Leche

“En tuberculosis bovina no existen los falsos positivos, es un mito”

Entrevista a Ramón Juste Jordán, doctor en veterinaria experto en tuberculosis y paratuberculosis y director gerente del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (SERIDA) de Asturias.

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David Glez. Eirexas 19/09/2017 12:57 pm

La tuberculosis bovina (Mycobacterium bovis) es una enfermedad contagiosa y persistente detectada en bóvidos desde hace 17.000 años y en humanos desde hace 9.000 años.

En países europeos como el Reino Unido, Dinamarca u Holanda se declararon libres de esta enfermedad en los años 60 después de intensas campañas de saneamiento, pero algunos como Inglaterra vuelven a tener problemas en la actualidad.

En España los primeros controles se realizaron en los años 50, cuando la prevalencia en las explotaciones era del 16%, pero no se comenzó a combatir en serio hasta a partir del año 1989, cuando se puso en marcha el Programa Nacional de Erradicación de la Tuberculosis. En aquel momento, Galicia tenía más de un 16% del ganado infectado. Hoy en día, tras los esfuerzos de ganaderos y veterinarios durante 25 años de planes de saneamiento que supusieron el sacrificio de miles de vacas, la comunidad tiene el índice más bajo de España, el 0,08%. Si la tendencia decreciente prosigue, Galicia podría declararse territorio libre de tuberculosis antes de 2020.

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Sin embargo, tanto en España como en Galicia, la tuberculosis sigue siendo un tema de preocupación en los ganaderos, especialmente en los que realizan pastoreo, y en el centro y en el Sur del país. El motivo de discordia son los llamados “falsos positivos”: animales que dan positivo en un primer control en la explotación pero que no se detectan en el matadero.

Conscientes de esta preocupación, los organizadores del último congreso internacional Anembe de medicina bovina, celebrado el pasado mes de junio en Pamplona, organizaron una mesa redonda sobre la “Situación de la tuberculosis en España”.

Uno de los participantes fue Ramón Juste Jordán, doctor en veterinaria experto en tuberculosis y paratuberculosis y director gerente del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (SERIDA) de Asturias. Hablamos con el para conocer la realidad de esta enfermedad, que ya solo se transmite raramente a humanos, al estar la leche sometida a tratamiento térmico antes de su consumo, pero que si supone un quebranto importante para los ganaderos y para las industrias lácteas y alimentarias que desean exportar sus productos.

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Una de las conclusiones de la mesa redonda sobre la tuberculosis de ANEMBE es que, por la experiencia de países europeos en los que se declararon libres de tuberculosis en ganado bovino en los años 60 y en los que ahora vuelve, la tuberculosis bovina se trata de una enfermedad en la que no se puede bajar la guardia...
Efectivamente, porque la bacteria está en hospedadores silvestres en el medio ambiente natural. Además, tenemos el problema de que las campañas de control y erradicación se han aplicado solo a la cabaña bovina, pero no en otras especies susceptibles a contagiarse por el Mycobacterium bovis. De esta forma, pueden quedar reservorios que provoquen un rebrote de la enfermedad.

En este sentido, es muy importante actuar sobre esas bolsas que acaban volviendo a llevar la enfermedad al ganado bovino, y que pueden ser tanto fauna silvestre (jabalíes, ciervos), como doméstica (ganado ovino y caprino), además de obviamente el propio ganado vacuno infectado. No se puede bajar la guardia. Se puede bajar la intensidad del control, pero hoy por hoy, no veo un horizonte en el que se pueda prescindir de un sistema de monitorización de la tuberculosis. Hay países como Francia que han reducido la vigilancia a los mataderos, para detectar lesiones y si se detectan, se va hacia atrás, por trazabilidad, hasta la explotación de origen.

Es cierto que Galicia está más cerca para la erradicación de la tuberculosis bovina, pero hay que mantenerse los seis años que determina la normativa.

