Pazo de Anzuxao: queso directo de la fábrica al consumidor
Evitar intermediarios mediante la venta directa y tener una relación de tu a tu con el consumidor para mejorar la calidad de sus productos y adaptarse a sus gustos. Esta filosofía, que hoy los economistas pusieron de moda con el nombre de canales cortos de comercialización, es la que lleva poniendo en práctica con éxito desde hace más de veinte años la quesería lalinense Lácteos Anzuxao.
Esta empresa familiar de la parroquia de Madriñán, en Lalín, en el corazón de la comarca ganadera del Deza, inició su actividad en el año 1969. Su fundadora fue Josefina Menéndez Vázquez, una mujer emprendedora que decidió transformar en quesos la leche de la explotación familiar, teniendo como lema los conceptos de calidad y tradición.
Lácteos Anzuxao fue creciendo en producción con el paso de los años pero a finales de los años 90 los problemas con una distribuidora que les adquiría la mayor parte de su producción los llevó a adoptar un cambio radical e innovador: “Decidimos en ese momento difícil dejar de depender de los intermediarios y vender nosotros directamente los quesos por las aldeas del rural”, explica Javier Sampayo Menéndez, hijo de Josefina y continuador de la tradición quesera familiar.
Lo que comenzó con un coche particular vendiendo quesos hoy son 10 furgonetas que reparten diariamente por casi toda la geografía gallega y da empleo a 10 repartidores y a 8 trabajadores en la quesería.
“Repartimos tanto por las aldeas como por zonas urbanas, como Vigo o Santiago de Compostela y repetimos la ruta cada 15 días”, explica Javier. Acaban de abrir nuevas rutas de reparto en A Mariña lucense y hacen venta directa y servicio a domicilio tanto a clientes particulares como a hostelería, así como a colegios. La venta directa representa alrededor del 98% de los 16.000 kilos de queso que Lácteos Anzuxao elabora mensualmente.
“El contacto directo con el consumidor nos exige mejorar la calidad”Aunque, como reconoce Javier, los costes del reparto son altos, “este tipo de venta nos exige elaborar un producto de muy buena calidad porque sino a los 15 días el cliente nos lo va a decir y si no repite la compra malo”. En este sentido, para garantizar la máxime calidad todos los lotes son probados antes de enviarlos a la venta y elaboran distintos tipos de quesos para adaptarse a los gustos del consumidor. “Intentamos adaptarnos a todos los paladares”, explica Javier: “Si nos piden un queso mantecoso del país, pues le ofrecemos un Tetilla o un Arzúa Ulloa; si lo que quiere es un queso más suave y duro, pues le damos un madurado en barra o redondo; que quiere un queso más curado, pues tenemos el Señorío de Anzuxao; que si el cliente nos dice que tiene un problema de colesterol, pues le ofrecemos el queso semigraso, que si quiere un postre, pues también elaboramos requesón”. Otra característica diferenciadora de Lácteos Anzuxao es que sus quesos tienen una cantidad de sal inferior al promedio. “Nuestros quesos tiran un poco más a sosos, pues así nos lo demandan nuestros clientes”, reconoce Javier Sampayo. Leche producida por vacas en pastoreo Pero el buen hacer de los maestros queseros sólo logra expresarse si se parte de una buena materia prima. En Lácteos Anzuxao priorizan la leche de explotaciones ganaderos con vacas en pastoreo “ya que lo notamos al momento, pues los quesos de leche de pasto se ponen más amarillos y el sabor y la textura cambian”. La leche procede de explotaciones de la comarca del Deza inscritas en los consejos reguladores de las DOP Queso Tetilla y de Arzúa-Ulloa. Recogen mensualmente unos 170.000 litros y el últimos meses compraron la leche a 32 céntimos. En cuanto a las calidades, en Lácteos Anzuxao la leche pasa un control de inhibidores, acidez y temperatura nada más llegar a la fábrica y piden un buen porcentaje de grasa de entre 3,7 y 3,8 y de entre 3,05 y 3,15 de proteína.