad, que las recogemos con una cosechadora de cereal para aprovechar la semilla. Con esa semilla resembramos fincas que lo necesitan, bien por estar en buenas condiciones o en las que ensilamos el segundo corte, porque en las que recogemos hierba seca no hace falta, con la semilla que cae ya es suficiente”, dice.
Hacemos el corte de hierba seca con una cosechadora de cereal en unas dos hectáreas y con la semilla que recogemos resembramos el resto de parcelas
Cada año, a principios de septiembre reparten esa semilla que han recogido en unas 20 hectáreas, para ir renovando de este modo de manera natural y sin laboreo las praderas. “Echamos la semilla cuando el terreno está seco, para que no tenga competencia a la hora de salir. No pasamos rulo ni echamos purín hasta que la planta está bien implantada para no pisar ni machacar, únicamente depositamos la semilla en la superficie con una sembradora Amazon pero sin hacer laboreo y cuando vienen las primeras lluvias ya se encargan de hacer que la semilla entre en contacto con el terreno. Es un método barato que nos está dando buenos resultados”, explica Lois.