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¿Es mucho menor el riesgo en las ganaderías de vacuno en intensivo, en las que los animales no salen a pastar?
En la actualidad las ganaderías en intensivo tienen un riesgo mucho menor, al no tener contacto con reservorios silvestres, pero las bacterias pueden llegar por otras vías, por lo que hay que mantener las medidas de bioseguridad.

Las normas elementales son controlar la entrada de animales de fuera de la explotación, para que esté libre de tuberculosis. Y en la propia explotación, impedir que entren animales silvestres, fundamentalmente el jabalí, que es la especie que en nuestro medio es el reservorio más importante. Pero también se está viendo que el tejón en determinadas circunstancias u otras especies domésticas pueden tener capacidad de infección.

"No se debe ensilar ni darle de comer al ganado maíz comido por el jabalí”

Es cierto que las explotaciones de vacuno intensivas tienen prevalencias mucho más bajas de tuberculosis, y se puede declarar casi erradicada. Pero si hay riesgo de contacto tanto directo como indirecto debemos ser cuidadosos. Por ejemplo, evitar que el jabalí coma en los silos de maíz o de hierba, o no ensilar y no darle al ganado en verde maíz que haya sido comido por el jabalí.

Además, es fundamental controlar el acceso al agua de los animales que están en pastoreo porque marca la mayor prevalencia de la enfermedad. En el Sur el agua solo está en charcas y en sitios donde al final acaban concentrándose vacas pero también animales silvestres.

Por eso es muy recomendable utilizar bebederos propios para el ganado porque el agua es vehículo de enfermedades como la tuberculosis. Además, al tratarse de una enfermedad que afecta sobre todo al sistema respiratorio, ha habido la creencia de que tenía que haber un contacto directo, pero no es así. Los patógenos del animal infectado se expulsan por la respiración, por la saliva y por las heces, y cuando una vaca entra en contacto con esas bacterias que se han depositado en el agua, en el suelo o en los alimentos existe riesgo de contagio. Es decir, la tuberculosis en este momento se propaga al ganado vacuno fundamentalmente por contagio indirecto.

Esto implica que debemos desinfectar también los utensilios que se utilizan para el manejo del alimento en los animales, que también pueden ser vía de propagación de la enfermedad.

Una queja frecuente de los ganaderos es por los falsos positivos, que se detectan en granja pero no en matadero. ¿Como solucionar esta situación?
Sería los casos en los que no se confirma la enfermedad que se ha detectado en una prueba de diagnóstico y creo que se deben a varias razones. Por una parte, puede haber otras infecciones en esos animales por otras micobacterias, siendo la paratuberculosis la más presente y próxima en el ganado vacuno. También por otras micobacterias ambientales como el Mycobacterium avium u otras micobacterias que pueden venir por otras vías del medio ambiente.

Pero, en general, lo que ocurre es que se trata de reacciones que son verdaderamente positivas, porque los animales han entrado en contacto con el agente infeccioso verdadero, el Mycobacterium bovis, pero en unas condiciones en las que no ha llegado a establecerse la infección, o por lo menos a desarrollarse suficientemente en el momento en el que se detectan y se sacrifican.

“Las lesiones de tuberculosis pueden estar ocultas y no detectarse en los controles rutinarios”

Es decir, son animales que no tienen lesiones visibles, y por lo tanto el aislamiento es muy difícil, pero las lesiones pueden estar ocultas y no tienen porque estar en los sitios en los que se buscan normalmente. En este sentido, hemos realizado recientemente algunos experimentos con animales infectados experimentalmente y que solo tienen lesiones en los ganglios linfáticos del aparato digestivo, y eso normalmente no se mira cuando se está analizando en el matadero.

Por lo tanto, habría que realizar un análisis exhaustivo en todos los órganos y tejidos del animal para estar seguro de que un animal está libre de la bacteria de tuberculosis, pero eso no se puede hacer en inspecciones de matadero rutinarias. Por eso, probablemente los falsos positivos no sean tan falsos, sino que son positivos que no podemos confirmar con los medios de los que disponemos en este momento.

