Árnica, tortilla de caldo o cerveza de ortiga, de grelos y de trompeta de los muertos. Champivil Castelo, una empresa familiar de Vilalba dedicada a envasar productos autóctonos de Galicia, no para de sorprendernos desde que Luz Divina se sumó al negocio familiar.
Luz Divina Castelo lleva eso que ahora se llama emprender en los genes porque a ella le viene de familia. Su abuela Divina Campello fue pionera en Galicia en la compra-venta de setas silvestres allá por el año 1949 en la tienda taberna que tenía en la aldea vilalbesa de Distriz. Siguiendo la tradición, su padre Andrés Castelo fundaba en 1977 una empresa de exportación de productos silvestres y comenzaba a buscar nuevos mercados dentro y fuera de Galicia logrando entrar en los mejores mercados europeos (Italia, Suiza, Francia) y abastecer con setas gallegas a las principales zonas consumidoras de este producto dentro de España (Comunidad Valenciana, País Vasco y Cataluña). En el año 1982 en una nave pegada a la casa familiar, en la parroquia de San Xián de Mourence, Andrés crea una pequeña zona de fabricación de conservas y comienza a envasar para marcas francesas.
Pero es en el año 2001 con la incorporación de su hija Luz Divina cuando se produce la gran revolución de Champivil, al crear una marca propia (Castelo) con la que etiquetar y distribuir sus conservas y poco a poco ir ampliando la gama de productos hasta abarcar en la actualidad una importante variedad: setas, grelos, berzas, mermeladas, preparados para tortilla, arroz con setas, crema de grelos, licores de setas y ahora también ortigas y cerveza artesana.
“Nuestra filosofía es envasar solo productos de temporada”
Y con una única filosofía: todos productos son de temporada. Champivil trabaja por campañas y cada una en su tiempo: setas en otoño, grelos en invierno, ortigas y árnica en primavera y mermeladas en verano. Por eso Luz Divina es muy crítica con la actual denominación de origen Grelos de Galicia, “que permite vender cómo grelos lo que no lo es, las nabizas, y producirlas durante todo el año”. “El grelo del verano es como el tomate del invierno que viene de Marruecos, que no sabe a nada”, ejemplifica.
Otra de las claves de la empresa es no dejar de innovar. En los últimos tiempos el interés del consumidor por probar nuevos productos naturales aumentó, por lo que Luz Divina piensa que es buen momento para sacar nuevos productos al mercado.
Recuerda que cuando Champivil comenzó a vender grelos en conserva, en el año 2003, las tiendas a las que llevaban la mercancía recibían el producto con escepticismo. Hoy, una docena de años después, venden unas 200.000 latas de grelos al año.
“Ya venden unas 200.000 latas de grelos al año”
Y todo eso en una pequeña nave de 800 metros cuadrados en la que trabajan 9 personas: Artina, Marciana, Yésica, José, Hafdira, Divina, ella (Luz Divina), su padre Andrés y su madre Mari Luz (que lo hace en horas sueltas porque en cuanto puede escapa con los nietos).
Como la fábrica no es muy grande van variando las máquinas (casi todas hechas a la medida en Navarra y adaptadas a sus necesidades) en función de los productos con los que están trabajando en cada época del año y de este modo tienen capacidad para fabricar hasta 12.000 latas al día. La base principal de Champivil siguen siendo las setas y los grelos, pero fueron diversificando y hoy hacen desde preparados para tortilla a caldo, arroces o berzas.
Setas en fresco desde Galicia para los principales mercados de Europa
“Las conservas te dan para vivir si vendes muchas, pero tienes que tener un negocio paralelo que es el del producto fresco, que es el de más calidad y al que le sacas más margen”, explica la responsable de la empresa. De su mano las setas silvestres de Galicia llegan a los principales mercados de Europa, sobretodo Francia, Alemania e Italia, donde la competencia de los productos procedentes de los países del este es cada vez mayor.
A pesar de que en los últimos tres años la producción fue menor, por Champivil pasan al año entre 80 y 90 toneladas de setas de 5 variedades diferentes: boletus, níscalo, cantarela, lengua de vaca y trompeta de los muertos. Luz Divina está a favor de la regulación de la recogida de setas en los montes para asegurar la trazabilidad del producto, pero no para poner trabas a la gente que tiene como afición la micología, “porque el producto que no se recoge se pierde”. “Hay que regular para mejorar la trazabilidad, saber quien recoge las setas y donde” porque, dice, “de toda España, Galicia es la zona de más producción de boletus pero en Zamora hay 15 empresas transformando boletos edulis de Galicia y vendiéndolos como setas de Zamora con denominación de origen”, denuncia.
