Sonia y Víctor: trabajando en igualdad por un futuro en el rural

Sonia y Víctor son una pareja de Xunqueira de Ambía (Ourense) que hace 5 años decidieron buscar un futuro en el campo. Hoy llevan una ganadería en extensivo de raza Limiá y acaban de diversificar abriendo una granja de pavos

Sonia y Víctor: trabajando en igualdad por un futuro en el rural

Sonia y Víctor con su ganado de raza limiana.

Víctor Manuel Rodríguez Espinosa y Sonia Vidal Lamas son una pareja de Xunqueira de Ambía, en Ourense, que hace 5 años decidieron dar un giro a sus vidas y buscar un futuro en el rural. Hoy llevan una ganadería en extensivo de vacuno de raza Limiá y acaban de diversificar abriendo también una granja de pavos.

“Hace 5 años nos cogió la crisis a los dos: Víctor trabajaba en el sector de la construcción y yo en el sector textil. Teníamos claro que queríamos emprender en el rural, aprovechando que muchas fincas en este ayuntamiento estaban quedando abandonadas, porque nuestro deseo era pasar más tiempo con nuestras dos hijas, que con los trabajos que teníamos solo podíamos ver de noche”, explica Sonia. El suyo otro objetivo del proyecto fue incorporarse los dos en pie de igualdad, es decir, en una explotación de cotitularidad compartida.

Los comienzos no fueron fáciles porque aunque los dos son de Xunqueira, en el caso de Sonia vivió sus primeros 16 años en Alemania y, como ella confesa, “de ganadería no tenía ni idea”, y en el caso de Víctor, si bien sus padres tienen una explotación de ovino, las vacas también eran un tipo ganado nuevo para él.

“Las vacas me parecían más rentables y comenzamos con 5 madres y un toro de raza Limiá, que trajimos de Laza, porque me los buscaba una raza rústica y que había aguantado todo el año fuera”, explica Víctor. Pero comenzar con ganadería en extensivo fue una revolución en este ayuntamiento a caballo entre las comarcas de A Limia y de Allariz: “Aquí siempre hubo la costumbre de resguardar las vacas de noche en las cuadras, y cuando empezamos a dejarlas fuera también de noche los vecinos no lo entendían. Decían,`pobriñas, que las dejáis fuera a dormir´. Nosotros incluso cuando llovía o nevaba les hicimos un cubierto entre los árboles con una lona y hierba en el suelo, pero ellas entraban a comer la hierba y marchan porque prefieren dormir al aire libre. O incluso con las paridas: aunque nazcan en plena helada, los becerros a la media hora ya andan correteando”, asegura Víctor.

“Con el cruce entre Limiá y Blonda logramos terneros con más kilos de canal y que mantienen la grasa infiltrada”

“Éramos novatos y fuimos aprendiendo cada día”, reconoce Sonia. “Al principio para mover las vacas de una finca a otra casi teníamos que echar mano de toda la aldea -bromea Víctor-, y hoy una sola persona con la ayuda de los perros las mueve sin problema”.

Al inicio criaban raza Limiá pura pero con el tiempo se decantaron por cambiar el buey por uno de raza Blonda de Aquitania. Las razones las explica Sonia: “Con la raza Blonda los terneros tienen más kilos, son pequeños al parto y no dan ningún problema a las vacas, y su carne mantiene la grasa infiltrada de la raza Limiá, pero no es tan oscura, es un poco más blanca, algo que le gusta más al consumidor actual”. “Es una carne algo más dura, por lo que necesita un poquito más de cocinado, pero su sabor es exquisito, y además tiene más omega 3 y ácidos grasos saludables”, añade.

Manejan unas 50 hectáreas, la mayoría cedidas

La crianza es totalmente natural y en base a recursos propios para abaratar costes de producción. Así a las vacas se alimentan de pasto como forraje principal, complementada con maíz verde en los meses de agosto y septiembre y hierba seca o paja en los meses de diciembre y enero. La disponibilidad de base territorial no es un problema en este ayuntamiento ourensano que, como en el resto de la provincia, tiene un creciente nivel de abandono. Así, esta pareja de ganaderos maneja alrededor de unas 50 hectáreas, la mayoría cedidas por vecinos.

