La expansión que experimenta el eucalipto en el monte gallego, hasta el punto de copar la mayor parte de las nuevas plantaciones, está abriendo un debate sobre la necesidad de una mayor diversificación de los usos forestales del monte. En parte del sector preocupa el retroceso del pino y la ausencia de políticas que promuevan las frondosas caducifolias, como el castaño, cerezos o abedules. ¿Son las frondosas una oportunidad perdida para el monte gallego?
Para dar respuesta a la cuestión hablamos con el director de la Asociación Forestal de Galicia (AFG), Francisco Dans; con el decano del Colegio de Ingenieros de Montes de Galicia, Juan Picos, también profesor en la Universidad de Vigo; y con Jacobo Feijoo, secretario general de la Asociación Sectorial Forestal Galega (Asefoga), organización ligada a Unións Agrarias.
¿Cúal es la situación de las frondosas caducifolias en Galicia?
«Los árboles caducifolios ocupan alrededor de un tercio del monte gallego, pero representan sólo un 5% de la madera que se corta para aprovechamiento industrial», calcula Jacobo Feijoo.
Las dificultades son claras para el uso maderero de la superficie actual de frondosas. «La madera que tenemos no es una maravilla» -señala Juan Picos-. «Con el roble, por ejemplo, se practicaron durante décadas aprovechamientos antisilvícolas. Se eliminaron los mejores pies y quedaron en el monte los peores, que se dedicaron a la poda de ramas para leña».
Un tercio del monte gallego está a frondosas, pero su madera representa sólo un 5% de las cortas para uso industrial
El destino para leña doméstica sigue siendo el principal uso de los árboles caducifolios en Galicia. Se calcula que cada año se talan entre uno y dos millones de toneladas para leña, en tanto el uso maderero se limita a alrededor de 400.000 toneladas.
Legislación y abandono
La Lei de Montes de Galicia obliga a preservar las actuales superficies de frondosas caducifolias, que no se pueden sustituír por coníferas ni por eucaliptos tras la tala. Esa legislación garantiza la conservación de la actual superficie de frondosas, que no sólo se mantiene sino que aumenta, según las estimaciones del sector.
«El progresivo abandono del campo lleva en primer lugar a un aumento del matorral y, en una segunda fase, a un aumento de las frondosas. El problema es que ese aumento de la superficie no es consecuencia de ninguna estrategia de gestión, como sería deseable, sino fruto del abandono», cuestiona Picos.
¿Cómo se puede mejorar el aprovechamiento forestal de las actuales masas de frondosas?
«Pensemos en el caso de una comunidad de montes de Ourense que tenga un centenar de hectáreas a rebollos (Quercus pyrenaica) -también llamado cerquiño o carballizo-. ¿Qué puede hacer con esa madera? -se pregunta Jacobo Feijoo-. “Nadie se la quiere porque habrá pies que tengan bifurcaciones desde la base, otros que estén torcidos y los que parezcan mejores probablemente al abrirlos estarán llenos de nudos”.
«El camino pasa por tratamientos silvícolas y por repoblar con planta mejorada genéticamente» (Jacobo Feijoo)
«El camino pasa por hacer silvicultura para aprovechar los pies que sean maderables y por promover la mejora genética de las masas de frondosas, repoblando con plantas mejoradas genéticamente» -defiende el secretario general de Asefoga -«Si no hay ningún plan para las masas de frondosas, estamos conduciendo a la marginalidad económica al 30-40% del monte gallego».
Registro de masas de frondosas
La Xunta proyecta crear un registro de masas de frondosas consolidadas, con una superficie mínima de 15 hectáreas, con la idea de ofrecer apoyos públicos para su gestión. Desde Asefoga, sin embargo, consideran la iniciativa poco práctica. «Teniendo en cuenta el minifundio que tenemos en Galicia, ¿a cuántos propietarios habría que poner de acuerdo para juntar 15 hectáreas de frondosas?”, se preguntan.
¿Es posible aumentar la superficie de frondosas en el monte gallego?
«Es muy fácil ir a una bosque del Courel y decir ‘Todo el monte de Galicia tenía que estar así. Y además, sería más rentable’. Pero ninguna de las dos afirmaciones es cierta. No vendamos falsas utopías porque llevan al desencanto», advierte Juan Picos.
«Es fácil ir a un bosque del Courel y decir ‘Toda Galicia tenía que estar así y además sería más rentable’. Eso es falso» (Juan Picos)
«Las frondosas tienen unos valores ambientales, paisajísticos, etc. que hay que tener en cuenta» -reconoce Picos-. «Ahora bien, si nos centramos en superficies de vocación productiva, desde el punto de vista del propietario forestal que arriesga una inversión, las frondosas tienen una ecuación complicada».
