Traloagro, una vuelta a los origenes desde la emigración

Isabelle y Tito heredaron de sus padres, Manolo y Maricarmen, su espíritu emprendedor. De sus abuelos, José y Carmen, aprendieron a valorar la tierra a la que volvían de pequeños cada verano. Con esos dos ingredientes, con el paso de los años, decidieron poner en marcha un proyecto empresarial en ese rural del que la familia había tenido que marchar en la búsqueda de un futuro mejor. Hoy cuentan en la parroquia de Pacio, en Friol, con una explotación cárnica de ganado vacuno y pollos ecológicos que comercializan directamente

Isabelle, con hamburguesas de pollo ecológico con espinacas elaboradas con la carne que ellos mismos producen

Manolo Gómez tuvo que marcharse de Galicia en los años sesenta por falta de oportunidades. Su espíritu «aventurero» lo llevó a asentarse en Bruselas, donde trabajó en la construcción de las líneas del metro y más tarde, con la ayuda de su mujer, Maricarmen, acabó abriendo varios negocios de hostelería en pleno centro de la que hoy es la capital de la Unión Europea.

Allí, en la emigración, nacieron sus hijos, Tito e Isabelle, pero la familia nunca perdió el vínculo con la tierra. Cuando eran pequeños, cada verano los niños volvían a casa de los abuelos, José y Carmen, donde seguía habiendo vacas. «Nosotros estábamos en Bélgica, pero los abuelos volvieron para Friol, estuvieron en Bruselas un año, pero no se acostumbraban, echaban de menos la tierra y las vacas. Mis padres cuando venían de vacaciones compraban fincas aquí, porque el gallego siempre quiere volver a los orígenes», cuenta Isabelle.

«Traloagro viene del nombre del lugar donde estaba la casa de los abuelos»

Con el paso de los años fue algo que acabaron haciendo realidad ella y su hermano, una vuelta a los orígenes, a Friol, y una vuelta a los orígenes también en la manera de producir. «Teníamos claro que tenía que ser en ecológico, cuidando la naturaleza y el bienestar animal», dice. Traloagro conjuga pues, una manera respetuosa de producción de alimentos y un proyecto empresarial complementario. «El amor por el campo nos lo transmitieron nuestros abuelos y el espíritu emprendedor es algo casi innato en nosotros, por las vivencias de nuestros padres en la emigración», razona Isabelle.

Pollos y vacas en libertad

Al ir comprando fincas había que cuidarlas y José y Carmen, los abuelos, iban haciéndose mayores, así que la solución fue meter más vacas y contratar una persona para atenderlas. Aquella base fue el germen de Traloagro, un proyecto que lleva el nombre del lugar donde se encuentra la casa familiar, ubicada en el lugar de Burgo de Negral, en la parroquia de Pacio.

Tito e Isabelle decidieron emprender el camino de vuelta a Galicia y poner en marcha hace 10 años en la casa familiar de Friol, a la que volvían todos los veranos, una explotación ecológica de vacas de carne y pollos siguiendo las enseñanzas que habían aprendido de sus abuelos

«Cuando nosotros, yo y mi hermano, nos vinimos para aquí a estudiar, como nos gustaba tanto el campo, decidimos hacer algo relacionado con eso. En diciembre del 2010 nos incorporamos con las vacas que había, unas 20, y solicitamos la conversión a ecológico. Junto con la incorporación pedimos un plan de mejora para hacer también la granja de pollos», explica Isabelle.

La ganadería bovina cuenta con 160 cabezas, la gran mayoría de raza rubia galega, y de la granja avícola salen unos 120.000 pollos al año

En el 2013, pasados los dos años de conversión, comenzaron a comercializar los primeros terneros certificados en ecológico y a vender también los pollos criados en libertad. La ganadería cuenta a día de hoy con 160 cabezas de ganado vacuno, de raza rubia gallega fundamentalmente, y de la granja de pollos camperos salen unos 120.000 ejemplares al año.

