Los incendios del pasado otoño están provocando un cambio en la Administración y en los propietarios forestales, tanto particulares como comunidades. Si hasta ahora era práctica habitual aprovechar casi hasta el último metro de monte para la producción forestal, el escenario está cambiando y el conjunto del sector forestal va tomando conciencia sobre la necesidad de crear franjas de protección contra los incendios.
La propia Administración, que hasta el momento mantenía un escaso control en los montes conveniados sobre las distancias de las masas forestales a viviendas, núcleos de población y vías de comunicación, está iniciando actuaciones para retirar el arbolado de zonas peligrosas. En la última subasta de madera convocada en la provincia de A Coruña en montes públicos y en montes vecinales conveniados con la Administración, se sacaron a subasta 10 lotes en el Barbanza y en Cedeira para cumplir con la legislación de distancias.
La Administración ha iniciado la creación de franjas de seguridad en montes conveniados
La normativa que obliga a mantener franjas de protección en torno la viviendas y vías de comunicación está en vigor, con diversos cambios, desde 2007, pero es ahora cuando Administración, Concellos y las propias comunidades de montes están iniciando actuaciones para crear esos corredores de seguridad.
Concellos
Entre las administraciones locales, el Concello de Ribadeo fue de los primeros en tomar la iniciativa de controlar la distancia de pinos y eucaliptos a las viviendas, que desde este año tiene que ser de un mínimo de 50 metros. El gobierno local envió más de 600 notificaciones a propietarios para que retranqueen sus masas y solicitó de Medio Rural que controle la ejecución de los trabajos, que de no hacerse, derivarán previsiblemente en multas.
Ribadeo y Ponteareas son pioneros en la planificación de franjas de protección de los núcleos habitados
Otro de los Concellos que trabaja en la cuestión es el de Ponteareas, que está elaborando un plan de defensa contra incendios en el que definirá las franjas que deben quedar libres de arbolado. Posteriormente, le comunicará a los propietarios forestales y a las Administraciones que corresponda su obligación de asumir las talas en las zonas delimitadas, aparte de ejecutar los trabajos que sean de su competencia.
Valoraciones
«Estamos viendo una cierta iniciativa de parte de los Concellos y también interés en las propias comunidades de montes, que en algunos casos están delimitando franjas de seguridad alrededor de los núcleos de población» -destaca Xosé Covelo, director de la oficina de la Asociación Forestal de Galicia en Ponteareas.- «También percibimos una mayor actividad de inspección para hacer cumplir la legislación por parte de Medio Rural, tanto en lo relativo a la normativa de distancias como al levantamiento de plantaciones forestales en suelos agrícolas».
Desde la Asociación Sectorial Forestal Galega (Asefoga) coinciden en la necesidad de crear franjas de seguridad, si bien descartan que sea posible un «cumplimiento universal» de la normativa. «Tenemos que ser conscientes del medio rural que tenemos, marcado por el envejecimiento, la despoblación y el minifundio» -expone el responsable de Asefoga, Jacobo Feijoo-. «Cumplir la normativa de distancias de manera generalizada no será posible, pero sí que es preciso crear planes de emergencia municipales y definir franjas y rutas de salida en caso de peligro, que sí deben estar despejadas de manera prioritaria», analiza.
«Cumplir la normativa de forma universal es imposible, pero sí hay que crear planes de emergencia que definan zonas prioritarias de acción» (Jacobo Feijoo)
Otra cuestión candente es a qué Administración le correspondería ejecutar de manera subsidiaria las talas y desbroces en los casos en que no lo hagan los propietarios. La Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) ha advertido de que los Concellos carecen de personal y medios para iniciar esos procesos. Desde el punto de vista de Jacobo Feijoo, «una alternativa es que los terrenos afectados por la normativa de distancias pasen a ser considerados una servidumbre del propietario a Medio Rural, de forma que en determinados casos la Consellería pueda ejecutar las talas y desbroces oportunos, sin coste para los propietarios».
Situación tras los incendios
Desde la Organización Galega de Comunidades de Montes, por último, consideran que la cuestión de la creación de franjas de seguridad queda ahora en un segundo plano. «Tenemos un problema prioritario, que es la falta de un protocolo de actuación de la Consellería en los terrenos afectados por los incendios del otoño. Las talas de madera quemada están muy retrasadas, sobre todo en áreas afectadas por Patrimonio, donde no se dan permisos, y si además no hay apoyos de la Xunta para nuevas plantaciones, vamos a entrar en un círculo de abandono, selvatización del territorio y más incendios», concluye el presidente de la Organización, Xosé Alfredo Pereira.