
Sergio Fernández, Óscar Devesa y Miguel Ángel Vaquero delante de la cisterna flexible de Granxas Cabeza da Vaca
Sergio Fernández Lamas es un joven de 35 años que está al frente de Granxas Cabeza da Vaca, una explotación ganadera de porcino y vacuno de leche situada en la parroquia de Narla, en el municipio lucense de Friol.
Hace 3 años, Sergio decidió ampliar la explotación de cerdos que heredó de su madre, ahora ya jubilada, con una nueva nave con capacidad para albergar a 1.400 animales. Pero construir la nave requería contar con suficiente capacidad de almacenamiento de purín.
Fue entonces cuando Sergio, asesorado por la empresa que le montó la nave, Casa Feliciano SL, optó por instalar una cisterna flexible de la marca Labaronne, una empresa francesa con distribución en toda España que lleva más de medio siglo fabricando este tipo de depósitos, mucho más económicos y fáciles de instalar que las balsas o pozos convencionales de purín.
Sergio es una persona abierta a los cambios e innovaciones que llegan al sector
La cisterna flexible para purín de Granxas Cabeza da Vaca tiene una capacidad de almacenamiento de 2.000 metros cúbicos, suficiente para poder guardar el purín para las campañas de siembra del maíz en primavera y de la hierba en otoño.
Sergio sigue utilizando la fosa de purín antigua a la que está conectada la granja vieja y destaca que lo que sale del depósito Labaronne es mejor como abono que el otro. “Aquí no llevas agua, todo lo que llevas es abono, y llevas un producto homogéneo que no crea costra ni tenemos necesidad de batir como en la fosa vieja”, explica. “Estoy encantado con este sistema”, valora.
Este tipo de cisternas flexibles se instalan sobre terreno firme, bien nivelado y unicamente con una cama de arena debajo
Para evitar tener que estar conectando directamente la manguera de la cisterna en el depósito para cargar el purín, Sergio hizo una boca de carga con un pozo que está conectado al depósito Labaronne, donde llena la cisterna.
65.000 euros

Instalaron un sistema de carga mediante un pozo que evita tener que manipular el depósito para sacar el purín
Sergio instaló una cisterna flexible de 2 millones de litros en el año 2021 y gastó en total 65.000 euros, una inversión muy inferior a la necesaria para construir un pozo de purín cubierto con esa misma capacidad.
«Nosotros queríamos una cisterna cuadrada, porque era la que mejor se nos adaptaba. Mide 40 metros de largo por 34 metros de ancho y cuando está llena alcanza 1,60 metros de altura», detalla.
Granxas Cabeza da Vaca usa el purín que producen tanto las vacas lecheras como los cerdos para fertilizar las tierras de la explotación. Disponen de 8 meses de capacidad de almacenamiento, lo que les permite hacer un uso óptimo de su abono orgánico en las campañas de siembra de maíz en primavera y de hierba en otoño. «Pasamos todo el invierno sin sacar una gota de purín», aseguran.
Tenemos una capacidad de almacenamiento de 8 meses; pasamos todo el invierno sin sacar una gota de purín
Cuentan con 26 hectáreas de superficie agrícola que destinan a forraje para las vacas lecheras. «Sembramos 6 hectáreas de maíz para ensilar y 1 hectárea de trigo, sobre todo para tener paja», explica Sergio. El resto de la superficie está destinada a pasto, ya que entregan la leche a Larsa y están certificados en pastoreo.
Reducción de emisiones

Factores como la ventilación o el sistema de limpieza automática inciden en la reducción de emisiones
Cuando Sergio construyó la nueva nave para los cerdos y le hablaron de este sistema para almacenar el purín, no lo dudó. “Cada vez nos piden más que reduzcamos las emisiones y las exigencias medioambientales se van a endurecer, por lo que con este sistema garantizamos emisiones cero procedentes del purín”, indica.
El diseño de la nave fue realizado por un equipo de la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de Lugo, y Sergio sigue colaborando actualmente con el Campus Terra de la Universidad de Santiago en la implementación de medidas para mitigar la huella de carbono de la explotación y la emisión de gases de efecto invernadero como el metano o el amoníaco. Tras participar en un primer proyecto que cuantificó estas emisiones, ahora se van a probar diversos sistemas para su reducción a nivel de granja.
La explotación está colaborando con varios proyectos de investigación de la Universidad para evaluar y reducir la huella de carbono de la granja
«Aunque es una instalación nueva, eficiente y bien construida, queremos mitigar aún más los olores y la emisión de gases de efecto invernadero dentro de la nave», explica. El proyecto lo lleva a cabo un investigador postdoctoral bajo la coordinación de los profesores del Departamento de Ingeniería Agroforestal, Manuel Ramiro Rodríguez Rodríguez y María Dolores Fernández Rodríguez, integrantes del grupo de investigación Modelización, Energía y Mecanización en Biosistemas (BioMODEM).
