Un estudio concluye que las granjas ecológicas tienen más diversidad de aves, plantas y mariposas

La investigadora Sandra Goded Millán ahonda en su tesis sobre los efectos de la ganadería en la biodiversidad de los campos del interior de Galicia. El manejo de la tierra de una manera sostenible, aun sin llegar a tener la distinción de ecológico, repercute directamente en las aves, plantas y mariposas de las praderas

Un estudio concluye que las granjas ecológicas tienen más diversidad de aves, plantas y mariposas

Las prácticas sostenibles que llevan a cabo las ganaderías ecológicas, y algunas que no tienen el sello ecológico pero realizan esas mismas rutinas, hacen que haya mucha más biodiversidad de aves, plantas y mariposas. Al menos esa es una de las principales conclusiones que se extraen de la investigación que realizó la doctora en Biología por la Universidad de Santiago de Compostela, Sandra Goded Millán sobre el impacto de la actividad ganadera de vacuno de leche y carne en el interior de Galicia.

«Las prácticas sostenibles que incorpore una ganadería van a ser determinantes para la biodiversidad de sus praderas»

«Las prácticas sostenibles que incorpore una ganadería van a ser determinantes para la biodiversidad de sus praderas», indica Goded. Durante sus investigaciones, desarrolladas a lo largo de 2 años, la bióloga comprobó que si las ganaderías emplean prácticas respetuosas con el medio, como es evitar el uso de pesticidas ni insecticidas, el empleo de abono compostado y la larga rotación de cultivos, favorecen el mantenimiento de la biodiversidad tanto de aves, como de plantas y mariposas.

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Comparativa de la biodiversidad de las praderas entre las fincas con distintos manejos.

«A pesar de que haya prácticas en convencional que puedan favorecer la biodiversidad, en líneas generales las ganaderías en ecológico son las que más propician que las pradeiras sean un hábitat con diversidad de especies», concreta la bióloga.

Prácticas que favorecen la biodiversidad

A lo largo de su investigación, Sandra Goded analizó la biodiversidad presente durante todo el año en distintas parcelas de las 15 ganaderías de vacuno de leche y carne que incluyó en el estudio. Se trata de explotaciones tanto en convencional como en ecológico de la comarca de A Ulloa, donde ella reside, así como de otras zonas limítrofes y del centro de Galicia como Palas de Reis, Melide, Rodeiro o Lalín.

El estudio lo realizó en pastizales, así como en fincas con rotación de pastos y maíz o cultivos de trigo y centeno

Para llevar a cabo a comparativa entre las distintas ganaderías contaba con 13 pastizales de ambos sistemas y en los que se realizaban distintas prácticas de manejo. Entre ellos se encontraban parcelas en las que se alternaba el pasto o producción de hierba para siega con el cultivo de maíz forrajero. Además, incluyó otras dos parcelas en las que se cultivaban cereales de invierno como trigo o centeno. «Fue difícil encontrar ganaderías convencionales que sembrasen cereales de invierno», reconoce la investigadora.

Entre estas ganaderías se encontraban granjas convencionales con una producción muy intensiva donde no se pastaba y toda la hierba se cortaba para ensilado o sequía y donde el habitual era que predominara el Ray Grass inglés. En esa misma parcela, hacían una rotación anual con maíz lo que implicaba también el uso de herbicidas tras la siembra del maíz.

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En el estudio se incluyeron fincas en convencional con una producción intensiva.

En el lado contrario, en el estudio también se incluían ganaderías en ecológico con fincas que llevaban siendo pastizales más de 15 años, sin renovar esa pradera. A la hora de la fertilización de la parcela y para complementar lo que le proporcionaba el propio ganado durante el pasto, empleaban abono compostado durante 6 meses, que repartían por toda la finca. Además, los pastizales contaban con setos vegetales o estaban próximas a bosques autóctonos como robledales.

Estos dos ejemplos de ganaderías con modelos de producción contrapuesto dan buena cuenta de las diferentes prácticas que se pueden realizar. En esa línea, el estudio le permitió a Goded concluir que el manejo tiene un especial impacto sobre la biodiversidad de las praderas tanto en lo que se refiere a aves como a plantas o insectos.

