Tania Pérez Pértega, una joven ganadera “apafuegos” los 365 días del año

Con solo 25 años Tania es titular de una explotación de 70 vacas de carne y un ciento de caballos que pacen en libertad en los montes de Campo do Oso y Carracedo. Hoy guiará a sus potros hacia Mondoñedo para participar en la feria de As San Lucas que se celebra mañana miércoles

Tania Pérez Pértega, una joven ganadera “apafuegos” los 365 días del año

De derecha la izquierda, Tania montando a Chupa Chups, Alba a Chispo, Juan a Nei, Miguel a Madriña, Daniel a Tordo, José Manuel a Jeque y Alejandro a Bucéfalo. 

De pequeña, mientras el resto de niñas de A Braña, en la parroquia mindoniense de Santa María a Maior, quedaban en casa jugando en la cocina o con muñecas, Tania, que es hija única, salía con su padre al monte a ver los caballos y las vacas que la familia tiene desde siempre en el monte comunal de esta parroquia colindante con Bretoña.

Mamó el oficio de pequeña, así que cuando hace 8 años, cuando sólo tenía 17, su padre Sergio cayó del caballo guiando a unas vacas y quedó tetrapléjico, ella no lo pensó y se hizo cargo de la explotación.

A sus 25 años Tania vive en exclusiva de la ganadería y es la única chica de esta zona titular de una explotación. En la Casa de Seso, su hogar familiar, tienen hoy 70 vacas y un ciento de caballos, que atienden ella y su madre, Lucía. Es una rareza en un mundo aún de hombres, pero Tania ya se hizo respetar en el sector. “Al principio venían los tratantes y después de que les enseñara las vacas o los caballos para vender me preguntaban: ¿con quien tengo que hablar? Quien te vende está aquí, les respondía siempre yo. Y quedaban todos sorprendidos, pero ahora ya están acostumbrados”, cuenta.

Al principio los tratantes de ganado me preguntaban “¿Con quien tengo que hablar?”, pero ahora ya están acostumbrados

“Yo hago todo lo que puede hacer un hombre, ateniendo los partos, doy de comer a los animales, cambio el ganado de sitio, controlo que no enfermen, no me mete miedo nada”, afirma. De niña jugó al fútbol en el equipo femenino de Cobas, en Viveiro, tiene permiso de caza y lo mismo monta a caballo que conduce el tractor, el todoterreno o el camión de un vecino que emplea para el ganado.

Fue la primera ganadera en guiar su manada de caballos desde el monte hasta el centro de Mondoñedo

Tania no para de romper esos techos de cristal que aún existen para las mujeres en muchos ámbitos de la sociedad y hace tres años hizo historia al ser la primera ganadera en guiar su manada de caballos desde el monte por el centro de Mondoñedo hasta el Campo dos Paxariños, donde cada 18 de octubre se celebra la Feria de As San Lucas, la más antigua de Galicia.

Reconoce que los tratos escasean y las ventas son pocas (el año pasado sólo logró vender un caballo y un potro) pero para ella es un orgullo poder seguir haciendo lo mismo que hacía su padre cuando era joven y mantener de este modo viva una tradición de más de ocho siglos de antigüedad, aunque hoy perdiera la finalidad comercial que históricamente tenía y sea ya más un espectáculo para turistas y curiosos.

Las nuevas generaciones mantienen la tradición de juntar los caballos y conducirlos hacia Mondoñedo    

Tania sigue marcando a sus animales con la marca que usaba su padre, SP, en la “rapa” que cada año se hace en el curro de Campo do Oso y se siente muy orgullosa de que su padre, que falleció hace un año, la pudiese ver bajar los caballos como él hacía antes. Y ese mismo entusiasmo trata de transmitírselo ella a sus amigos, a los que lía cada año para ayudarle a juntar el ganado y hacer con los animales el recorrido de 23 kilómetros que hay hasta Mondoñedo.

El domingo por la mañana se juntaron en la Cruz da Cancela para reunir a los caballos que pacen todo el año libres por el monte. Eran 7 y durante todo el día juntaron 60 caballos y potros que irán a la feria. Entre los ayudantes de Tania se encuentra otra chica, Alba, que tiene también ya el vicio de los caballos en el cuerpo. Pero “es distinto trabajar cuatro días en As San Lucas y llegar con el ganado a las calles de Mondoñedo que estar pendiente de los animales todos los días del año, nieve o haga sol”, dice Tania. O incluso que haya niebla, algo muy habitual en esta zona y que hace cerrar la mitad de los días del año la nueva autovía A-8 en el alto de O Fiouco desde que fue inaugurada hace tres años.

Pero este domingo hizo sol y buen tiempo y Tania, Alba, Miguel, Alejandro, José Manuel, Daniel y Juan aprovecharon el día y pudieron, montados en sus caballos, juntar los animales y dejarlos en el curro a la espera de bajarlos hoy por la mañana hasta Lindín y después, ya por la tarde, hasta Mondoñedo. “Hacemos el camino en dos tramos porque sino a los animales se les hace mucha tirada”, explica Tania.