“Van a probar un producto que están patentando, que se coloca en forma de polvo en unas bandejas y logra capturar y absorber los gases de efecto invernadero presentes en el ambiente a medida que el producto se va licuando. Luego eso va al pozo del purín y también logra efectos beneficiosos en el purín, reduciendo, por ejemplo, las partículas pesadas que decantan y sedimentan en el fondo”, explica.
Validas para almacenar agua
Sergio está tan satisfecho con su cisterna flexible para purín que ahora va a instalar otra de 100.000 litros para almacenar agua para dar de beber a los animales. “Tenemos un pozo, pero en verano se seca, por lo que nuestra idea es colocar un sistema solar para ahorrar electricidad y extraer y almacenar agua durante todo el año, para tener una reserva disponible en verano y no tener problemas de suministro o presión de agua, aunque sea un año con mucha sequía”, cuenta.
Cuesta más un depósito rígido de 20.000 litros para agua que uno flexible de 100.000 litros
La ventaja de las cisternas flexibles Labaronne para el almacenamiento de agua es que, al no entrar oxígeno ni luz, el agua se conserva en perfectas condiciones durante meses. De hecho, hay muchos municipios en Extremadura, Castilla y León y otras zonas de España donde escasea el agua, que las utilizan para acumular reservas de agua potable para los meses más críticos.
Relevo familiar

Sergio, con las vacas de leche que mantiene como complemento a la granja de cerdos
La explotación tanto de vacas lecheras como de cerdos la iniciaron los abuelos de Sergio en el año 1979 y pasó después a su madre María Celia. Ahora ya está jubilada y es su hijo quien se encarga del ganado. Tiene 40 cabezas de vacuno y 1.900 cerdas, repartidas en dos naves: la nave vieja donde empezaron sus padres, con capacidad para 500 animales y que Sergio ha mejorado y modernizado, y la nave nueva construida en 2021, donde caben otros 1.400 animales.
La granja porcina trabaja mediante un sistema de integración con Ganados Varela & Varela SL de Melide. “No hacemos engorde convencional, lo que hacemos es recría de reproductoras. Los animales entran con 2 meses y 20 kg de peso y salen con 6 meses y 110 kg”, detalla.
Hacen dos o tres rotaciones al año con periodos de limpieza antes de cada entrada de animales. La salida se produce en ocasiones de forma escalonada, manteniendo animales mayores y pequeños en la instalación para de esta forma mantener mejor la temperatura en el establo. “Jugamos con las salidas y las entradas para que los animales pequeños no pasen frío mientras no se completa la nave, sobre todo en invierno. Tenemos calefacción mediante un sistema de cañones de calor móviles para mantener la temperatura entre 21,5 y 22 grados cuando llegan, y después se la bajamos a 19 a medida que van creciendo”, explican.
En la granja porcina hacen recría de reproductoras y trabajan mediante el sistema de integración con Ganados Varela & Varela SL
Sergio reparte su tiempo entre la granja de cerdos y la de vacas lecheras y externaliza el trabajo agrícola. “La nave porcina está muy automatizada y te permite una mayor flexibilidad; en el caso de las vacas lecheras te condicionan más los horarios de ordeño”, admite.
Por eso, cuando se incorporó, optó por aumentar el número de cerdos con la intención de centrarse en ese sector y cambiar las vacas lecheras por vacas de carne, pero hoy está valorando continuar con la producción de leche construyendo un nuevo establo donde instalar un robot de ordeño. “Si podemos, queremos seguir manteniendo ambas actividades e ir aumentando en ambas”, avanza.
Las múltiples ventajas de las cisternas flexibles
Las cisternas Labaronne tienen distintas utilidades, pues se pueden emplear para almacenar todo tipo de líquidos, desde purín, lixiviados o fertilizantes químicos para sistemas de riego, hasta agua para bebida de animales o incluso para consumo humano.
En su interior, al haber ausencia de oxígeno y de luz, no proliferan los microorganismos que pudren el agua o descomponen el purín, generando emisiones de metano a la atmósfera. También se evitan los malos olores, problemáticos cuando una granja está muy cerca de casas o de un núcleo de población.
Este tipo de depósitos llevan usándose más de 60 años en Francia y ya hay instaladas en España más de 2.000 unidades. A Galicia llegaron hace 10 años y se están convirtiendo en una alternativa para muchas granjas. “Cada vez se instalan más cisternas de este tipo en Galicia”, asegura Miguel Ángel Vaquero, delegado de ventas de la empresa Nutriset, que comercializa las cisternas Labaronne en España.