La roturación de la tierra, la rotación anual de cultivo, el empleo de fertilizantes químicos o purines son las prácticas que más reducen la biodiversidad

Al margen del empleo de herbicidas o fertilizantes químicos, que son las prácticas con mayor impacto sobre la biodiversidad de especies, hay otras que también tienen ese efecto. Así, Goded estableció que la roturación de la tierra y la rotación intensiva y anual de cultivos como el maíz son de las prácticas que más merman la biodiversidad de los pastos.

El empleo de estiercol o abonos compostados, en vez de purines, es otra de las prácticas que permite una mayor variedad de especies. Otro de los factores que determina la biodiversidad de los pastizales son los cierres de las parcelas y la ubicación de las fincas. «Las parcelas en ecológico, que además contaban con setos vegetales o estaban rodeadas de bosque autóctono, como robledales y sotos, fueron en las que mayor biodiversidad se daba», explica la bióloga.

El invierno marca la diferencia

En los censos que realizó durante los años 2016 y 2017, Goded se centró en contabilizar plantas e insectos durante la primavera y verano, épocas con mayor presencia de ambos grupos en los pastizales, mientras que el recuento de aves lo realizó en las cuatro estaciones. Precisamente en el caso de las aves, las mayores diferencias entre los sistemas convencionales y los ecológicos se detectaron en invierno.

Durante el invierno, en aquellos pastos donde no se labró la tierra para alternar el cultivo del maíz, se contabilizó una mayor presencia de aves que se alimentaban de semillas e insectos. «En las fincas donde no se roturaba la tierra, y por lo tanto había más semillas de hierbas, también se contabilizó más cantidad de aves», concreta la investigadora.

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Riqueza de especies de aves en las distintas estaciones en las praderas en ecológico y convencional.

Entre las aves con mayor presencia en los pastizales del interior de Galicia, Goded destaca la presencia de chochines y petirrojos, muy comunes en las llamadas áreas de mosaico, donde alternan los espacios de bosque autóctono con praderas. En los pastos gestionados por ganaderías en ecológico, la investigadora detectó la presencia significativa de 5 especies: pimpín del norte, un ave que llega en otoño a Galicia procedente del norte de Europa y que se alimenta principalmente de semillas durante el invierno.

También la golondrina, que llega durante la primavera y permanece durante el verán, tenía una presencia importante en estos prados. Junto a ellos, la lavandera blanca, la oropéndola o el estornino negro tienen mucha mayor presencia en estas fincas.

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Goded también detectó la presencia de cigüeñas en estas praderas.

Además, la investigadora constató una mayor población de alondra y perdices en aquellos pastizales de mayor superficie, casi independiente del manejo que se hubiese hecho de ellas, siempre que no fuera intensivo. Por otra parte, abundan los carboneros y los herrerillos en las parcelas próximas a masas boscosas.

En el caso de la vegetación, los recuentos realizados por Goded detectaron un promedio de 18 especies silvestres en las pradeiras gestionadas por ganaderías ecológicas mientras que en las convencionales se contabilizaban 14 especies de plantas.

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Riqueza de especies de plantas según los distintos tipos de manejo de las praderas.

Entre las especies silvestres predominantes se encuentran el trébol rosa. «Esta especie es una importante fuente de alimento para muchos insectos lo que favorece que haya más variedades de polinizadores», apunta la bióloga. En los pastizales ecológicos abundan además la Anthemis arvensis, conocida comúnmente como manzanilla bastarda o de los campos, así como la Cerastium glomeratum.

En los pastizales en ecológico se contabilizan casi el doble de mariposas que en aquellos con un manejo propio de ganaderías en intensivo

En cuanto a las mariposas, que son otro de los indicadores de la biodiversidad que Goded estudió, hay importantes diferencias entres las fincas en ecológico y las convencionales. Así, en las parcelas con un manejo más respetuoso con el medio la bióloga contabilizó casi el doble de especies que en aquellas más intensivas. La investigadora llegó a contabilizar más de 370 mariposas en las fincas en ecológico frente a las 200 que registró de promedio en las parcelas en convencional.

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La Eurodryas aurinea fue una de las especies de mariposas localizadas por la investigadora.

Al igual que acontecía con las aves, Goded señala la importancia que tienen tanto las setos como la cercanía a masas boscosas autóctonas para garantizar una mayor variedad de especies. «La ausencia de cierres naturales o de alambres marca una importante diferencia entre las fincas, pese a que tengan un manejo sostenible. Estos elementos contribuyen a incrementar la variedad de las praderas», comenta la investigadora.

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Diferencias de recuento de mariposas en fincas con un manejo ecológico o convencional.

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