Los caballos y las vacas pacen y mantienen limpias 249 hectáreas de monte comunal

Los caballos bajan libres, igual que viven todo el año en el monte, pastando las 249 hectáreas de monte comunal en las que hay vacas y caballos. Aunque el monte pertenece a 80 casas, sólo tres o cuatro vecinos tienen animales en él.

Además de Tania también tienen ganado Francisco o Moisés, de Curros, el hijo de Luciano, que también baja caballos a la feria, igual que Amancio, de As Sasdónigas. Junto con Tania, son los únicos ganaderos de los alrededores de Mondoñedo que conservan esta tradición secular que cada año se renueva cuando a media tarde suena el estruendo de los cascos de los caballos por las calles empedradas del centro de la villa que otrora fue capital de una de la siete provincias del Reino de Galicia.

 “La rentabilidad es poca, pero no tienes horario ni jefe”

Tania sigue luchando en el rural pero reconoce que “es muy difícil y más siendo mujer”. “Es duro y muy esclavo y más si no naces en medio de esto”, afirma, pero después de 8 años como titular de su explotación dice que “la rentabilidad es poca pero si te gusta merece la pena, porque no tienes horario ni jefe”.

La libertad que Tania valora es la misma que tienen sus caballos, que pacen todo el año en el monte. A ellos no les suplementa la alimentación pero a las vacas sí, con silo y hierba seca en invierno. Para los caballos antes había salida para ellos con la venta a particulares para trabajar o para pastar prados y fincas pero hoy sólo se venden para carne, explica.

Ella manda los potros a varios mataderos de Asturias, que los usan para hacer cecina o para mezclar con carne de cerdo en otros embutidos. Los vende directamente al matadero porque “sino la ganancia va toda para el tratante”, dice. Y los precios no están para eso. Por ejemplo, un lote de una yegua más su potro anda por los 250 euros.

Lo que Tania lleva “muy mal” es poder compatibilizar su profesión de ganadera con las aficiones propias de una joven de su edad. El sábado su amiga Alba fue a ver el Combo Dominicano a Abadín y volvió a las seis de la mañana pero Tania tenía que preparar todo para el día siguiente. “Yo tengo que volver antes para la casa, así que a veces quedo viendo Luar y ya ni salgo”, admite.

Y otras veces ya aprovecha el viaje: “De vuelta para la casa cuando salgo de marcha a Muimenta, como me cuadra ya de camino, muchas veces paro, cambio los tacones por las botas y voy a ver si hay algún animal de parto o si escapó alguno por la carretera, porque no tenemos cierre de deslinde en el monte comunal y escapan”, explica.

Con la juventud y la frescura de sus 25 años, Tania es mucho más madura que muchos jóvenes de su edad. “Mi coche parece el de un viejo de 60 años, hay de todo, botas, varas, linternas, martillo, tenazas, jabón por si tengo que atender un parto”, admite sin avergonzarse.

Gando cabalar no monte

El ganado en el monte, una barrera contra el fuego

Tania, igual que los que le vinieron a ayudar a juntar el ganado, como Daniel, que tiene una explotación de caballos y vacas en Sabucedo, o Alejandro, que cría ganado en el monte en Neipín, afirma que “el ganado en el monte es una barrera contra el fuego por el control de la maleza que hace”. “Ayer mismo a las tres de la mañana, a siete kilómetros de aquí, en el cruce de Lagoa comenzó a arder el monte, pero cuando prende no logra avanzar porque los animales mantienen a raya el tojo”, explica.

“La obligación de colocar microchip a los caballos hizo que mucha gente dejase de tenerlos en el monte”

Y se lamentan que las trabas que en muchos casos pone la Administración puedan acabar con el ganado en el monte. “Desde que nos obligaron a colocar microchips, cada caballo que tienes en el monte computa para la superficie de la PAC, y mucha gente ya dejó de tener caballos porque si tienes caballos no puedes tener vacas porque no tiene superficie para los dos”, cuenta.

Eucaliptos, lobo y buitres son problemáticos para tener ganado en el monte

En esta zona a caballo entre la Terra Cha y A Mariña los fuegos no son un gran problema, pero sí el avance del eucalipto. “Hay mucha presión del eucalipto, desde unos años para aquí son una plaga”, dice Tania, que reclama de la Xunta que controle “de oficio” el cumplimiento de la Ley de Montes y no obligue a los ciudadanos a denunciar a los vecinos que plantan esta especie en las sus fincas.

También el lobo y los buitres causan daños. El lobo le mató el año pasado a Tania a 8 terneros, “que a un promedio de 400 euros cada uno mira tu que año”, lamenta. También hacen mucho daño los buitres que inicialmente eran carroñeros, pero “desde que no pueden quedar animales muertos en el monte atacan a animales vivos, como a los terneros pequeños, a los que les quitan los ojos, la lengua o la tripa o los pican por el lomo”, explica.

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