Hace 10 años que este tipo de cisternas comenzaron a instalarse en Galicia y cada vez son más frecuentes en granjas de cerdos y vacas lecheras
Llevan una década trabajando con Coren en granjas porcinas y en los últimos años cada vez más granjas lecheras recurren a este sistema para ampliar su capacidad de almacenamiento de purines. “Es la solución más rápida, más sostenible y más barata, con un ahorro económico de casi el 50% con respecto a otros sistemas de almacenamiento”, explica.
Incrementa el poder fertilizante del purín y evita las emisiones
“Ante la Administración este es el único sistema que garantiza emisiones cero en el purín. Es la única MTD (Mejor Técnica Disponible) reconocida que reduce el 100% de las emisiones de amoníaco a la atmósfera”, explica Miguel Ángel.
Además de impedir que salga el metano, al no haber oxígeno dentro, la fermentación del purín se detiene, por lo que no hay pérdidas de amoníaco por volatilización y el purín conserva todo su poder fertilizante cuando se esparce en la tierra, reduciendo el uso de abonos de síntesis química y suponiendo un importante ahorro económico para los agricultores y ganaderos.
Garantía de 10 años
Los depósitos flexibles están fabricados con un material resistente, con un armazón formado por un tejido 100% de poliéster que se teje cruzado para incrementar su resistencia y con tratamiento de doble capa antirrayos ultravioleta. Las uniones están realizadas mediante soldadura de alta frecuencia, lo que garantiza su estanqueidad.
Están construidas con hilo de poliéster que se teje cruzado para incrementar su resistencia e incluyen certificado de estanqueidad y seguro de responsabilidad civil medioambiental
El fabricante ofrece una garantía de 10 años, aunque la vida útil es muy superior, con cisternas de más de 45 años todavía en funcionamiento. El producto incluye un certificado de estanqueidad y cuenta con un margen de seguridad del 10% de la capacidad antes de rebosar, teniendo además un seguro de responsabilidad civil medioambiental que cubre al ganadero en caso de vertido.
Mucho más económico que un pozo convencional
A nivel económico, comprar y colocar una cisterna flexible es mucho más barato que construir un pozo de purín y cubrirlo, algo que la normativa obliga en este momento. “Estamos hablando de casi la mitad del precio”, destaca Miguel Ángel.
Este tipo de sistemas de almacenamiento de purines entraron por primera vez este año en los Planes de Mejora
En los últimos dos años, este tipo de depósitos para purín han sido subvencionados con ayudas de hasta el 50% para su adquisición dentro de las ayudas Next Generation para agricultura y ganadería 4.0, y por primera vez este año los Planes de Mejora convocados por la Xunta de Galicia contemplan también la instalación de estos depósitos como elementos subvencionables.
“El ahorro económico es muy importante en comparación con construir una balsa o un pozo. Aquí te evitas además muchos problemas a la hora de hacer la obra, porque no tienes que excavar, con los riesgos, por ejemplo, de encontrar agua, roca o problemas similares”, dice Miguel Ángel.
No se necesita licencia de obra
La instalación es sencilla y no requiere ningún tipo de obra civil, únicamente que el terreno esté nivelado, por lo que, al tratarse de un elemento móvil, no es necesaria licencia municipal para su colocación. Una vez allanada la finca, solo lleva debajo una capa de arena como base para la cisterna.
Es la solución más rápida, más sostenible y más barata, con un ahorro económico de casi el 50% con respecto a otros sistemas de almacenamiento
Los depósitos flexibles permiten adaptarse a las dimensiones de la parcela y a las características de la explotación. La capacidad va desde 10 metros cúbicos en las cisternas más pequeñas hasta los 2.500 en las más grandes, con tres modelos distintos en cada volumen disponible en función de las dimensiones de ancho y largo del lugar donde se vaya a instalar.
No condiciona futuras ampliaciones de la granja
Otra de las características destacables del producto es la posibilidad de trasladarlo. “Se puede desmontar y mover, por lo que su ubicación no hipoteca futuras ampliaciones de la granja”, destaca Óscar Manuel Devesa, administrador de Casa Feliciano, una empresa de Palas de Rei que realiza proyectos de porcino y avicultura llave en mano, es distribuidor de Labaronne y fue el encargado de montar la nave y el depósito flexible para purín en la granja de Sergio.
La capacidad máxima es de 2,5 millones de litros, pero se puede incrementar conectando varios depósitos entre sí
La cisterna se va llenando a medida que va entrando el purín, por lo que la lona está siempre en contacto con el líquido y no hay oxígeno en el interior. “Es algo difícil de hacer entender a los ganaderos. Cuando la montas, piensan que al meter el purín dentro se va a inflar con el gas que genera, pero al no haber oxígeno dentro no se produce fermentación ni se libera metano”, explica Óscar.