Tras los pasos de las lecheras, la historia de la mejora continua en la calidad de los productos lácteos

La leche y sus derivados constituyen en la actualidad uno de los alimentos de mayor garantía para el consumidor. Pero no siempre fue así. Analizamos la evolución higiénico-sanitaria de la producción de leche, un camino en el que los veterinarios han tenido mucho que ver

Leiteira na cidade de Pontevedra en 1911. (Foto: Colección Murais, Biblioteca Pública de Pontevedra)

Lechera en la ciudad de Pontevedra en 1911 (Foto: Colección Murais, Biblioteca Pública de Pontevedra)

La historia del consumo de leche en España tiene mucho de mala leche, como afirma Diego Conde, veterinario gallego miembro del Grupo de Historia Agraria de la Universidad de Santiago (Histagra) y autor del trabajo titulado Transformaciones higiénico-sanitarias derivadas de la especialización de la producción láctea española, 1900-1970.

Diego destaca el papel jugado por la profesión veterinaria en el establecimiento de normas de calidad aplicadas a la leche. «Los veterinarios antepusieron a lo largo de la historia la salubridad y la salud pública antes que otros intereses, resistiendo presiones y procurando el bienestar de la población. Los veterinarios han sido un elemento clave para que hoy tengamos la calidad que tenemos en la leche», afirma.

Convertida hoy en elemento imprescindible de la dieta de la mayoría de las familias, no hay que remontarse más de dos siglos atrás para que la situación fuese totalmente distinta. «La escasa presencia de la leche como parte fundamental de la alimentación en la dieta se mantiene hasta el siglo XIX, siendo niños y, en determinados casos, ancianos sus principales destinatarios. La leche se empleaba generalmente desde un punto de vista medicinal», cuenta Diego.

La leche se empleaba inicialmente desde un punto de vista medicinal, siendo los niños y los ancianos sus principales destinatarios

En Galicia la leche hasta principios del siglo XX se reservaba para el consumo casero familiar y para el cebado de los terneros. «El consumo de leche era muy excepcional porque era para darle a los terneros, es decir, la leche se utilizaba para producir carne», explica. En otros puntos de España, era más común el consumo de leche a través de procuctos procesados como la manteca o los quesos, siendo la leche de oveja y cabra la más utilizada, frente a la del ganado vacuno.

Perseguir fraudes y adulteraciones

A partir del siglo XVIII diferentes ordenanzas municipales comienzan a regular la venta de leche, impidiendo y castigando tanto los fraudes como su insalubridad. Pero durante este periodo apenas hay interés por las condiciones sanitarias de la leche, siendo los fraudes y adulteraciones la principal preocupación.

Hasta mediados del siglo XIX la leche no se convierte en un producto de consumo habitual en la dieta europea, por lo que el control sobre ella es casi inexistente

Hasta mediados del siglo XIX la leche no se convierte en un producto de consumo habitual en la dieta europea, por lo que el control sobre ella es casi inexistente, pero la creciente demanda obliga a establecer legislación específica que regule su correcta comercialización.

En 1837 el Ministerio de Gobernación encarga a la Escuela de Veterinaria de Madrid un informe para la elaboración de un reglamento de policía de carnes, pescados y otros alimentos que sirva para garantizar la salud pública. Este informe señala que la leche debe considerarse carne líquida y, por lo tanto, sujeta a dominio de la policía local, siendo un veterinario el responsable de su revisión.

Quedaba prohibida la venta de leche procedente de un animal enfermo, así como la venta de leche adulterada, haciendo público el nombre del infractor

Pero no es hasta 1842 en el caso del Ayuntamiento de Madrid y 1865 en el caso de Barcelona cuando se incorporan veterinarios para la revisión de la leche de consumo humano y hasta 1867 cuando se aprueba esta disposición para el conjunto de España a través del reglamento de vaquerías de ese año. Quedaba prohibida la venta de leche procedente de un animal enfermo, así como la venta de leche adulterada, haciendo público el nombre del infractor.

Primera decisión: sacar los establos de las ciudades

En el siglo XX la valoración de las condiciones nutritivas de la leche permitió una rápida difusión como elemento fundamental en las dietas occidentales. La producción y consumo de leche se triplicó en apenas 70 años y no solo en niños y ancianos, como era común hasta ese momento.

La producción de leche de vaca en España pasó de 500 millones de litros en 1900 a casi 2.500 millones en 1950. A partir de mediados de siglo la especialización de razas, con una frisonización de la cabaña, y la mejora ganadera disparó la producción.