Los becerros están certificados por Ternera Gallega Calidad Suprema. De este modo, hasta los 7 meses están con las madres mamando leche y alimentándose de pasto. Y después del destete pasan a un cebadero propio en el que Sonia y Víctor los alimentan con productos de la propia explotación: remolacha, mazorcas de maíz, hierba seca y silo de hierba.

Venta directa al consumidor con valoración muy positiva

Tras 3 meses en el cebadero, los sacan a la venta, alcanzando una media de 200 kilos el canal con 10 meses de vida. Comercializan unos 30 terneros al año, que venden tanto a través de carniceros como en venta directa al consumidor.

“Hacemos venta directa de medios canales, canales enteros y lotes de carne de 10 o 20 kilos. A la persona que esté interesada puede llamarnos al teléfono 687 58 97 11 o contactarnos a través de nuestra página en Facebook, A arca dos Casares, y le decimos para que fechas tendrá el ternero y con 15 días de antelación los avisamos, y si no tenemos, entra en una lista de espera. Nos va muy bien porque los clientes están muy satisfechos y hemos garantizado que el pago sea rápido y seguro”, destaca Sonia. El precio varía entre los 6 euros el kilo para las medias canales a los 8 euros para los lotes de carne.

As vacas de Sonia e Víctor no pasto en primavera

Las vacas de Sonia y de Víctor en el pasto en primavera

“La administración debería encargarse de dotar a los ganaderos de puntos de agua para el ganado”

Una de las dificultades que más están notando estos dos últimos años son los efectos de la sequía, tanto en primavera como en verano. “Este año recogemos la mitad de hierba que el año pasado, por eso tuve que comprar paja para darle a las vacas y reservar la hierba para los terneros. Y en octubre y noviembre prácticamente no tuvimos pastos. Está siendo un año muy difícil que hace que haya días en que te planteas continuar”, confesa Víctor.

Además de la falta de forraje, otro problema incluso más grave es la falta de agua. En este sentido, critica el enfoque de las ayudas de la Consellería de Medio Rural para garantizar el suministro de agua a las explotaciones. “Esas ayudas exigen una burocracia enorme que desanima a cualquier ganadero. La solución real, a mi entender, estaría en que en los ayuntamientos en los que realmente queda actividad ganadera las administraciones se encargaran de hacer pozos y construir abrevaderos para el ganado, como se hacía antes”, defiende Víctor.

Diversificación con una granja de pavos

A granxa de pavos que abriron este mes

La granja de pavos que abrieron este mes

Como estrategia de cara al futuro, Sonia y Víctor quieren mantener estable su ganadería en unas 35 vacas madres, pero optimizar el aprovechamiento del pasto, recuperando fincas situadas en zona de valle, que le aseguren más el forraje en meses de sequía.

Su otra estrategia fue diversificar las producciones. Así, este mes abrieron una granja de pavos, integrada en la cooperativa Coren y con capacidad para 14.000 aves. “Esto nos permite correr menos riesgos y, al tener los pavos un ciclo de engorde de unos 3 meses, podemos compatibilizarlo sin problema con el ganado vacuno”, asegura Sonia.

¿Y que balance hacen de su incorporación al campo? Pasados 5 años de aquel cambio de vida de 365 grados, Sonia y Víctor se sienten felices de vivir en Xunqueira de Ambía y de poder pasar más tiempo con sus hijas de 8 y 5 años. En la parte menos positiva echan en falta mayor implicación tanto del ayuntamiento como de la Xunta para apoyar en el día a día a la gente joven que quiere vivir en el rural y de la actividad agrícola o ganadera. Por ejemplo, lindando con su granja de pavos hay una parcela a monte, que tuvieron que desbrozar por su cuenta, al negarse el ayuntamiento a identificar al propietario y obligarlo a cumplir la ley.

Y como no, el exceso de burocracia. “Cuando trabajaba como jefe de obra en la construcción soñaba con un trabajo en el que hubiera que hacer menos papeleo, como ser ganadero. Pero la realidad es que veo que tengo que pasar tanto o más tiempo resolviendo licencias y haciendo trámites que cuidando el ganado”, ironiza Víctor.

 

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