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Trasdovento puede ser un ejemplo paradigmático de una línea de trabajo habitual en las pequeñas bodegas gallegas. Sobre la base de alrededor de 7 hectáreas de viñedos propios, la bodega cuida al detalle los labores en el viñedo para obtener unos vinos que estén «hechos en la viña», como a ellos les gusta decir.
Asentada en las laderas de Oimbra (Ourense), Trasdovento fue la última bodega en incorporarse a la denominación de origen, si bien es fruto de una dilatada trayectoria familiar en la viticultura. El proyecto nació en el 2016 de la mano de Antonio Diz, experimentado viticultor, y de Jesús Varela, distribuidor especializado de vinos.
Hablamos con el hijo de Antonio, Cristian, un joven que está apostando por la bodega en la línea de calidad con la que nació el proyecto. «Al ser una bodega pequeña, es complicado hacer marca y darse a conocer al nivel de las grandes bodegas, pero hoy en día, a mayores del mercado gallego, que es el más importante para nosotros, ya estamos presentes a nivel internacional en países como Suecia, Bélgica o Alemania. Estamos también intentando llegar a otros mercados fuera de Europa, como el de Brasil», destaca.
La producción total de vino de la bodega ronda los 40.000 litros, comercializados bajo las marcas Trasdovento, Alto do Bocelo y Quérote. En blancos, se enfocan en elaboraciones de godello, que puede estar acompañado de treixadura, y en tintos en la mencía, con presencia también de la araúxa (tempranillo) y de otras variedades, como sousón o la bastarda, una uva local de Monterrei.