¿Hay margen de mejora en los sistemas de detección?
Creo que la técnica de diagnóstico es suficientemente buena, ya que la intradermoreacción es una prueba que ha demostrado que sirve para erradicar la enfermedad, y de hecho hay países y regiones que lo han hecho. En España estamos muy avanzados, con tasas de reducción de la enfermedad del 90% y en algunas regiones como Galicia de prácticamente el 100%.

La intradermoreacción es una prueba que se aplica en todo el mundo y con una alta efectividad de diagnóstico de tuberculosis: con más del 90% de sensibilidad y una especificidad del 75%.

En este sentido, aunque la técnica no sea 100% eficaz es buena porque al repetirse acaba detectando todos los animales infectados. Creo que debería contemplarse en la legislación incluir las pruebas de ELISA de inmunidad humoral porque, efectivamente, la intradermorreacción nos deja una pequeña bolsa, un pequeño hueco sin cubrir en el diagnóstico, que son precisamente los animales más infectantes, hacia el final de la enfermedad. Son animales que han perdido la capacidad de respuesta celular en la prueba de intradermoreacción pero tienen suficientes antígenos como para desencadenar una respuesta por anticuerpos, que se detecta en la sangre.

 “Se deberían incluir por ley las pruebas de ELISA de inmunidad humoral para mejorar el diagnóstico”

Podemos tener un complemento importante utilizando pruebas serológicas, porque detectaríamos los animales con carga más alta de bacterias. Y es que en esta fase final de la enfermedad los test actuales tienen una sensibilidad pequeña, que con el test de ELISA podríamos mejorar considerablemente.

Creo que eso complementaría bien las pruebas de intradermoreacción y mejoraría algo el diagnóstico. No es una panacea pero es cubrir huecos que nos deja la técnica de diagnóstico que estamos utilizando ahora.

¿Para cuando una vacuna efectiva contra la tuberculosis bovina?
La vacuna para utilizarla en ganado bovino creo que en este momento no tiene sentido porque estamos muy avanzados en saneamiento. Cuando hablo de vacuna no estoy pensando tanto en el ganado bovino en otras especies. Así, por ejemplo se podrían plantear vacunas en cabras, que no están sometidas a programas de control basados en el diagnóstico. Si eso se incorpora a la legislación y se ve que puede resultar útil podría ayudar a completar la cobertura del programa de saneamiento a unos costos razonables. Esta es una línea de investigación en la que varios centros españoles estamos realizando estudios con resultados prometedores.

“Estamos avanzando en una vacuna de la tuberculosis para caprino, ovino y fauna silvestre”

En bovino el hacer el diagnóstico es más viable económicamente porque el coste de la prueba en relación al coste del animal compensa, pero en cabras y en ovejas casi cuesta más hacerle la prueba de intratermoreacción que el valor el animal.

Si realmente se ve que no se consigue erradicar el problema de la tuberculosis habría que plantearse seriamente la vacunación, en especies que pueden actuar como reservorio (caprino, ovino y silvestres).

En otros países, principalmente en los que tienen menos recursos, se lo están planteando incluso en bovino, porque el coste es menor que los programas de saneamiento. Esta estrategia ya se ha utilizado con otras enfermedades: en una primera fase se vacuna y en una segunda fase, una vez reducidas las tasas de prevalencia más altas e incrementada la resistencia de los animales, se pasa exclusivamente a realizar saneamiento.

También se está hablando de atacar la tuberculosis en la fauna silvestre, que constituye un reservorio de tuberculosis..
Los compañeros del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) han desarrollado unos cebos en los que metemos la vacuna y funciona muy bien para jabalí. Y hay evidencia de que este sistema de cebos es muy efectivo para controlar otras enfermedades en fauna silvestre.

Hemos realizado experimentos y comprobamos que baja radicalmente la prevalencia de tuberculosis en jabalíes. Y es una herramienta que se podría utilizar inmediatamente y supondría pasar a una nueva fase. Especialmente en las zonas en las que prevalencia de tuberculosis en fauna silvestre es muy alta -como Andalucía o Extremadura- creo que habría que contemplar su uso.

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