“Tal y como está, el TTIP abocará a la ruina a los ganaderos europeos”

Entrevista a María del Mar Fernández Poza, coautora del estudio “Impacto sobre el sector ganadero español y comunitario del acuerdo TTIP” de libre comercio que se está negociando entre la Unión Europea y Estados Unidos.

“Tal y como está, el TTIP abocará  a la ruina a los ganaderos europeos”

Mar Fernández Poza, coautora del estudio “Impacto sobre el sector ganadero español y comunitario del acuerdo TTIP”

El Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP por su siglas en inglés) que negocian la Unión Europea y los EE.UU supone una gran amenaza para los ganaderos y los agricultores europeos si se aprueba tal y como está ahora.

Esa es la conclusión de María del Mar Fernández Poza que, además de directora de la Asociación Española de Productores de Huevos (ASEPRHU), es coautora, junto a Diego Pazos Morán, del estudio “Impacto sobre el sector ganadero español y comunitario del acuerdo TTIP”.

Nos explica en esta entrevista los pormenores de este acuerdo que siguen negociando la Comisión Europea y el Gobierno de los Estados Unidos y porqué resultará tan perjudicial para los ganaderos y para la salud de los consumidores europeos.

Eres coautora del estudio “Impacto sobre el sector ganadero español y comunitario del acuerdo TTIP”. ¿Cómo se encuentran las negociaciones en este momento?
Las declaraciones de los negociadores tras la 13ª ronda muestran un optimismo evidente en cuanto a las ventajas que tendrá cerrar el TTIP, pero reflejan también la dificultad de avanzar sobre algunos puntos que aún están en discusión. Entre ellos, los relativos a las regulaciones alimentarias y en particular en la producción ganadera, son escollos en este momento.

Las partes comenzaron las negociaciones aceptando los modelos productivos respectivos, el de EE.UU. y el de la UE. Esto genera preocupación en los consumidores y los productores europeos, que no aceptan rebajas en los requisitos del Modelo Europeo de producción en materia de bienestar y sanidad animal y seguridad alimentaria, entre otros aspectos. Los sectores ganaderos más sensibles hemos solicitado quedarnos fuera del acuerdo, pero no parece que sea aceptable por las partes, que desde el principio quieren lograr un acuerdo global.

A grandes rasgos ¿Que pretende establecer el TTIP?
El Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión que negocian la Unión Europea y los EE.UU. busca aumentar el comercio y la inversión entre ambas áreas comerciales y convertirse en la mayor área de libre comercio mundial por volumen de negocio, lo que implicará sin duda desarrollo económico. Pero queremos que sea un desarrollo equilibrado para todos.

“Tal y como está ahora el TTIP beneficiaría claramente a los ganaderos de EEUU”

La preocupación del sector ganadero comunitario, no es tanto por la reducción de aranceles, sino sobre todo por los aspectos no arancelarios. Entendemos que no puede avanzarse hacia la liberalización comercial si no hay un modelo único de producción, que iguale las exigencias en producción y por lo tanto los costes regulatorios. Las diferencias normativas se traducen en importantes costes que penalizan a la ganadería de la UE. Si esto no se tiene en cuenta en el acuerdo, muchos productores comunitarios se verán abocados a la ruina. No es justo competir en un mercado sin aranceles manteniendo unas normas que benefician claramente a EE.UU.

En líneas generales ¿Saldrá perdiendo el sector agrícola y ganadero español?
No estamos hablando solo del sector español, sino de que el acuerdo TTIP afectará a todos los productores ganaderos de la UE, que aplican el Modelo Europeo de Producción. Los mayores costes de producción suponen para nosotros una desventaja competitiva insoportable y ocasionará la pérdida de una parte muy significativa del tejido productivo y la producción, que son irrecuperables en el futuro. Afectará sobre todo a las producciones básicas, no diferenciadas, que son la mayoría de las del sector cárnico, lácteo y de huevos.

El sector ganadero de la UE es una potencia mundial y perdería competitividad claramente en caso de un acuerdo desequilibrado.

¿Tan grandes son las diferencias de costes de producción entre España y Estados Unidos?
El estudio que hemos realizado evalúa las diferencias de costes para los productos básicos de origen animal (leche, huevos, carne de pollo, cerdo y vacuno) Estados Unidos y la Unión Europea. Los sobrecostes en la producción comunitaria van desde el 34% en producción de carne de pollo hasta el 97% en carne de vacuno, respecto de EE.UU. Estos datos nos dan idea de los costes de nuestro Modelo Europeo de Producción y de los riesgos que asumen los ganaderos de la UE ante un escenario de reducción de aranceles y desprotección del Modelo europeo.