La producción de leche de vaca en España pasó de 500 millones de litros en 1900 a casi 2.500 millones en 1950

Uno de los principales problemas era el carácter perecedero de la leche. Dicha problemática se hizo más patente a medida que las explotaciones ganaderas comenzaron a abandonar por imperativo legal los centros de las ciudades y se instalaron en los extrarradios. Las ventajas que esto suponía en cuanto a salubridad de las poblaciones y en las condiciones higiénicas del ganado, iba en detrimento de la calidad final de la leche que llegaba al consumidor al incrementarse los tiempos entre el ordeño y la venta final.

En 1908 un nuevo real decreto suponía un avance legislativo as contemplar de manera global y en sentido amplio una serie de medidas para la mejora de la calidad de la leche (higiene del establo y del ganado, ordeño, transporte y temperatura de conservación) pero su nulo cumplimiento impidió una mejora de la situación existente.

Algunos Ayuntamientos, como el de Madrid, establecían condiciones a los establos sacándolos a la periferia de las ciudades e impidiendo que el ganado estuviese hacinado

Según un estudio realizado en 1932 sobre 100 muestras de leche de consumo en la ciudad de Madrid en todas ellas se superaban los 550.000 gérmenes por centímetro cúbico. Con estos resultados y amparándose en la legislación sanitaria de la época en otros países, como Reino Unido o EEUU, esta leche no sería apta para consumo humano. El reglamento norteamericano de Sanidad recomendaba por ejemplo, que la leche permaneciese a menos de 12ºC en los puntos de venta.

Como resultado de esta dejadez, era común la persistencia de una elevada mortalidad infantil asociada a diarrea y enteritis por consumo de leche, con taxas de mortalidad por encima de 200 menores de dos años por cada 100.000 habitantes en toda la década de 1910 a 1920.

Trasmisión de enfermedades: tuberculosis, brucelosis y difteria

Diego Conde1La significativa importancia que tenía la leche como vector zoonótico hizo que se hiciera más patente la necesidad de establecer medidas más estrictas para la producción, conservación, transporte y comercialización de la leche.

Diversas patologías como la fiebre tifoidea, diarreas infantiles, la fiebre de malta o la tuberculosis estuvieron comunmente asociadas al consumo de leche, aunque, como recuerda Diego, «al principio hubo una discusión importante, los médicos negaban ese proceso de transmisión de las vacas a las personas a través de la leche y fueron los veterinarios los que insistieron en ese contagio y lograron concienciar sobre el problema para que se adoptaran medidas», dice.

Tres eran las principales enfermedades bacterianas del ganado trasmitidas a los humanos. Hasta la aparición de la vacuna en 1923, la difteria (conocida en esta época como garrotillo por afectar a las vías respiratorias y provocar sensación de asfixia) era una de las principales causas de mortalidad entre los niños. La bacteria causante, Corynebacterium diphtheriae, era habitual en terneros jóvenes. También la tuberculosis bovina (provocada por Mycobacterium bovis) se trasmitía a humanos, al igual que la brucelosis (provocada por la Brucella spp) y también conocida como fiebre de malta.

Diego es un estudioso de la figura del veterinario Juan Rof Codina y destaca su importancia para la modernización de la producción de leche en Galicia, así como en los avances para el control de enfermedades de la cabaña bovina. «El bacilo de la tuberculosis fue descubierto por el médico alemán Robert Koch en 1905 y sólo 10 años más tarde ya había alguien en Galicia que decía que había que tomar medidas frente a esa zoonosis. Rof Codina proponía medidas que aún hoy, más de un siglo después, todavía están vigentes, como la realización de la prueba de la tuberculina al ganado, impedir la venta de la leche de esos animales infectados y su eliminación», recuerda Diego.

70 años de las primeras campañas de saneamiento ganadero

Pero a pesar de estas advertencias, hasta 1950 no se estableció en España la primera campaña oficial de saneamiento ganadero. Tuvo lugar en el Ayuntamiento de Ribamontán del Mar (Santander). En ese momento, un tercio de las explotaciones tenían algún positivo en tuberculosis, una enfermedad que presentaba el 15% del total de la cabaña ganadera.

Aunque en estos primeros años las campañas de saneamiento tuvieron cierta continuidad en el norte peninsular, no fue hasta 1955 cuando el Boletín Oficial del Estado extendía su uso a toda España con la publicación de la ley de epizootías. Sin embargo, el programa era voluntario y eran los propios ganaderos los que tenían que sufragar las pruebas, lo que reducía el número de interesados.