Ampliando la base territorial y recuperando tierra abandonada

Son conscientes de que con su sistema de manejo en extensivo es imprescindible contar con base territorial, por lo que el aumento de cabezas que llevaron a cabo va parejo siempre al de la tierra. «Queremos aumentar unas 20 vacas más, de ahí la necesidad de hacernos con más superficie», avanzan.

Están certificados en ecológico y producen dentro de la IGP Ternera Gallega Suprema

En estos momentos, cuentan con unas 120 hectáreas de superficie, que están ampliando. «Compramos tierras que estaban abandonadas y estamos trabajándolas y poniéndolas a producir», explica Isabelle.

«Contamos con 120 hectáreas de terreno donde tenemos las vacas, unas 160 cabezas entre madres y becerros, que pastan en extensivo y sólo se meten en los últimos dos meses para el cebo final en boxes de paja»

La mayor parte de los pastizales en los que pacen sus vacas se encuentra en el lugar de Traloagro, perteneciente a Burgo de Negral, en la parroquia de Pacio, aunque las últimas 22 hectáreas que adquirieron están a unos 3 kilómetros, en Racamonde, también perteneciente al ayuntamiento de Friol.

Una de las mayores granjas de pollo ecológico de España

A mayores, también crian pollos camperos, unos 120.000 al año. Los pollos, al igual que las vacas, también están en ecológico. «Buscábamos una actividad complementaria a la de las vacas y que fuese compatible y decidimos montar la granja de pollos. Cuando la montamos era la más grande de España, con capacidad para 20.000 animales», recuerdan.

Los pollos salen al exterior y cuentan con una finca de 9 hectáreas de patio arbolado

La nave está muy automatizada, tanto el suministro de pienso y agua como el control de la temperatura, lo que reduce la mano de obra necesaria. En el exterior hay 4 metros cuadrados de patio por animal, a donde los pollos salen a pastar diariamente.

Dar el paso a comercializar directamente

Puesto de venta directa que Traloagro tiene en la Plaza de Abastos de Lugo

Junto con la producción en ecológico, otro de los aspectos esenciales de su proyecto era el de vender directamente lo que producían. «Que queríamos comercializar nuestra propia carne era algo que teníamos bastante claro desde el comienzo, pero en esos primeros años aún seguíamos yendo en los veranos a trabajar a Bélgica porque aún no nos desligáramos completamente de los negocios de restauración que la familia mantenía allí, y era difícil compatibilizar las dos cosas», cuenta.

Desde el 2019 venden sus productos en la ciudad de Lugo y también en el centro de elaboración abierto en el polígono de Friol cuentan con tienda para venta directa

En el 2019, ya asentados definitivamente en Friol, se incorporó también al proyecto la mujer de Tito, Ana, y fue ya cuando decidieron iniciar la comercialización sin intermediarios. «Empezamos en julio de ese año con un puesto de la Plaza de Abastos de Lugo que habíamos cogido y en diciembre abrimos también en Friol la ecotienda y el biocentro de despiece y elaboración de nuestros propios productos cárnicos», detalla Isabelle.

… y en esto llegó la pandemia

Pero fue casi empezar y parar, porque «justo estábamos arrancando y llegó el coronavirus», lamenta Isabelle. «Tienes todo planificado, incluso estrategias para comercializar para fuera, y ves que todo eso se detiene. Pero si sobrevives a esto nada más empezar, después tiene que ser rodado», razona.

En el último año se agarraron al mercado local y al cliente de proximidad y el balance que hacen es muy positivo. «Quitando la situación de parón inicial que se dio al inicio del confinamiento, estamos muy contentos de haber dado el paso de comercializar directamente», afirma.