Sería el principio del fin de un sistema sostenible, que vela por la protección del medio ambiente y del bienestar animal, entre otros elementos que el ciudadano y el ganadero comunitario tiene como valores distintivos de nuestro.

TOTAL COSTES UNITARIOS

UE

EE.UU.

DIFERENCIA UE-USA

DIFERENCIA

/100 Kg

COSTE UE-USA (%)

HUEVOS

73,9

45,4

28,6

63

VACUNO CARNE

152,9

77,8

75,1

97

PORCINO

83,1

49,2

33,9

69

POLLOS

71,9

53,8

18,1

34

VACUNO LECHE

36,4

23,3

13,2

57

Nuestra preocupación se deriva de que, si tenemos que competir manteniendo ambos modelos productivos los sobrecostes regulatorios actuales para los productores comunitarios, en los diez años posteriores a la firma del TTIP, harían perder a España más de 25.000 puestos de trabajo, y a toda la UE más de 400.000 en los sectores ganaderos considerados. Y por supuesto, se perdería también un porcentaje importante del tejido productivo ganadero, que es fundamental para mantener la población rural y mejorar la economía y el desarrollo en estas áreas.

No podemos permitirnos este coste, y por eso trabajamos para que se firme un TTIP que corrija este desequilibrio y solo cuando se fije un único modelo productivo aceptable para ambas partes se abran las puertas a los intercambios en producciones ganaderas sensibles.

En el caso de la ganadería, ¿Qué tipo de hormonas y de alimentación -piensos animales- están permitidos en EEUU y no en la Unión Europea?
La UE no permite utilizar promotores de crecimiento (hormonas, antibióticos y otros) en producción animal, mientras que los EE.UU. sí. Así el índice de conversión mejora en EE.UU. hasta un 15-20% en vacuno; en producción de carne de cerdo el coste se reduce 2 €/100 kg de carne producida y en carne de pollo, unos 0,8 céntimos de euro/kg de peso vivo.

 “En Estados Unidos se permiten en la ganadería hormonas de crecimiento y harinas de origen animal “

También están prohibidos en la UE y permitidos en EE.UU. las harinas de carne y hueso y otros subproductos de origen animal, lo que abarata no solo el coste de la alimentación animal, sino la gestión medioambiental y sanitaria de las granjas y las industrias alimentarias.

¿Cuáles son las principales diferencias entre una y otra parte en lo relativo al uso de Organismos Genéticamente Modificados?
Fundamentalmente que la UE no aprueba su empleo hasta haber realizado una evaluación de riesgo y tras la aprobación de la Comisión, un proceso que se retrasa años, mientras que en Estados Unidos los sistemas de evaluación y aprobación son mucho más ágiles. El empleo generalizado de estas materias primas supone una ventaja económica muy importante para EE.UU.: incrementan la productividad al menos un 15%, y reduce los costes (en fitosanitarios, herbicidas, labores de cultivo, etc.).

Además de esta diferencia en productividad y reducción de costes, de la que solo nos beneficiamos en la UE para los OGM autorizados, hay que sumar los costes por el control del empleo de los OGM autorizados y de las posibles contaminaciones de las materias primas con granos no autorizados. También tenemos que hablar de las directrices políticas particulares de los Estados miembros sobre el cultivo o no de OGM en su territorio (España es uno de los pocos países de la UE que lo han autorizado), y del debate que ha surgido recientemente sobre la posibilidad de que algunos países prohíban en su territorio el uso de OGM autorizados por la Comisión Europea, un proyecto que ha sido rechazado, pero que nos da idea del nivel de presión e incertidumbre que rodea a la política comunitaria sobre OGM y la falta de racionalidad en los debates sobre este asunto, en los que no se aceptan los criterios científicos de la propia EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria), sino los políticos, las emociones y las ideas preconcebidas.

En resumen, en la UE la limitación en la utilización de las nuevas tecnologías de OGMs para la producción de materias primas destinadas a la alimentación animal supone un coste realmente muy elevado que no nos podemos permitir en un mundo global que los emplea porque no hay razones científicas ni económicas para no hacerlo.

El sector del vacuno de leche es crucial para la economía agraria gallega, ¿Piensa que también puede salir perdiendo de aprobarse el TTIP? ¿Por qué motivos?
Con una diferencia del 57 % en el coste de producción el impacto sobre el sector lácteo español es evidente. El efecto sobre el mercado de productos lácteos de valor añadido será relevante. Se estima en torno a un 15% la reducción de la producción comunitaria en el caso de los productos commodity y en un 5% la disminución de las producciones diferenciadas (como quesos con Denominación de Origen).

