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La pandemia ha marcado los hábitos de consumo de 2020, tal y como refleja el último Informe de consumo alimentario en España 2020, presentado esta jueves por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Con la hostelería cerrada buena parte del año por las restricciones alimentarias, el gasto se ha centrado en los hogares, donde los alimentos frescos como frutas, verduras y la leche, se mantienen como los productos más consumidos. Mientras, carnes y pescados apenas representan el 10% del volumen de alimentos de la cesta de la compra, aunque siguen siendo los que acaparan buena parte del presupuesto.
La crisis sanitaria ha dejado un cambio de tendencia en el consumo de carne, ya que estar más tiempo en casa ha provocado que la carne tenga mayor presencia en la cesta de la compra, y se rompe así la bajada del consumo que se venía arrastrando desde 2012. El consumo de carne se ha incrementado en un 10,5% y también se ha producido una subida del 2,2% del precio medio, que este año alcanzó los 7,01 euros el kilo. Aunque, esta subida, como llevan meses denunciando los productores de vacuno, no ha llegado a los ganaderos.
La carne supone el 20% del gasto de los hogares en alimentación y apenas representa el 7,2% de la cesta de la compra
La carne apenas representa el 7,2% de la cesta de la compra y en este 2020 ha significado un 20,4% del gasto de los hogares en alimentación. El 37,7 % de los kilos de carne fresca consumida en el hogar corresponde a la carne de pollo, el 30,2 % se corresponde con cerdo, y el 14,8 % son de carne fresca de vacuno. Este año se ha incrementado, en un 13,7%, el consumo de carne de cerdo en los hogares.
A lo largo del año también ha habido cambios en el consumo de carne. Así, en el segundo semestre, con la nueva normalidad, se ha producido un incremento del consumo de carne de ovino y caprino, de más de un 11%. De media, en Galicia, el consumo de carne por persona es de 51 kilos al año y ha supuesto un gasto de 349 euros, unos 39,17 euros más que en 2019.
Los productos frescos siguen siendo el eje de la cesta de la compra en los hogares, aunque en 2020 aumentaron de forma considerable los “alimentos de fondo de despensa” como harinas, bases de pizza y masas de hojaldre, legumbre, azúcar, arroz o pasta. Así, cada español ingirió una media de 99,7 kilos de frutas, 87,05 de patatas y verduras y hortalizas frescas, y 74 litros de leche. Pese a que frescos y leche son la base de la alimentación en los hogares, apenas se llevan el 30% del presupuesto.
Este año, por primera vez, se ha incluido en el informe el análisis de producto sin gluten, que apenas representan el 3,1% del volumen total de alimentos consumidos. También se han analizado el consumo de productos ecológicos, que actualmente supone un 3,6% de la demanda alimentaria.
El gasto dentro y fuera de los hogares
En 2020, los hogares destinaron un 14,2 % más de su presupuesto a la cesta de la compra, 79.348,25 millones de euros. Si bien, este incremento no compensa la caída del 36,8 % en el gasto en bares y restaurantes (22.737,47 millones de euros), que apenas supone una quinta parte del total. El desembolso en alimentación (dentro y fuera del hogar) se situó en 102.082,72 millones de euros, un 3,2 % menos que en 2019, mientras que el volumen adquirido creció el 4,4 %, hasta 34.766,95 millones de kilos o litros.
Los supermercados y autoservicios se mantienen como los establecimientos preferidos por los consumidores y engloban el 47,6 % de las compras alimenticias, pero la pandemia ha revitalizado las tiendas tradicionales, que han recuperado cuota de mercado después de años de declive. Además, tal y como ha destacado el ministro de Agricultura, Luis Planas, estos establecimientos han jugado un importante papel para la ciudadanía, por ejemplo llevando la compra a casa a los mayores o personas más vulnerables.
El ministro también ha destacado el empuje del fenómeno de la compra por internet, y aunque apenas alcanza el 2,3 % de la cuota de mercado del comercio de productos alimenticios, su volumen de ventas aumentó un 61,5% a lo largo de 2020.
Además, con la pandemia el consumidor ha dado más importancia al origen de los alimentos, a preocuparse por adquirir productos frescos y de proximidad. Se empieza a prestar más atención a cómo se ha producido un alimento y, en 2020, ha aumentado el consumo de productos de mayor calidad, que son más propios de la restauración que de la cocina de los hogares.
