“Sólo las velutinas saben donde tienen todos los nidos, por eso hacer troyanos es lo más eficaz»

Fabrizio Zagni es apicultor en la región de Liguria y fundador de Stop Velutina Italia, a donde la plaga llegó en el año 2013. En colaboración con el Centro de Agricultura y Medio Ambiente de Bolonia ha diseñado un dispositivo automático para el control remoto de nidos que tiene patentado

Fabrizio Zagni, explicando aos asistentes ao Simposio Internacional o funcionamento do seu método anti-velutina

Fabrizio Zagni, explicando a los asistentes al Simposio Internacional el funcionamiento de su método anti-velutina

La avispa velutina llegó a Italia casi al mismo tiempo que a Galicia, y la plaga se extendió también con rapidez por todo el territorio, lo que llevó a los apicultores italianos a tener que enfrentarse a ella con los distintos métodos a su alcance.

Desde entonces, Fabrizio Zagni, apicultor y técnico de la asociación ApiLiguria, se puso a trabajar en colaboración con el Centro de Investigación en Agricultura y Medio Ambiente (CREA) de Bolonia para desarrollar un sistema que permitiese el envío automático de troyanos desde los colmenares.

El funcionamiento de este dispositivo, denominado Method-Z, que está patentado y espera por diversas autorizaciones para su comercialización, fue explicado en el Simposio Internacional sobre Velutina celebrado a comienzos de noviembre en Chantada, donde sus creadores expusieron los resultados de su efectividad, con datos de distintos estudios realizados en apiarios del norte de Italia. Este evento estuvo organizado por la Asociación Gallega de Apicultura (AGA) y fue financiado por el Área de Medio Rural de la Vicepresidencia de la Diputación de Lugo.

No hay otro caso semejante de colaboración entre comunidad científica y asociaciones apícolas en ningún otro país de Europa afectado por velutina

Frente a los desacuerdos importantes entre los apicultores y la comunidad científica que se dan en otros lugares, como en Francia, lo interesante en el caso italiano es la sinergia entre los investigadores y las asociaciones apícolas.

Dificultades para la detección y destrucción de los nidos

En el año 2013 se encontraron en la región italiana de Liguria, pegada a la Costa Azul francesa, los tres primeros nidos de velutina. Fueron destruidos, pero al año siguiente, en 2014, ya aparecieron más de 100 nidos, un crecimiento exponencial que se ha mantenido hasta la actualidad, tanto que “la población ya está tan familiarizada con los nidos que los asume con naturalidad y ya no da avisos de su existencia”, explica Fabrizio.

El Gobierno regional destina 50.000 euros al año para eliminarlos, mediante la utilización de pértigas con permetrina en polvo, una sustancia química insecticida autorizada en Italia para este uso, y “cuando se terminan los fondos ya no se retiran más nidos”, cuenta.

Destruyendo los nidos visibles no se logra frenar la plaga; son solo el 30% de los existentes en realidad

“En Italia no hay fondos para salud pública, para los hospitales; está claro que las Administraciones no van a destinar ingentes cantidades de dinero a este otro problema. Los apicultores estamos solos en esto”, asegura.

Pero además, “Liguria es una región inaccesible, por lo que sería imposible poder destruir todos los nidos incluso teniéndolos localizados”, añade. Los nidos avistados y destruidos son solo el 30% de los existentes en realidad, calcula. “Por eso ahora entendemos por qué destruyendo los nidos visibles no se logra frenar la plaga”, insiste.

Estación automática de troyanos

Fabrizio comenzó ya en 2013 a contemplar la posibilidad de enviar a las propias velutinas con insecticida para que destruyeran su propio nido. “Solo las avispas saben en realidad dónde están todos los nidos; por eso hacer troyanos es el método más eficaz para luchar contra la velutina”, asegura.

“El miedo estaba en usar venenos en el medio natural”, admite, por lo que junto con un amigo comenzó a trabajar en un dispositivo automático que fuese 100% selectivo con los insectos capturados y que contase con dosificación precisa y controlada del insecticida empleado.

La caja la tenemos y está funcionando, pero no tenemos un producto autorizado para hacer troyanos legalmente

Disponen ya de un prototipo en funcionamiento que fue probado bajo una licencia de investigación y que necesita obtener una autorización comercial para su venta. También que la formulación del veneno con excipientes que usan, que encargan a una empresa química, cuente con los preceptivos registros. “La caja la tenemos y está funcionando, pero no tenemos un producto autorizado para hacer troyanos legalmente, solo está autorizado para investigación”, relata.

No hay riesgo de sobrecontaminación porque cada nido recibe la cantidad justa de veneno necesaria para que muera

Defiende que no existe riesgo de contaminación por usar dosis más elevadas de las necesarias para destruir los nidos, puesto que “cada uno recibe la cantidad justa y necesaria de veneno para que ese nido muera, porque cuando recibe la cantidad suficiente todos los individuos adultos mueren en el interior del nido, comenzando por la reina, por lo que ya no hay más avispas portadoras de veneno”, razona.

Fabrizio aboga por “trabajar juntos en una solución segura en colaboración con instituciones e investigadores”, tanto en el desarrollo de un sistema automatizado de envío de avispas troyanas como también en el desarrollo de un nuevo principio activo, por ejemplo a partir de hongos entomopatógenos, y pide a la Administración que asuma su obligación de combatir la plaga.