En 1950 una de cada tres explotaciones contaba con algún animal positivo en tuberculosis y el 15% de la cabaña ganadera presentaba la enfermedad

No fue hasta 1965 cuando se estableció un plan nacional de lucha contra la tuberculosis y la brucelosis bovina con carácter obligatorio en 16 provincias españolas, entre ellas las cuatro gallegas, lo que consiguió mejorar los índices de prevalencia hasta el 5% en 1973.

«Las campañas de saneamiento se iniciaron en Cantabria porque era donde estaba en ese momento más desarrollado el sector lácteo y donde se estaban produciendo el mayor número de litros de leche de toda España. De ahí la producción, y con ella las campañas de saneamiento, se extendieron al País Vasco y después a Asturias y a Galicia», recuerda Diego.

Las lecheras y las primeras cooperativas

Cooperativa de Productos de Laíño (Dodro) en 1935

Cooperativa de Productores de Laíño (Dodro) en 1935

En el primer tercio del siglo XX el aumento del consumo de leche por parte de la población y de mantequilla y queso como productos elaborados hace que comience a aparecer una cierta reconversión del modelo productivo en las explotaciones ganaderas hacia el sector lácteo.

Para abastecer a las ciudades surge la figura de las lecheras, que acuden a diario con leche fresca (o no tanto) desde las aldeas próximas. En ciudades como Santiago llegaron a ser un gremio «con importante poder», destaca Diego. Eran también figuras controvertidas: «a finales de los años 70 hubo bastante polémica porque se incrementaron los controles para evitar fraudes y se descubrió que en muchos casos añadían agua a la leche, por lo que hubo Ayuntamientos como los de Santiago y Ourense que incluso intentaron prohibir la venta directa de leche», añade.

«Los Ayuntamientos van regulando en sus normativas la producción de leche hasta que echan a las vacas y a los establos fuera de las ciudades. En Santiago o en otras ciudades gallegas pasó un poco lo mismo que en Madrid y Barcelona y por eso surgen iniciativas para intentar resolver de manera asociada las dificultades que había para llevar la leche desde las zonas productoras, empezando a agruparse pequeños ganaderos para hacer el transporte hasta el punto de venta en las ciudades», indica.

La Cooperativa de Productores de Laíño, en Dodro, creada en la década de 1930 para llevar leche a Santiago, constituye una de las primeras uniones de ganaderos de Galicia

Tal como Diego recordó en su discurso de entrada en la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España, pronunciado el 22 de xaneiro de 2018, el propio Rof Codina en su libro sobre cooperativismo de 1932 cuenta la historia de la Cooperativa de Productores Laíño, en el municipio coruñés de Dodro.

En esta zona los ganaderos se habían especializado en la cría de bueyes cebones para su venta en Reino Unido. Una vez se perdió el mercado inglés los ganaderos fueron modificando sus producciones hacia la explotación láctea. Inicialmente los produtores de Dodro llevaban la leche a Santiago de Compostela y Vilagarcía en pequeñas partidas y de manera individual, suponiendo esto un esfuerzo importante y un coste elevado. El escaso margen de ganancias motivó que los ganaderos de la zona se uniesen en forma de Cooperativa de Productores de Laíño, de manera que pudiesen vender un mayor volumen, llegando a movilizar 390.000 litros de leche en el 5º año de funcionamiento. Con todo y pese a tratarse de una de las primeras iniciativas de cooperativismo lácteo de Galicia, no logró perdurar en el tiempo y «su recorrido fue corto», explica Diego.

La creación de las Centrales Lecheras

Leche y lecheras en el siglo XX Versión dixital publicada.pdfLa Guerra Civil y la posguerra destruyen las débiles estructuras existentes de producción y comercialización de leche y mediante una política de racionamiento la leche y sus derivados pasan a ser productos de primera necesidad intervenidos por el Estado. Del mismo modo, la intervención de los cereales y su limitación en su uso para alimentación animal merma la producción de leche en España.

En 1944 el Boletín Oficial del Estado autoriza a los ayuntamientos a crear estructuras para la higienización de la leche y ocho años más tarde, en 1952, decreta la creación de las llamadas Centrales Lecheras en aquellos municipios de más de 25.000 habitantes, aunque su puesta en marcha no se completó hasta 1961.

