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Tres años después de que se aprobara la Ley de Titularidad Compartida en las Explotaciones Agrarias, el 5 de enero de 2012, tan sólo solicitaron la titularidad 13 mujeres en Galicia de las 35.000 que se estima podrían hacerlo.
Esta es una de las muestras de la desigualdad hacia a la mujer que aun persisten en el rural gallego, según se puso de manifiesto este fin de semana en el Encuentro Anual de la Secretaría das Mulleres del Sindicato Labrego Galego, que celebró su undécima edición, y que congregó a más de un centenar de agricultoras en la Isla de San Simón, en Redondela.
25 años de la Secretaría de Mulleres del SLG
En este 2015 se cumplen 25 años desde que se creara, en el seno del Sindicato Labrego Galego, este órgano de participación de las afiliadas que ha sido pionero en la toma de iniciativas y en la lucha por los derechos de las labriegas y de las mujeres que viven en el rural.
Precisamente, con motivo de este efeméride, las participantes hicieron memoria y hicieron un recorrido por las reivindicaciones por las que estuvieron trabajando durante un cuarto de siglo: desde la lucha por la titularidad compartida en las explotaciones agrarias; hasta la demanda de una Seguridad Social al alcance de todas y con pensiones dignas; pasando por la enriquecedora camaradería a la hora de compartir singladura con agricultoras de todo el mundo, a través de la Vía Campesina, o con las compañeras de la Marcha Mundial das Mulleres.
Durante el resto de la mañana, las asistentes al Encuentro de la Secretaría das Mulleres del SLG escucharon el testimonrio de varias labriegas -tres del Baixo Miño y una de Lugo- que compartieron sus experiencias al frente de proyectos agrarios novedosos que van desde la elaboración de vino biodinámico a la cría en régimen extensivo de vacas de raza Vianesa, pasando por la comercialización directa de alimentos y la transformación de hortalizas y frutas en conservas, mermeladas, etc.
Las mujeres agricultoras encuentran más dificultades que los hombres
Estas iniciativas profesionales fueron la introducción para analizar las problemáticas a las que se deben enfrentar las agricultoras que quieren llevar adelante proyectos, y que suelen ser mucho mayores que en el caso de los hombres.
Por ejemplo, las dificultades para tener acceso a la Seguridad Social en los momentos iniciales de los proyectos, cuando hay serios problemas de liquidez; las triples jornadas laborales de las mujeres que, además de su trabajo como profesionales, tienen que hacer tareas en el hogar y cuidar de los hijos y de las personas mayores; la casi nula oferta de formación de calidad para poder poner este tipo de iniciativas en marcha; la carencia de servicios en la mayor parte del rural; o a falta de apoyos e incluso obstáculos para la comercialización o transformación de productos agrarios a pequeña escala.
En el plano positivo, la actividad profesional y humana de estas mujeres en su entorno propicia la producción de alimentos de calidad, genera riqueza, ayuda a revitalizar el medio rural, e incluso desarrolla servicios que los poderes públicos no están prestando en esas zonas.
Ya por la tarde, tras el almorzar y una visita guiada por la Isla de San Simón, fueron protagonistas las mujeres de más edad que, desde la Mesa das Sabias, hablaron de su larga experiencia como labriegas. Completó la jornada el trabajo en común con otros colectivos como la Rede Gllega de Sementes y la Marcha Mundial das Mulleres.