La comercialización sin intermediarios fue la idea que movió el proyecto desde el inicio, para de este modo poder cerrar el círculo con la producción ecológica, la transformación y la comercialización directa de ese  producto. Por eso, el diseño del centro de elaboración abierto en el polígono de Friol contó siempre, de manera inseparable, con tienda para venta directa, al igual que hacen en Lugo al contar con carnicería propia en la Plaza de Abastos, un edificio reformado en los últimos años y que está ganando nueva vida, con un nuevo perfil de cliente e iniciativas como el reparto a domicilio puestos en marcha durante el confinamiento.

Mayor concienciación del consumidor

A raiz de la covid-19 tuvieron que posponer sus planes de exportar carne de ternera y pollo ecológico al mercado europeo, donde ya tenían contactos hechos, pero a nivel local apreciaron un cambio de tendencia en el consumidor, que valora cada vez más los productos saludables y de calidad. «La pandemia también nos hizo reflexionar como consumidores y entender que hay que cuidarse. Hay una concienciación mayor sobre el hecho de que hay que cuidar más la salud y la alimentación y gente que hasta ahora no se había planteado comer ecológico está comenzando a interesarse por este tipo de productos», asegura.

«A raíz de la pandemia hay como un nuevo consumidor de ecológico, gente que se comienza a preocupar por cuidar la salud a través de la alimentación»

«Nosotros teníamos ya la visión de que nuestro proyecto fuese algo en ecológico exclusivamente», explica Isabelle, un modo de producir y consumir que a nivel europeo, en países como el del que ellos venían, estaba mucho más extendido que en Galicia, pero que esta crisis sanitaria vino a cambiar.

«Se vio la gran necesidad y dependencia que hay del campo y el consumidor valora más los productos de proximidad»

La parte buena de la pandemia fue, dice, la mayor concienciación del consumidor. «Se vio la gran necesidad y dependencia que hay del campo y el consumidor valora más los productos de proximidad porque el abastecimiento que hay stockado en una nave es limitado, y si no fuese por los productores locales, que seguimos produciendo, ¿a ver qué se habría hecho en estos meses?», pregunta.

Un auténtico supermercado de lo ecológico 

La nave construida en el polígono industrial de Friol cuenta con dos edificaciones. En la principal, de unos 1.300 metros cuadrados, están las instalaciones industriales, con distintas salas de despiece y cámaras de conservación, oficinas y sala de degustación. La edificación anexa, con claro predominio de la madera en su construcción, acoge la ecotienda, en la que además de los productos elaborados por Traloagro también se ponen a la venta otros alimentos diversos de origen ecológico, desde mermeladas y conservas hasta lácteos, productos frescos de la huerta o huevos, un auténtico supermercado de lo ecológico de más de 250 metros cuadrados.

Cuentan con unas instalaciones que ocupan algo más de  1.500 metros cuadrados repartidos entre el biocentro cárnico y la ecotienda

Todo lo que hay en la ecotienda de Traloagro es producto ecológico certificado, con más de 1.200 referencias de productores tanto gallegos como del resto de España. El 80% son productos de proximidad. Por ejemplo, las frutas y verduras de temporada proceden de la Casa de Ribeiras, de Palas de Rei; los lácteos de Casa Grande de Xanceda, de Mesía; los quesos de Cobideza, la cooperativa de Agolada, etc. Pero Isabelle reconoce que «aún hay productos que no puedes encontrar en Galicia en ecológico, como queso de cabra, que aún no se produce en ecológico aquí, o los cítricos, y esos artículos tenemos que procurarlos fuera, pero siempre buscamos que vengan directamente del productor», justifica.

«Procuramos tener una gama amplia de productos que permita confeccionar la cesta de la compra habitual completa en ecológico»

A pesar de no encontrarse en una gran ciudad, el reclamo de lo ecológico y de la variedad está funcionando. «Hubo muy buena aceptación. Hay clientes a los que les enviamos los pedidos, pero hay otra gente de distintos puntos de Galicia que prefiere acercarse aquí a hacer la compra un día a la semana, normalmente los sábados, porque valora la experiencia de compra. Procuramos tener un surtido amplio de productos para que sea posible hacer la compra semanal aquí a base todo de productos ecológicos. Las tiendas ecológicas que hay incluso en las ciudades normalmente tienen menos variedad y surtido de productos del que tenemos nosotros», dice.