“Se estima que el coste de producción de la leche es un 57% más barato en Estados Unidos”

¿Es la carne de vacuno española también poco competitiva frente a la de Estados Unidos?
La UE prohíbe el empleo de subproductos de origen animal (proteínas animales transformadas, sebo y grasas y estiércol de ave), en la alimentación de animales de consumo, que en EE.UU. están autorizados, lo que reduce un 2% el coste del pienso compuesto. Por otra parte, la UE obliga al ganadero comunitario a contratar la gestión de los subproductos de origen animal con un coste que, en el caso de la carne de cerdo y vacuno, alcanza los 1,8 €/100 kg de carne y por vaca nodriza 23 € en concepto de retirada de cadáveres.

Se podría estimar que hasta el 15% del bovino de carne estaría en riesgo de desaparición en los diez primeros años tras la firma del acuerdo. En el caso del cerdo, la diferencia de costes entre la carne producida en la UE y EEUU es de 33,9€/100 kg. Se podría estimar que en torno al 10% de la producción de porcino desaparecería en ese mismo periodo.

Las Denominaciones de Origen ¿No supondrían una protección frente al TTIP?
Estados Unidos considera que las denominaciones de origen son una barrera para el comercio y quiere acabar con ellas tal como las regula la UE. El modelo norteamericano apuesta por que el nombre o la forma de elaboración de los productos pueda patentarse o registrarse por empresas privadas, y sacar al mercado alimentos de sus empresas con nombres que en la UE están reservados para los sistemas de calidad. Podrían venderse a un precio más económico, y con nombres que confundirían al consumidor, lo que haría imposible competir a los productos con Denominación de Origen en un mercado abierto.

“Estados Unidos quiere acabar con las Denominaciones de Origen tal y como las concibe la UE”

La UE no quiere ceder en este modelo. Pero no olvidemos que los productos básicos procedentes de la ganadería, no diferenciados, tendrán más riesgo en el caso de que se firme un TTIP sin considerar las enormes diferencias en el modelo de producción.

¿Por qué indica su estudio que el TTIP es inaceptable para los consumidores europeos? ¿No está exagerando?
Los negociaciones del TTIP se plantean la liberalización de los intercambios comerciales manteniendo los dos modelos regulatorios actuales de EE.UU. y de la UE. Dejarán a los ganaderos y a los consumidores europeos en una situación injusta e inaceptable porque permitirán la entrada en el mercado de alimentos producidos en Estados Unidos sin las exigencias comunitarias y a precios inferiores, lo que abocaría a los sectores ganaderos comunitarios a la ruina.

Los ciudadanos tampoco aceptan que puedan llegar al mercado europeo alimentos no conformes con las estrictas regulaciones comunitarias sobre producción de alimentos, que se han concebido con el objetivo de garantizar el control y la seguridad alimentaria desde el origen hasta su consumo, y además, proteger el medio ambiente, el bienestar y la sanidad animal.

Por otro lado, EE.UU. tiene acuerdos comerciales con otros países. El más importante, el Acuerdo comercial Transpacífico (TPP), establece una zona de libre comercio entre 12 países de América y Asia, lo que supone un desafío adicional para la UE, ya que los alimentos que lleguen a Estados Unidos amparados en el TPP podrán pasar a la UE tras la firma del TTIP con aranceles reducidos. Esta es una amenaza para la supervivencia de nuestros sectores ganaderos y del Modelo Europeo de producción mucho mayor que si solo compitiéramos con los productos ganaderos de EE.UU.

En un mercado global que avanza hacia un desmantelamiento arancelario, la UE pretende competir con un modelo de producción que incrementa los costes internos, sin protegerlo (es decir, aceptando importaciones de alimentos que no cumplen sus normas). Si no exige a los alimentos importados que se produzcan cumpliendo las mismas normas que los comunitarios, el Modelo Europeo de producción ganadera tiene los días contados, por pura lógica de mercado.

¿Cómo valora la postura del Gobierno español y la de la Comisión Europea respecto al TTIP? ¿Y la de Estados Unidos?
Los políticos nacionales y comunitarios de los principales partidos valoran el resultado del Tratado en su conjunto, y en general prevén que será muy positivo para ambas partes. Por eso los negociadores se esfuerzan por llegar a un acuerdo para firmarlo este año. Pero, como es lógico, quienes nos sentimos amenazados por el TTIP queremos que sea un tratado que no deje “cadáveres” en el camino, menos aún sectores tan importantes para nuestra economía y desarrollo rural como la ganadería de producción de carne, de leche y de huevos.