La apuesta por nuevas plantaciones de frondosas, según los técnicos consultados, presenta una serie de dificultades y oportunidades. Analizamos esos condicionantes:
1) Necesidad de suelos profundos
«Sólo podemos producir frondosas de calidad en terrenos de calidad. Gran parte del monte de Galicia no sirve para plantar frondosas» -reconoce Francisco Dans, de la Asociación Forestal de Galicia-. «Sí se podrían destinar para ese fin las mejores tierras forestales, abrigadas, con agua, y aquellas que se encuentran en la interfaz agrícola-forestal, donde están emergiendo superficies abandonadas».
«Gran parte del monte de Galicia no sirve para frondosas, sólo las mejores tierras forestales y las agrarias abandonadas» (Francisco Dans)
Esos requerimentos de las frondosas conducen al fracaso a plantaciones en montes poco aptos. «En la comarca de Pontevedra, tras los incendios del 2006, hubo apoyos públicos para la implantación de robledas, pero una década después, podemos constatar que la mayor parte de todo esa inversión fracasó, pues las plantaciones no prosperaron», señala Jacobo Feijoo.
«En terrenos peores, las posibilidades de las frondosas se limitan al abedul en la Galicia Atlántica y al alcornoque en la Galicia mediterránea, pues son especies pioneras que tienen menores exigencias», valora Jacobo Feijoo.
2) Oportunidades en suelos agrarios abandonados
La Ley de Montes restringe la posibilidad de forestación en tierras agrarias a las frondosas, bien para fruto, para madera o para uso mixto. No se pueden plantar eucaliptos o pinos en pastizales o campos de labor, aunque el descontrol sobre esta cuestión ha llevado a que haya en Galicia más de 30.000 hectáreas de tierras agrarias con eucaliptos.
«Puede ofrecérsele al propietario una orientación, actividades formativas e incentivos fiscales»
Si se hiciese cumplir la legislación, el sector forestal coincide en ver una oportunidad para las frondosas en tierras agrarias abandonadas, siempre que no haya demanda de uso ganadero. «El esfuerzo se tiene que centrar en que esas plantaciones salgan bien, pues si no salen bien, se verán como un castigo. Hay margen para ganar esa batalla, ofreciéndole apoyo a los propietarios en incentivos fiscales, orientación y formación en silvicultura», destaca Juan Picos.
3) Inversión en mejora genética
El Centro de Investigación Forestal de Lourizán ha avanzado en la mejora genética del cerezo gallego y del castaño, pero el sector incide en que poco o nada hay nada hecho en otras especies que podrían ser de interés, como el abedul, «con buenas perspectivas de demanda en Europa» -valora Francisco Dans-, el nogal o el roble gallego.
4) Situación de mercado
España es importador de madera de frondosas de calidad. La Asociación Forestal de Galicia calculó hace unos años un desfase entre importaciones y exportaciones superior a 180 millones de euros en el periodo 2003-2009. Aunque tal cifra cayó en los últimos años tras la crisis de la construcción, el sector considera que hay oportunidades para la producción de frondosas en Galicia y en el resto de España.
También se advierte, no obstante, de que el mercado de frondosas es más limitado que el de coníferas, y está copado a nivel internacional por Norteamérica, que cuenta con grandes masas naturales de caducifolias. «Es un mercado problemático. En Europa hay gran preocupación por la caída del mercado de especies como la haya», señala Juan Picos.
5) Ciclos largos, inversiones y manejo silvícola
La rentabilidad de las plantaciones de frondosas presenta una alta incertidumbre. «Estamos hablando de ciclos de cultivo largos, que requieren una inversión inicial más alta que otras especies, y que obligan a efectuar podas para las que hay que tener ciertos conocimientos» – resume Juan Picos-. «Con las plantaciones de frondosas puede llegar a obtenerse madera de calidad en algunos casos y precios buenos, pero no siempre es así».
Desde la Asociación Forestal de Galicia, una de las principales asociaciones de propietarios forestales de la comunidad, se reclama un horizonte claro para los silvicultores. «Las plantaciones de castaño para fruto están en auge porque hay una expectativa de demanda de esa castaña. Si se quieren incentivar las plantaciones de frondosas dirigidas a un uso maderero, necesitamos que haya unas perspectivas de mercado».
6) Estrategia autonómica
«Si un propietario planta una hectárea de nogales, puede que cuando la quiera vender tenga dificultades para encontrar comprador y para obtener buenos precios. Si hay 2.000 hectáreas de nogales, la situación es otra» -expone Francisco Dans.- «Para toda producción forestal hay dos necesidades, un umbral de producción y una especialización comarcal».
Como ejemplo, Dans pone el caso del Val do Ulla. «Es una zona que podría ser de interés para las frondosas, con buenas condiciones y posibilidades de transformación, tanto a nivel de aserraderos como de una segunda transformación en la industria del mueble de A Estrada. ¿Qué se precisaría para impulsar en el Ulla un plan de frondosas?. Política forestal”.
Política forestal, que no hay… Y también habría que valorar mucho más incentivos públicos (no se pueden hacer los análisis sólo desde la perspectiva de mercado de propietario individual)