Carnicería al corte y acuerdo con otros productores

En pocas tiendas de productos ecológicos hay carnicería al corte y productos elaborados, un elemento más de diferenciación de Traloagro. Para completar su gama de ternera y pollo ecológico de producción propia, tienen un acuerdo con otro productor colaborador, Vence y Otero SL, la explotación que Lorena y José Manuel tienen en Agolada y que los suministra de carne de cerdo producida también en ecológico.

La carne de cerdo ecológica procede de la ganadería en extensivo que Lorena Vence y José Manuel Otero tienen en Agolada

Junto a la carne de vacuno, su idea es también comercializar directamente una parte de su producción de carne de pollo. De hecho, las instalaciones del centro de procesado cuentan con dos líneas independientes, una para la elaboración de productos de carne de vacuno y otra para los pollos. «Por temas de seguridad alimentaria y para evitar contaminaciones cruzadas o problemas de salmonela, el pollo cuenta con obrador propio y muelle de carga independiente», explican. El hecho de controlar todo el proceso, desde la producción al despiece y elaboración, les permite garantizar la trazabilidad de sus productos.

Vacuno mayor y elaborados innovadores

Con la carne de vacuno, además de cortes especiales de las piezas con mayor valor comercial, elaboran otros productos con los que incrementar el valor de mercado de otras partes y aprovechar de este modo más las canales. «Vamos innovando, hacemos desde hamburguesas de polo con espinacas o de ternera con remolacha a piruletas de carne, cachopo de ternera, brochetas, pinchos morunos», explica Isabelle.

«Sacamos una línea de elaborados que les llamamos GourmetAgro, que son todos hechos con carne ecológica y condimentos también ecológicos y que no llevan ni conservantes ni colorantes artificiales»

Este tipo de productos están pensados más de cara al consumidor final, mientras que la hostelería pide normalmente piezas de carne enteras. «A los restaurantes servimos normalmente la materia prima en sí y luego ellos elaboran a su manera, aunque a veces ya nos piden un despiezado o un fileteado concreto y estamos empezando a trabajar también con comedores de empresas, como el de Norvento en Lugo, y ahí sí que llevamos producto ya elaborado», cuenta.

Tanto la tienda como su producción está certificada como Slow Food

Ponen énfasis en transmitir, a través de las redes sociales, cómo producen y cuidan de los animales y del medio y eso da garantía y confianza al consumidor y sirve para implicar al cliente en el proyecto. «Quien consume nuestros productos está haciendo parte con nosotros y contribuyendo a cuidar el medio ambiente, el bienestar animal y todo lo que eso conlleva», explica Isabelle.

Suministrar ternera gallega al mercado europeo

Estar centrados en atender el mercado local y el consumidor de proximidad por causa de las condiciones especiales del último año no les hace perder otro de sus objetivos: apostar por vender fuera la carne ecológica que producen, en la búsqueda de un mayor volumen de mercado. El centro de procesado está pensado con esas miras, la elaboración de productos de carne ecológica destinados tanto al mercado gallego y español como a la exportación a países europeos como Francia o Bélgica, donde los productos ecológicos cuentan con una mayor cuota de mercado.

«Hay mucho interés por la rubia gallega en Europa y países como Francia, que tienen mucho más desarrollado el mercado ecológico, demandan productos de calidad», dice Isabel

«Conocemos el mercado centroeuropeo, sobre todo el mercado francés y belga, y vemos que aquí muchas veces no valoramos como debiéramos lo que producimos, que tiene mucha calidad, y lo ecológico aun más. Hay mucho interés por la rubia gallega en Europa, se habla mucho de ella y se comercializa mucho ya en Francia y Bélgica, pero la que llega a estos países es rubia gallega convencional», explica Isabelle.