“Los principales partidos de España y de la UE en general apoyan el TTIP”

Eso no quiere decir que estemos contra de la firma del TTIP. Pero sí pedimos que queden fuera del mismo los sectores amenazados y que en el acuerdo con Estados Unidos el sector ganadero europeo no sea sacrificado en aras de un libre comercio que no sería un “comercio entre iguales”. Cuando se solventen las diferencias entre los dos modelos y podamos competir en igualdad de condiciones, podremos estar en el ámbito del TTIP y mostrar que los ganaderos comunitarios sabemos producir tan bien como el mejor…pero con las mismas normas todos.

Sin embargo, Estados Unidos ha manifestado que quiere un Tratado completo, y no está de acuerdo en dejar fuera del TTIP a la ganadería. Y tienen buenas razones: han publicado sus estimaciones y prevén aumentar significativamente el valor de las exportaciones de sus productos de origen animal al mercado de la UE.

¿Realmente es necesario este acuerdo para garantizar el futuro de la agricultura y ganadería europeas?
Si el acuerdo se adoptara sobre la base de unificar los modelos regulatorios agroalimentarios de las partes, el TTIP sería un tratado de enorme trascendencia, porque sentaría las bases para retomar acuerdos comerciales multilaterales que están parados, impulsando sin duda las negociaciones de la Ronda de Desarrollo de la Organización Mundial del Comercio, ancladas hace años por divergencias en los aspectos no comerciales, es decir, en la discusión sobre barreras técnicas al comercio (TBT).

Establecer normas comunes para la producción de los alimentos destinados al comercio mundial, basadas en un lenguaje universal, el de las evidencias científicas, desarrollaría la economía mundial de un modo más justo y equilibrado, con reglas claras para todos, y sin duda contribuiría también a alcanzar los objetivos del Milenio para un Desarrollo Sostenible. Sería bueno para la UE, para todos sus socios comerciales, y para los productores ganaderos también.

El ejemplo de que puede hacerse lo tenemos en el acuerdo sobre normas sanitarias y fitosanitarias: la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE), en el caso de las producciones ganaderas, fija las directrices sanitarias que amparan los intercambios, y son aceptadas con carácter general. Eso ha permitido garantizar que la sanidad animal no se usa como barrera en el comercio mundial (y en general podemos decir que funciona bien).

Es algo similar lo que se necesita para fijar las normas mínimas de producción que son exigibles para las importaciones/exportaciones entre países miembros de la Organización Mundial del Comercio. Si la UE y EE.UU. contemplaran en el Tratado TTIP estos aspectos, sería un hito que movilizará sin duda las negociaciones multilaterales también, para homologar todo el comercio mundial con reglas comunes.

¿Por qué considera que las negociaciones del TTIP entre la UE y EEUU se realizan con tanto secretismo y sin tener en cuenta a la ciudadanía?
Las negociaciones comerciales no se publican en detalle porque en buena parte su resultado depende de que el otro no conozca tus cartas y tus límites. Es un juego en el que todos esperan ganar, pero el final solo se conoce cuando se cierra el último punto de la negociación (que es a “todo o nada”). Ninguna parte quiere que se sepa en qué estaría dispuesto a ceder, porque prefiere no tener que hacerlo.

Los ciudadanos votamos a nuestros representantes políticos para que nos gobiernen, y debemos depositar la confianza necesaria en ellos durante su mandato. Otra cosa es el debate sobre la Comisión Europea y su legitimidad democrática, ya que no la eligen los ciudadanos. Pero sí negocia en nombre de los europeos, sometida al control y la aprobación del Parlamento y el Consejo europeos, que representan a los ciudadanos de los Estados miembros.

Por ello, creo que las acusaciones de secretismo son una más de las muchas utilizadas contra el TTIP, como la de los riesgos sanitarios del consumo de alimentos producidos con OGMs, por ejemplo, que buscan generar inquietud y rechazo entre la ciudadanía menos informada, sin argumentos reales que lo sustenten. No es nada nuevo de lo que haya que sorprenderse.

¿Confía en que finalmente se apruebe el TTIP?
El objetivo inicial era ir mucho más rápido y terminar antes de las elecciones de EE.UU., pero ya parece más que complicado, salvo que se acepte firmar un Tratado no tan ambicioso, dejando fuera los puntos de conflicto. Si no es así, y queda pendiente su firma, después de las elecciones se abre un período de incertidumbre sobre cómo abordarán el Tratado (si es que quieren hacerlo) los responsables del nuevo gobierno de EE.UU.

Para nosotros es preferible posponer la firma del Tratado a firmar uno mal negociado, sin entender nuestras preocupaciones y proteger los intereses de los sectores amenazados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información