Hace no mucho años la gran mayoría de los viñedos estaban guiados por estacas de madera de castaño y de acacia, conformando un sistema en equilibrio que, sin embargo, en las últimas décadas ha sido barrido por los postes de hormigón y de hierro galvanizado.
Su uso masivo, también en Galicia, promovido por una teórica mayor duración, ha homogeneizado en gran medida los paisajes vitícolas de todo el mundo. En este sentido, una reciente jornada organizada por el Consello Regulador de la Denominación de Origen Monterrei, expuso las ventajas que supone recuperar el uso de la madera tanto en el viñedo como en la bodega.
Las estacas de castaño: más ecológicas y asequibles que los postes de acero inoxidable
Entre ellas están que no solo estemos aprovechando un recurso local, como es el castaño o el roble, y generando por tanto riqueza en el entorno, sino también contribuye a practicar una viticultura más sostenible, con menor huella de carbono. Además, al utilizar madera en el viñedo se recuperan paisajes vitícolas tradicionales, creando por tanto un valor diferencial para el vino, algo que ya hacen en regiones de Francia o de Alemania, en las que la madera es ampliamente utilizada en el viñedo, como un valor añadido más.
Así lo destaca Xosé Antonio Meixide, profesor del Centro de Experimentación Agroforestal de Guísamo (A Coruña). “En viñedo la madera de castaño tiene una resistencia y una duración incluso mayor que los postes de hierro galvanizado, y a un precio sino inferior, cuando menos igual”, subraya.
Así, asegura que “una estaca de castaño, con un diámetro de 10 o 12 centímetros, puede aguantar en viñedo 15 años tranquilamente, y si es del duramen, de la parte central del tronco más incluso”. Los únicos trabajos que se tendrían que realizar son perfilar y sacar punta a la estaca cada 10 años.
Además, destaca que el sulfato de cobre que se aplica como antifúngico al entrar en contacto con las estacas actúa también como protector de la madera. El diámetro varía según la función a la que se quiere destinar la estaca: para cabezales entre 10 y 12 centímetros de grosor como mínimo, para estacas de intermedias de apoyo entre 4 y 5 centímetros y para las que se colocan al lado de la vid el diámetro oscila entre los 6 y los 9 centímetros.
“No hace falta que los castaños sean viejos, porque de troncos o ramas de 10 o 12 años es suficiente. Además, la madera de castaño, muy abundante en Galicia, y actualmente devaluada, es resistente a la humedad, por lo que es ecológica y no necesita tratamiento, a diferencia de los puntales de pino, que si que tienen que ser tratados, y que proceden en su mayoría de fuera de Galicia, sobre todo de Portugal y del País Vasco”, explica Xosé Antonio Meixide.
El profesor reconoció que en este momentos el hierro galvanizado y el acero están ampliamente extendidos, sobre todo en las nuevas plantaciones, por lo que considera que un objetivo realista “sería empezar a utilizar postes de madera para los cabezales, que resisten incluso más que los de cemento o los de hierro, y tener postes intermedios metálicos”.
Es factible a corto plazo aprovechar el roble gallego para astillas, virutas y duelas
En cuanto al aprovechamiento del roble gallego para elaboración de barricas, Xosé Antonio Meixide no lo ve factible a corto plazo. “En Galicia hace más de 100 años que se dejó de hacer silvicultura con los robles, que se aprovecharon sobre todo para vigas de tren y para cubas de fermentación o recipientes de vino, no para envejecido, como si se hace en Francia desde hace siglos”, explica.
Lo que sin embargo si ve posible a corto o a medio plazo es aprovechar este árbol emblemático de Galicia -actualmente solo se utiliza para leña- para astillas, virutas y duelas para dar a los vinos aromas a madera. “El roble gallego es tan bueno como el francés y se podría destinar perfectamente a estas aplicaciones”, destaca.
Por último, el profesor del Centro de Experimentación Agroforestal de Guísamo defendió la utilización de la madera también en los elementos constructivos de las bodegas. “¿No estaría mucho mejor y daría una mejor imagen una bodega con vigas de madera o con una barrica encima de unos vigas de madera, en vez e estar sobre traviesas de hormigón?”, se pregunta.
Recomendaciones para utilizar envejecer vinos en barrica
Por otra parte, en la jornada celebrada en la DO. Monterrei sobre los usos de la madera, Alberto Tobes, director técnico de experimentación y ensayo de la Denominación de Origen Ribera del Duero ofreció unas recomendaciones sobre el uso de la madera para envejecer vinos.
En síntesis, sus recomendaciones fueron:
-El roble francés no es mejor que el americano. Si bien es cierto que el primero suele dar matices más especiados, más a canela, mientras que el americano aporta a los vinos unas notas más suave, afectan más otros factores como el tostado de la madera, el tiempo de permanencia del vino en barrica o la acidez y el PH del vino.
-La madera en si no logra que un vino sea mejor. Es una herramienta para lograr que el vino tenga matices nuevos, pero el vino para barrica se debe programar desde el viñedo y no todos valen para ser envejecidos en madera.
“La carga de polifenoles es la clave para que un vino pueda ser envejecido en barrica”
-Los requisitos para que un vino sea apto para envejecer en barrica son la carga polifenólica, con estructura, color, en definitiva aguante para absorber los matices de la madera y poderla sujetar.
-Para ello en la viña se debe cultivar y vendimiar de forma diferente: manejo de la vegetación, podas en verde, que los racimos y la vid tengan muy buena insolación y aireación, para lograr mayor carga tánica y polifenólica, con una uva más madura y apta para un proceso de crianza.
-En cuanto a la utilización de cubas de madera para la fermentación, si se utiliza durante años pasar a ser un mero depósito, pero no va a aportar nada al vino en cuanto a cesión de los aromas de la madera. Eso si, debe estar limpia y sana, para evitar que transmite al vino sabores a moho o a suciedad.
-Para hacer un gran vino en barrica hay que ser un gran técnico.