“El grelo es grelo y la nabiza es nabiza”
Cuando vienen las primeras heladas del invierno, normalmente a finales de enero, Champivil comienza a ir por las casas de la Terra Chá a recoger los grelos que sus proveedores (muchos de ellos personas mayores que cultivan pequeñas fincas) les van cogiendo. Al llegar a la planta de envasado el proceso, a pesar de ser a gran escala, es igual al que se hace en las casas (lavado, escaldado, escurrido y enfriado). A partir de ahí o bien van para las latas (el proceso de llenado es manual) o bien para congelar (10.000 kilos para marcas como Troulo o López Freire). Son grelos al natural, sin ningún tipo de conservante ni edulcorante que pueda alterar su olor o sabor.
Son grelos 100% de Lugo (semilla de la variedad nabo blanco de Lugo, cogidos y envasados en la provincia) pero Castelo tiene prohibido venderlos como grelos de Lugo. Y eso porque la Indicación Geográfica Protegida Grelos de Galicia no les deja. Luz Divina fue de las que en el año 2003 comenzó con los trámites para poner en marcha la denominación de origen pero en 2014 decidió abandonarla porque la ve más como un problema que cómo algo positivo ya que la IGP incluye a todo el territorio gallego dentro de la misma denominación y no distingue el grelo de la nabiza. “Esto lo que hace es desprestigiar el producto, porque puede haber grelos todo el año y en cualquier lado”, critica.
“Se debería fijar en la IGP un período para su recogida y diferenciar el grelo de la nabiza”
En este sentido, la responsable de Champivil apuesta por un modelo de denominación de origen semejante al del espárrago y el pimiento de Navarra, donde se fija sólo un mes como período de recogida. Eso permitiría incrementar el valor del grelo, que es un producto estacional que dura hasta el mes de marzo o comienzos de abril, justo antes de su floración. “Hoy estamos pagando a los productores a 50 céntimos el kilo de grelo pero si apostáramos por el modelo de Navarra ese sería el precio de la nabiza pero el del grelo se multiplicaría por dos y eso incentivaría su producción en tierras que hoy están abandonadas”, afirma Luz Divina, que apuesta por diferenciar claramente el grelo de la nabiza, “porque en el grelo hay un valor que hoy en día no se está aprovechando”.
De hecho, grandes marcas de conservas vegetales como Findus, Gutarra o Celorrio ya están aprovechando esa unificación que hace la denominación de origen gallega para vender cómo grelos lo que son nabizas producidas en lugares como Extremadura. “No podemos dejar que todo el mundo fuera de Galicia venda grelos que no son, para eso debería estar la Denominación de Origen”, insiste la responsable de la marca Castelo.
Mermeladas de cuchara
En verano Champivil hace mermeladas que llama “de cuchara”. ¿Por que les llaman así? Pues porque son más bien líquidas al cocer los frutos con el mínimo de azúcar posible y no añadir ningún tipo de espesante. De momento hacen mermeladas de arándanos, de frambuesa, de mora, de grosella y una mezcla de todas ellas. “La gente no conoce a que sabe por ejemplo la grosella, porque sólo la probó en mermeladas industriales que todas saben dulce porque están cargadas de azúcar”, dice Luz Divina.
El objetivo de la empresa es ir recuperando mediante las conservas esos productos tradicionales gallegos que en algunos casos ya se habían dejado de elaborar. Cuando se puso al frente de la empresa la pensó cómo una industria para transformar los excedentes agrarios de los pequeños labradores de la zona. Pero hoy compran materia prima en tres provincias gallegas (además de Lugo, en A Coruña y en Ourense).
Y gracias a ellos gente joven como Sonia López se decidieron por el sector agrario. Ella va a tener este año su primera cosecha de arándanos, que Champivil compra también en A Fonsagrada, igual que las frambuesas vienen de Ourense y las setas de casi toda Galicia.
El problema de los proveedores lo han solucionado en Galicia, pero el obstácuo con el que se encuentran es el de la distribución. “Para la comercialización tienes que caer en las manos de las cadenas de distribución”, admite Luz Divina. Los productos Castelo están desde 2006 en los Eroski y Carrefour de Galicia, en los Corte Inglés de la zona norte y desde hace un año también en los Gadis.
Recuperando la árnica
Luz Divina está también tratando de recuperar la árnica, una planta medicinal conocida popularmente como quina de los pobres por sus virtudes antiinflamatorias. Su recolección es un negocio con una larga tradición en la comarca de A Terra Chá pero que fue yendo a menos. La contaminación, la renovación de las tierras para forraje para el ganado y las malas prácticas a la hora de recogerla (arrancando la planta de raíz y sin respetar su ciclo de crecimiento) provocaron la desaparición de esta planta que hasta no hace mucho tiempo abundaba en los prados gallegos.