Así nació Larsa como Central Lechera para subministrar a Vigo, Leyma a la ciudad de A Coruña, Complesa a Lugo o Uteco a Ourense. Las Centrales Lecheras contaban con la reserva del mercado local de leche pasteurizada. Como contrapartida, el precio de venta al público era regulado.

Leyma, Larsa, Complesa o Uteco nacieron como Centrales Lecheras para abastecer de leche pasteurizada a las ciudades

Esa situación se mantuvo hasta en año 1986. La adhesión a la CEE exigía la liberación del régimen de concesión administrativa del que gozaban las Centrales Lecheras para la venta de leche pasteurizada en sus respectivas áreas locales, por lo que mediante los Reales Decretos 551/1986 y 552/1986 se eliminó la exclusividad de venta y se liberalizó el precio de la leche pasteurizada.

Por aquel entonces la leche uperizada y el tretra brick que había sido introducido por Leche Pascual en 1973 habían ganado ya la batalla a la bolsa de leche pasteurizada de las Centrales Lecheras. Muchas de ellas habían sufrido ya problemas económicos y entrado en un continuo proceso de fusiones y absorciones, pero su contribución es innegable como primer gran proceso de transformación industrial de la leche, arrastrando con él también la modernización de la producción en el campo. «La creación de las Centrales Lecheras es lo que obliga a la transformación de las explotaciones hacia el ordeño portátil y los tanques de frío a medida que van creciendo las cabañas ganaderas», afirma Diego.

Pago por calidad

Un nuevo Reglamento de Centrales Lecheras y otras Industrias Lácteas (Decreto 2478/1966), que substituye al del año 1952, hace constar como objetivo, además del autoabastecimiento, el incremento de la calidad de los productos lácteos. De hecho, las dos aportaciones básicas del Decreto de 1966 fueron la introdución del pago por calidad (que no fue obligatoria hasta 1971) y la fijación de precios de compra al ganadero diferenciados por zonas (según factor transporte).

El precio mínimo en origen se determinaba para una calidad base (contenido graso y proteico) y una prima que tenía por finalidad el fomento de la calidad (medida en función del porcentaje de grasa). Esa calidad base era inicialmente de un 3,1% de materia grasa y a partir de 1980 de 3,2%, con un extracto seco total del 11,4%. Si la calidad era inferior el precio sufría una penalización.

A partir de 1971 se introduce el pago por calidad de la leche midiendo su porcentaje de grasa, fijada como base en el 3,1%

En 1968 se endurecen las normas de calidad de los productos lácteos, ampliando la obligatoriedad de pasteurizar la leche para la elaboración de quesos frescos o con maduración inferior a dos meses, aceptando la utilización de agua oxigenada para higienizar la leche, una práctica extendida por los recogedores para asegurar la estabilidad de la leche durante el transporte del campo a la industria pero que ocasionaba serios problemas para la elaboración de productos derivados.

Refrigeración en origen

El Reglamento Estructural de la Producción Lechera (Real Decreto 2166/1981) establece medidas dirigidas a fomentar la modernización del sector productor ante la previsible competencia futura tras la adhesión a la Comunidad Económica Europea mediante la concesión de ayudas para la mejora de las explotaciones lácteas, tanto en infraestructura y equipamientos como en estructura productiva.

En la década de los ochenta se fomenta la instalación de tanques de frío en las explotaciones; poco antes habían llegado las ordeñadoras

Para acceder a estas subvenciones (que iban del 20 al 40% de las inversiones realizadas) las explotaciones debían inscribirse en un registro para recibir el título de ganadería diplomada y ganadería de sanidad controlada, fomentándose la solicitud de ayudas para la instalación de sistemas de refrigeración de la leche en origen. Entre 1982 y 1989 se beneficiaron de estas subvenciones casi 50.000 ganaderías, con unha subvención media de 230.000 pesetas (38.333 euros).

Galicia concentrou el 40% de estas ayudas, destinadas fundamentalmente a compra de ganado (40%), mejora de establos (17%), instalación de ordeño mecánico (11%) y tanques de refrigeración (6%). Así pues, el éxito de estas ayudas para el cumplimiento del objetivo de fomentar el enfriamiento de la leche en las ganaderías no fue demasiado grande.

