
Pradería en una finca regenerativa de Lalín
Minerales, microbiología, materia orgánica, manejo, mentalidad, materialización y multiplicación. Son las 7 M, los puntos clave para un adecuado desarrollo de la agricultura regenerativa. Así lo explicó la divulgadora Ana Digón, Presidenta de la Asociación de Agricultura Regenerativa (AAR) en la primera de las jornadas del curso organizado por la Fundación Juana de Vega y la empresa Agroassessor orientado a productores y asesores de Galicia y Cataluña que desarrollan esta práctica agrícola.
Digón señaló que todos los seres vivos del planeta dependemos de que los suelos y subsuelos estén vivos y cargados de biodiversidad. Un ejemplo claro, dijo, es la retención de agua y su reparto equitativo por el territorio, que sirve como freno para las riadas y detiene la erosión en las zonas donde se aplica adecuadamente. Así, insistió en la necesidad de crear balsas y líneas de retención escalonadas y en la importancia de que los suelos no estén desnudos después de ser laboreados para que no pierdan capacidad de absorción. “La captura de carbono en los suelos es clave. Porque reduce la presencia de CO2 en la atmósfera y porque favorece la proliferación de la biodiversidad en los subsuelos. No olvidemos que en cada metro cuadrado de un suelo sano hay 60.000 semillas latentes que podrían convertirse en vida.” Materia orgánica, macro y microorganismos, gas, agua, humus y aire están presentes en un suelo sano.
En cuanto al manejo, la divulgadora puso el foco en la importancia de la ganadería extensiva para la conservación de los suelos. “A día de hoy hay escasez de herbívoros en el planeta. O, por lo menos, no están donde tienen que estar, que es en el prado. El tipo de ganado que empleemos, incluso por el tipo de pezuña que tienen, influye en cómo va a evolucionar cada suelo. Una técnica habitual y recomendable es utilizar gallinas u otras aves que salgan al prado después de que pasen las vacas u ovejas para alimentarse de las larvas de insectos que hay en las deposiciones de los rumiantes. Se obtendría así un cuidado y fertilización de los suelos totalmente eficaz y sostenible.” Si bien, aclaró, esta práctica no está totalmente regularizada en todas las CCAA por la prohibición, en algunos casos, de utilizar la misma parcela para diferentes especies.
Digón subrayó que la aparición de plantas espontáneas (que no fueron sembradas) en los terrenos es un bioindicador de la salud de los mismos. Y destacó la importancia del pastoreo dirigido para la regeneración de los suelos. “Si los animales tienen acceso a toda la parcela todo el tiempo, habrá un sobrepasto excesivo, con un suelo desnudo y plantas fosilizadas. Porque las plantas que no les gustan no las comen. Un pastoreo abierto, libre, donde se mueven como quieran lleva a que se vuelvan selectivos. Comen lo que les gusta y los rebrotes y lo que no les gusta no lo comen. Porque si dejan de comer el ganadero la va a dar pienso o forraje. Si haces pastoreo dirigido en alta carga poco tiempo, en muchos movimientos, se vuelven voraces, comen todo lo bueno, lo malo y lo regular. Así tenemos un pastoreo mucho más efectivo y con un impacto positivo en el suelo.”
Dado que la agricultura regenerativa es una práctica aún minoritaria y poco conocida y difundida, Digón insistió en la necesidad de tener una mentalidad fuerte y “soltar las creencias previas, estudiar, investigar, probar y no dejarse llevar por modas o por falsas banderas.” Para fortalecer esa mentalidad, citó ejemplos de modelos de éxito tanto en la península ibérica como en otras partes del mundo. Joel Salatin, creador de las granjas Polyface, Darren Doherty, impulsor de Regrarians, el profesor Sebastiao Pinheiro o Kirk Gadzia, que promueve el manejo holístico fueron algunos de los nombres citados.
Además, la divulgadora mencionó ejemplos de materialización de los proyectos de agricultura regenerativa en lugares tan aparentemente hostiles como Los Monegros o el sur de Badajoz. Que cada vez haya más proyectos en toda la península será la clave para que se alcance la deseada multiplicación. Digón cerró su intervención citando los siete requisitos imprescindibles para desarrollar una agricultura regenerativa comprometida con el planeta y la vida:
.- No utilizar biocidas ni fertilizantes químicos ni organismos genéticamente modificados (OGM)
.- Reducir o eliminar los insumos externos, y que los que se tengan que utilizar no sean tóxicos ni contengan OGM
.- Reducir o eliminar el laboreo con volteo
.- Mantener el suelo cubierto durante el mayor periodo de tiempo posible con materia vegetal: cultivos de cobertura, cultivos productivos, praderas, vegetación espontánea o mulching (acolchado orgánico)
.- En el caso de tener cultivos estacionales: Rotación de cultivos
.- Cuando en la granja haya animales herbívoros u omnívoros, deben ser integrados mediante pastoreo dirigido: Manejo Holístico, Pastoreo Racional Voisin u otro sistema en simbiosis con el crecimiento fisiológico de las plantas, utilizando la alta carga animal en cortos espacios de tiempo con largos periodos de reposo para evitar el sobrepastoreo o el infrapastoreo.
.- Desarrollar modelos económicos y sociales que fomenten la cooperación, poniendo a las personas, el reparto justo y el cuidado de los territorios en el centro.