En los años 50, al tiempo que comenzaba con las setas, la abuela de Luz Divina inició también el negocio de la árnica. La experta de la familia a la hora de reconocer las flores amarillas de la árnica es ahora su madre, Mari Luz Rey, que lleva recogiendo esta planta medicinal desde que era una niña. La familia Castelo nunca dejó de recogerla pero desde finales de los 80 fue mucho a menos. Hace media docena de años que decidieron volver a apostar por esta planta originaria del lado norte de los Pirineos pero que nace sola en los prados y vegas gallegas y en la última campaña recogieron unas 6 toneladas de flor de árnica, que seca queda en unos 1.000 kilos.
La época de recolección va desde junio a mediados de julio y es un “trabajo de chinos”, cogiendo una por una las pequeñas flores amarillas. Una vez recolectadas, las flores se secan al aire libre y la temperatura ambiente sobre el suelo. Champivil vende después la árnica a un importante laboratorio de Valladolid que hace con ellas todo tipo de antiinflamatorios (cremas, champús o geles).
Las nuevas apuestas: ortigas y cerveza
A Luz Divina la cabeza no le para y no deja de innovar. Cuando tiene un hueco entre producto y producto prueba cosas nuevas. De esas pruebas, como si tuviera un importante departamento de I+D+i en su empresa, salen productos como el preparado de tortilla de caldo. De entrada la mezcla sorprende. Pero, ¿como nació? Pues probando a fusionar dos productos básicos en la cocina gallega. En la casa lo único que hay que hacer es abrir el bote, vaciar el preparado en una sartén y calentarlo mientras se baten los huevos con los que se mezclará para hacer la tortilla. Así de sencillo. La de caldo es una de las seis variedades de tortilla que preparan en Campivil; la hay también de patata con cebolla, de patata con verduras, de patata con boletos edulis de patata con grelos y de patata sola.
“Fuimos pioneros en la comercialización de ortigas”
Las últimas invenciones de Champivil surgieron de colaboraciones con otra gente. Junto a Martín Álvarez, profesor de cocina y responsable del Museo de la Ortiga de Celanova, la empresa chairega fue pionera en la comercialización de ortigas hace ahora un año. Las ortigas son una planta muy común en el campo gallego y que tiene un alto valor nutritivo, semejante al de las espinacas, ricas en yodo y en zinc y con vitaminas La, B, C, y D. Necesitan terrenos húmedos y por eso en Galicia abundan.
Esta planta posee propiedades diuréticas y estimulantes para la piel que la hacen recomendable frente a muchas enfermedades. Por ejemplo, es buena para frenar la alopecia, las hemorragias y para la tiroides y está aconsejada para problemas renales. Hasta ahora su uso culinario estaba poco extendido, pero en los últimos años se está demostrando como un buen ingrediente para ensaladas y revueltos, por lo que es un producto novedoso pero con mucho futuro en la gastronomía gallega.
En primavera es cuando salen las ortigas nuevas, que son las que Champivil selecciona para envasar. Las ortigas se siegan y se le arrancan las hojas, que son las que se usan. Una vez lavadas en varias aguas, las hojas se escaldan para que no resulten urticantes y se dejan enfriar antes de envasarlas para que endurezcan. Una vez metidas en el bote, se meten en una máquina que hará el proceso de sellado y en la que pasarán 20 minutos a una temperatura de 118 grados. Ese calor les va a acabar por sacar toda la acidez que tenían inicialmente.
A finales de este mes sacarán al mercado cervezas artesanas de ortiga, grelo y trompeta de los muertos
De otra colaboración saldrá a finales de este mes el último de los productos de Champivil, una gama de tres cervezas artesanas de ortiga, grelo y trompeta de los muertos. Aunque se comercializará bajo la marca Castelo y la empresa de Vilalba será la que suministre parte de la materia prima necesaria, de su fabricación se encargará Pablo Casanova, que comenzó su andadura como maestro cervecero casero en el año 1997 y fue el primero artesano gallego de la cerveza que obtuvo el registro sanitario para la fabricación de este producto, en el año 2005, en las instalaciones que la firma cervecera Monte Rei tiene en la localidad ourensana de Estevesiños.
Luz Divina avanza que la más sorprendente será la de trompeta de los muertos, porque esta variedad de seta le da a la cerveza un color negro semejante a la Guiness. Habrá que probarla.