En 1988 tan solo la mitad de la leche entregada a la industria se enviaba refrigerada en origen

De hecho, se estima que en 1988 existían en España unos 50.000 tanques de frío y que sólo el 48% de la leche entregada a la industria se enviaba refrigerada en origen, con porcentajes más altos en Cataluña, Navarra y Baleares. Antes que los tanques de frío habían llegado las ordeñadoras. En 1985 había instaladas en España 118.596 ordeñadoras, más del doble de los tanques de frío existenes. Un problema existente en muchas zonas de Galicia, tanto para la instalación de ordeñadoras como tanques de frío, era la deficiente calidad del suministro eléctrico.

Proteccionismo

El sector lácteo era objeto desde finales de los años sesenta y hasta esta época previa a la entrada en la CEE de una serie de medidas regulatorias del mercado interior que venía determinada por los Decretos de Campaña, normativa de carácter anual que fijaba un precio mínimo en origen que recibe el productor de 30 de septiembre a 1 de agosto.

Los precios institucionales tomaban inicialmente valores distintos en cada uno de los dos periodos en los que se dividía cada campaña (primavera-verano y otoño-invierno). Esta diferenciación de precios se suprimió a partir del año 1981.

El mercado interior estaba totalmente protegido de la competencia exterior y solo se realizaban importaciones, previa concesión de licencia, en situaciones de déficit interior y en cantidades limitadas para el restablecimiento del equilibrio producción-consumo.

grafico precios intervencion leite entrada UELas medidas de intervención previstas cuando el precio de la leche se reducía a niveles inferiores al precio mínimo fijado consistían en la transformación del excedente de leche en mantequilla, leche en polvo y queso Cheddar con subvenciones a la trasformación y almacenamiento privado.

Los precios de intervención fijados eran notablemente superiores en España que en el resto de países europeos, lo que supuso que en los años posteriores a la entrada en la CEE estos se redujeron para igualarlos al del resto de países comunitarios.

La entrada en Europa supuso también un cambio en la normativa de regulación del sector, ya que de la garantía a la producción mediante un precio mínimo de compra de la leche líquida al ganadero se pasó a garantizar a la industria los productos transformados.

Entre 1985 y 1990 el precio en origen superaba los actuales 60 céntimos por litro

Sin embargo, los precios en origen se incrementaron de forma importante a partir de 1985, con precios medios superiores a los actuales 60 céntimos de euro por litro y con años de importantes repuntes, sobre todo 1986 (110 pesetas/litro), 1989 (117) y 1990 (118). Los ingresos de los ganaderos en esos años fueron más importantes si cabe en Galicia, ya que la comunidad quedó exenta de la aplicación de la tasa de corresponsabilidad (Real Decreto 2750/1986) fijada con motivo de la adhesión y pagada por los productores del resto de España.

La entrada en la CEE provoca un cambio sustancial en el comercio exterior de productos lácteos en España. Las importaciones de leche aumentan un 132% en 1988 a respecto de 1985, las de nata un 30%, las de mantequilla un 64% y las de queso un 28%.

La frisonización de la cabaña

A partir de la década de 1960 destaca el auge experimentado por el ganado frisón, aunque Diego recuerda que existen antecedentes previos de la introducción en Galicia de otras razas diferentes a las autóctonas, como la pardo alpina o la frisona, en los años 20 con vocación de aumentar la producción de leche.

«En el norte de Lugo se habían introducido vacas suizas y frisonas para dar servicio a empresas de comunidades limítrofes, como Mantequerías Arias, pero eran casos puntuales. Es a raíz del Plan Agrícola de Galicia de 1945 cuando se ve el potencial para la producción de leche por las condiciones idóneas para la producción de pastos y más tarde, en los años 60, se cambia la conformación de la cabaña ganadera de carne a leche», explica.

La expansión de la raza frisona en Galicia empezó más tarde que en Cantabria y Asturias y se incrementó a partir de los años 70

En 1965 las vacas frisonas representaban ya el 34% de la cabaña bovina productora de leche en España y en 1985 suponían el 70% del censo total de vacas en ordeño. Pero curiosamente los mayores porcentajes de ganado frisión se encontraban fuera de las principales regiones lecheras, a excepción de Cantabria, donde en 1985 más del 80% de su cabaña era frisona, mientras en Asturias era del 60% y en Galicia ligeramente inferior al 50%.

La expansión de esta raza lechera supuso la recesión de las razas autóctonas y el estancamiento de la raza pardo alpina, que había sido introducida en las décadas anteriores por sus mejores rendimientos en la producción de leche.

Industrialización de la leche

grafico producion industrial de leite 1865-1985La frisonización de la cabaña incrementó de forma considerable los rendimientos pasando de una media de producción por vaca de 2.173 litros en 1966 a 3.306 en 1985. De hecho en esos 20 años la producción total de leche se incrementó en el conjunto de España un 86,5%, a un ritmo del 4,3% anual.