La solución tiene que llevarla a cabo la Administración; los apicultores no deben cargar con la lucha contra la plaga porque es un problema de todos

“Es imposible que los apicultores profesionales hagan ese trabajo tedioso y que lleva mucho tiempo que es enviar troyanos uno a uno hechos a mano. Tenemos una estación automatizada para el control remoto de los nidos que trabaja sola y que se puede ir moviendo y cambiando de ubicación para ir limpiando toda el área. Podemos tratar y mandar muchísimas velutinas en una hora”, asegura.  

Diferencias entre los distintos principios activos

Laura Borttoloti, durante a súa intervención no Simposio celebrado en Chantada

Laura Borttoloti, durante su intervención en el Simposio celebrado en Chantada

El Ministerio de Salud italiano autorizó al Centro de Investigación en Agricultura y Medio Ambiente (CREA) de Bolonia, al que pertenece la investigadora Laura Bortolotti, a realizar pruebas de control remoto de nidos de velutina en campo.

Los ensayos se llevaron a cabo en el verano de 2020 en la provincia de La Spezia, perteneciente a la región de Liguria y fronteriza con la Toscana. Previamente, se estudiaron en laboratorio los efectos de diferentes principios activos comúnmente utilizados como insecticidas contra hormigas y cucarachas en distintas concentraciones: Imidacloprid, Acetamiprid y Fipronil.

Los efectos del Imidacloprid son más rápidos que los del Fipronil, mientras que el Acetamiprid hace que las avispas no permitan entrar a la contaminada en el nido

Finalmente, para el desarrollo del Method-Z, se eligió el Imidacloprid al 2,15% frente al Fipronil al 5% porque actúa más rápido y evita que la velutina tratada tenga tiempo de regresar al apiario y contaminarlo. “Los primeros efectos se notan a los 10 minutos y la muerte se produce a los 40 minutos, mientras que con el Fipronil la muerte no ocurre hasta los 100 minutos”, detalla.

El Acetamiprid al 1% también demostró una alta eficacia para matar las velutinas en laboratorio; sin embargo, al probarse en nidos reales, se observó un comportamiento agresivo entre las propias avispas, que no permitían entrar al nido a la contaminada, por lo que el producto no es efectivo.

Muerte de los individuos adultos, pero no de las pupas

Los investigadores italianos del equipo dirigido por Laura capturaron y enviaron diferentes números de troyanos desde apiarios situados a distintas distancias de los nidos de los que procedían, y monitorizaron posteriormente su comportamiento.

Lograron eliminar nidos situados a más de 1,5 km de distancia, comprobando que, a los 40 minutos de realizar los tratamientos, todos los individuos adultos presentes en el nido, comenzando por la reina, mueren por contacto o trofalaxia y se acumulan en el fondo del nido. Sin embargo, las crías en estado de pupa no se ven afectadas por el veneno.

Enviando 25 avispas tratadas, al día siguiente no hay actividad en el nido

Por ello, explica, es necesario repetir los tratamientos durante semanas sucesivas para acabar por completo con los nidos. “Enviando 25 avispas tratadas, al día siguiente casi no hay actividad en el nido, pero una semana después vuelve a haber cierta actividad porque nacen las larvas que estaban en estado de pupa y que no fueron afectadas”, relata.

De igual forma, dice, “cuando eliminas un nido cercano al apiario, las avispas de otro nido más lejano atacan el apiario, ocupando el lugar del primer nido y ejerciendo la misma presión sobre las abejas”, por lo que para evitar el bloqueo de las colmenas y reducir la carga de velutinas es recomendable hacer troyanos durante varias semanas.

Efecto multiplicador

También demostraron que “las velutinas recorren hasta 3 km, pero no necesariamente atacan el apiario más cercano”. “A veces van a uno más lejano, pero todavía no sabemos por qué”, admite.

Tratando en más de un apiario simultáneamente, los efectos positivos y la eliminación de nidos aumentan exponencialmente

Las velutinas de un mismo nido pueden atacar simultáneamente varios colmenares, por lo que “tratar un apiario con troyanos tiene un efecto positivo sobre otros apiarios cercanos sin necesidad de tratar todos”, asegura. Sin embargo, “el hecho de realizar tratamientos simultáneos en varios colmenares tiene un efecto multiplicador”, destaca.

“Al actuar de manera simultánea en varios apiarios, el efecto de eliminación de nidos de velutina aumenta exponencialmente, logrando la eliminación completa de todos los nidos, incluso en zonas muy infestadas, con cargas de más de 10 nidos por kilómetro cuadrado”, asegura.

Ya nos han autorizado a replicar este método en Sicilia con la avispa orientalis

Además de obtener la autorización para el uso del control remoto mediante productos legalmente aprobados para este fin, “la investigación futura pasa por desarrollar bioinsecticidas y contar con un sistema automático para capturar las avispas, tratarlas y enviarlas”, afirma Laura.

Los avances logrados podrían servir también para enfrentar nuevas plagas. “En Sicilia ya nos autorizaron a replicar este método con la avispa orientalis”, explica.  

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