Hamburguesas de pollo campero ecológico con espinacas, una de sus creaciones

Por eso ellos pretenden llenar el hueco existente fuera de Galicia para la carne ecológica. «Francia tiene mucho más desarrollado el mercado ecológico de lo que está aquí y hay mucho interés por los productos de calidad», asegura. De hecho, Traloagro ya tenía hecho, antes de que irrumpiese el coronavirus, contactos con distribuidores franceses y belgas para comercializar sus productos en restaurantes de alta gama, hoteles 5 estrellas y tiendas delicatesen. «Hay empresas francesas interesadas en nuestras hamburguesas ecológicas, que no llevan aditivos, por lo que para poder venderlas en Francia y que se conserven sin añadirles productos químicos las vamos a comercializar congeladas», aclara.

Hacen hamburguesas sin aditivos ni conservantes que comercializarán congeladas para el mercado exterior

Pero «en la situación en la que estábamos eso fue imposible y quizás fuera también algo precipitado nada más comenzar querer ya mandar para fuera», reconoce. Isabelle aprovechó este año de pandemia para formarse y afinar más la estrategia de expansión de la empresa, a través de dos programas para emprendedores, uno, financiado por Coca Cola, para la página web y la estrategia de márketing digital y otro, de la Fundación Juana de Vega, para consolidación y crecimiento de la empresa, dentro del que están preparando la estrategia de internacionalización. «Tomamos las cosas con más calma, pero a veces hay que poner la base sólida para después poder crecer sobre seguro», admite.

Pretenden comercializar en Europa su propia carne y la de otros ganaderos de la zona que produzcan en ecológico

Aunque al principio se van a centrar sólo en la rubia gallega, están valorando también exportar otras razas, como por ejemplo la cachena, en función de la demanda que pueda haber para ella. Si, llegado el momento, su producción no les llega, han pensado comercializar también la carne de otros productores gallegos, sirviendo de este modo para abrir puertas al sector. También está entre sus planes el vacuno mayor, aunque «al no haber aún líneas de comercialización está un poco parada la certificación dentro de la nueva IGP Vaca y Buey de Galicia», considera Isabel.

Volver a la tierra a crear empleo

Francisco, uno de los empleados, atando chorizos en la sala de elaborados del biocentro cárnico de Friol

Manolo y su familia nunca perdieron las raíces y la vinculación con el lugar del que tuvieron que marcharse y, años después, decidieron volver y poner en marcha una iniciativa productiva con visión empresarial que crea valor añadido en el territorio y que genera riqueza y puestos de trabajo para que otros no tengan que seguir hoy el camino de la emigración que ellos emprendieron décadas atrás.

En total generan 8 puestos de trabajo entre la granja, la carnicería, la ecotienda y el centro de procesado

Aunque que tienen las distintas tareas más o menos definidas, «hacemos todos de todo y ayudamos en la explotación cuando hace falta». La granja familiar de vacuno y de pollos la atiende Tito, Ana está en la carnicería de la Plaza de Abastos de Lugo e Isabelle se encarga del centro de transformación y la ecotienda de Friol. A mayores de ellos tres, están generando 5 puestos de trabajo más, uno en la explotación, y cuatro en el centro de procesado y en tareas de venta y administración.

«Mi hermano, con la ayuda de un empleado, está más en la ganadería, Ana está en el puesto de Lugo y organiza allí los repartos y yo estoy más en el biocentro. A parte de nosotros tres creamos cinco puestos de trabajo estables, cuatro en el biocentro y uno en la explotación, aunque hoy por hoy estamos sin trabajador en la granja porque se jubiló la persona que estaba», explica Isabelle.

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