Mientras tanto, en esas dos décadas la leche consumida en las explotaciones cayó un 74% debido a su sustitución por lacto-reemplazantes para la alimentación de las crías. La estacionalidad de la producción láctea se redujo desde principios de los años setenta, al generalizarse la alimentación desligada de la tierra y la conservación de forrajes.

En 1975 el 76% de la leche producida en Galicia se destinaba a la industria

En 1975 el volumen de leche comercializada en España era del 50% y en 1985 alcanzaba casi el 75%, siendo superior en las regiones de mayor producción: en Galicia 76%, en Asturas 80%, en Cataluña 82% y en Cantabria 87%.

En esta etapa tuvo lugar la industrialización masiva del sector lácteo debido a la producción de leche líquida higienizada, primero pasteurizada y estéril y luego UHT. La producción de leche líquida se duplicó entre 1965 y 1975 y la preferencia de las grandes superficies decantó la balanza a favor de la leche UHT, que en 1985 superaba ya a la pasteurizada. «Es en esta época, a raíz de la adopción de la leche UHT como modelo preferente, cuando se crea la industria láctea tal como la conocemos hoy», asegura Diego.

El lanzamiento del UHT a finales de los setenta supuso la caída definitiva de la leche pasteurizada

Hasta 1974 no entra en vigor el Código Alimentario Español, que dedica dos capítulos a la leche y derivados, completado en los años ochenta con diversa normativa técnico-sanitaria de regulación de la industrialización, almacenamiento, transporte y comercialización de los productos lácteos.

El lanzamiento del consumo de yogures y derivados refrigerados y el incremento del consumo de quesos y la ampliación de su gama contribuyen a la mayor industrialización láctea. Nacen también las denominaciones de origen para el queso, la primera a nivel español fue el Roncal en 1981 y en Galicia el Tetilla en 1993.

El Ligal, pieza clave en la mejora de la calidad de la leche en Galicia, cumple 30 años

Ligal

La calidad higiénico-sanitaria de la leche gallega está hoy entre las mejores a nivel español e incluso europeo. La evolución das explotaciones gallegas en este campo ha sido muy notable en las últimas décadas y la creación del Laboratorio Interprofesional Gallego de Análisis de la Leche (Ligal) hace ahora 30 años supuso un punto de inflexión para la mejora da calidad de la leche producida en nuestra comunidad.

Tras la entrada en la CEE en el año 1986 la calidad de la leche no queda fijada solo por el contenido en grasa y proteína, sino también por la calidad higiénica de la leche (recuento de microorganismos), para lo cual se fomenta la creación de laboratorios interprofesionales (Real Decreto 1462/1987). El Ligal es el laboratorio de referencia para las muestras que se toman en las explotaciones y de las que depende después el pago a los ganaderos.

El Ligal es una asociación sin ánimo de lucro con representación paritaria de las industrias y los productores

El Ligal es una asociación sin ánimo de lucro creada en el año 1989 y declarada de utilidad pública, en la que están representados paritariamente las industrias lácteas, a través de la Asociación de Empresas Lácteas de Galicia (AELGA), y os productores a través de las organizaciones agrarias y de las asociaciones de cooperativas. El laboratorio comenzó a funcionar en el año 1990 y desde el 2009 presta sus servicios al sector desde su localización en el Edificio de Laboratorios Agrarios del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo.

Evolución de la calidad de la leche en los últimos 20 años en Galicia

La implantación de los laboratorios interprofesionales hace posible una información hasta entonces prácticamente inexistente de los parámetros contemplados en la legislación sanitaria como son la calidad bacteriológica, relacionada con la higiene y limpieza en los procesos de ordeño y conservación de la leche, el recuento de células somáticas, relacionado con la situación sanitaria del ganado y en particular con la presencia de mamitis en las vacas, y sobre el control de residuos de productos veterinarios en la leche, consecuencia de la prevención y tratamiento de las enfermedades del ganado.

La creación del Ligal supuso una adaptación progresiva de las explotaciones gallegas a una nueva manera de trabajar que pasó a tener en cuenta a bacteriología, algo hasta entonces secundario

La mejora da calidad higiénica y sanitaria evolucionó en Galicia desde 1990 de forma rápida y continuada de manera que cuando entran en vigor a partir de 2004 las nuevas exigenci

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